Thursday, April 26, 2007

Cristianos en Hollywood


Entrevista al profesor Armando Fumagalli

MILÁN, miércoles, 25 abril 2007 (www.ZENIT.org) - ¿Qué hacen los cristianos en Hollywood? Es lo que explica un libro con testimonios y reflexiones provenientes de la «capital» del cine.

Publicado primero en inglés y ahora en italiano, «Cristiani a Hollywood», de Spencer Lewerenz y Barbara Nicolosi (Edizioni Ares), muestra cómo se vive la fe en el competitivo y duro mundo del cine.

Zenit ha entrevistado a Armando Fumagalli -responsable de la edición italiana del volumen-, para quien «los cristianos, como cualquier otro profesional, deben tener la humildad y la paciencia de aprender de los mejores» y buscar los niveles de excelencia que superen la «buena voluntad», también en el cine.

--¿Qué hacen los cristianos en Hollywood? ¿Contribuyen a mejorar los niveles cinematográficos?

--Fumagalli: Diría que antes de preguntarse si contribuyen a mejorar los niveles, hay que decir que actualmente los cristianos practicantes y convencidos en primer lugar son pocos.

Hablamos de Hollywood porque los productos que nacen allí van a todo el mundo. Pero la presencia de cristianos en el cine europeo es todavía más escasa que en Hollywood.

Luego, como siempre, entre los cristianos están aquellos más o menos capaces, más o menos preparados, etcétera. Pero la cuestión interesante es, por una parte: ¿cómo es que en los últimos decenios ha habido tan pocos?

Y todavía más interesante, como ha hecho Barbara Nicolosi, es tratar de hacer que personas de fe se preparen seriamente, con niveles profesionales muy altos, para poder trabajar en este ambiente tan competitivo y exigente, para llevar una voz más al diálogo entre las diversas culturas y las diferentes visiones del mundo que hay en el cine y la televisión.

No basta con tener buenas intenciones; hay que ser excelentes profesionales. También a mí, como a Barbara Nicolosi, me sucede con cierta frecuencia leer obras para el cine escritas con las mejores intenciones, pero con un nivel profesional todavía muy bajo.

Los cristianos, como cualquier otro profesional, deben tener la humildad y la paciencia de aprender de los mejores.

--¿Hay mucha diferencia en la industria del cine entre los católicos y los cristianos de otras denominaciones?

--Fumagalli: Uno de los aspectos que me ha impresionado más, cuando leí el libro en la versión estadounidense, es el sentido de espontánea unidad entre los cristianos de diversas denominaciones y confesiones que trabajan en la industria cinematográfica.

Frente a un mundo lejano a Dios, al que devolver una dimensión espiritual y una esperanza ultraterrena, las diferencias de confesión cristiana desaparecen naturalmente. El libro me pareció enseguida también un bellísimo ejemplo de ecumenismo «vivido».

Pero debo decir también que –en los ensayos de los autores protestantes- se advierte la falta de referencias doctrinales seguras sobre algunas cuestiones éticas importantes: no tienen un magisterio oficial, o al menos no lo tienen con la claridad con la que lo tenemos los católicos.

Sentí una gran compasión por personas que tan seriamente y con tan gran motivación quieren hacer el bien. Y una vez más he vuelto a considerar el gran tesoro que tenemos los católicos en la guía del Magisterio.

--¿Por qué los Estados Unidos, país «profundamente religioso», como dice usted en el libro, nos ofrece tantas películas de sangre y violencia?

--Fumagalli: En parte es una cuestión que depende de su cultura. Se trata de un país civilizado desde hace pocos siglos, y durante muchos decenios de su historia ha sido una especie de tierra de nadie en el que la ley del más fuerte era a menudo la que prevalecía.

No debemos dejarnos encantar por la imagen idílica a menudo transmitida también por el cine. En los años ‘60, en algunos Estados de la Unión se toleraban todavía los linchamientos de negros, sólo por poner un pequeño ejemplo.

La fe cristiana (pero también el cine, estoy convencido) ha sido y será un elemento de educación y de transformación hacia una sociedad menos violenta.

Esta cultura ruda en parte se ha reflejado y se refleja todavía hoy en el cine estadounidense, que tolera más la violencia que el cine europeo. Pero no hay que olvidar que mientras bastante a menudo el cine europeo es de raíz nihilista y atea, en le cine americano quedan todavía -al menos en algunas películas cada año- en modo significativo rendijas de espiritualidad, y muy a menudo –al menos desde el punto de vista humano- las soluciones que se dan a los dilemas de los personajes están arraigadas en una antropología equilibrada y humanista, que conserva fuertes elementos de sus raíces judeocristianas.

Pienso no sólo en las películas de inspiración incluso indirectamente religiosa, como «El señor de los anillos» o «Las crónicas de Narnia», sino también en películas como «El show de Truman», «Tienes un e-mail», «Hombre de familia», «Al otro lado del mundo», «Especialista en ligues», «El hombre que no se dejó tumbar», «La intérprete» y muchas más.

Por poner otro ejemplo, que me es muy querido, todos los filmes de «Pixar» («Toy Story», «Nemo», «Los increíbles», «Cars», etcétera) son casos muy interesantes de cintas de enorme éxito y con contenidos humanos excelentes.

--¿Por qué acusamos a Hollywood de ser responsable de nuestros males cotidianos?

--Fumagalli: Por una parte porque es verdad que el cine y las series de televisión, que son los productos audiovisuales más difundidos en todo el mundo, tienen mucha importancia para presentar y difundir modelos de vida; por otra, sin embargo, no hay que olvidar que es responsabilidad de todos lograr que este ambiente profesional que tiene tan amplia resonancia en todo el mundo sea objeto de la oración y también del empeño laboral directo, de hombres y mujeres que se preocupen por la persona y su destino eterno.

Así que no basta con culpar a Hollywood de nuestros males: cada uno de preguntarse si puede hacer algo para mejorar la situación.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

"La Iglesia necesita sacerdotes"


Comentarios de P. Roberto Mena, S.T.
Para Domingo, 29 de Abril, 2007
Juan 10, 27-30


La Iglesia ha elegido este domingo, en que se lee la parábola del buen pastor, para pedir por las vocaciones al sacerdocio. ¿Qué tiene que ver un pastor y la vocación? El Buen Pastor representa a Jesucristo que nos cuida personalmente y que está dispuesto a dar su vida por nosotros.

Y el sacerdote es "otro Cristo" al que se le ha confiado el cuidado de un buen número de cristianos. Ninguno de nosotros puede decir: "No me interesa el tema", porque a todos nos afecta directamente el hecho de que podamos tener muchos y santos sacerdotes.

1.- Una tarde hace muchos años, un niño llamó a la puerta donde vivía San Juan Bosco en la ciudad de Turín, Italia. Este le preguntó: "¿Qué quieres?" Y el niño le dijo: "¡Quiero ser sacerdote!" Se llamaba Domingo Savio. Detrás de cada vocación hay un misterio de amor. La idea de llegar a ser sacerdote no viene espontáneamente ni por casualidad. Es Dios el que llama, pero necesita encontrar un alma bien dispuesta a escuchar y a seguir la vocación. "Mis ovejas oyen mi voz. -dice Jesús-.Yo las conozco y ellas me siguen".

2.- Hoy es el día del seminario. Nos quejamos de que los seminarios estén vacíos. Se habla de crisis vocacional. ¿Será que Dios se ha cansado de llamar? No, Dios sigue llamando, pero hace falta que en las familias reine un ambiente cristiano fervoroso, hace falta que en las parroquias se promuevan las actividades formativas y apostólicas, hace falta educar a la generosidad para no negarle nada a Dios cuando Él pide algo. Hay que rezar mucho por las vocaciones. Y si está en tus manos, ayuda económicamente para el sostenimiento de un seminarista, como si fuera tu propio hijo.

3.- El Papa Benedicto XVI está convencido de que las vocaciones a la vida consagrada surgen de las familias cristianas. El domingo 4 de febrero, después de la oración del Ángelus, el Papa comentó: "Un clima familiar sereno, iluminado por la fe favorece el surgimiento y florecimiento de vocaciones al servicio del Evangelio". Se puede decir que la crisis de vocaciones es una crisis de la familia.

¿Alguno de tus hijos ha manifestado inquietudes vocacionales? ¿Conoces a niños o jóvenes en tu medio ambiente que necesitan una palabra, una ayuda, una oración para madurar su decisión de seguir a Jesucristo? Tú puedes ser un promotor vocacional cultivando la práctica de la vida cristiana entre los que te rodean. ¡Una vocación sacerdotal puede depender de ti!


En la Santisima Trinidad

Padre Roberto Mena, S.T.
Pastor Asociado
Nuestra Señora de la Victoria
Compton, California

Thursday, April 19, 2007

Benedicto XVI: el Papa de la belleza


Hoy, Benedicto XVI cumple dos años al frente de la Iglesia católica


Ciudad del Vaticano, 19 de abril de 2007.- El entonces cardenal Ratzinger dijo, en su discurso de presentación, que era un "humilde trabajador en la viña del Señor" y que su pontificado "no será de muchos textos, palabras o documentos".

En cambio, ha resultado que el papa Ratzinger ha producido muchos textos: habla casi todos los días, ha publicado una encíclica y una exhortación apostólica y actualmente se estrenó como autor de best sellers.

Pero si fuera preciso definir teológicamente las líneas de pensamiento de Benedicto XVI, podría llamársele el Papa de la belleza, palabra que a menudo pronuncia asociada con el término alegría.
¿A qué se refiere el teólogo Benedicto con la palabra belleza? Ciertamente no alude a la noción cotidiana de belleza, no, pero tampoco a una abstracción filosófica ajena al mundo.

Una tesis central del Papa es que el Cristianismo es un encuentro personal con Jesucristo. No es una doctrina, ni un listado de prohibiciones, sino una relación, un amor por Cristo, que es lo Bello, por definición.

Ratzinger pone el rostro de Dios al centro de su pontificado. Su antecesor, Juan Pablo II, fue intensamente mariano, como mariana es Polonia (y México). Benedicto XVI es, en cambio, cristocéntrico. El Salvador es el punto culminante de su teología, y el llamado escándalo y locura de la cruz no es una tragedia cósmica, sino el apogeo de la belleza divina.

Para el Papa, la cruz no es un instrumento de muerte. Su visión teológica convierte al instrumento de castigo romano más humillante en un emblema de renacimiento y de belleza.
Este concepto de la belleza de la cruz está detrás de sus reformas litúrgicas.

A sus ojos, cuando el sacerdote celebra el sacrificio incruento de Jesús en la misa, celebra la belleza de la entrega. El Papa desea que la liturgia sea hermosa, sobria, y elegante, que se conmemore ese noble acto de amor con momentos de espiritualidad, con profundos cantos gregorianos y con la finura del latín. Desprecia a la misa convertida en espectáculo.

La belleza, como esencia de Dios, no se manifiesta en meditaciones abstractas, según el Papa, sino en el acercamiento al los seres humanos. En el "rostro de cada hombre esta presente Dios", afirma, sin excepción. Hasta el más pecador es bello, y por tanto merece misericordia y perdón.
En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Para Mark Wahlberg, la Misa es más importante que rodar películas


LOS ANGELES, 19 Abr. 07 / 04:06 pm (ACI).- A sus 35 años de edad, el actor de cine Mark Wahlberg ya cuenta con una nominación al Oscar y una difícil historia personal. Para muchos está en el mejor momento de su carrera y ha revelado que este éxito va de la mano con su reencuentro con Dios a través de la Eucaristía.

Wahlberg actualmente está en cartelera con la película “The Shooter”, y es conocido por sus papeles en filmes como “Los Infiltrados”, “The Italian Job”, y el remake de “El Planeta de los Simios”.

Su juventud fue muy agitada. Fue encarcelado por herir a otro joven, consumió, vendió drogas y se convirtió en cantante de rap. En declaraciones al periódico alemán Frankfurter Allgemeinen, asegura que todo eso quedó atrás, porque ha retomado su fe católica.

Wahlberg sostiene que por propia determinación asiste a la Misa dominical y “si es necesario interrumpo inclusive la filmación, pero no dejo de ir a Misa. Es mucho más importante que el trabajo”.

Para el actor, la fe es “consuelo, sentido, todo” y por ella reconoce que se ha arrepentido de haber herido a muchas personas en su vida, “a quienes he pedido frecuentemente me perdonen”, y trata es de evitar “nuevas faltas y pecados”.

El actor asegura que quiere ayudar a los jóvenes “para que no recorran el camino que recorrí yo durante mi juventud”, a través de su fundación The Mark Wahlberg Youth Foundation.

De padre sueco y madre irlandesa, es el menor de nueve hermanos. Su reciente actuación en “Los Infiltrados” o “The Departed” de Martin Scorsese le valió su primera nominación al Oscar.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

El Papa recuerda a su familia y su ordenación sacerdotal en la celebración de su 80 cumpleaños


Ciudad del Vaticano, 15 abr (EFE).- El papa Benedicto XVI recordó hoy a su familia y su ordenación sacerdotal como ejemplos de los dones que Dios le ha concedido durante su vida, durante la misa celebrada en la Plaza de San Pedro en ocasión de su cumpleaños.

Benedicto XVI, que cumplirá mañana 80 años, explicó que la ceremonia de hoy servía para "reflexionar" sobre un periodo "no breve" de su existencia.

Y precisó, que aunque "la liturgia no sirve para hablar de si mismo", la "propia vida puede servir para anunciar la misericordia de Dios".

Fue entonces cuando recordó que hoy se celebra el día de la "divina misericordia" y que para él fue "un don de Dios" el nacimiento en este día "en el seno de una familia", pero también "el renacimiento" -al recibir ese mismo día el bautismo- en el seno "de la gran familia de Dios".

"Agradezco a Dios que he podido tener la experiencia de lo que significa familia", dijo el Papa.

Según el Pontífice, con su familia ha podido conocer lo que quiere decir "paternidad", que le ayudó "a comprender a Dios como Padre", y también "experimentar lo que quiere decir la bondad materna, siembre abierta a quien busca refugio y por esto capaz de darme la libertad".

Después, el Pontífice agradeció haber podido contar "con un hermano y una hermana" que "han estado siempre fielmente cerca en todo momento de mi vida".

El Papa quiso agradecer también que "desde el primer día formó parte de la gran comunidad de los creyentes", en la que se pueden encontrar "la sabiduría humana y la sabiduría de Dios".
Prosiguiendo el "camino" de su vida, el Papa afirmó que le llegó un "nuevo y exigente don": la llamada al ministerio sacerdotal.

"En 1951, junto con más de 40 compañeros, nos encontramos en la catedral de Friburgo (Alemania) postrados en el suelo y sobre nosotros se invocaron todos los santos, allí me pesó la consciente pobreza de mi existencia ante este deber", contó.

La homilía sirvió a Benedicto XVI para expresar "su alegría y reconocimiento por todos aquellos que le ayudan con su oración, con la fe y el amor" a realizar su labor como Pontífice y que son "indulgentes con sus debilidades".

Tras la celebración, el Papa también agradeció "el afecto" que le llega, especialmente en estos días, "como el de una verdadera familia", por parte de toda la Iglesia.

Benedicto XVI celebró con esta misa su cumpleaños pero también que el próximo 19 de abril se cumplen los dos años de su elección como Papa.

Por ello, durante la ceremonia, el decano del colegio cardenalicio y ex secretario de Estado Angelo Sodano leyó un mensaje de agradecimiento de los purpurados por la elección hace dos años de Jospeh Ratzinger "como guía segura" en su camino.

"Padre Santo siéntanos cercanos en este día y continúe conduciéndonos con el amor de siempre", pidió Sodano a Benedicto XVI.

Sodano pidió además al Papa que "con la caridad del buen gobierno" les ayude a "vivir en la Iglesia de manera ordenada y concorde".

"Como el buen samaritano, nos guíe a cumplir esas obras de misericordia materiales y espirituales que tanto necesitan los hombres de hoy, sobre todo los pobres y los enfermos", añadió el decano de los cardenales.

Joseph Ratzinger celebrará mañana su cumpleaños con una comida en la Sala Regia con todos los cardenales, unos sesenta, que según el Vaticano, han llegado a Roma para esta ocasión y participaron a la misa de hoy.

Luego, el Papa podrá disfrutar de una de sus grandes pasiones, la música, ya que como regalo especial asistirá, en el Aula Nervi del Vaticano, al concierto organizado en su honor de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart (Alemania).

Ese mismo día saldrá a la venta en Italia el primer libro escrito por Joseph Ratzinger desde que fue elegido Pontífice, titulado "Jesús de Nazaret".

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Domingo de la Divina Misericordia



En su 80º cumpleaños el Papa pide corresponder a la confianza de Dios con la propia fidelidad

VATICANO, 15 Abr. 07 / 06:00 am (ACI).- A las 10.00 (hora local) en la Basílica de San Pedro, el Papa Benedicto XVI presidió la Celebración Eucarística del II Domingo de Pascua en ocasión de sus 80 años, y en su homilía recordó que Dios siempre nos socorre y confía en nosotros, y que de ese modo infunde en nuestro interior el deber de corresponder con la fidelidad.

Recordando que “Juan Pablo II quiso que este domingo fuese celebrado como la Fiesta de la Divina Misericordia” dijo que “la misericordia es la que pone el límite al mal. En ella se expresa la naturaleza de Dios –su santidad, el poder de la verdad y del amor”.

“Nos hemos reunido para reflexionar sobre el cumplimiento de un no breve periodo de mi existencia –dijo el Papa-. Obviamente, la liturgia no debe servir para hablar de uno mismo, sin embargo, la propia vida puede servir para anunciar la misericordia de Dios”.

Agradezco a Dios, dijo, “porque he podido vivir la experiencia de lo que significa 'familia'; he podido experimentar lo que significa la paternidad, de modo que la palabra Dios como Padre se me hizo comprensible desde lo interior”.

“Frente a Él –continuó- tenemos una responsabilidad y al mismo tiempo Él nos dona la confianza, porque en su justicia aparece siempre la misericordia y la bondad con la que acepta también nuestra debilidad y nos sostiene, de modo que poco a poco comenzamos a caminar derecho”.

También agradeció a Dios por haber podido “experimentar profundamente lo que significa la bondad materna, siempre abierta a quien busca refugio” y a “mi hermana y hermano, que con su ayuda, siempre han estado fielmente cerca a lo largo de mi vida”.

“Agradezco particularmente porque, desde el primer día, pude entrar y crecer en la gran comunidad de los creyentes”, agregó.

Haciendo alusión a la primera lectura que narra el tiempo de la Iglesia naciente, el Papa afirmó que “la sombra de Pedro”, aquella a la que se atribuía una fuerza sanadora, “cubrió mi vida desde el inicio. Pedro era un hombre con todas las debilidades de un ser humano, pero era sobre todo un hombre lleno de fe apasionada en Cristo, lleno de amor por Él”.

El Pontífice continuó recordando la llamada a la vida sacerdotal. “En la fiesta de los santos Pedro y Pablo de 1951, cuando nosotros –éramos más de 40- nos encontrábamos en la Catedral de Frisinga postrados en el pavimento y sobre nosotros fueron invocados todos los santos, la conciencia de la pobreza de mi existencia frente a tal misión me pesaba”.

“Él, el Señor, no es solamente Señor, sino también amigo. Él ha puesto su mano sobre mí y no me dejará. La amistad de Jesucristo es amistad de Aquél que hace de nosotros personas que perdonan, de Aquel que también nos perdona, nos levanta continuamente de nuestra debilidad y así nos educa, infunde en nosotros la conciencia del deber interior del amor, del deber de corresponder a su confianza con nuestra fidelidad”.

El Santo Padre concluyó su homilía con la “oración del santo Papa León Magno, oración que, treinta años atrás, escribí en la estampita de mi consagración episcopal: ‘Rezad a nuestro buen Dios, para que quiera reforzar en nuestros días la fe, multiplicar el amor y aumentar la paz. Que me haga, su mísero siervo, a la altura de su misión y útil para vuestra edificación”.

Participaron de la Santa Misa varios cardenales, arzobispos y obispos, religiosos y religiosas así como miles de fieles. También estuvieron presentes personalidades políticas y los miembros del cuerpo diplomático. Participó asimismo el Metropolita de Pérgamo, Su Eminencia Ioannis, como enviado del Patriarca Ecuménico Bartolomeo I.

Benedicto XVI cumplirá mañana lunes 16 de abril 80 años de edad y el jueves 19 su segundo aniversario de pontificado.
En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Libro de Benedicto XVI


“Jesús de Nazaret”: Síntesis entre fe y ciencia, entre Jesús histórico y Cristo de la fe

VATICANO, 13 Abr. 07 / 10:58 am (ACI).- "Jesús de Nazaret”, el libro del Papa Benedicto XVI que saldrá a la venta en las librerías italianas, alemanas y polacas el próximo lunes 16 de abril, día de su 80º cumpleaños, muestra que “para Ratzinger fe e investigación crítica son complementarias y no antagonistas y el Jesús de los Evangelios es el Jesús histórico”, señala un comunicado de prensa de la Editorial Rizzoli encargada de su publicación.

La editorial, encargada por la Libreria Editrice Vaticana de la venta de los derechos del libro en todo el mundo, informa que "Jesús de Nazaret es la primera parte de una obra de dos volúmenes que examina la vida pública de Cristo, desde el bautismo en el Jordán hasta la Transfiguración".

La obra de 448 páginas es “un relato pastoral", que a través de un comentario a los Evangelios, "ofrece una introducción a los principios del cristianismo". Es asimismo, continúa Rizzoli, "un ensayo que conserva el rigor científico que distingue los escritos y discursos del teólogo Ratzinger".

"La preocupación pastoral y la excepcional doctrina teológica del Papa se unen para determinar el tema central de la obra: la convicción de que para entender la figura de Jesucristo es necesario partir de su unión con el Padre", señala.

A este respecto "el método histórico-crítico es indispensable para una exégesis seria y ha puesto a disposición una gran cantidad de material y conocimientos que permiten reconstruir la figura de Jesús con una profundidad que hasta hace pocas décadas era difícil de imaginar, pero solo la fe puede hacernos comprender que Jesús es Dios y si a la luz de esta convicción se leen los textos sacros con los instrumentos facilitados por el método histórico-crítico (...) nos revelan (...) un camino y una figura dignos de fe".

"Para Ratzinger –prosigue el comunicado– fe e investigación crítica son complementarias y no antagonistas y el Jesús de los Evangelios es el Jesús histórico”.

El camino del Papa hacia Jesús

La editorial publica una sinopsis del volumen titulada "El camino del Papa hacia Jesús", que indica que el libro "refleja la búsqueda personal del ‘rostro del Señor’ por parte de Joseph Ratzinger y no quiere ser un documento de magisterio".

Según la nota, para el Santo Padre el antagonismo entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe no es sino una falsa antinomia, pues para Benedicto XVI “en el texto bíblico se encuentran todos los elementos para afirmar que el personaje histórico Jesucristo es también efectivamente el Hijo de Dios venido a la tierra para salvar a la humanidad".

Asimismo explica que "Joseph Ratzinger presenta al Jesús de los Evangelios como ‘el nuevo Moisés’ que cumple las antiguas esperanzas de Israel. Este nuevo y verdadero Moisés debe conducir al Pueblo de Dios hacia la verdadera y definitiva libertad" y "lo lleva a cabo con pasos sucesivos que, no obstante, dejan siempre entrever el plan de Dios en su totalidad".

Respecto a los temas que aborda el Papa en esta obra, Rizzoli indica el del "Reino de Dios"; la oración –al cual dedica un capítulo entero– ; el sentido teológico de las parábolas; los “ejemplos empleados por Jesús para explicar su misterio”: las “grandes imágenes de San Juan”.

En los últimos capítulos del libro, el Pontífice explica “cuál era la verdadera misión del Mesías de Dios y el destino de quienes desean seguirlo", y realiza "un profundo análisis de los títulos que, según los Evangelios, Jesús utilizó para definirse”.

"Junto al hombre de fe, y al teólogo, emerge en el libro el pastor que consigue "favorecer en el lector el crecimiento de una relación nueva con Jesucristo. Desde este ángulo el Pontífice no teme hablar de un mundo que, excluyendo a Dios, y aferrándose solo a la realidad visible y material, corre el peligro de la autodestrucción buscando un bienestar solo material" y renunciando a "llegar a la verdadera libertad en la "Tierra Prometida" del "Reino de Dios", concluye el comunicado.

“Jesús de Nazaret” será traducido en 20 idiomas. La editorial Planeta Colombia será la encargada de la edición para América Latina, mientras que en España lo serán las editoriales Esfera y Claret, en castellano y catalán respectivamente.
En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Presentado “Jesús de Nazaret”


Esperado libro de Joseph Ratzinger escrito en cuanto teólogo en busca de la faz de Cristo


Roma, 13 (NE – eclesiales.org) Hoy por la tarde en el Vaticano fue presentado el libro “Jesús de Nazaret” de Joseph Ratzinger, y que será puesto a la venta en librerías de Italia, Polonia y Alemania el 16 de abril. El libro, que será traducido en total a veinte idiomas, es una “meditación personal”, como lo ha señalado el mismo Pontífice, y “no un ejercicio del Magisterio”.

Durante la presentación el Cardenal Christoph Schönborn, Arzobispo de Viena, afirmó que “demostrar la credibilidad histórica” del Evangelio y la presentación que hace de Jesús es “el tema principal del libro”. “En el fondo todo el libro –señaló- es un único intento sinfónico de comprobar la coherencia de la figura de Jesús” a través de una “mirada universal a la sociedad, a los desafíos intelectuales, sociales, políticos de nuestro tiempo”.

Por su parte el Padre Federico Lombardi, Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, señaló que “la novedad es el género, la naturaleza de este libro”, siendo el libro “de un teólogo, de un Papa que es un gran teólogo”. Al respecto, recalcó que Jesús de Nazaret “no se presenta como documento magisterial, sino como obra del teólogo Joseph Ratzinger, fruto de una vida entera de estudio y de reflexión” y propuesto “con gran libertad y humildad”.

El libro de Joseph Ratzinger escrito en cuanto teólogo en busca de la faz de Cristo es una obra de carácter evangelizador en la que el Papa en su condición de hombre de fe comparte sus meditaciones y estudios personales sobre Jesucristo. De hecho, el Cardenal Ratzinger expresó pocos años atrás su deseo de retirarse para escribir un libro sobre Jesucristo. El Plan de Dios lo llevó al Solio Pontificio donde tomó el nombre de Benedicto XVI. Su reflexión e investigación sobre el Señor Jesús continuó hasta verse plasmada en el presente libro.

La obra muestra cómo el Cristo de la fe y el Cristo histórico son uno mismo. Igualmente hace uso del fruto de investigaciones histórico-críticas serias mostrando cómo no son antagónicas a la fe en el Jesús histórico que ha transmitido la Iglesia. La obra que empieza con la Vida Pública del Señor es la primera parte de un proyecto en dos volúmenes. En esta primera parte se estudia la Vida de Jesús desde el Bautismo en el Jordán hasta la Transfiguración. En la segunda parte se tratará también de los Evangelios de la Infancia. Sólo por la fe se es capaz de llegar a comprender a Jesús, dice el autor. Esa es la luz con la que profundiza en la Vida del Señor.

También hay en la obra aplicaciones al presente, como es la advertencia contra las ilusiones del hombre de hoy de creer que puede cambiar el mundo atendiendo sólo los aspectos materiales.

Habría una referencia al envenenamiento de la herencia espiritual que hoy se constata como un atentado a la dignidad humana. Igualmente bajo la luz del Buen Samaritano, se profundiza en las responsabilidades de los países ricos en relación a los pobres, y se destaca cómo en medio de la abundancia material son espiritualmente pobres.
En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Thursday, April 12, 2007

El buen Dios quiso otra cosa: un profesor que llegó a ser Pontífice


de Jorge Enrique Mújica

Durante una audiencia a finales del mes pasado el Santo Padre dijo a una delegación de la facultad teológica de Tubinga donde había sido profesor: “…Había considerado como mi verdadera vocación la enseñanza, aunque el buen Dios improvisamente quiso otra cosa (…)”. Me han venido a la mente dos reflexiones en base a esta declaración recordando dos textos releídos hace poco.

“El buen Dios… quiso otra cosa…” Hace dos años, a propósito de la elección del entonces cardenal Ratzinger como Sumo Pontífice, Vittorio Messori escribió: “En realidad, por amor a la Iglesia, Joseph Ratzinger hizo el mayor sacrificio, la renuncia a su verdadera vocación, la del estudioso de teología, la del profesor de teología que reparte su tiempo entre la biblioteca y el contacto con los jóvenes”. El otro texto que he recordado es un versículo del Evangelio de san Juan, ese que dice: “Cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas a donde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde tú no quieras”.

¿No se encierra en las palabras del Santo Padre una grande frustración? ¿No se esconde tras ellas una denuncia, una queja, una desilusión? No. Definitivamente no. Llevan la impronta del amor, de la donación, de la generosidad, de la docilidad, de la apertura que es capaz de virar cuando la razón y el amor lo exigen. Y es que cuando la vida se le ha entregado a Dios, cuando la conciencia de la voluntad de Dios prima, los legítimos planes personales pasan a segundo término para poner en primer lugar los deseos del amado. ¿Qué sentido donar conciente y libremente la vida si al final hay remilgos, insatisfacciones y malas caras? Cuando hay amor se va a donde no se quiere por propia iniciativa pues el amor induce dulcemente a querer; cuando hay amor se va a donde no gusta, a donde la naturaleza se rehúsa andar. Y lo hace aun por caminos difíciles, por esas calles por donde sólo pueden pasar las personas que son capaces de amar mucho.

Cuando uno es joven quiere comerse el mundo de un bocado; pero con los años uno va percibiendo que es mejor poco a poco porque así uno no se indigesta. Es bueno, sano y provechoso tener, hacerse planes; pero lo mejor es estar abierto a que discurran por otros cauces, a que se transformen o simplemente jamás se cumplan. “Uno propone y Dios dispone”, como reza la sabiduría popular.

Hace dos años Joseph Ratzinger aceptó asumir el puesto de Vicario de Cristo. Su sí no fue un asentimiento cualquiera; en él no se jugaba una orden de patatas sino la respuesta amorosa, libre, conciente y exigente de servicio, de un servicio con olor a vocación de donación, de abandono de sí. “El buen Dios… quiso otra cosa…”, y ahí estuvo el “sencillo y humilde trabajador de la viña del Señor” para acogerla y dejarse ceñir y llevar por donde nunca había pensado; un servidor que dejó claro desde el día de la misa de inicio de su ministerio que su programa de gobierno no era hacer su voluntad sino la del Señor. Está claro que lo ha cumplido.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Papa carga la cruz en Via Crucis


ROMA (AP) -- El papa Benedicto XVI sostuvo una cruz grande en la tradicional procesión del Viernes Santo en el Coliseo Romano para conmemorar el martirio y la crucifixión de Jesús, y exhortó a la gente a ser sensible al sufrimiento de otros.

Miles de fieles oraron mientras sostenían velas en pequeñas lámparas de papel, durante un servicio religioso en que se lamentó el aislamiento de los ancianos y el dolor de las madres que viven en las zonas de guerra.

"Va a ser una jornada hacia el dolor, la soledad y la crueldad, hacia el mal y la muerte", dijo Benedicto XVI, describiendo la procesión que iba a comenzar.

"Pero también será un sendero lleno de fe, esperanza y amor, porque la tumba que es la parada final en nuestra ruta no va a estar sellada para siempre", dijo el Papa, refiriéndose al gozo que espera a los cristianos el domingo en las celebraciones del Domingo de Resurrección.
La procesión, que muestra las horas finales de Jesucristo, es un ritual solemne para millones de católicos en ciudades en todo el mundo.

Vestido de blanco, el pontífice de 79 años encabezó a una columna de clérigos y fieles en un pasillo estrecho entre las filas de arcos y cantería. El eco de oraciones en latín se dejó oir en todo el Coliseo.

Benedicto XVI escuchó una meditación que comparó el sentido de abandono y aislamiento de Jesús en sus últimas horas al que sienten los que sufren en nuestros tiempos.

"Es la amarga experiencia de todas aquellas personas que en estos momentos, como en otros momentos del día, se encuentran a solas en una habitación, mirando a la pared o al teléfono silencioso, olvidadas por todo el mundo porque son ancianas o están enfermas, son extranjeros o forasteros", decía el texto.

Durante días, las calles de Roma han estado atestadas de turistas y peregrinos, muchos de ellos para las celebraciones de Semana Santa en el Vaticano, que culminan el domingo con una misa en la plaza de San Pedro.

En Jerusalén, las angostas calles adoquinadas de la Ciudad Vieja fueron atestadas el Viernes Santo por miles de peregrinos cristianos de todo el mundo, algunos cargando grandes cruces de madera, para recorrer el sendero que siguió Jesús hacia su crucifixión.


Peregrinos de Estados Unidos, India, Corea del Sur, Filipinas, Rusia y otros muchos países reprodujeron el último recorrido de Jesús por Jerusalén el día de su muerte. Muchos portaban velas y entonaban salmos en lenguas diferentes, como inglés, latín e indi.

En representación de diversos credos católicos y ortodoxos, varios clérigos ingresaron en fila al antiguo Templo del Santo Sepulcro, donde según muchos fieles Jesús fue crucificado y enterrado. Como parte de una tradición anual, las puertas del santuario fueron abiertas por un integrante de la familia musulmana que ha conservado las llaves durante siglos.

Dentro del templo, los peregrinos posan la cabeza sobre la larga y suave roca donde se cree que el cuerpo de Jesús fue aseado una vez retirado de la cruz.

Los calendarios de cinco grandes sectas cristianas coincidieron este año en una convergencia que ocurre sólo cada cuatro años, y en consecuencia es posible que el número de los visitantes sea ahora mayor que otros años.

En Filipinas, siete penitentes en la norteña aldea de San Pedro Cutud llevaron las ceremonias a otro nivel, cuando fueron clavados a cruces, en un ritual anual que los líderes religiosos locales critican pero que cada vez es más popular

Mensaje Pascual de S.S. Benedicto XVI


Hermanos y hermanas del mundo entero, ¡hombres y mujeres de buena voluntad!


¡Cristo ha resucitado! ¡Paz a vosotros! Se celebra hoy el gran misterio, fundamento de la fe y de la esperanza cristiana: Jesús de Nazaret, el Crucificado, ha resucitado de entre los muertos al tercer día, según las Escrituras. El anuncio dado por los ángeles, al alba del primer día después del sábado, a Maria la Magdalena y a las mujeres que fueron al sepulcro, lo escuchamos hoy con renovada emoción: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado!" (Lc 24,5-6).

No es difícil imaginar cuales serían, en aquel momento, los sentimientos de estas mujeres: sentimientos de tristeza y desaliento por la muerte de su Señor, sentimientos de incredulidad y estupor ante un hecho demasiado sorprendente para ser verdadero. Sin embargo, la tumba estaba abierta y vacía: ya no estaba el cuerpo. Pedro y Juan, avisados por las mujeres, corrieron al sepulcro y verificaron que ellas tenían razón. La fe de los Apóstoles en Jesús, el Mesías esperado, había sufrido una dura prueba por el escándalo de la cruz. Durante su detención, condena y muerte se habían dispersado, y ahora se encontraban juntos, perplejos y desorientados. Pero el mismo Resucitado se hizo presente ante su sed incrédula de certezas. No fue un sueño, ni ilusión o imaginación subjetiva aquel encuentro; fue una experiencia verdadera, aunque inesperada y justo por esto particularmente conmovedora. "Entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros»" (Jn 20,19).

Ante aquellas palabras, se reavivó la fe casi apagada en sus ánimos. Los Apóstoles lo contaron a Tomás, ausente en aquel primer encuentro extraordinario: ¡Sí, el Señor ha cumplido cuanto había anunciado; ha resucitado realmente y nosotros lo hemos visto y tocado! Tomás, sin embargo, permaneció dudoso y perplejo. Cuando, ocho días después, Jesús vino por segunda vez al Cenáculo le dijo: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente!". La respuesta del apóstol es una conmovedora profesión de fe: "¡Señor mío y Dios mío!" (Jn 20,27-28).

"¡Señor mío y Dios mío!". Renovemos también nosotros la profesión de fe de Tomás. Como felicitación pascual, este año, he elegido justamente sus palabras, porque la humanidad actual espera de los cristianos un testimonio renovado de la resurrección de Cristo; necesita encontrarlo y poder conocerlo como verdadero Dios y verdadero Hombre. Si en este Apóstol podemos encontrar las dudas y las incertidumbres de muchos cristianos de hoy, los miedos y las desilusiones de innumerables contemporáneos nuestros, con él podemos redescubrir también con renovada convicción la fe en Cristo muerto y resucitado por nosotros. Esta fe, transmitida a lo largo de los siglos por los sucesores de los Apóstoles, continúa, porque el Señor resucitado ya no muere más. Él vive en la Iglesia y la guía firmemente hacia el cumplimiento de su designio eterno de salvación.

Cada uno de nosotros puede ser tentado por la incredulidad de Tomás. ¿El dolor, el mal, las injusticias, la muerte, especialmente cuando afectan a los inocentes - por ejemplo, los niños víctimas de la guerra y del terrorismo, de las enfermedades y del hambre-, ¿no someten quizás nuestra fe a dura prueba? No obstante, justo en estos casos, la incredulidad de Tomás nos resulta paradójicamente útil y preciosa, porque nos ayuda a purificar toda concepción falsa de Dios y nos lleva a descubrir su rostro auténtico: el rostro de un Dios que, en Cristo, ha cargado con las llagas de la humanidad herida. Tomás ha recibido del Señor y, a su vez, ha transmitido a la Iglesia el don de una fe probada por la pasión y muerte de Jesús, y confirmada por el encuentro con Él resucitado. Una fe que estaba casi muerta y ha renacido gracias al contacto con las llagas de Cristo, con las heridas que el Resucitado no ha escondido, sino que ha mostrado y sigue indicándonos en las penas y los sufrimientos de cada ser humano.

"Sus heridas os han curado" (1 P 2,24), éste es el anuncio que Pedro dirigió a los primeros convertidos. Aquellas llagas, que en un primer momento fueron un obstáculo a la fe para Tomás, porque eran signos del aparente fracaso de Jesús; aquellas mismas llagas se han vuelto, en el encuentro con el Resucitado, pruebas de un amor victorioso. Estas llagas que Cristo ha contraído por nuestro amor nos ayudan a entender quién es Dios y a repetir también: "Señor mío y Dios mío". Sólo un Dios que nos ama hasta cargar con nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el dolor inocente, es digno de fe.
¡Cuántas heridas, cuánto dolor en el mundo! No faltan calamidades naturales y tragedias humanas que provocan innumerables víctimas e ingentes daños materiales. Pienso en lo que ha ocurrido recientemente en Madagascar, en las Islas Salomón, en América latina y en otras Regiones del mundo. Pienso en el flagelo del hambre, en las enfermedades incurables, en el terrorismo y en los secuestros de personas, en los mil rostros de la violencia - a veces justificada en nombre de la religión -, en el desprecio de la vida y en la violación de los derechos humanos, en la explotación de la persona. Miro con aprensión las condiciones en que se encuentran tantas regiones de África: en el Darfur y en los Países cercanos se da una situación humanitaria catastrófica y por desgracia infravalorada; en Kinshasa, en la República Democrática del Congo, los choques y los saqueos de las pasadas semanas hacen temer por el futuro del proceso democrático congoleño y por la reconstrucción del País; en Somalia la reanudación de los combates aleja la perspectiva de la paz y agrava la crisis regional, especialmente por lo que concierne a los desplazamientos de la población y al tráfico de armas; una grave crisis atenaza Zimbabwe, para la cual los Obispos del País, en un reciente documento, han indicado como única vía de superación la oración y el compromiso compartido por el bien común.

Necesitan reconciliación y paz: la población de Timor Este, que se prepara a vivir importantes convocatorias electorales; Sri Lanka, donde sólo una solución negociada pondrá punto final al drama del conflicto que lo ensangrienta; Afganistán, marcado por una creciente inquietud e inestabilidad. En Medio Oriente - junto con señales de esperanza en el diálogo entre Israel y la Autoridad palestina -, por desgracia nada positivo viene de Irak, ensangrentado por continuas matanzas, mientras huyen las poblaciones civiles; en el Líbano el estancamiento de las instituciones políticas pone en peligro el papel que el País está llamado a desempeñar en el área de Medio Oriente e hipoteca gravemente su futuro. No puedo olvidar, por fin, las dificultades que las comunidades cristianas afrontan cotidianamente y el éxodo de los cristianos de aquella Tierra bendita que es la cuna de nuestra fe. A aquellas poblaciones renuevo con afecto mi cercanía espiritual.

Queridos hermanos y hermanas: a través de las llagas de Cristo Resucitado podemos ver con ojos de esperanza estos males que afligen a la humanidad. En efecto, resucitando, el Señor no ha quitado el sufrimiento y el mal del mundo, pero los ha vencido en la raíz con la superabundancia de su gracia. A la prepotencia del Mal ha opuesto la omnipotencia de su Amor. Como vía para la paz y la alegría nos ha dejado el Amor que no teme a la Muerte. "Que os améis unos a otros - dijo a los Apóstoles antes de morir – como yo os he amado" (Jn 13,34).

¡Hermanos y hermanas en la fe, que me escucháis desde todas partes de la tierra! Cristo Resucitado está vivo entre nosotros, Él es la esperanza de un futuro mejor. Mientras decimos con Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!", resuena en nuestro corazón la palabra dulce pero comprometedora del Señor: "El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará" (Jn 12,26). Y también nosotros, unidos a Él, dispuestos a dar la vida por nuestros hermanos (cf. 1 Jn 3,16, nos convertimos en apóstoles de paz, mensajeros de una alegría que no teme el dolor, la alegría de la Resurrección. Que María, Madre de Cristo resucitado, nos obtenga este don pascual. ¡Feliz Pascua a todos!

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Saturday, April 07, 2007

La homilía completa del Papa Benedicto XVI en la Vigilia Pascual 2007


La homilía del Papa

Esta es la homilía completa del Papa Benedicto XVI en la Vigilia Pascual 2007:

Queridos hermanos y hermanas:

Desde los tiempos más antiguos la liturgia del día de Pascua empieza con las palabras: Resurrexi et adhuc tecum sum - he resucitado y siempre estoy contigo; tú has puesto sobre mí tu mano. La liturgia ve en ello las primeras palabras del Hijo dirigidas al Padre después de su resurrección, después de volver de la noche de la muerte al mundo de los vivientes. La mano del Padre lo ha sostenido también en esta noche, y así Él ha podido levantarse, resucitar.

Esas palabras están tomadas del Salmo 138, en el cual tienen inicialmente un sentido diferente. Este Salmo es un canto de asombro por la omnipotencia y la omnipresencia de Dios; un canto de confianza en aquel Dios que nunca nos deja caer de sus manos. Y sus manos son manos buenas. El suplicante imagina un viaje a través del universo, ¿qué le sucederá? "Si escalo el cielo, allá estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha. Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra…», ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día" (Sal 138 [139],8-12).

En el día de Pascua la Iglesia nos anuncia: Jesucristo ha realizado por nosotros este viaje a través del universo. En la Carta a los Efesios leemos que Él había bajado a lo profundo de la tierra y que Aquél que bajó es el mismo que subió por encima de los cielos para llenar el universo (cf. 4, 9s). Así se ha hecho realidad la visión del Salmo. En la oscuridad impenetrable de la muerte Él entró como luz; la noche se hizo luminosa como el día, y las tinieblas se volvieron luz. Por esto la Iglesia puede considerar justamente la palabra de agradecimiento y confianza como palabra del Resucitado dirigida al Padre: "Sí, he hecho el viaje hasta lo más profundo de la tierra, hasta el abismo de la muerte y he llevado la luz; y ahora he resucitado y estoy agarrado para siempre de tus manos". Pero estas palabras del Resucitado al Padre se han convertido también en las palabras que el Señor nos dirige: "He resucitado y ahora estoy siempre contigo", dice a cada uno de nosotros. Mi mano te sostiene. Dondequiera que tú caigas, caerás en mis manos. Estoy presente incluso a las puertas de la muerte. Donde nadie ya no puede acompañarte y donde tú no puedes llevar nada, allí te espero yo y para ti transformo las tinieblas en luz.

Estas palabras del Salmo, leídas como coloquio del Resucitado con nosotros, son al mismo tiempo una explicación de lo que sucede en el Bautismo. En efecto, el Bautismo es más que un baño o una purificación. Es más que la entrada en una comunidad. Es un nuevo nacimiento. Un nuevo inicio de la vida. El fragmento de la Carta a los Romanos, que hemos escuchado ahora, dice con palabras misteriosas que en el Bautismo hemos sido como "incorporados" en la muerte de Cristo. En el Bautismo nos entregamos a Cristo; Él nos toma consigo, para que ya no vivamos para nosotros mismos, sino gracias a Él, con Él y en Él; para que vivamos con Él y así para los demás. En el Bautismo nos abandonamos nosotros mismos, depositamos nuestra vida en sus manos, de modo que podamos decir con san Pablo: "Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí". Si nos entregamos de este modo, aceptando una especie de muerte de nuestro yo, entonces eso significa también que el confín entre muerte y vida se hace permeable. Tanto antes como después de la muerte estamos con Cristo y por esto, desde aquel momento en adelante, la muerte ya no es un verdadero confín. Pablo nos lo dice de un modo muy claro en su Carta a los Filipenses: "Para mí la vida es Cristo. Si puedo estar junto a Él (es decir, si muero) es una ganancia. Pero si quedo en esta vida, todavía puedo llevar fruto. Así me encuentro en este dilema: partir - es decir, ser ejecutado - y estar con Cristo, sería lo mejor; pero, quedarme en esta vida es más necesario para vosotros" (cf. 1,21ss). A un lado y otro del confín de la muerte él está con Cristo; ya no hay una verdadera diferencia. Pero sí, es verdad: "Sobre los hombros y de frente tú me llevas. Siempre estoy en tus manos". A los Romanos escribió Pablo: "Ninguno… vive para sí mismo y ninguno muere por sí mismo… Si vivimos, ... si morimos,... somos del Señor" (14,7s).

Queridos catecúmenos que vais a ser bautizados, ésta es la novedad del Bautismo: nuestra vida pertenece a Cristo, ya no más a nosotros mismos. Pero precisamente por esto ya no estamos solos ni siquiera en la muerte, sino que estamos con Aquél que vive siempre. En el Bautismo, junto con Cristo, ya hemos hecho el viaje cósmico hasta las profundidades de la muerte. Acompañados por Él, más aún, acogidos por Él en su amor, somos liberados del miedo. Él nos abraza y nos lleva, dondequiera que vayamos. Él que es la Vida misma.

Volvamos de nuevo a la noche del Sábado Santo. En el Credo decimos respecto al camino de Cristo: "Descendió a los infiernos". ¿Qué ocurrió entonces? Ya que no conocemos el mundo de la muerte, sólo podemos figurarnos este proceso de la superación de la muerte a través de imágenes que siempre resultan poco apropiadas. Sin embargo, con toda su insuficiencia, ellas nos ayudan a entender algo del misterio. La liturgia aplica las palabras del Salmo 23 [24] a la bajada de Jesús en la noche de la muerte: "¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas!" Las puertas de la muerte están cerradas, nadie puede volver atrás desde allí. No hay una llave para estas puertas de hierro. Cristo, en cambio, tiene esta llave. Su Cruz abre las puertas de la muerte, las puertas irrevocables. Éstas ahora ya no son insuperables. Su Cruz, la radicalidad de su amor es la llave que abre estas puertas. El amor de Cristo que, siendo Dios, se ha hecho hombre para poder morir; este amor tiene la fuerza para abrir las puertas. Este amor es más fuerte que la muerte. Los iconos pascuales de la Iglesia oriental muestran como Cristo entra en el mundo de los muertos. Su vestido es luz, porque Dios es luz. "La noche es clara como el día, las tinieblas son como luz" (cf. Sal 138 [139],12). Jesús que entra en el mundo de los muertos lleva los estigmas: sus heridas, sus padecimientos se han convertido en fuerza, son amor que vence la muerte. Él encuentra a Adán y a todos los hombres que esperan en la noche de la muerte. A la vista de ellos parece como si se oyera la súplica de Jonás: "Desde el vientre del infierno pedí auxilio, y escuchó mi clamor" (Jon 2,3). El Hijo de Dios en la encarnación se ha hecho una sola cosa con el ser humano, con Adán. Pero sólo en aquel momento, en el que realiza aquel acto extremo de amor descendiendo a la noche de la muerte, Él lleva a cabo el camino de la encarnación. A través de su muerte Él toma de la mano a Adán, a todos los hombres que esperan y los lleva a la luz.

Ahora, sin embargo, se puede preguntar: ¿Pero qué significa esta imagen? ¿Qué novedad ocurrió realmente allí por medio de Cristo? El alma del hombre, precisamente, es de por sí inmortal desde la creación, ¿qué novedad ha traído Cristo? Sí, el alma es inmortal, porque el hombre está de modo singular en la memoria y en el amor de Dios, incluso después de su caída. Pero su fuerza no basta para elevarse hacia Dios. No tenemos alas que podrían llevarnos hasta aquella altura. Y sin embargo, nada puede satisfacer eternamente al hombre si no el estar con Dios. Una eternidad sin esta unión con Dios sería una condena. El hombre no logra llegar arriba, pero anhela ir hacia arriba: "Desde el vientre del infierno te pido auxilio...". Sólo Cristo resucitado puede llevarnos hacia arriba, hasta la unión con Dios, hasta donde no pueden llegar nuestras fuerzas. Él carga verdaderamente la oveja extraviada sobre sus hombros y la lleva a casa. Nosotros vivimos agarrados a su Cuerpo, y en comunión con su Cuerpo llegamos hasta el corazón de Dios. Y sólo así se vence la muerte, somos liberados y nuestra vida es esperanza.

Éste es el júbilo de la Vigilia Pascual: nosotros somos liberados. Por medio de la resurrección de Jesús el amor se ha revelado más fuerte que la muerte, más fuerte que el mal. El amor lo ha hecho descender y, al mismo tiempo, es la fuerza con la que Él asciende. La fuerza por medio de la cual nos lleva consigo. Unidos con su amor, llevados sobre las alas del amor, como personas que aman, bajamos con Él a las tinieblas del mundo, sabiendo que precisamente así subimos también con Él. Pidamos, pues, en esta noche: Señor, demuestra también hoy que el amor es más fuerte que el odio. Que es más fuerte que la muerte. Baja también en las noches y a los infiernos de nuestro tiempo moderno y toma de la mano a los que esperan. ¡Llévalos a la luz! ¡Estate también conmigo en mis noches oscuras y llévame fuera! ¡Ayúdame, ayúdanos a bajar contigo a la oscuridad de quienes esperan, que claman hacia ti desde el vientre del infierno! ¡Ayúdanos a llevarles tu luz! ¡Ayúdanos a llegar al "sí" del amor

In the Most Holy Trinity:
Fr. Roberto Mena, S.T.

Thursday, April 05, 2007

Domingo de Resurrección, Domingo de gloria para Dios y esperanza para los hombres.


Homilia para Domingo de Resurreccion, 8 de Abril 2007
de P. Roberto Mena, ST


Estimados hermanos y amigos:

Al celebrar la Resurrección de nuestro señor, concluimos la Semana Santa, y empezamos a vivir con gran alegría el tiempo de Pascua. Es imprescindible que creamos que nuestro señor ha resucitado de entre los muertos, pues, durante las próximas semanas, no sólo meditaremos sobre este hecho trascendental de la Biblia, sino que también aumentaremos nuestra fe con respecto a la Parusía -o la segunda venida- de Cristo a nuestro encuentro, para concluir la instauración del Reino de Dios en el mundo. Es importante que estemos tan pendientes de las celebraciones pascuales como lo hemos estado de las celebraciones de la semana de oración que concluimos en este primer día en que celebramos la Resurrección del Mesías.

¿Creemos que Jesús ha vencido a la muerte? Si nos cuesta creer lo que no podemos ver, no podemos sentirnos pecadores por ello, así pues, ya que en la meditación de ayer no quise incluir un estudio de algunos relatos relacionados con el acontecimiento que celebramos en este día para no hacer el archivo muy pesado, creo que ahora tenemos la ocasión de meditar los citados textos superficialmente, pues, si comprendemos que los seguidores de nuestro Señor eran como nosotros, quizá no será un poco más fácil aceptar que Cristo murió una sola vez y que venció a la muerte desde lo más profundo de la misma, para vivir eternamente.

"Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle" (MC. 16, 1). Si las tres santas mujeres hubieran creído que nuestro señor iba a resucitar al tercer día de su muerte, no hubieran comprado los productos que les eran necesarios para embalsamar su cadáver. Aunque en cierta forma podemos reprocharles a dichas mujeres su carencia de fe, dado que ellas vieron la forma en que murió nuestro señor, es comprensible que se sintieran descorazonadas, así pues, en vez de pensar en su carencia de fe, reflexionaremos sobre el amor que las condujo a embalsamar al Hijo de María, a pesar de que El murió siendo considerado como un malhechor.

"Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron" (MC. 16, 2-5). La blancura de la ropa del ángel que vieron las santas mujeres en el sepulcro de nuestro Señor simboliza la pureza de Dios y de sus ángeles, la cuál también ha de caracterizarnos a sus hijos.

"Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo" (MC. 16, 6-7). No ha de extrañarnos que san Marcos resalte a Pedro entre los demás Apóstoles, porque él fue intérprete del primer Papa de la Iglesia cuando San Pedro predicó en Roma, y porque el Mesías le dijo al citado pescador de Betsaida de Galilea: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto (una vez recuperada tu fe perdida), confirma a tus hermanos" (LC. 22, 31-32). Jesús quería que Pedro impulsara a sus compañeros a encontrarse con El en Galilea, pues el Hijo de María comenzó a predicar el evangelio en la región en que sus Apóstoles habían de recibir el siguiente mandato mesiánico: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (MT. 28, 19-20). San Mateo verifica la frase angélica de San Marcos con respecto a que el Mesías se encontraría con sus Apóstoles en Galilea, así pues, en su relato del anuncio de la negación de San Pedro, escribió las siguientes palabras del Hijo del carpintero: "Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea" (MT. 26, 32. CF. MC. 14, 28).

Continuemos meditando el evangelio de san Marcos.


"Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo" (MC. 16, 8). En este versículo con el que San Marcos concluyó su obra -a pesar de que posteriormente se le añadieron 6 versículos más-, podemos constatar nuevamente que las citadas mujeres no creyeron que Cristo había resucitado.

Entre los relatos paralelos de San Marcos y de San Lucas encontramos una disparidad con respecto al número de ángeles que se les aparecieron a las citadas mujeres en el sepulcro de nuestro Señor. El citado médico escribió en su segunda obra: "Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes" (LC. 24, 4). Mientras que San Marcos destacó la blancura del ángel del que nos habla en el capítulo 16 de su obra para resaltar la pureza divina, San Lucas nos habla del resplandor de los ángeles que se les aparecieron a las citadas mujeres, para hacernos reflexionar sobre la luz de Dios.


"Y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.


Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once (Apóstoles), y a todos los demás" (LC. 24, 5-9). Aquí encontramos otra disparidad con respecto al texto de San Marcos que meditamos anteriormente, dado que, mientras que el citado Evangelista nos dice que las santas mujeres no dijeron lo que habían visto y oído en el sepulcro de nuestro señor por temor a que las creyeran locas, el compañero de viaje de San Pablo nos dice que ellas, al creer que Cristo había resucitado al recordarles los ángeles los anuncios que Jesús hizo de su Pasión, muerte y Resurrección, corrieron a comunicarles la citada buena noticia a los Apóstoles.


A continuación nos encontramos con otra disparidad que diferencia los textos que estamos comparando. San Lucas escribió en su Evangelio con respecto a las santas mujeres: "Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles" (LC. 24, 10). Entre ambos autores no sólo se nos habla de un número de mujeres diferente que acudió a embalsamar a Jesús al sepulcro en que el Mesías había sido enterrado, sino que también existen diferencias entre el nombre de las mismas.


"Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían" (LC. 24, 11).


A continuación aparece otra disparidad con respecto al Evangelio de San Juan correspondiente a la Eucaristía de hoy, dado que en ambos textos se resalta la constatación por parte de san Pedro de la Resurrección del Mesías de una forma diferente, como tendremos la oportunidad de comprobar en esta reflexión. "Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro (miró antes de entrar, esto es importante), vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido" (LC. 24, 12).


En el evangelio de San Mateo encontramos otra disparidad con respecto al número de mujeres que fueron al sepulcro del señor en la mañana del domingo de Pascua. "Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra (que cerraba el paso al sepulcro), y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve" (MT. 28, 1-3).


Quizá nos da la impresión de que San Mateo quiso igualar los textos de San Marcos y de San Lucas, recogiendo en su obra las descripciones diferentes de los ángeles citadas por ambos y copiándolas en su Evangelio dedicado a los judíos conversos a la buena nueva de la salvación. San Mateo escribió el relato de la Resurrección de nuestro señor en el magnífico estilo característico del Judaísmo que nos hace entender que se produjo un terremoto un instante antes de que Cristo venciera a la muerte, haciéndonos entender que hemos de inclinarnos ante el hijo de María, de la misma forma que la tierra saludó a su Creador cuando El resucitó, de la misma manera que también pareció resquebrajarse y se cubrió de tinieblas cuando Jesús expiró, indicando un estado de frustración característico de los fieles del Mesías.


"Y de miedo de él los guardas (del sepulcro) temblaron y se quedaron como muertos" (MT. 28, 4). De esta forma, san Mateo explica en su obra que dichos soldados romanos no fueron testigos oculares de la Resurrección de nuestro Señor.


San Mateo le da la razón a San Lucas en su relato con respecto a la comunicación de las mujeres santas a los Apóstoles de lo que habían visto y escuchado, y corona su relato con un hecho que los citados autores psinópticos no nos transmitieron en sus relatos de la Resurrección del Hijo de María. "Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y con gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.


Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán" (MT. 28, 8-10). Parece que Jesús, aunque se alegraba de ver a sus amigas, tenía mucha prisa con respecto a que sus creyentes conocieran la buena noticia de su Resurrección.


En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T

Milagro atribuido a la intercesión de Juan Pablo II


AIX-EN-PROVENCE, viernes, 30 Marzo 2007 (http://www.zenit.org/) - Con una sonrisa en los labios, sor Marie-Simon-Pierre, la religiosa de 46 años, aseguró este viernes ante la prensa que ha sido curada de Parkinson de manera inexplicable gracias a la intercesión de Juan Pablo II.

«Todo lo que puedo deciros es que yo estaba enferma y que ahora estoy curada. Ahora le corresponde a la Iglesia pronunciarse y reconocer si es un milagro», afirmó ante unos sesenta periodistas en una rueda de prensa concedida en la casa diocesana de la ciudad francesa de Aix-en-Provence.

Acompañada por el obispo de esa diócesis, monseñor Claude Feidt, sin esconder su emoción, reconoció que para ella no hay dudas: «He sido curada, es la obra de Dios por intercesión de Juan Pablo II».

«Es algo muy fuerte, difícil de explicar con palabras», aclaró la religiosa que pertenece a la congregación de las Hermanitas de las Maternidades Católicas.

Al recordar el efecto del Parkinson, la misma enfermedad que padeció Karol Wojtyla, recordó: «mi cuerpo ya no era el mismo y yo no era la misma».

«A partir del fallecimiento de nuestro Santo Padre Juan Pablo II, los síntomas de la enfermedad se acentuaron y agravaron», explicó, recordando dos meses durísimos, hasta el 2 de junio de 2005, cuando pidió dejar de trabajar en la Maternidad de la Estrella (Maternité de l’Etoile), en Puyricard cerca de Aix-en-Provence.

Su superiora le pidió que escribiera el nombre de Juan Pablo II, tarea casi imposible dado su estado. Tras escribir unos caracteres casi irreconocibles, se fue a su habitación a descansar.
«Y allí, cuando entré en mi habitación, tuve ganas de escribir, a pesar de que para mí era difícil. Tuve la impresión de escuchar una voz que me decía: "toma el bolígrafo y escribe". Escribí un poco». Tras pocas palabras, se durmió para despertarse a las 4.30 de la mañana.

«Me levanté de un salto de mi cama, a pesar de que alzarme se había convertido en algo verdaderamente duro y pesado», siguió recordando.

«Me sentí totalmente transformada, ya no era la misma interiormente», afirmó este viernes. «Algo que me resulta difícil explicar con palabras». «Era demasiado fuerte, demasiado grande. Un misterio».

«Desde ese día he dejado de someterme a todo tratamiento». «Para mí es como un segundo nacimiento, tuve la impresión de redescubrir mi cuerpo, de redescubrir mis miembros», confía.
Aquel día, el 3 de junio de 2005, comenzó la jornada con una inolvidable Eucaristía de accion de gracias.

En estos momentos la religiosa desempeña sus servicios en una maternidad de París. «Trabajo como enfermera con mamás y bebés de la maternidad Saint-Félicité. Y cumplo con todas las exigencias».
Esta curación sin explicación científica será presentada por el postulador de la causa de beatificación, monseñor Slawomir Oder, en la fase romana, que tiene lugar en la Congregación para las Causas de los Santos.

Comenzará después de que se clausure el proceso diocesano, el 2 de abril en la basílica vaticana. La religiosa participará en esta celebración.

En declaraciones recientes, monseñor Oder había constatado dos elementos de este caso: la religiosa ha sido curada de Parkinson, la enfermedad de Juan Pablo II, y como él ha entregado su vida a la causa de la vida.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Juan Pablo II a los altares


Hermana Marie Simon Pierre recuerda que "con la fe todo es posible"

ROMA, 03 Abr. 07, (www.aci.com) - La hermana Marie Simon Pierre, la religiosa francesa que se curó del Parkinson tras rezar junto con su comunidad pidiendo la intercesión del Siervo de Dios Juan Pablo II, cuyo caso es estudiado para la beatificación del recordado Pontífice, dijo que "con la fe todo es posible", al hablar de su repentina curación.

En entrevista concedida a Radio Vaticano, la religiosa comentó que "las palabras no son lo suficientemente fuertes para decir lo que realmente ha pasado. Seguramente es una gran gracia. He sentido una gran paz interior, algo que me ha recorrido todo el cuerpo, una especie de ligereza, me sentía ligera, distinta, totalmente otra. Momentos después he sentido una atracción hacia la adoración del Santísimo. Como religiosa, tenía ya la práctica de la adoración y la Eucaristía cotidiana. Ha sido un momento fuerte. Ha sido en realidad en medio de la noche cuando he sentido la necesidad de ir a rezar frente al Santísimo Sacramento".

Al comentar la experiencia de haber rezado con toda su comunidad pidiendo la intercesión del recordado Pontífice, la hermana señaló que "todas mis pequeñas hermanas rezaban, era la Congregación entera la que oraba. Por tanto, éramos parte de la comunión de los santos, con todos aquellos que están en el Cielo".

"La nuestra es una Congregación al servicio de la vida y la familia; Juan Pablo II siempre ha defendido el valor de la vida, siempre lo ha proclamado en todo el mundo, y nosotros estamos al servicio de la vida, de la familia, de la vida naciente. Yo estaba enferma de la misma enfermedad de Juan Pablo II, el Parkinson", añadió la hermana.

Al hablar de los cambios que ha experimentado en su vida espiritual, la religiosa francesa indicó que "mi vida interior, mi vida de oración es diferente. ¡En qué modo, es difícil de explicar! Para mí están la Eucaristía, la adoración: en mi vida estaban primero, pero ahora siento un llamado más fuerte todavía. Antes ya amaba a María, y ahora María es para mí más importante. También Juan Pablo II era muy cercano a María".

"Estaba enferma y ahora estoy curada. Eso es todo. Es cierto que ahora en Roma tienen que estudiar el expediente y deberán decir si la curación puede atribuirse a un milagro. Por el momento lo que puedo decir es que estaba enferma y ahora estoy curada. Nada es imposible para Dios. Creo que debo decirlo: Con la fe todo es posible y todo está en las manos del Padre, finalizó.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Tuesday, April 03, 2007

Falleció el creador del Método Billings, un pionero de los métodos naturales



MELBOURNE, 03 Abr. 07 / 04:18 pm (www.ACI.com) - El doctor John Billings, creador del método de la ovulación que lleva su nombre, falleció a los 89 años de edad en su casa de retiro en Melbourne, Australia, luego de una breve enfermedad.

Junto a su esposa Evelyn, se convirtieron en pioneros de los métodos naturales de la regulación de la natalidad al desarrollar en la década de los ‘50s el llamado Método Billings de Ovulación, una técnica simple que permite a las mujeres identificar los días en que están fértiles con la observación del moco cervical. El método es eficaz para espaciar el nacimiento de los hijos y cada vez es más usado para superar problemas de esterilidad femenina.

Los Billings establecieron en Melbourne la Organización Mundial del Internacional Método Billings de Ovulación, conocida por las siglas en inglés como WOOMB.

La actual directora de WOOMB, Marian Corkill, confirmó el fallecimiento del experto y recordó que el Método Billings ha sido implementado en más de cien países, incluyendo China donde redujo las tasas de aborto.

“Su trabajo en China fue un punto importante en su carrera para que el Método Billings esté ahora disponible en todas las provincias de China, y ha sido adoptado por el gobierno chino como un método a elegir en su sistema de planeación familiar”, indicó Corkill.


En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T

Monday, April 02, 2007

La teología tiene que encontrar «la valentía de plantear preguntas», asegura el Papa



CIUDAD DEL VATICANO, martes, 2 abril 2007 (www.ZENIT.org) - La teología debe tener «la valentía» para plantear preguntas a las universidades y a la sociedad, pero también «la humildad de escuchar las respuestas que nos ofrece la fe cristiana», considera Benedicto XVI.

Lo afirmó el 21 de marzo al recibir a una delegación de la Facultad Teológica de la Universidad de Tubinga, en Alemania, donde fue profesor de teología dogmática de 1966 a 1969, antes de ser profesor de teología en Ratisbona.

Dejando espacio a los recuerdos, el obispo de Roma evocó algunas anécdotas ligadas a la asignación de las cátedras en teología, cuando «todos daban su opinión, y se veía que todos los profesores de la Universidad se sentían en cierto sentido competentes en teología, pues tenían la sensación de tener que participar en la decisión».

«De este modo, se percibía que los colegas de las demás facultades consideraban en cierto sentido la teología como corazón de la Universidad y, por otra, que la teología es algo que afecta a todos, algo en lo que todos estamos involucrados y, por tanto, en lo que nos sentíamos competentes», siguió diciendo.

«En nuestro tiempo, en el que al menos en los países latinos la laicidad del Estado y de las instituciones estatales es subrayada hasta el extremo de dejar fuera todo lo que tiene que ver con la Iglesia, cristianismo, fe, se dan relaciones de las que no puede quedar separado ese complejo que llamamos teología», consideró.

«De este modo se hace evidente que en este conjunto de nuestras realidades europeas, por más que bajo un cierto aspecto sean y tengan que ser laicas, el pensamiento cristiano con sus preguntas y respuestas está presente y las acompaña», dijo.

«La universidad y la sociedad, la humanidad, tienen necesidad de preguntas y también de respuestas» y «allí donde ya no se plantean preguntas, en particular las que afectan a lo esencial y van más allá de toda especialización, tampoco se reciben respuestas», observó.

«Sólo si planteamos interrogantes y si con nuestras preguntas somos radicales, tan radicales como tiene que ser la teología, más allá de toda especialización, podemos alcanzar respuestas a esas preguntas fundamentales que nos afectan a todos. Ante todo tenemos que plantear preguntas», reconoció.

«Pero, en el caso de la teologota, además de la valentía para presentar preguntas, se requiere también la humildad para escuchar las respuestas que nos da la fe cristiana, la humildad para percibir en estas respuestas su carácter razonable y para hacerlas de ese modo accesibles a nuestro tiempo y a nosotros mismos».

«De este modo, no sólo se edifica la universidad, sino que se ayuda a la humanidad a vivir», concluyó.


En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

"La palabra de Dios para que puedan orientar sus vidas"



de José Luis de Jesús Miranda

TEGUCIGALPA, 03 Abr. 07, (http://www.aci.com/) - El Arzobispo de Tegucigalpa, Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Madariaga, señaló que los seguidores de la secta Creciendo en Gracia son personas que "no tienen su fe muy arraigada y dejan llevar por leyendas", y que necesitan conocer "la palabra de Dios para que puedan orientar sus vidas".

"Sus seguidores no están bien en su juicio, son seres humanos con problemas mentales y débiles espirituales", señaló el Prelado a una emisora local. Por su parte, el Obispo de Santa Rosa de Copán, Mons. Luis Alfonso Santos, afirmó que el líder de la secta, José Luis de Jesús Miranda, "es un mentiroso y estafador".

Mons. Santos también calificó de "ignorantes y arrogantes" a los miembros de la secta por tatuarse el 666, que "es el signo de la bestia y torna indigno a quien lo lleva". "Su filosofía es contradictoria porque asegura que el pecado no existe, que las personas deben vivir a su antojo y no en el marco de la ley de Dios. Pero el pecado sí existe y por eso murió Jesús en la cruz", expresó.

Por otro lado, el Arzobispo de San Salvador, Mons. Fernando Sáenz Lacalle, apoyó la decisión del Presidente Tony Saca de no permitir el ingreso de Miranda al país, porque "es justo que las autoridades de un país defiendan los sentimientos cristianos y humanos y religiosos del pueblo; y cuando se da una cosa negativa, se dé el paro correspondiente".

"Hay cosas que van contra el respeto de las creencias de los demás que no pueden consentirse", señaló.

Miranda, que se autoproclama Anticristo y Jesucristo Hombre, amenazó al mandatario salvadoreño, afirmando que su negativa de dejarlo entrar traerá un "terremoto" al país. "Él no es dueño de los salvadoreños, ese país es mío", dijo en un video publicado en Internet, sin especificar la fecha en que cumpliría su amenaza.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.