Monday, September 29, 2014

El Papa en Sta. Marta: Los ángeles nos defienden contra Satanás .

El Papa en Sta. Marta: Los ángeles nos defienden contra Satanás

El Santo Padre en la homilía de este lunes invita a los fieles a rezar a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael


 

Satanás presenta las cosas como si fueran buenas, pero su intención es destruir al hombre, quizá con motivaciones "humanistas". Los ángeles luchan contra el diablo y nos defienden. Esta ha sido la idea que el santo padre Francisco ha desarrollado esta mañana en la homilía de la misa de Santa Marta, día que se celebra la fiesta que los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Este lunes, el Papa ha hablado de la "lucha entre Dios y el demonio". Las lecturas del día nos presentan imágenes muy fuertes: la visión de la gloria de Dios contada por el profeta Daniel con el Hijo del hombre, Jesucristo, delante del Padre; la lucha del arcángel Miguel y sus ángeles contra "el dragón grande, la vieja serpiente, él que es llamado diablo" y "seduce toda la tierra habitada" pero es derrotado, como afirma el Apocalipsis; y el Evangelio en el que Jesús dice a Natanael: "veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
Así, Francisco ha indicado que "esta lucha sucede después de que Satanás intenta destruir la mujer que va a dar a luz al hijo. Satanás siempre busca destruir al hombre: ese hombre que Daniel veía allí, en la gloria, y que Jesús decía a Natanael que habría venido en la gloria. Desde el inicio, la Biblia habla de esto: de esta seducción por destruir de Satanás. Quizá por envidia".
Además, ha recordado que en el salmo 8 leemos "'Tú has hecho al hombre superior a los ángeles’, y esa inteligencia tan grande del ángel no podía llevar sobre sus espaldas esta humillación, que una criatura inferior fuera hecha superior; y trataba de destruirlo”.
Por tanto, Satanás trata de destruir a la humanidad, a todos nosotros. El Pontífice ha explicado que "muchos proyectos, menos los pecados propios, pero muchos, muchos proyectos de deshumanización del hombre, son obra suya, sencillamente porque odia el hombre. Es astuto: lo dice la primera página del Génesis: es astuto. Presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción".
Y ha añadido que "los ángeles nos defienden. Defienden al hombre y defienden la Hombre-Dios, el Hombre superior, que es Jesucristo perfección de la humanidad. Por esto la Iglesia honra a los ángeles, porque son los que estarán en la gloria de Dios -están en la gloria de Dios- porque defienden el gran misterio escondido por Dios, es decir, que el Verbo se hizo carne".
Por otro lado, el Santo Padre ha querido recordar que "la tarea del pueblo de Dios es custodiar en sí al hombre: al hombre Jesús" porque además "es el hombre quien da la vida a todos los hombres". Sin embargo -ha proseguido-, en sus proyectos de destrucción, Satanás inventa "explicaciones humanísticas que van, propiamente, contra el hombre, contra la humanidad y contra Dios".
Para concluir, Francisco ha subrayado que "la lucha es una realidad cotidiana en la vida cristiana: en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro pueblo, en nuestras iglesias… Si no se lucha, seremos vencidos. Pero el Señor ha dado esta tarea principalmente a los ángeles: luchar y vencer. Y el canto final del Apocalipsis, después de esta lucha, es tan bello: ‘Ahora se ha cumplido la salvación, la fuerza y el Reino de nuestro Dios y el poder de su Cristo, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, aquel que los acusaba ante nuestro Dios día y noche’".
Finalmente, el Santo Padre ha invitado a rezar a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael y a "rezar esa oración antigua, pero tan bella, al arcángel Miguel, para que sigua luchando para defender el misterio más grande de la humanidad: que el Verbo se ha hecho Hombre, ha muerto y resucitado. Éste es nuestro tesoro. Que Él siga luchando para custodiarlo".

Friday, September 26, 2014

Papa Francisco: "Cristo se comprende llevando la cruz como el Cireneo".

PAPA FRANCISCO: MISA DE HOY VIERNES, 26 de Septiembre 2014:
"Cristo se comprende llevando la cruz como el Cireneo".
Un cristiano no puede comprender a Cristo Redentor sin la cruz, sin que esté dispuesto a llevarla con Jesús. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Un Cristiano es igual a “cireneo”. El hecho de tener fe está en esta identificación: se pertenece a Jesús si se sostiene con Él el peso de la Cruz. De lo contrario se recorre una vía “buena” aparentemente, pero no “verdadera”. En el Evangelio de hoy Cristo pregunta a sus discípulos qué dice la gente acerca de su persona, recibiendo como respuesta las hipótesis más disparatadas.
Ell episodio se enmarca en el contexto del Evangelio en que Jesús custodia de modo especial su verdadera identidad. En varias ocasiones, cuando alguien se acercaba a comunicarla, lo detenía, así como impide también varias veces al demonio que revele su naturaleza de “Hijo de Dios” venido a salvar al mundo. Y esto para que la gente no se equivocara y pensara en el Mesías como en un conductor, venido a echar a los romanos. Sólo en privado, a los Doce, Jesús comienza a hacer la catequesis sobre su verdadera identidad:
El Hijo del hombre, es decir el Mesías, el Ungido, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los escribas, ser asesinado y resucitar. Éste es el camino de su liberación. Éste es el camino del Mesías, del Justo: la Pasión, la Cruz. Y a ellos les explica su identidad. Ellos no quieren comprender y en el pasaje de Mateo se ve cómo Pedro rechaza esto: ‘¡No! ¡No! Señor…’. Pero comienza a abrir el misterio de su propia identidad: "Sí, yo soy el Hijo de Dios. Pero éste es mi camino: debo ir por este camino de sufrimiento”.
Es ésta la “pedagogía” que Jesús utiliza para preparar los corazones de los discípulos, los corazones de la gente, para comprender este Misterio de Dios:
Es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así: con esta identidad en la Cruz. No se puede comprender a Jesucristo Redentor sin la Cruz: ¡no se lo puede comprender! Podemos llegar a pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, que es un santo. Pero a Cristo Redentor sin la Cruz no se lo puede comprender. Y los corazones de los discípulos, los corazones de la gente no estaban preparados para entenderlo. No habían entendido las Profecías, no habían entendido que, precisamente era Él, el Cordero para el sacrificio. La gente no estaba preparada.
Sólo el Domingo de Ramos Cristo permite a la muchedumbre que diga más o menos su identidad, con ese “Bendito Aquel que viene en el nombre del Señor”. Y esto porque dijo, “si esta gente no grita, ¡gritarán las piedras!”. En cambio, sólo después de su muerte la identidad de Jesús aparece en plenitud y la primera confesión viene del centurión romano. Y así poco a poco, Jesús nos prepara para entenderlo bien. Nos prepara para que lo acompañemos con nuestras cruces en su camino hacia la redención:
Nos prepara a que seamos cireneos para ayudarlo a llevar la Cruz. Y nuestra vida cristiana sin esto no es cristiana. Es una vida espiritual, buena… ‘Jesús es el gran profeta, también nos ha salvado. Pero Él. Yo no…’. ¡No! ¡Tú con Él! Recorriendo el mismo camino. También nuestra identidad de cristianos debe ser custodiada y no crean que ser cristianos es un mérito, es un camino espiritual de perfección. No es un mérito, es pura gracia.

Thursday, September 25, 2014

"No a los cristianos vanidosos dijo el Papa Francisco

"No a los cristianos vanidosos, son como una bola de jabón", el Papa en Santa Marta



Cuidémonos de la vanidad que nos aleja de la verdad y nos hace parecer como una burbuja de jabón. Lo dijo el Papa Francisco en la misa de la mañana de este jueves en la Casa Santa Marta. El Pontífice, basándose en el pasaje del libro de Eclesiastés en la primera lectura, señaló que, aun cuando lo hacen bien, los cristianos deben evitar la tentación de aparentar, de “hacerse ver".

Si tú, "no tienes algo consistente, también tú pasarás como todas las cosas”. Papa Francisco tomó el ejemplo del libro de Eclesiastés para detenerse sobre la vanidad. Una tentación, señaló, que existe no sólo para los paganos, sino también para los cristianos, para "la gente de fe." Jesús, recordó el Papa, "regañó mucho" a los que se jactaban. Para los doctores de la ley, añadió, decía que no deben "pasearse por las plazas" con "ropa de lujo" como "príncipes". Cuando tu rezas, ponía en guardia el Señor: "Por favor, no te hagas ver, no reces porque te vean”, “ora en secreto, entra en tu cuarto”. Lo mismo, dijo el Papa, se debe hacer cuando ayudas a los pobres: "No toques trompeta, hazlo a escondidas”. “El Padre lo ve, es suficiente".
«Pero el vanidoso: ‘pero mira, yo doy este cheque para las obras de la Iglesia’ y hace ver el cheque; luego estafa por otra parte a la Iglesia. Es lo que hace el vanidoso: vive para aparentar. ‘Cuando ayunes – les dice el Señor a éstos – por favor no te hagas el melancólico, el triste, para que todos se den cuenta. Haz penitencia con alegría, para que nadie se dé cuenta. Y la vanidad es así: es para aparentar, vivir para hacerse ver.»
"Los cristianos que viven así - continuó – para aparentar, por la vanidad, parecen pavos, se pavonean”. Se dice “yo soy cristiano, yo soy familiar de aquel cura, de aquella monja, de ese obispo, mi familia es una familia cristiana”. "Se jactan". Pero - pregunta el Papa – ¿tu vida con el Señor? ¿Cómo rezas? Tu vida con las obras de misericordia, ¿cómo va? ¿Visitas a los enfermos? “La verdad”. Es por esto que Jesús añadió, “nos dice que debemos construir nuestra casa, es decir, nuestra vida cristiana sobre la roca, en la verdad." En cambio, fue su advertencia, "los vanidosos construyen la casa sobre la arena y la casa ​​cae, la vida cristiana se cae, resbala, porque no es capaz de resistir a las tentaciones":
"Cuántos cristianos viven para aparentar. Su vida parece como una burbuja de jabón. ¡Es hermosa la burbuja de jabón! ¡Con todos los colores que tiene! Pero dura un segundo y luego ¿qué? También cuando nos fijamos en algunos monumentos fúnebres, pensamos que es vanidad, porque la verdad es volver a la tierra desnuda, como decía el Siervo de Dios Pablo VI. Nos espera la tierra desnuda, ésta es nuestra verdad final. Mientras tanto ¿me enorgullezco o hago algo? ¿Hago el bien? ¿Busco a Dios? ¿Rezo? Las cosas que tienen consistencia. Y la vanidad es una mentirosa, es imaginativa, se engaña a sí misma, engaña a los vanidosos, porque primero finge que es algo, pero luego con el tiempo llega a creerse lo que en su opinión era. Se la cree, ¡pobrecito!
Y 'esto, subrayó, es lo que le pasaba al tetrarca Herodes, que, como leemos en el Evangelio de hoy, se preguntaba con insistencia sobre la identidad de Jesús "La vanidad, -dijo el Papa - siembra un mal malestar, quita la paz. Es como aquellas personas que se maquillan mucho y luego temen que la lluvia les quite todo”. "No nos da paz la vanidad -señaló- sólo la verdad nos da la paz". Por lo tanto, Francesco ha reiterado que la única roca sobre la que construimos nuestra vida es Jesús. "Y pensamos” - dijo – “en esta propuesta del diablo, del demonio, que también tentó a Jesús en el desierto, la vanidad", y dijo: "Ven conmigo , subamos al templo, hagamos el espectáculo; te tiras abajo y todos creemos en ti ". El diablo había presentado a Jesús "la vanidad en una bandeja." La vanidad, dijo el Papa, "es una enfermedad espiritual muy grave":

"Los Padres egipcios del desierto decían que la vanidad es una tentación contra la que hay que luchar toda la vida, porque siempre vuelve a sacarnos la verdad. Y para entender esto decían es como la cebolla. La agarras y la empiezas a pelar. Y pelas la vanidad hoy, un poco de vanidad mañana y toda la vida pelando la vanidad para vencerla. Y al final eres feliz: me quité la vanidad, pelé la cebolla, pero el olor se queda en tu mano. Pidamos al Señor la gracia de no ser vanidosos, de ser verdaderos, con la verdad de la realidad y del Evangelio.
(CdM, MZ- RV)

Wednesday, September 24, 2014

Saludemos hoy a Albania, pueblo valiente y trabajador dijo Papa Francisco






Saludemos hoy a Albania, pueblo valiente y trabajador que en paz busca la unidad, el Papa en la catequesis





Como un pueblo durante tanto tiempo oprimido por un régimen inhumano, pero donde hoy se puede constatar un renacimiento de la Iglesia, y también la posibilidad concreta de una convivencia pacífica y fructuosa entre personas y comunidades de diferentes religiones, definió el Obispo de Roma al “país de las águilas”, en la Catequesis del miércoles 24 de setiembre en la plaza del Santuario de San Pedro en Roma.
Francisco agradeció a Dios por haberle permitido mostrar, también físicamente su cercanía y la de la Iglesia a este país y explicó que esta convivencia pacífica se basa en un diálogo auténtico en busca de lo que acomuna a las diversas formas religiosas: el camino de la vida, rechazando el relativismo, y la voluntad de hacer bien al prójimo, sin renegar de la respectiva identidad.

Y relató que en Albania recordaron conmovidos a tantas víctimas de la persecución y a los mártires. Ellos no son los vencidos – dijo –, sino los vencedores, en un régimen que prohibía la fe y quiso exterminar a Dios de todos los ámbitos de la vida. En su testimonio heroico brilla la omnipotencia de Dios, que siempre consuela a su pueblo y abre nuevas vías de esperanza.

El Vicario de Cristo afirmó que los perseguidos y los mártires de Albania nos recuerdan hoy que nuestra fuerza reside principalmente en el amor de Cristo, que nos sostiene en la dificultad y nos inspira la bondad y el perdón, mostrando así la misericordia de Dios.

Jesuita Guillermo Ortiz de RADIO VATICANA.


Texto completo de la catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy quisiera hablar del Viaje Apostólico que he realizado a Albania el domingo pasado. Lo hago, sobre todo, como acto de agradecimiento a Dios, que me ha concedido el poder realizar esta visita para demostrar, incluso físicamente y en modo tangible, mi cercanía y la de toda la Iglesia a este pueblo. Deseo por tanto renovar mi fraterno reconocimiento al Episcopado albanés, a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas que obran con tanto empeño. Mi agradecido pensamiento se dirige también a las Autoridades que me han acogido con tanta cortesía, como también a cuantos han cooperado para la realización de la visita.

Esta visita nació del deseo de ir a un país que luego de haber estado por largo tiempo oprimido por un régimen ateo y deshumano, está viviendo una experiencia de pacífica convivencia entre sus diversas componentes religiosas. Me parecía importante alentarlo en este camino, para que lo continúe con tenacidad y profundice todas las consecuencias a favor del bien común. Por esto, al centro del viaje estuvo un encuentro interreligioso donde he podido constatar, con viva satisfacción, que la pacífica y fructuosa convivencia entre personas y comunidades pertenecientes a religiones diversas es no sólo de esperar, sino concretamente posible y practicable. ¡Ellos la practican! Se trata de una diálogo auténtico y fructífero que rechaza el relativismo y tiene en cuenta la identidad de cada uno. Lo que acomuna a las varias expresiones religiosas, en efecto, es el camino de la vida, la buena voluntad de hacer el bien al prójimo, no renegando o disminuyendo las respectivas identidades.

El encuentro con los sacerdotes, las personas consagradas, los seminaristas y los movimientos laicales ha sido la ocasión para hacer grata memoria, con acentos de particular conmoción, de los numerosos mártires de la fe. Gracias a la presencia de algunos ancianos, que han vivido sobre su propia carne las terribles persecuciones, ha resonado la fe de tantos heroicos testigos del pasado, los cuales han seguido a Cristo hasta las extremas consecuencias. Es precisamente de la unión íntima con Jesús, de la relación de amor con Él que ha brotado para estos mártires – como para todo mártir – la fuerza para afrontar los acontecimientos dolorosos que los han conducido al martirio. También hoy, como ayer, la fuerza de la Iglesia no es dada tanto por las capacidades organizativas o por las estructuras, que son también necesarias. ¡Pero su fuerza la Iglesia no la encuentra allí! ¡Nuestra fuerza es el amor de Cristo! Una fuerza que nos sostiene en los momentos de dificultad y que inspira la actual acción apostólica, para ofrecer a todos bondad y perdón, dando testimonio así de la misericordia de Dios.

Recorriendo la avenida principal de Tirana que desde el aeropuerto lleva a la gran plaza central, pude ver los retratos de los cuarenta sacerdotes asesinados durante la dictadura comunista y para quienes se ha iniciado la causa de beatificación. Estos se suman a los cientos de cristianos y musulmanes asesinados, torturados, encarcelados y deportados sólo porque creían en Dios. Fueron años oscuros, durante los cuales fue arrasada la libertad religiosa y estaba prohibido creer en Dios, miles de iglesias y mezquitas fueron destruidas, convertidas en almacenes y salas de cine que propagaban la ideología marxista, los libros religiosos fueron quemados y a los padres se les prohibió poner a sus hijos los nombres religiosos de los antepasados.

El recuerdo de estos eventos dramáticos es esencial para el futuro de un pueblo. La memoria de los mártires que han resistido en la fe es garantía para el destino de Albania; porque su sangre no fue derramada en vano, sino que es una semilla que traerá frutos de paz y de colaboración fraterna. Hoy, de hecho, Albania es un ejemplo no sólo de renacimiento de la Iglesia, sino también de la convivencia pacífica entre las religiones. Por lo tanto, los mártires no son los vencidos, sino los vencedores: en su heroico testimonio brilla la omnipotencia de Dios, que siempre consuela a su pueblo, abriendo nuevos caminos y horizontes de esperanza.

Este mensaje de esperanza, fundado sobre la fe en Cristo y en la memoria del pasado, lo he confiado a toda la población albanesa que he visto entusiasta y alegre en los lugares de los encuentros y celebraciones, así como en las calles de Tirana. He animado a todos a sacar energías siempre nuevas del Señor resucitado, para poder ser levadura evangélica en la sociedad y comprometerse, como ya sucede, en actividades caritativas y educativas.

Una vez más doy las gracias al Señor porque, con este viaje, me ha hecho encontrar a un pueblo valiente y fuerte, que no se dejó doblar por el dolor. A los hermanos y hermanas de Albania renuevo la invitación a la valentía del bien, para construir el presente y el futuro de su país y de Europa. Encomiendo los frutos de mi visita a la Virgen del Buen Consejo, que se venera en el Santuario de Scutari, para que Ella continúe a guiar el camino de este pueblo-mártir. La dura experiencia del pasado lo arraigue siempre más en la apertura hacia los hermanos, especialmente los más débiles, y lo haga protagonista de aquel dinamismo de la caridad, tan necesario en el contexto socio-cultural de hoy. Quisiera que todos nosotros saludemos hoy a este pueblo valiente y trabajador que, en paz, busca la unidad.

Traducción del italiano: María Cecilia Mutual, Griselda Mutual - Radio Vaticana


Texto completo del resumen de la catequesis del Papa en nuestro idioma:
RealAudioMP3 Queridos hermanos y hermanas:

Hoy quisiera hablar de mi reciente Viaje Apostólico a Albania. Doy gracias a Dios por haberme permitido mostrar la cercanía de la Iglesia a este pueblo. Un pueblo durante tanto tiempo oprimido por un régimen inhumano, pero donde hoy se puede constatar un renacimiento de la Iglesia, y también la posibilidad concreta de una convivencia pacífica y fructuosa entre personas y comunidades de diferentes religiones. Ésta se basa en un diálogo auténtico en busca de lo que acomuna a las diversas formas religiosas: el camino de la vida, rechazando el relativismo, y la voluntad de hacer bien al prójimo, sin renegar de la respectiva identidad.

Hemos recordado conmovidos a tantas víctimas de la persecución y a los mártires. Ellos no son los vencidos, sino los vencedores, en un régimen que prohibía la fe y quiso exterminar a Dios de todos los ámbitos de la vida. En su testimonio heroico brilla la omnipotencia de Dios, que siempre consuela a su pueblo y abre nuevas vías de esperanza. Y nos recuerdan hoy que nuestra fuerza reside principalmente en el amor de Cristo, que nos sostiene en la dificultad y nos inspira la bondad y el perdón, mostrando así la misericordia de Dios.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, particularmente a los venidos de España, Puerto Rico, México, Ecuador, El Salvador, Costa Rica, Uruguay, Argentina y otros países latinoamericanos. 

Que la Virgen del Buen Consejo, patrona de este pueblo-mártir, le ayude a abrirse a los hermanos, en especial a los más débiles, y a construir el presente y el futuro del País y de Europa. Muchas gracias.

Tuesday, September 23, 2014

Papa Francisco:Escuchar a Jesús con los oídos y con el corazón

Sta. Marta: la vida cristiana es escuchar la Palabra y ponerla en práctica

El Santo Padre en la homilía de este martes, invita a escuchar a Jesús con los oídos y con el corazón


El santo padre Francisco ha recordado en la homilía de este martes en la misa matutina en Santa Marta que la vida cristiana es "sencilla". Consiste en escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, no limitándose a "leer" el Evangelio, sino preguntarse de qué forma sus palabras hablan a nuestra vida.
Las palabras que Jesús decía sonaban nuevas, como nueva aparecía la autoridad que llevba. Palabras que tocaban el corazón y en los que percibían "la fuerza de la salvación" que anunciaban. Por esto, ha precisado el Papa, la gente seguía a Jesús, "por conveniencia", sin demasiada pureza en el corazón, quizá por el "querer ser más buenos". A propósito, el Pontífice ha señalado que en dos mil años el escenario no ha cambiado mucho. También hoy muchos "escuchan a Jesús como esos nueve leprosos del Evangelio que, felices con su sanación, se olvidan que de Jesús les había devuelto la salud".
Y el Papa lo explica así: "pero Jesús continuaba hablando a la gente y amaba  a la gente y amaba a la multitud, hasta que punto que dice 'estos que me siguen, esta gran multitud, son mi madre y mis hermanos'. Y  explica: 'aquellos que escuchan la Palabra de Dios, la ponen en práctica'. Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Esta es la vida cristiana, nada más. Sencillo, sencillo. Quizá nosotros la hemos hecho un poco difícil, con muchas explicaciones que nadie entiende, pero la vida es así: escuchar la Palabra de Dios y practicarla".
Tal y como explica en pasaje del Evangelio de Lucas, es así como Jesús replica a quien le decía que sus parientes le estaba buscando. El Papa ha recordado las palabras de Jesús: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica". Por eso, Francisco ha indicado que para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas no son leídas, son escuchadas. "Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y decir: '¿pero a mí esto qué me dice, a mi corazón? ¿ Qué me está diciendo a mí, con esta palabra?" Y así, ha observado el Pontífice, nuestra vida cambia.
"Cada vez que hacemos esto --abrimos el Evangelio y leemos un pasaje y nos preguntamos: '¿Con esto Dios me habla, me dice algo? Y si me dice algo, ¿qué me dice?-- esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón. Abrir el corazón a la Palabra de Dios. Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para encontrar un error, para hacerle resbalar, y que perdiera autoridad. Pero nunca se preguntaban: '¿qué me dice Dios en esta Palabra?' Y Dios no habla solo a todos: sí, habla para todos, pero habla a cada uno de nosotros. El Evangelio se ha escrito para cada uno de nosotros".
 Por otro lado, el papa Francisco ha recordado que poner en práctica lo que se escucha "no es fácil", porque "es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las exigencias de la Palabra de Dios". De este modo, ha afirmado que algunas pistas concretas para hacerlo son los mandamientos y las bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, también cuando nuestro corazón escucha pero finge no entender, ha precisado. Asimismo, ha indicado que Él "es misericordioso y perdona a todos", "espera a todos, porque es paciente".
Para finalizar, el Obispo de Roma ha indicado que "Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la palabra de Dios y después lo traicionan. Pensemos en Judas. 'Amigo', le dice, en ese momento en el que lo traiciona. El Señor siempre sembra su palabra, solamente pide un corazón abierto para escucharla y buena voluntad para ponerla en práctica". Y así concluye Francisco con una oración: "Guíame Señor sobre el sentimiento de tus mandamientos, es decir, sobre el sentimiento de tu Palabra, para que aprenda con tu guía y la ponga en práctica".

sobre el sinodo de la familia en octubre









ANDREAS SOLARO / AFP
Nos encontramos a escasos días del Sínodo extraordinario de los obispos, en el cual abordarán los problemas de la familia en el mundo actual. Aunque cueste trabajo creerlo, el planeta es más grande que Occidente donde, por cierto, la prensa ha generado expectativas fuera de lugar.

El objetivo del Sínodo, como bien explicó el Cardenal Parolín, no es cambiar la doctrina de la Iglesia pues ésta depende del Evangelio, sino abordar los problemas de la familia y del matrimonio, para definir una estrategia pastoral que vaya desde lo local, hasta lo global. El reto es fenomenal. Personalmente me llena de gozo saber que, en el mundo de los relativismos y las frivolidades, hay una institución que se toma en serio un hecho que habrá de acompañarnos toda la vida: la familia, la que sea, como nos haya tocado.

Las falsas expectativas obedecen, más allá de la mala leche que pueda existir, a la falta de conocimiento sobre el modo en que se desarrolla un debate en clave católica, de manera especial cuando entran en juego grandes temas como la familia. Nada más falso que la idea de la soberana intransigencia dentro de la Iglesia, aunque la tentación siempre existe por lo que es necesario combatirla sin cuartel. Nunca falta quien confunda la autoridad con la inmovilidad. Para entender cómo se desarrolla un debate dentro de las coordenadas católicas es necesario atender, en principio, a cinco elementos.

1.-Domina la máxima de San Agustín: en lo esencial unidad, en lo dudoso libertad y en todo caridad. Lo esencial es poco y sólido pues depende de la doctrina emanada del Evangelio y la tradición. Así, porque el suelo es firme, los debates suelen ser intensos. Sin embargo, cuando se respeta lo esencial impera la caridad que no debe confundirse con sonrisitas edulcoradas y decentes intercambios de saludos. En un debate serio, como el que ahora presenciamos previo al Sínodo, la caridad se afirma con apertura y diálogo, es decir, buscando la verdad aunque falten las sonrisitas. En cambio, cuando lo esencial no se respeta, la libertad se torna en diatriba y la caridad se ausenta. Entonces, la catolicidad se pierde. Hasta el momento no hemos observado a nadie en esta situación y estoy seguro que no lo encontraremos.

El debate entre los cardenales Kasper y Müller resulta apasionado a momentos, pero sigue la lógica de San Agustín. Ninguno cuestiona la sacramentalidad del matrimonio, que es lo esencial, por lo que argumentan con gran libertad sobre la atención pastoral a los divorciados vueltos a casar. Otros cardenales se han sumado al discusión, lo que es lógico además de muy saludable. Que nadie se alarme, al final la caridad ganará la partida. Lo veremos.

2.- El debate mantiene un orden específico acorde al diálogo fe y razón. Se observa un problema, se plantea una hipótesis, se buscan los argumentos a favor y en contra echando mano de muy distintos saberes teológicos, científicos, sociológicos, históricos, etc., para tomar decisiones firmes e informadas. Lo normal en estos casos es la participación de diversos actores eclesiásticos en diferentes momentos -sean laicos, religiosos, presbíteros, obispos, teólogos-, a través de consultas, como asesores, etc. Se tiene la profunda convicción de que la realidad es el mapa de nuestra existencia; la razón, el medio que nos ayuda a comprenderle y; la fe, la brújula que orienta el camino.

Al parecer, en el caso arriba comentado, con el permiso del Papa, Kasper y Müller llevan distintas partes y, seguro, están muy convencidos de lo que dicen. El mismo Papa se encargó de plantear la hipótesis a debate sobre la conveniencia de, en ciertos casos, después de periodos penitenciales, aceptar a la comunión sacramental a los divorciados vueltos a casar. Lo cierto es que el método se va cumpliendo y material para discutir en este sensible punto abunda, como en otros más. Las decisiones pastorales, estemos seguros, no se tomarán a la ligera.




3.-Se promueve el diálogo entre justicia y misericordia. Si sólo la primera, nos acercamos al rigorismo que traiciona la justicia; si sólo la segunda, se confunde con el laxismo que es lo opuesto a la misericordia. Cuando el debate se realiza dentro de las coordenadas fe-razón y justicia-misericordia, entramos al terreno de la caridad lo que, por otro lado, confirma el viejo principio de la cultura católica: et-et, sumar en la caridad.  El lector podrá dibujar un plano cartesiano en cuyo centro se encuentre, precisamente, la caridad. Será de gran ayuda para entender dónde se ubican las distintas posiciones con sus matices y, también, cómo ninguna de ellas abandona el terreno del Evangelio y la tradición.

4.- Las diversas escuelas teológicas ocupan un lugar muy importante en el debate. Hoy, es necesario tomarlo en cuenta, desde el Cardenal Newman se busca centrar la reflexión en la dignidad de la persona frente a los excesos colectivistas, individualistas y utilitarios de nuestro tiempo. Este personalismo filosófico y teológico ha estado muy presente en el magisterio de los últimos papas, incluido Francisco. El principio es sencillo. Cristo nos muestra la plenitud de nuestra humanidad porque nos abre el camino hacia Dios. El diálogo entre fe y razón, entre nuestra frágil humanidad y Jesús, entre la justicia y la misericordia se orienta hacia la dignificación de cada persona y de todas las personas con el fin de hacerse realidad en la particularidad de cada cultura. Francamente, en el momento actual del debate y habiendo revisado las diversas posiciones, observo en los participantes, sin excepción, la misma intención y vocación por la persona.


5.-El debate se somete en todo momento a una prueba de autenticidad: la fe en la razón debe coincidir con las razones de la fe. Sólo entonces estamos ante una genuina discusión dentro de las coordenadas católicas.

El proceso en su conjunto conduce a tomar decisiones firmes en el terreno pastoral, aunque resulten impopulares o políticamente incorrectas. Su implantación y desarrollo podrá tomar generaciones, pero se llevará adelante. En el momento culminante de la toma de decisiones, no debemos olvidarlo, el Papa estará sólo frente a Dios.

 La denuncia profética de Paulo VI contra la mentalidad antinatalista de nuestra época y de la injusticia sistémica contra los pobres del mundo, así como su defensa no menos profética del Concilio, del ecumenismo y la libertad religiosa son buenos ejemplos de lo que aquí exponemos. Su valentía, tan atacada dentro y fuera de la Iglesia por motivos en ocasiones disímbolos, permitió a los católicos avanzar en medio de dificultades. Hoy, la promoción de la vida y del diálogo ecuménico e interreligioso, la defensa de la libertad religiosa, la afirmación de la Doctrina Social de la Iglesia y el mismo Concilio son realidades cotidianas para los católicos del común; pero suelen olvidarse las grandes polémicas que desataron en su momento. Incluso, hubo quienes abandonaron la catolicidad por sus extremismos asegurando ser, cosa curiosa, los auténticos católicos.

La sinodalidad en la conducción de la Iglesia tan amada por Paulo VI, como ahora por Francisco, confirma la responsabilidad personal de cada obispo y del mismo Papa en la toma de decisiones. Poca sorpresa, Ratzinger lo explicó con maestría: la Iglesia camina por el delicado equilibrio entre la colegialidad y la responsabilidad personal, los laicos incluidos obviamente. Una vez más, el viejo principio: et-et, sumar en la caridad.

Porque hay orden y claridad en los debates eclesiásticos puede existir la libertad. Pensar que la Iglesia pudiera alcanzar un estado de quietud argumentativa es llamarse a engaño. Esto nunca ha sucedido, ni siquiera en los tiempos apostólicos, lo que constituye una de las más grandes riquezas de la catolicidad. De hecho, uno de sus más importante motores a lo largo de la historia y razón por la cual resulta tan apasionante estudiarla. Estoy seguro que el Sínodo sobre la familia, en sus dos capítulos, no será la excepción. Sus decisiones marcarán el rumbo de la Iglesia en la presente y futuras generaciones. Sólo una recomendación: ¡abróchense los cinturones de seguridad porque esto se pondrá muy emocionante!

resumen de la vida del Padre Pio mi santo preferido

San Pío de Pietrelcina - 23 de septiembre
«Uno de los más conocidos estigmatizados. Sufrió muchas pruebas, pero fue agraciado con numerosos dones y carismas. Es un moderno cirineo que no solo se abrazó a la cruz personalmente, sino que ayudó a otros a portarla»
- Francesco Forgione es una de las figuras emblemáticas del siglo XX, extraordinariamente probado y aclamado como santo antes de su muerte. Lo inexplicable tuvo en él a uno de sus insignes representantes. Fue, sin proponérselo, vía de controversia para los incrédulos, de los que eligieron la razón como bandera. Es un instrumento del cielo para mostrar a los reticentes y al resto del mundo la grandeza y el poder infinito del amor de Dios, clave única de tanto misterio, acogido sin dudar por los sencillos y humildes de corazón.
Un caudal de dones: estigmas, bilocación, curación, profecía, lágrimas, penetración de espíritu, de perfume (sus estigmas olían a flores), etc., fueron llegando a la vida de este capuchino, que solo quiso ser «un fraile que reza», en medio de incontables sufrimientos, sirviéndole como peana para alcanzar la gloria eterna. «Los ángeles solo nos tienen envidia por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Solo el sufrimiento nos permite decir con toda seguridad: Dios mío, mirad cómo os amo». Entendió perfectamente las palabras de Cristo: «Casi todos vienen a mí para que les alivie la cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla». Este moderno cirineo no vaciló; portó la cruz elegantemente hasta el fin de sus días, unido al Redentor, infundiendo aliento a los demás y ayudándoles a llevar la suya: «Ten por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡coraje! y adelante siempre».
Nació en Pietrelcina, Italia, en el seno de una humilde familia, el 25 de mayo de 1887; fue el cuarto de ocho hijos. A los 5 años tuvo la primera aparición del Sagrado Corazón de Jesús, y tiempo después comenzaron las de la Virgen, que perduraron siempre. A esa edad le asaltaron los envites del diablo, que no cesaron de atormentarle a lo largo de su existencia. Su ángel de la guarda, cuya presencia se le hizo patente, le fue asistiendo en su misión. Fue un niño silencioso, disciplinado, tímido, sensible y estudioso. Devotísimo de Jesús y de María, se las ingenió para que el sacristán le permitiese acudir al Sagrario cuando el templo estaba cerrado.
Era pequeño cuando por su mediación sanó un niño que tenía malformaciones y al que su madre, desesperada, arrojaba contra el altar. Ingresó con los capuchinos en 1903. La víspera se le apareció la Virgen acompañando a su divino Hijo, quien le animó en el paso que iba a dar poniendo la mano sobre su hombro. En otras visiones terribles de sesgo diabólico había contemplado los sufrimientos que le esperaban, y Cristo le confortó asegurándole que estaría junto a él hasta el fin del mundo. También María le consoló.
Se ordenó en Benevento en 1910 con este sentimiento: «Que yo sea un altar para tu Cruz. Un cáliz de oro para tu sangre». No gozó de buena salud. De pequeño había estado a punto de morir de fiebres tifoideas, y aún así llevó una vida austera, de grandes ayunos y penitencias. Poco después de ordenarse, muy enfermo tuvo que regresar a Pietrelcina para reponerse. Fue de convento en convento y sirvió en filas; seguía sin mejorar. En 1912 este fraile de fuerte carácter y cierta rudeza, pero de inmenso corazón, percibió los primeros signos de los estigmas y, aún fugazmente, el amor místico. En 1916 partió a San Giovanni Rotondo con idea de pasar un tiempo, pero permaneció allí el resto de su vida. En agosto de 1918 experimentó la transverberación, sintiéndola como un dardo de fuego que se le clavaba en el corazón, y en septiembre los estigmas, «visibles y sangrantes», que nunca cesaron.
Había recibido el don de aglutinar en torno a sí a personas que demandaban su consejo espiritual; no las decepcionó. Asistió a todas a través de exhortaciones, diálogos y un sinfín de cartas que cursó hasta que fue vetado por las autoridades eclesiásticas que examinaban concienzudamente su caso. Y es que en 1918, al quedar al descubierto las llagas de Cristo que había recibido en sus manos, pies y costado izquierdo, comenzó otro calvario uniéndose los combates contra el diablo que arremetía contra él casi de continuo. A cada uno se nos concede la gracia que nos basta. Al padre Pío no le faltó tampoco en medio de la estrecha vigilancia a la que fue sometido, sobre todo entre los años 1922 y 1923. El Santo Oficio dudaba de la «sobrenaturalidad de los hechos» y ello le acarreó no pocos sufrimientos. No pudo oficiar misa públicamente ni remitir escrito alguno, de modo que no pudo responder a las misivas que iban llegando al convento. Los numerosos fieles que acudían a sus misas, que duraban horas y en las que mostraba su profunda adoración al misterio del sacrificio del Redentor, no pudieron acompañarle. En 1931 la situación empeoró. La orden dictada era estricta; se redujo a la celebración privada de la misa. Dos años más tarde cesó esta restricción y en 1934 pudo confesar. Atrás quedaba una década de reclusión en su celda, soportando interrogatorios entre las sospechas de sus hermanos, de miembros de la Santa Sede, médicos y otros.
Entre tanto, se multiplicaron las conversiones en torno al santo que había llegado a pasar 16 horas diarias en el confesionario; tenía una lista de espera de varios días porque la gente quería ser dirigida por este sacerdote que reprendía con dureza las faltas de amor. Ello se debía, como se viene constatando en este santoral de ZENIT a través de otras vidas que se han ido ofreciendo, por la intensísima pasión por lo divino que inundaba sus entrañas: «Todo se resume en esto: estoy devorado por el amor a Dios y el amor al prójimo. ¿Cómo es posible ver a Dios que se entristece ante el mal y no entristecerse de igual modo? Yo no soy capaz de algo que no sea tener y querer lo que quiere Dios». En 1940 proyectó la «Casa Alivio del Sufrimiento», inaugurada en 1956. En 1960 fue objeto de nuevas prohibiciones; en 1964 las levantaron. Murió el 22 de septiembre de 1968, tras medio siglo con los estigmas. Juan Pablo II lo beatificó el 2 de mayo de 1999, y lo canonizó el 16 de junio de 2002.