El padre Thomas Rosica, director de la televisión Salt and Light y organizador de la Jornada Mundial de la Juventud en Toronto, nos cuenta desde Sydney el secreto del éxito de estas jornadas.
“La Jornada Mundial de la Juventud es una de las grandes invenciones de la Iglesia para la nueva evangelización, y es genial que el Papa Juan Pablo II nos haya dado estos eventos tan importantes a toda la Iglesia y al mundo porque nos da una oportunidad, a nosotros jóvenes, y a los que no son tan jóvenes, de celebrar nuestra fe, de abrirnos y darnos cuenta de que no estamos solos. Así que lo brillante de reunir a gente jóven de todo el mundo, de celebrar nuestra identidad católica es una experiencia increíble. Es un festival, es un momento de alegría, es un momento de solidaridad, y es un momento que crea una comunidad católica, es conexión a lo máximo, lo que esta pasando en Australia estos días es extremadamente maravilloso”.
El padre Rosica aclara que el éxito no se mide sólo con la cantidad de gente:
“Desde el principio estos eventos jamás se trataron de números. Quizas nos equivoquemos si tratamos de comparar estos eventos con Roma, el Jubileo, Manila o Coloinia, porque mientras más números, más difícil es que el mensaje pase, que atraviese. La Jornada Mundial de la Juventud tiene un buen número de personas, todo el mundo viene representado, es un momento de fe, de crecimiento, de enseñanza, de celebración, de estar juntos”.
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