Thursday, November 14, 2013

El espíritu de la curiosidad nos aleja de la sabiduría y de la paz de Dios, dice el Papa

El  espíritu de la curiosidad nos aleja de la sabiduría y de la paz de Dios, dice el Papa



 El Papa comenzó comentando la primera lectura, tomada del Libro de la Sabiduría, en que se describe “el estado de ánimo del hombre y de la mujer espiritual”, del verdadero cristiano y de la verdadera cristiana que viven "en la sabiduría del Espíritu Santo. Y esta sabiduría los lleva adelante con este Espíritu inteligente, santo, único, múltiple y sutil”:

Esto es caminar en la vida con este Espíritu: el Espíritu de Dios, que nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. Y este Espíritu nos da paz. ¡Siempre! Es el Espíritu de paz, el Espíritu de amor, el Espíritu de fraternidad. Y la santidad es precisamente esto. Lo que Dios pide a Abraham - “Camina en mi presencia y sé irreprensible” – es esto: esta paz. Ir bajo la moción del Espíritu de Dios y de esta sabiduría. Y aquel hombre y aquella mujer que caminan así, se puede decir que son un hombre y una mujer sabios. Un hombre sabio y una mujer sabia, porque se mueven bajo la moción de la paciencia de Dios.
Pero en el Evangelio – subrayó el Papa – “nos encontramos ante otro espíritu, contrario a este de la sabiduría de Dios: el espíritu de la curiosidad”:

Y cuando nosotros queremos adueñarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas conocer todo, tomar todo en nuestra mano… Los fariseos preguntaron a Jesús: “¿Cuándo vendrá el Reino de Dios?”. ¡Curiosos! Querían conocer la fecha, el día… El espíritu de la curiosidad nos aleja del Espíritu de la sabiduría, porque sólo interesan los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. ¿O cómo se hará esto? ¡Es el cómo: es el espíritu del cómo! Y el espíritu de la curiosidad no es un buen espíritu: es el espíritu de la dispersión, del alejarse de Dios, el espíritu de hablar demasiado. Y Jesús también viene a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión. 
La curiosidad – prosiguió el Pontífice – nos impulsa a querer sentir que el Señor está acá o allá; o nos hace decir: “Pero yo conozco a un vidente, a una vidente, que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen”. Y el Papa comentó: “Pero, mire, ¡la Virgen es Madre! Y nos ama a todos nosotros. Pero no es un jefe de la oficina de Correos, para enviar mensajes todos los días”. “Estas novedades – afirmó el Papa – alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios”. Porque “Jesús dice que el Reino de Dios no viene para atraer la atención: viene en la sabiduría”. “¡El Reino de Dios está en medio de ustedes!”, dice Jesús: es “esta acción del Espíritu Santo la que nos da la sabiduría, la que nos da la paz. El Reino de Dios no viene en la confusión, así como Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta” sino que “habló en la brisa suave, la brisa de la sabiduría”:

Así Santa Teresina - Santa Teresa del Niño Jesús - decía que ella debía detenerse siempre ante el espíritu de la curiosidad. Cuando hablaba con otra hermana y esta religiosa relataba una historia, algo de la familia, de la gente, algunas veces pasaba a otro argumento y ella tenía ganas de conocer el final de esta historia. Pero sentía que aquello no era el espíritu de Dios, porque era un espíritu de dispersión, de curiosidad. El Reino de Dios está en medio de nosotros: no buscar cosas extrañas, no buscar novedades con esta curiosidad mundana. Dejemos que el Espíritu nos lleve adelante, con esa sabiduría que es una brisa suave. Éste es el Espíritu del Reino de Dios, del que habla Jesús. Así sea



Wednesday, November 13, 2013

Es una intervención potente de la misericordia de Dios en nuestra vida, afirmó Papa Francisco

Es una intervención potente de la misericordia de Dios en nuestra vida, afirmó Papa Francisco



 ¿Quién de ustedes recuerda la fecha de su bautismo?, preguntó Papa Francisco en italiano a los miles de peregrinos reunidos en Plaza de San Pedro y fuera de ella, en la catequesis del miércoles 13 de noviembre, que el Obispo de Roma dedicó a la afirmación de la profesión de fe católica: “Creo en un solo bautismo para el perdón de los pecados”.
El Papa explicó que la misión de la Iglesia es evangelizar y perdonar los pecados a través del sacramento bautismal que se renueva en el sacramento de la penitencia. Y dio como tarea: “Cuando volvamos a casa preguntemos qué día fui bautizado. Es el segundo cumpleaños, el día del nacimiento a la Iglesia”.
El Bautismo es la carta de identidad del cristiano, su acta de nacimiento a la Iglesia y está ligado al perdón de los pecados –expresó el Vicario de Cristo-. El sacramento de la penitencia o confesión, de hecho, es como un segundo bautismo que consolida y renueva el primero. El día de nuestro bautismo es el punto de partida de un camino bellísimo, un camino hacia Dios, un camino de conversión que dura toda la vida y que está continuamente sostenido por el sacramento de la penitencia. Cuando vamos a confesarnos de nuestras debilidades y pecados, vamos a pedir el perdón de Jesús, pero vamos también a renovar el bautismo con este perdón y esto el bello, porque en cada confesión festejamos el día del bautismo. Por esto la confesión no es una sala de tortura sino una fiesta, para tener limpia la vestidura blanca de nuestra dignidad cristiana.
El bautismo es una verdadera inmersión en la muerte de Cristo, de la cuál se resurge con él como creaturas nuevas –explicó el Sucesor de Pedro-. Lavado de regeneración y de iluminación. Colmados de la gracia de Cristo, la luz de Cristo conjura desde adentro las tinieblas del pecado y el bautizado se convierte en luz para los hermanos que están en tinieblas y preguntó: ¿Te sientes fuerte o estas caído? El bautismo da fuerza. ¿Te sientes iluminado con la luz que viene de Cristo o eres un hombre o mujer oscura, oscuro? El regalo es convertirse en luz para todos.
Se trata de una intervención potente de la misericordia de Dios en nuestra vida para salvarnos, que no nos quita la debilidad humana. Todos somos débiles, todos somos pecadores. Y no nos quita la responsabilidad de pedir perdón cada vez que nos equivocamos y esto es lindo –dijo Papa Francisco en italiano-. No me puedo bautizar dos, tres, cuatro veces, pero sí puedo ir a la confesión. Y cuando me confieso renuevo la gracia del bautismo. Es como si hiciera un segundo bautismo. El Señor es tan bueno, jamás se cansa de perdonar. Me perdona.
El bautismo nos abre las puertas de la Iglesia, pero también cuando la puerta se cierra por nuestros pecados la confesión la reabre, porque la confesión es como un segundo bautismo que nos ilumina para ir adelante en el Señor. Y Francisco terminó su explicación en italiano diciendo: “Vamos adelante alegres, porque la vida se debe vivir con la alegría de Jesucristo y esta es una gracia del Señor”. jesuita Guillermo Ortiz -RV

Resumen de la catequesis y saludo del Santo Padre en nuestro idioma:

Queridos hermanos y hermanas:
Nos fijamos hoy en el artículo del credo que dice: «Creo en un solo bautismo, para el perdón de los pecados». El bautismo es la puerta de la fe y la fuente de la vida cristiana, de nuestra relación de hijos con Dios y con los hermanos, así como el punto de partida de un camino de conversión que dura toda la vida. Este sacramento constituye una verdadera inmersión en la muerte de Cristo para resurgir con él a una nueva vida. Es un baño de regeneración por el agua y el Espíritu y que nos ilumina con la gracia de Cristo, para que seamos también luz para los demás. En el bautismo la misericordia de Dios interviene de modo poderoso para salvarnos y perdonarnos los pecados, abriéndonos las puertas a una nueva vida. Sin embargo, no disminuye nuestra responsabilidad y nuestro esfuerzo en luchar cada día contra los impulsos del mal y la acción de Satanás, que están siempre al acecho. Hermanos, ¿somos conscientes de que el bautismo es la fuente de nuestra relación con Dios? ¿Se trata de una realidad viva para nosotros? ¿Reflexionamos a menudo sobre este don que hemos recibido, esta unión profunda con Jesús que ha dado su vida por mí? ¿Confío en el amor de Cristo que habita en lo más hondo de mi ser? Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, Argentina, México, Venezuela, Guatemala y otros países latinoamericanos. Que vuestra presencia junto al sepulcro de los apóstoles Pedro y Pablo os ayude a redescubrir el don que Dios nos ha dado en el bautismo, y encontrar en él el impulso para un camino de conversión y renovación espiritual. Muchas gracias.


Traducción del texto completo de la catequesis del Papa en italiano"Creo en el perdón de los pecados: el Bautismo"


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

en el Credo, por el cual cada domingo hacemos nuestra profesión de fe, afirmamos: "Creo en un solo bautismo, para el perdón de los pecados". Se trata de la única referencia explícita a un Sacramento en el Credo. Solo se habla del Bautismo allí. En efecto, el bautismo es la "puerta" de la fe y de la vida cristiana. Jesús Resucitado dio a sus apóstoles este mandato: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará”. (Marcos 16:15-16). La misión de la Iglesia es evangelizar y perdonar los pecados a través del sacramento del bautismo. Pero volvamos a las palabras del Credo. La expresión se puede dividir en tres puntos: "profeso", "un solo bautismo", "para la remisión de los pecados".

1. Primero "Yo confieso". ¿Qué quiere decir esto? Es un término solemne e indica la gran importancia del objeto, es decir, del bautismo. De hecho, pronunciando estas palabras, afirmamos nuestra verdadera identidad como hijos de Dios. El Bautismo es en un cierto sentido el documento de identidad cristiana, su certificado de nacimiento. Es el certificado de nacimiento a la Iglesia. Todos ustedes saben el día en que nacieron. De verdad, ¿no es así? Celebran los cumpleaños, todos. Todos celebramos el cumpleaños. Pero voy a hacerles una pregunta que hice otra vez, y que voy a repetir otra vez: ¿quién de ustedes se acuerda de la fecha de su bautismo? Levanten la mano. ¿Quién de ustedes? Hay pocos, ¿eh? No muchos. Y no lo pediré a los obispos, para que pasen vergüenza, ¿eh? Hay pocos, ¿eh? Pero hagamos una cosa, hoy cuando regresen a casa, pregunten: "¿En qué día fui bautizado?” Busquen. Éste es el segundo cumpleaños. El primer cumpleaños es el cumpleaños a la vida y éste es el cumpleaños a la Iglesia: es el día del nacimiento a la Iglesia ¿Lo harán esto? Es una tarea, ¿eh?, para hacer en casa: ver el día en que yo nací, y dar gracias al Señor que ha abierto la puerta a su iglesia aquel día en que yo he recibido el Bautismo. Vamos a hacerlo hoy.
Al mismo tiempo, al bautismo está unida nuestra fe en el perdón de los pecados. El sacramento de la Penitencia o Confesión es, de hecho, como un "segundo bautismo", que tiene siempre como referente el primero para consolidarlo y renovarlo. En este sentido, el día de nuestro bautismo es el punto de partida de un camino, de un camino hermosísimo, de un camino hacia Dios, que dura toda la vida, un camino de conversión y que continuamente se apoya en el Sacramento de la Penitencia. Y piensen también en esto: cuando vamos a confesarnos de nuestras debilidades, de nuestros pecados, pidamos el perdón de Jesús, pero renovemos también el Bautismo con este perdón, ¡eso es hermoso! Es como festejar en cada confesión el día del Bautismo. Y así, la confesión no es una sesión en una cámara de tortura, es una fiesta para celebrar el día de nuestro Bautismo ¡La confesión es para los bautizados! ¡Para mantener limpia esta vestidura blanca de nuestra dignidad cristiana!

2. Segundo elemento: "un solo bautismo". Esta expresión recuerda la de san Pablo: "Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo" (Efesios 4:05). La palabra "bautismo" significa literalmente "inmersión", y de hecho este sacramento constituye una verdadera inmersión espiritual, ¿dónde? ¿En la piscina? No, en la muerte de Cristo. El Bautismo es propiamente una inmersión espiritual en la muerte de Cristo, de la que se resucita con Él como nuevas criaturas (cf. Rom 6:04). Es un lavamiento de regeneración y de iluminación. Regeneración porque actúa ese nacimiento del agua y del Espíritu, sin el cual nadie puede entrar en el reino de los cielos (cf. Jn 03:05). Iluminación, porque, por el Bautismo, la persona humana viene llenada de la gracia de Cristo, "la luz verdadera que ilumina a todo hombre" (Jn 1:09), y disipa las tinieblas del pecado. Y por ello, en la ceremonia del Bautismo a los padres se les da una vela encendida, para indicar esta iluminación. El Bautismo nos ilumina desde dentro con la luz de Jesús. En virtud de este don, el bautizado está llamado a convertirse él mismo en "luz", la luz de la fe que ha recibido, luz para los hermanos, especialmente para aquellos que están en las tinieblas y no ven ningún destello de luz en el horizonte de sus vidas.
Podemos preguntarnos: ¿el Bautismo, para mí, es una cosa del pasado, de aquel día, de aquella fecha -que hoy ustedes buscarán cuál es-, o es una realidad viva, que se refiere a mi presente, en todo momento? ¿Te sientes fuerte, con la fuerza que te da Cristo, con su sangre, con su resurrección, tú te sientes fuerte o te sientes mal, sin fuerza? Pero el bautismo da fuerza ¿Con el Bautismo te sientes un poco iluminado? ¿Te sientes iluminada? Con aquella luz que viene de Cristo ¿Eres hombre o mujer de luz o eres hombre o mujer oscuro, sin la luz de Jesús? Piensen en eso. Tomar la gracia del Bautismo, que es un regalo y convertirse en luz, luz para todos.

3. Por último, una breve mención al tercer elemento: "Para el perdón de los pecados". Recuerden que el Credo: un Bautismo, creo en el bautismo para la remisión de los pecados. En el sacramento del Bautismo se perdonan todos los pecados, el pecado original y todos los pecados personales, así como todas las penas del pecado. En el Bautismo se abre la puerta a una verdadera novedad de vida que no está oprimida por el peso de un pasado negativo, sino que recobra ya la belleza y la bondad del Reino de los cielos. Es una poderosa intervención de la misericordia de Dios en nuestras vidas, para salvarnos. Ésta intervención salvífica no quita nuestra naturaleza humana su debilidad; -todos somos débiles y todos somos pecadores, ¿eh?- ¡y no nos quita la responsabilidad de pedir perdón cada vez que nos equivocamos!
Y esto es hermoso. Yo no puedo ser bautizado dos veces, tres veces, cuatro veces, pero sí que puedo ir a la Confesión y cuando voy a la Confesión renuevo la gracia del Bautismo. Es como si hiciera un segundo Bautismo. El Señor Jesús es tan bueno, que nunca se cansa de perdonarnos, me perdona. Recuerden bien ¿eh? El bautismo nos abre la puerta a la Iglesia. Buscar la fecha de mi bautismo, pero también cuando la puerta se cierra un poco a causa de nuestras debilidades, por nuestros pecados, la Confesión la abre, porque la Confesión es como un segundo Bautismo, que nos perdona todo y nos ilumina para ir adelante con la luz del Señor. Vayamos adelante, alegres ¿eh? Porque la vida hay que vivirla con la alegría de Jesucristo y ésta es una gracia del Señor. ¡Gracias!

Tuesday, November 12, 2013

Cuando nos reprocha, Dios nos acaricia y jamás nos hiere, dice el Papa en su homilía

Cuando nos reprocha, Dios nos acaricia y jamás nos hiere, dice el Papa en su homilía



 Encomendémonos a Dios como un niño se encomienda en las manos de su papá. Es cuanto afirmó el Papa Francisco en la Mesa matutina celebrada en la Casa de Santa Marta. El Papa reafirmó que el Señor jamás nos abandona y subrayó que incluso cuando nos reprocha, Dios no nos da una bofetada sino una caricia.

“Dios ha creado al hombre para la incorruptibilidad”, pero “por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo”. El Papa comentó en su homilía la Primera Lectura, correspondiente a un pasaje del Libro de la Sabiduría que recuerda nuestra creación. La envidia del diablo, afirmó, ha hecho que comenzara esta guerra, “este camino que termina con la muerte”. Y reafirmó que esta última “ha entrado en el mundo y hacen experiencia de ella aquellos que le pertenecen”. Es una experiencia que todos hacemos:

Todos debemos pasar por la muerte, pero una cosa es pasar por esta experiencia con una pertenencia al diablo y otra cosa es pasar por esta experiencia de la mano de Dios. Y a mí me gusta sentir esto: “Estamos en las manos de Dios”, pero desde el inicio. La Biblia nos explica la creación, usando una imagen bella: Dios que, con sus manos nos hace del fango, de la tierra a su imagen y semejanza. Han sido las manos de Dios que nos han creado: ¡el Dios artesano, eh! Como un artesano nos ha hecho. Estas manos del Señor… Las manos de Dios, que no nos han abandonado. 
La Biblia, prosiguió explicando el Papa, narra que el Señor dice a su pueblo: “Yo he caminado contigo, como un papá con su hijo, llevándolo de la mano”. Son precisamente las manos de Dios, añadió, “las que nos acompañan en el camino”:

Nuestro Padre, como un Padre con su hijo, nos enseña a caminar; nos enseña a ir por el camino de la vida y de la salvación. Son las manos de Dios que nos acarician en los momentos del dolor, nos consuelan. ¡Es nuestro Padre quien nos acaricia! Nos quiere tanto. Y también en estas caricias, tantas veces, está el perdón. Una cosa que a mí me hace bien pensarla. Jesús, Dios, ha llevado consigo sus llagas: las hace ver al Padre. Éste es el precio: ¡las manos de Dios son manos llagadas por amor! Y esto nos consuela tanto. 
Tantas veces, prosiguió diciendo Francisco, oímos decir de personas que no saben en quien confiar: “¡Me encomiendo en las manos de Dios!”. Y observó que esto “es bello” porque “allí estamos seguros: es la máxima seguridad, porque es la seguridad de nuestro Padre que nos quiere”. “Las manos de Dios – comentó – también nos curan de nuestras enfermedades espirituales”:

Pensemos en las manos de Jesús, cuando tocaba a los enfermos y los curaba… Son las manos de Dios: ¡nos curan! ¡Yo no me imagino a Dios dándonos una bofetada! No me lo imagino. ¡Reprochándonos, sí me lo imagino, porque lo hace! Pero jamás, jamás, nos hiere. ¡Jamás! Nos acaricia. También cuando debe reprocharnos lo hace con una caricia, porque es Padre. “Las almas de los justos están en las manos de Dios”. Pensemos en las manos de Dios, que nos ha creado como un artesano, nos ha dato la salud eterna. Son manos llagadas y nos acompañan en el camino de la vida. Encomendémonos en las manos de Dios, como un niño se encomienda en la mano de su papá. ¡Esa es una mano segura!

Thursday, November 07, 2013

Construir Comunion en la Iglesia

CONSTRUIR COMUNION EN LA IGLESIA



Así como en las familias y en la sociedad hay conflictos, divisiones, críticas, habladurías y condenas a quienes piensan o actúan en forma diferente, en las iglesias pasan cosas parecidas. Desde que Caín no soportó a su propio hermano Abel y lo mató, las envidias, las competencias y los rechazos suceden en todos los tiempos y en todas las culturas, también en las originarias. Caín es una imagen de lo que acontece en la humanidad.
En algunas parroquias, se echa de menos la comprensión, el respeto y la complementariedad entre grupos, movimientos, juntas y organizaciones. En vez de apreciar en los otros lo bueno que hacen y los frutos de conversión que dan, se les descalifica. Nos pasa como a los fariseos: nos jactamos de ser los buenos, los mejores, los más fieles al Evangelio y al Concilio, y menospreciamos o condenamos a los que viven su fe con otras insistencias o manifestaciones. Podemos despreciar a quienes expresan su catolicismo en devociones populares y prácticas piadosas, y presumir que nosotros sí vivimos la opción por los pobres, el compromiso social, la lucha por el cambio de las estructuras, aunque a veces no hagamos suficiente oración ni participemos en los sacramentos. ¡Qué misionera y dinámica es la parroquia que en verdad llega a ser comunidad de comunidades y movimientos!

ILUMINACION


El Papa Francisco dijo a los catequistas: “Cuando los cristianos nos cerramos en nuestro grupo, en nuestro movimiento, en nuestra parroquia, en nuestro ambiente, nos quedamos cerrados y nos sucede lo que a todo lo que está cerrado. Cuando una habitación está cerrada, empieza a oler a humedad. Y si una persona está encerrada en esa habitación, se pone enferma. Cuando un cristiano se cierra en su grupo, en su parroquia, en su movimiento, está encerrado y se pone enfermo. Y a veces enfermo de la cabeza…” (27-IX-2013).
Sobre esto mismo habló en una audiencia general: La Iglesia es católica porque es la casa de todos. Todos son hijos de la Iglesia y todos están en esta casa. La Iglesia no es un grupo de elite, para unos pocos. La Iglesia es católica, porque es la ‘casa de la armonía’, donde la unidad y la diversidad hábilmente se combinan entre sí para ser riqueza. Pensemos en la imagen de la sinfonía: diferentes instrumentos que tocan juntos; cada uno conserva su timbre inconfundible; sus características de sonido se unen por algo en común. Luego está el que guía, el director. En la sinfonía todos suenan  juntos en armonía, pero no se borra el timbre de cada instrumento; la peculiaridad de cada uno, de hecho, es aprovechada al máximo.
La Iglesia es como una gran orquesta en la que hay variedad. No todos somos iguales y no debemos ser todos iguales. Todos somos diversos, diferentes, cada uno con sus propias cualidades. Y esa es la belleza de la Iglesia: cada uno trae lo propio, lo que Dios le dio, para enriquecer a los demás. Y entre los que la componen hay esta diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se opone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo; Él es el verdadero Maestro.
¿Aceptamos al uno y al otro? ¿Se acepta que exista una justa variedad: que esto sea diferente, que aquello se piense de una forma u otra? Incluso en la misma fe se puede pensar de otra manera. ¿O tendemos a estandarizar todo? La uniformidad mata la vida. La vida de la Iglesia es variedad, y cuando queremos imponer esta uniformidad sobre todos, matamos los dones del Espíritu Santo. Oremos al Espíritu Santo, que es el autor de esta unidad en la variedad, de esta armonía, para  que nos haga cada vez más católicos” (9-X-2013).


COMPROMISOS


Nos propone el Papa: Hay que construir comunión, educar a la comunión, superar malentendidos y divisiones, comenzando por la familia y las realidades eclesiales. ¡Humildad, dulzura, nobleza, amor para mantener la unidad! Estos son los caminos, los verdaderos caminos de la Iglesia. Y esta es una verdadera riqueza: lo que nos une, no lo que nos divide. Esta es la riqueza de la Iglesia” (25-IX-2013).Ese es nuestro gran sueño: tender puentes que unan extremos, y no quedarse cada quien en su orilla.

Wednesday, November 06, 2013

El Papa: Con el mal humor, la frialdad y el egoísmo la Iglesia no crece; solo con amor.

foto ACI Prensa
foto ACI Prensa
VATICANO, 06 Nov. 13 El Papa Francisco reflexionó esta mañana en la catequesis de la audiencia general sobre la comunión de las cosas espirituales, centrándose en los sacramentos, los carismas y la caridad; y explicó que solo con el amor la Iglesia crece, el amor que viene del Espíritu Santo y que debe vencer el mal humor, la frialdad y el egoísmo en las personas.
Ante unas 50 mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre dijo que "a menudo somos demasiado áridos, indiferentes, distantes y en lugar de transmitir fraternidad, trasmitimos mal humor, trasmitimos frialdad, trasmitimos egoísmo".
"Y con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo ¿se puede hacer crecer a las iglesias? ¿Se puede hacer crecer a toda la Iglesia? No, con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo la iglesia no crece: crece sólo con el amor, con el amor que viene del Espíritu Santo. ¡El Señor nos invita a abrirnos a la comunión con Él, en los Sacramentos, en los carismas y en la caridad, para vivir de una manera digna nuestra vocación cristiana!"
El Papa Francisco explicó luego que los Sacramentos de la Iglesia "no son apariencias, no son ritos; los Sacramentos son la fuerza de Cristo, está Jesucristo. Cuando celebramos la Misa, en la Eucaristía está Jesús vivo, Él, vivo, que nos reúne, nos hace comunidad, nos hace adorar al Padre. Cada uno de nosotros, de hecho, mediante el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se incorpora a Cristo y se une a toda la comunidad de los creyentes".
"Cada encuentro con Cristo, que nos da la salvación en los Sacramentos, nos invita a "ir" y a comunicar a los otros la salvación que podemos ver, tocar, conocer, recibir, y que es creíble de verdad, ya que es amor. De esta manera, los Sacramentos nos llevan a ser misioneros. Y el compromiso apostólico de llevar el Evangelio a todas partes, incluso en las más hostiles, constituye el fruto más auténtico de una asidua vida sacramental, porque es participación a la iniciativa salvífica de Dios, que quiere dar la salvación a todos".
Tras recordar que es importante bautizar pronto a los niños, el Papa pasó a explicar la comunión de carismas: "’Carismas’ es una palabra un poco difícil. Los ‘carismas’ son los regalos que nos hace el Espíritu Santo (…) son gracias especiales, dadas a algunos para hacer el bien a otros. Son actitudes, de la inspiración y de los impulsos interiores, que surgen de la conciencia y de la experiencia de determinadas personas, que están llamadas a ponerlos al servicio de la comunidad. En particular, estos dones espirituales benefician a la santidad de la Iglesia y su misión".
Sobre la caridad, que es el amor, el Santo Padre dijo que sin éste, "incluso los dones más extraordinarios son en vano, Pero, este hombre cura a la gente: eh, tiene esta cualidad, esta virtud, sana a la gente. ¿Pero tiene amor en su corazón? ¿Tiene caridad? Si la tiene, adelante; pero si no la tiene, no sirve a la Iglesia".
"Sin amor, todos los dones no sirven a la Iglesia, porque donde hay amor hay un vacío, un vacío que es llenado por el egoísmo. Y les pregunto, ¿si todos somos egoístas, sólo egoístas, podemos vivir en comunidad, en paz? ¿Se puede vivir en paz si todo el mundo es egoísta? ¿Se puede o no se puede? [La gente responde: ¡No!] ¡No se puede! Por eso, es necesario el amor que nos une: la caridad".
El Papa Francisco destacó luego que "el más pequeño de nuestros actos de amor tiene efectos buenos para todo el mundo! Por lo tanto, vivir la unidad de la Iglesia, la comunión de la caridad significa no buscar el propio interés, sino compartir los sufrimientos y las alegrías de los hermanos, dispuestos a llevar las cargas de los más débiles y los pobres. Esta solidaridad fraterna no es una figura retórica, una forma de decir, sino que es una parte integrante de la comunión entre los cristianos".
"Si la vivimos, nosotros somos en el mundo signo, nosotros somos "sacramento" del amor de Dios. ¡Lo somos unos para otros y lo somos para todos! No se trata de aquella caridad mezquina que podemos ofrecernos recíprocamente, es algo más profundo: es una comunión que nos permite entrar en el gozo y el dolor de los demás para hacerlos nuestros, sinceramente".

Vaticano advierte que Medjugorje no puede ser asumida como verdadera aparición

Vaticano advierte que Medjugorje no puede ser asumida como verdadera aparición

La carta enviada a las diócesis de Estados Unidos
La carta enviada a las diócesis de Estados Unidos
VATICANO, 06 Nov. 13 /  El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, Mons. Gerhard Müller, advirtió que las supuestas apariciones de la Virgen María a los videntes de Medjugorje no pueden ser asumidas como verdaderas.
Ante la proximidad de una serie de presentaciones en Estados Unidos de Ivan Dragicevic, supuesto vidente de Medjugorje, Mons. Müller informó a los Obispos de ese país que la posición de la Iglesia es la que expresaron sus pares de la ex Yugoslavia en 1991, que "no es posible establecer que hubo apariciones o revelaciones sobrenaturales".
A través de una carta remitida al Secretario General de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Mons. Ronny Jenkins, el Nuncio Apostólico en ese país, Mons. Carlo Maria Viganò, a pedido de Mons. Múller, indicó que "uno de los así llamados videntes de Medjugorje, Sr. Ivan Dragicevic, está programado para aparecer en ciertas parroquias alrededor del país" en las que, según se ha avisado, "el Sr. Dragicevic estará recibiendo ‘apariciones’".
Con el objetivo de "evitar escándalo y confusión", Mons. Viganò recordó a los Obispos que "los clérigos y los fieles no están permitidos de participar en reuniones, conferencias o celebraciones públicas durante las cuales la credibilidad de tales ‘apariciones’ se dé por afirmada".
"El Arzobispo Müller pide que los Obispos sean informados sobre este tema tan pronto como sea posible", escribió el Nuncio.
ACI Prensa confirmó hoy que la carta del Nuncio Apostólico ha sido recibida en las diócesis de Estados Unidos.
Mons. Viganò señaló a los Obispos estadounidenses que "como ustedes saben bien, la Congregación para la Doctrina de la Fe está en el proceso de investigar ciertos aspectos doctrinales y disciplinares del fenómeno de Medjugorje. Por esta razón, la Congregación ha afirmado que, con respecto a la credibilidad de la ‘aparición’ en cuestión, todos deben aceptar la declaración, con fecha 10 de abril de 1991, de los Obispos de la ex República de Yugoslavia, que afirma: ‘sobre la bases de la investigación que se ha hecho, no es posible establecer que hubo apariciones o revelaciones sobrenaturales’".
La historia de estas apariciones, no reconocidas oficialmente por la Iglesia Católica, comenzó en 1981 en el pueblo de Medjugorje, actualmente en Bosnia y Herzegovina (parte de la antigua Yugoslavia), donde seis niños dijeron haber visto a la Virgen María. El entonces sacerdote Tomislav Vlasic, hoy retirado del estado clerical, se presentó como el director espiritual de los "videntes" y señaló que la Virgen los ha visitado unas 40 mil veces en los últimos 28 años.
Aunque las apariciones no cuentan con el reconocimiento oficial de la Iglesia Católica, miles de fieles peregrinan anualmente al lugar, donde se ha erigido incluso un templo.
En marzo de 2010 la Iglesia creó una comisión internacional de investigación sobre Medjugorje, sujeta a la Congregación para la Doctrina de la Fe, compuesta por cardenales, obispos, peritos y expertos, que trabaja de manera reservada en el caso. Conozca a los miembros de la comisión de investigación aquí: http://www.aciprensa.com/noticias/conozca-a-los-miembros-de-la-comision-que-investiga-medjugorje/#.UnpzyJHUeD4
A continuación, ACI Prensa ofrece a sus lectores una traducción al español del contenido de la carta remitida por Mons. Carlo Maria Viganò a los Obispos de Estados Unidos:
"Reverendo Monseñor Jenkins,
Escribo a pedido de Su Excelencia, Mons. Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien pide que los Obispos de los Estados Unidos sean avisados nuevamente de lo siguiente. Por tanto, su Excelencia desea informar a los Obispos que uno de los así llamados videntes de Medjugorje, Sr. Ivan Dragicevic, está programado para aparecer en ciertas parroquias alrededor del país, y durante ese tiempo hará presentaciones con respecto al fenómeno de Medjugorje. Se prevé, además, que el Sr. Dragicevic estará recibiendo ‘apariciones’ durante estas presentaciones programadas.
Como ustedes bien saben, la Congregación para la Doctrina de la Fe está en el proceso de investigar ciertos aspectos doctrinales y disciplinarios del fenómeno de Medjugorje. Por esta razón, la Congregación ha afirmado que, con respecto a la credibilidad de la ‘aparición’ en cuestión, todos deben aceptar la declaración, con fecha 10 de abril de 1991, de los Obispos de la ex República de Yugoslavia, que dice: ‘Sobre la base de la investigación que se ha hecho, no es posible establecer que hubo apariciones o revelaciones sobrenaturales’. Se sigue, por lo tanto, que los clérigos y los fieles no están permitidos de participar en reuniones, conferencias o celebraciones públicas durante las cuales la credibilidad de tales ‘apariciones’ se dé por afirmada.
Con el fin, por lo tanto, de evitar escándalo y confusión, el Arzobispo Müller pide que los Obispos sean informados de este tema tan pronto como sea posible.
Aprovecho esta oportunidad para presentarle mis sentimientos de profunda estima,
Sinceramente suyo en Cristo,
(Firma)
+Carlo Maria Viganò
Nuncio Apostólico"

Catequesis del Papa sobre la Comunión de los bienes espirituales

TEXTO COMPLETO: Catequesis del Papa sobre la Comunión de los bienes espirituales


foto ACI Prensa

 El Papa Francisco reflexionó esta mañana en la catequesis de la audiencia general sobre la comunión de las cosas espirituales, centrándose en los sacramentos, los carismas y la caridad; y explicó que solo con el amor la Iglesia crece, el amor que viene del Espíritu Santo y que debe vencer el mal humor, la frialdad y el egoísmo en las personas. A continuación, el texto completo de la catequesis:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El miércoles pasado hablé de la comunión de los santos, entendida como la comunión entre las personas santas, es decir, entre nosotros creyentes. Hoy me gustaría profundizar en el otro aspecto de esta realidad: recuerdan que hay dos aspectos: uno, la comunión entre nosotros, la unidad entre nosotros, hacemos comunidad; y el otro aspecto es la comunión a los bienes espirituales a las cosas santas.
Estos dos aspectos están estrechamente vinculados entre sí, de hecho, la comunión entre los cristianos crece a través de la participación en los bienes espirituales. En particular, consideramos: los sacramentos, los carismas y la caridad. (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 949-953). Nosotros crecemos en unidad, en comunión con los Sacramentos, con los carismas que cada uno tiene porque los ha dado el Espíritu Santo, y con la caridad.
El primer lugar la comunión en los Sacramentos. Los sacramentos expresan y realizan una eficaz y profunda comunión entre nosotros, porque en ellos encontramos a Cristo Salvador, y por él, a nuestros hermanos en la fe.
Los Sacramentos no son apariencias, no son ritos; los Sacramentos son la fuerza de Cristo, está Jesucristo, en los Sacramentos. Cuando celebramos laMisa, en la Eucaristía está Jesús vivo, Él, vivo, que nos reúne, nos hace comunidad, nos hace adorar al Padre. Cada uno de nosotros, de hecho, mediante el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se incorpora a Cristo y se une a toda la comunidad de los creyentes.
Por lo tanto, si bien, por un lado, es la Iglesia que "hace” los sacramentos, por otro, son los sacramentos que "hacen" la Iglesia, la edifican, generando nuevos hijos, agregándolos al pueblo santo de Dios, consolidando su membresía.
Cada encuentro con Cristo, que nos da la salvación en los Sacramentos, nos invita a "ir" y a comunicar a los otros la salvación que podemos ver, tocar, conocer, recibir, y que es creíble de verdad, ya que es amor. De esta manera, los Sacramentos nos llevan a ser misioneros. Y el compromiso apostólico de llevar el Evangelio a todas partes, incluso en las más hostiles, constituye el fruto más auténtico de una asidua vida sacramental, porque es participación a la iniciativa salvífica de Dios, que quiere dar la salvación a todos.
La gracia de los Sacramentos nos alimenta una fe fuerte y alegre, una fe que sabe asombrarse de las "maravillas" de Dios y sabe resistir a los ídolos del mundo. Y por esto es importante tomar la comunión; es importante que los niños sean bautizados pronto; es importante que sean confirmados. ¿Por qué? Porque ésta es la presencia de Jesucristo en nosotros, que nos ayuda. Es importante, cuando nos sentimos pecadores, ir al Sacramento de la reconciliación. "No, Padre, ¡tengo miedo, porque el sacerdote me bastoneará!" No, no te bastoneará, el sacerdote. ¿Tú sabes que encontrarás en el Sacramento de la reconciliación? A Jesús, Jesús que te perdona. Es Jesús que te está esperando allí, y esto es un Sacramento. Y esto hace que crezca toda la Iglesia.
Un segundo aspecto de la comunión en las cosas santas es la comunión de los carismas. El Espíritu Santo dispensa a los fieles una multitud de dones y gracias espirituales; esta riqueza, digamos "de fantasía" de los dones del Espíritu Santo tiene como objetivo la edificación de la Iglesia.
"Carismas" es una palabra un poco difícil. Los "carismas" son los regalos que nos hace el Espíritu Santo: uno tiene el regalo de ser así, o esta habilidad o esa posibilidad... son los regalos que da, pero no nos los da para que se oculten: nos da estos regalos para participarlos a los demás. No son en beneficio de los que los reciben, sino para la utilidad del pueblo de Dios. Si un carisma, en cambio, un regalo de estos, sirve para afirmarse a sí mismos, hay que dudar que se trate de un auténtico carisma o que se viva fielmente.
Los carismas son gracias especiales, dadas a algunos para hacer el bien a otros. Son actitudes, de la inspiración y de los impulsos interiores, que surgen de la conciencia y de la experiencia de determinadas personas, que están llamadas a ponerlos al servicio de la comunidad. En particular, estos dones espirituales benefician a la santidad de la Iglesia y su misión.
Todos estamos llamados a respetarlos en nosotros y en los demás, para acogerlos como estímulos útiles para una presencia y una obra fructífera de la Iglesia. San Pablo advirtió: "No apaguen el Espíritu" (1 Tesalonicenses 5:19). No apaguen el Espíritu, el Espíritu que nos da estos dones, estas habilidades, estas virtudes, estas hermosas cosas que hacen crecer la Iglesia.
¿Cuál es nuestra actitud frente a estos dones del Espíritu Santo? ¿Somos conscientes de que el Espíritu de Dios es libre de darlos a quien quiere? ¿Los consideramos como una ayuda espiritual, a través de la cual el Señor sostiene nuestra fe y la fortalece y también refuerza nuestra misión en el mundo?
Y ahora vayamos al tercer aspecto de la comunión en las cosas santas, es decir, la comunión de la caridad. La unidad entre nosotros que hace la caridad es el amor. De los primeros cristianos, los paganos que los veían decían: "¡Pero éstos, cuánto se aman! ¡Cuánto se quieren! ¡No se odian, no hablan entre sí! ¡Pero esto es bueno!”. La caridad: esto es el amor de Dios que el Espíritu Santo nos da en el corazón. Los carismas son importantes en la vida de la comunidad cristiana, pero son siempre medios para crecer en la caridad, en el amor, que San Pablo coloca por encima de los carismas (cf. 1 Cor 13:1-13).
Sin amor, de hecho, incluso los dones más extraordinarios son en vano, Pero, este hombre cura a la gente: eh, tiene esta cualidad, esta virtud, sana a la gente. ¿Pero tiene amor en su corazón? ¿Tiene caridad? Si la tiene, adelante; pero si no la tiene, no sirve a la Iglesia. Sin amor, todos los dones no sirven a la Iglesia, porque donde hay amor hay un vacío, un vacío que es llenado por el egoísmo. Y les pregunto, ¿si todos somos egoístas, sólo egoístas, podemos vivir en comunidad, en paz? ¿Se puede vivir en paz si todo el mundo es egoísta? ¿Se puede o no se puede? [La gente responde: ¡nooo!] ¡No se puede! Por eso, es necesario el amor que nos une: la caridad.
El más pequeño de nuestros actos de amor tiene efectos buenos para todo el mundo! Por lo tanto, vivir la unidad de la Iglesia, la comunión de la caridad significa no buscar el propio interés, sino compartir los sufrimientos y las alegrías de los hermanos (cf. 1 Cor 12:26), dispuestos a llevar las cargas de los más débiles y los pobres. Esta solidaridad fraterna no es una figura retórica, una forma de decir, sino que es una parte integrante de la comunión entre los cristianos.
Si la vivimos, nosotros somos en el mundo signo, nosotros somos "sacramento" del amor de Dios. ¡Lo somos unos para otros y lo somos para todos! No se trata de aquella caridad mezquina que podemos ofrecernos recíprocamente, es algo más profundo: es una comunión que nos permite entrar en el gozo y el dolor de los demás para hacerlos nuestros, sinceramente.
Y a menudo somos demasiado áridos, indiferentes, distantes y en lugar de transmitir fraternidad, trasmitimos mal humor, trasmitimos frialdad, trasmitimos egoísmo. Y con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo ¿se puede hacer crecer a las iglesias? ¿Se puede hacer crecer a toda la Iglesia? No, con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo la iglesia no crece: crece sólo con el amor, con el amor que viene del Espíritu Santo. ¡El Señor nos invita a abrirnos a la comunión con Él, en los Sacramentos, en los carismas y en la caridad, para vivir de una manera digna nuestra vocación cristiana!
Y ahora, me permito pedirles un acto de caridad. Tengan la seguridad de que no se hará una colecta, ¿eh? Un acto de caridad. Antes de llegar a la plaza, me detuve con una niña de un año y medio, con una enfermedad muy grave: su padre, su madre rezan y piden al Señor por la salud de esta hermosa niña. Su nombre es Noemi. Sonreía, pobrecita. Hagamos un acto de amor. Nosotros no la conocemos, pero es una niña bautizada, es una de nosotros, es un cristiana. Hagamos un acto de amor por ella, y en silencio antes pidamos al Señor que la ayude en este momento y le dé salud. En silencio, por un momento, y luego rezaremos el Ave María.
Y ahora, todos juntos, recemos a la Virgen por la salud de Noemi: Dios te salve María...
Gracias por este acto de caridad.

Cuestionario preparatorio del Sínodo sobre la Familia



 El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi reiteró que el Papa Francisco no ha remitido una suerte de "consulta a las bases", ni un plebiscito o encuesta sobre las uniones homosexuales y el divorcio, tal como han difundido erróneamente diversos medios seculares del mundo.
Tras la convocatoria del Papa Francisco a un Sínodo extraordinario sobre laFamilia para octubre de 2014, la secretaría general del Sínodo de los Obispos remitió a los Prelados de todo el mundo un cuestionario de 38 preguntas, que deberán ser contestadas hasta enero.
"Solamente se trata de un documento enviado a las Conferencias Episcopales de todo el mundo", indicó el Padre Lombardi.
Entre las consultas referentes a las uniones homosexuales, se preguntó "¿qué atención pastoral es posible tener hacia las personas que han elegido de vivir según este tipo de uniones?".
Al abordar el tema de los divorciados, el documento pregunta sobre "¿cuáles son las peticiones que las personas divorciadas y vueltas a casar dirigen a laIglesia, respecto a los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación?".
Con las respuestas a estas interrogantes, se elaborará un documento preparatorio sobre la situación en la sociedad y en la Iglesia, Instrumentum Laboris, para el trabajo del Sínodo.
El Padre Federico Lombardi explicó que el remitir estas preguntas, con carácter consultivo, a las Conferencias Episcopales "no es nada insólito ni novedoso, forma parte de la praxis habitual del Sínodo de los Obispos".
Para ver el Punto de Vista del Director de ACI Prensa, Alejandro Bermúdez, sobre la supuesta encuesta del Vaticano sobre gays y divorciados, puede ingresar a: http://youtu.be/C85gGOyP1h0
Cuestionario preparatorio del Sínodo sobre la Familia
Si tienes sugerencias de pastoral, que no contradigan la tradición del Magisterio, envíalas a iesvs.org arroba gmail.com, con título "sínodo", así después podríamos publicamos un resumen. No hace falta contestar cada pregunta, sólo lo que, en oración bajo el amparo de la Sagrada Familia, pienses que es importante para la familia y la Iglesia, que actualmente no se está realizando en todas las diócesis. Por ejemplo para la pregunta 1.a), ¿qué medios (por ejemplo EWTN), movimientos o grupos de formación, oración, etc. para solteros, novios, casados, separados, divorciados en nueva unión? ¿datos de contacto?Octubre 2014. Tomado íntegramente del texto original del Vaticano:
http://www.vatican.va/roman_curia/synod/documents/rc_synod_doc_20131105_iii-assemblea-sinodo-vescovi_sp.html
III – Cuestionario

Las siguientes preguntas permiten a las Iglesias particulares participar activamente en la preparación del Sínodo Extraordinario, que tiene como objetivo anunciar el Evangelio en los actuales desafíos pastorales en relación a la familia.

1 - Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia

a) ¿Cuál es el real conocimiento de las enseñanzas de la Biblia, de la Gaudium et Spes, de la Familiaris Consortio y de otros documentos del Magisterio post-conciliar sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? ¿Cómo nuestros fieles son formados en la vida familiar según las enseñanzas de la Iglesia?

b) Allí donde se conocen las enseñanzas de la Iglesia ¿son éstas integralmente aceptadas? ¿se verifican dificultades para ponerlas en práctica? ¿Cuáles?

c) ¿Cómo se difunden las enseñanzas de la Iglesia en el contexto de los programas pastorales a nivel nacional, diocesano y parroquial? ¿Qué catequesis se ofrece sobre la familia?

d) ¿En qué medida – y en particular en relación a qué aspectos – dichas enseñanzas son realmente conocidas, aceptadas, rechazadas y/o criticadas en ambientes extra eclesiales? ¿Cuáles son los factores culturales que obstaculizan la plena recepción de las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia?

2 - Sobre el matrimonio según la ley natural

a) ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura civil, tanto a nivel institucional, educativo y académico, como a nivel popular? ¿Qué visiones antropológicas se dan por sobrentendidas en el debate sobre el fundamento natural de la familia?

b) ¿Es comúnmente aceptado, en cuanto tal, el concepto de ley natural en relación a la unión entre el hombre y la mujer, de parte de los bautizados en general?

c) ¿Cómo es contestada, en la práctica y en la teoría, la ley natural en lo que respecta a la unión entre el hombre y la mujer en vista de la formación de una familia? ¿Cómo es propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?

d) ¿Cómo se deberían afrontar los desafíos pastorales que surgen cuando bautizados, no practicantes o que se declaran no creyentes, piden la celebración del matrimonio?

3 – La pastoral de la familia en el contexto de la evangelización

a) ¿Qué experiencias han sido maduradas en las últimas décadas en orden a la preparación al matrimonio? ¿Cómo se ha tratado de estimular la tarea de evangelización de los esposos y de la familia? ¿En qué modo se puede promover la conciencia de la familia como “Iglesia doméstica”?

b) ¿Se ha logrado proponer estilos de oración en familia, que sean capaces de resistir ante la complejidad de la vida y de la cultura actual?

c) ¿En qué modo las familias cristianas han sabido realizar la propia vocación de trasmitir la fe en la actual situación de crisis entre las generaciones?

d) ¿De que manera las Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad familiar ha sabido crear caminos ejemplares?

e) ¿Qué aporte específico han logrado dar los matrimonios y las familias, en orden a la difusión de una visión integral del matrimonio y de la familia cristiana, que sea creíble hoy?

f) ¿Qué atención pastoral ha demostrado la Iglesia para sostener el camino de los matrimonios en formación y de aquellos que atraviesan por una crisis?

4 – Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles

a) ¿Es una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular la convivencia ad experimentum? ¿Es posible estimar numéricamente un porcentaje?

b) ¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento religioso ni civil? ¿Hay datos estadísticos confiables?

c) ¿Son una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular los que están separados y los divorciados casados de nuevo? ¿Cuál es el porcentaje numéricamente estimable? ¿Cómo se enfrenta esta realidad a través de programas pastorales adecuados?

d) En estos casos: ¿Cómo viven los bautizados su irregularidad? ¿Son concientes de ella? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?

e) ¿Qué piden las personas divorciadas y casadas de nuevo a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en estas situaciones ¿cuántas piden dichos sacramentos?

f) ¿Podría ofrecer realmente un aporte positivo a la solución de las problemáticas de las personas implicadas la agilización de la praxis canónica en orden al reconocimiento de la declaración de nulidad del vínculo matrimonial? Si la respuesta es afirmativa ¿en qué forma?

g) ¿Existe una pastoral orientada a la atención de estos casos? ¿Cómo se desarrolla esa actividad pastoral? ¿Existen al respecto programas a nivel nacional y diocesano? ¿Cómo es anunciada a los separados y a los divorciados casados de nuevo la misericordia de Dios? ¿Cómo se pone en práctica el apoyo de la Iglesia en el camino de fe de estas personas?

5 - Sobre las uniones de personas del mismo sexo

a) ¿Existe en el país una ley civil de reconocimiento de las uniones de personas del mismo sexo equiparadas, de algún modo, al matrimonio?

b) ¿Qué actitud asumen las Iglesias particulares y locales ante el Estado civil, promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, y también ante las mismas personas implicadas en este tipo de uniones?

c) ¿Qué atención pastoral es posible desarrollar en relación a las personas que han elegido vivir según este tipo de uniones?

d) ¿Cómo habría que comportarse pastoralmente, en el caso de uniones de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños, en vista de la transmisión de la fe?

6 - Sobre la educación de los hijos en las situaciones matrimoniales irregulares

a) ¿Cuál es en estos casos la proporción estimada de niños y adolescentes, en relación a los niños nacidos y educados en familias regularmente constituidas?

b) ¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué piden? ¿Sólo los sacramentos o también la catequesis?

c) ¿Cómo las Iglesias particulares intentan responder a la necesidad de los padres de estos niños de ofrecer una educación cristiana para sus hijos?

d) ¿Cómo se desarrolla la praxis sacramental en estos casos: la preparación, la administración del sacramento y el acompañamiento?

7 - Sobre la apertura de los cónyuges a la vida

a) ¿Tienen los cristianos un real conocimiento de la doctrina de la Humanae vitae sobre la paternidad responsable? ¿Qué conciencia se tiene del valor moral de los diferentes métodos de control de los nacimientos? ¿Qué profundizaciones podrían ser sugeridas sobre esta materia desde el punto de vista pastoral?

b) ¿Es aceptada la mencionada doctrina moral? ¿Cuáles son los aspectos más problemáticos que dificultan la aceptación en la gran mayoría de los matrimonios?

c) ¿Qué métodos naturales son promovidos de parte de las Iglesias particulares para ayudar a los cónyuges a aplicar la doctrina de la Humanae vitae?

d) ¿Cuál es la experiencia respecto a este tema en la praxis del sacramento de la Penitencia y en la participación en la Eucaristía?

e) ¿Qué contrastes se detectan entre la doctrina de la Iglesia y la educación civil en relación a esta temática?

f) ¿Cómo se puede promover una mentalidad más abierta a la natalidad? ¿Cómo se puede favorecerse el aumento de los nacimientos?

8 - Sobre la relación que existe entre la familia y la persona

a) Jesucristo revela el misterio y la vocación del ser humano ¿La familia es realmente un ambiente privilegiado para que esto tenga lugar?

b) ¿Qué situaciones críticas de la familia en el mundo actual pueden constituir un obstáculo para el encuentro de la persona con Cristo?

c) ¿En qué medida las crisis de fe que las personas pueden atravesar inciden en la vida familiar?

9 - Otros desafíos y propuestas

¿Existen otros desafíos y propuestas en relación a los temas tratados en este cuestionario que merezcan ser considerados como urgentes o útiles?


¡ Ave María purísima

Ir y comunicar a los demás la salvación: catequesis del Papa este miércoles






Ir y comunicar a los demás la salvación: catequesis del Papa este miércoles



El Papa Francisco presidió la audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro. Este miércoles el Obispo de Roma -luego de dedicar su última catequesis a la comunión de los santos- se detuvo en otro aspecto de aquella realidad: la participación en los bienes espirituales de la Iglesia. El Santo Padre subrayó que “en los Sacramentos nos encontramos con Jesús y, por medio de Él, entramos a formar parte del Pueblo de Dios”. Al poner de relieve que todo encuentro con el Señor tiene un carácter misionero, Francisco enfatizó en que los Sacramentos “constituyen una invitación a comunicar a los otros lo que hemos visto y oído, a llevar a los demás la salvación que hemos recibido”.

La catequesis del Papa se refirió asimismo a los carismas: “dones y gracias especiales que el Espíritu Santo reparte para la edificación de la Iglesia”. Ellos enriquecen la caridad, que está por encima de todo. “Sin amor, advirtió el Pontífice, los carismas son vanos. Con amor, hasta el menor de nuestros actos repercute en beneficio de todos”. El Santo Padre finalizó su catequesis de este miércoles recordándonos que los bienes espirituales que compartimos en la Iglesia están al servicio de la comunión y de la misión, y mediante la comunión de los santos cada uno de nosotros somos signo y sacramento del amor de Dios para los demás y para el mundo entero.

Resumen de su catequesis y palabras del Papa en nuestro idioma 

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy quisiera hablar de la comunión de los santos, que crece mediante la participación en los bienes espirituales de la Iglesia.

En los Sacramentos nos encontramos con Jesús y, por medio de Él, entramos a formar parte del santo Pueblo de Dios. Todo encuentro con el Señor tiene un carácter misionero. Por eso, los Sacramentos constituyen una invitación a comunicar a los otros lo que hemos visto y oído, a llevar a los demás la salvación que hemos recibido.

A su vez, los carismas son dones y gracias especiales que el Espíritu Santo reparte para la edificación de la Iglesia, es decir, de su santidad y de su misión en el mundo. Ellos enriquecen la caridad, que está por encima de todo. Sin amor, los carismas son vanos. Con amor, hasta el menor de nuestros actos repercute en beneficio de todos.

La caridad es la mayor riqueza de la Iglesia. Vivir la comunión en la caridad significa no buscar el propio interés, sino ser capaces de compartir las alegrías y los sufrimientos de los hermanos, ser capaces de llevar los unos los cargas de los otros.

No lo olvidemos: los bienes espirituales que compartimos en la Iglesia están al servicio de la comunión y de la misión, y mediante la comunión de los santos cada uno de nosotros somos signo y “sacramento” del amor de Dios para los demás y para el mundo entero. 

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Panamá, Argentina y los demás países latinoamericanos. Que María Santísima haga de todos nosotros discípulos misioneros, que dan gratis las gracias recibidas. Muchas gracias.



Traducción completa del texto de la catequesis del Papa en italiano

Queridos hermanos y hermanas, ì buenos días!

El miércoles pasado hablé de la comunión de los santos, entendida como la comunión entre las personas santas, es decir, entre nosotros creyentes. Hoy me gustaría profundizar en el otro aspecto de esta realidad: recuerdan que hay dos aspectos: uno, la comunión entre nosotros, la unidad entre nosotros, hacemos comunidad; y el otro aspecto es la comunión a los bienes espirituales a las cosas santas. Estos dos aspectos están estrechamente vinculados entre sí, de hecho, la comunión entre los cristianos crece a través de la participación en los bienes espirituales. En particular, consideramos: los sacramentos, los carismas y la caridad. (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 949-953). Nosotros crecemos en unidad, en comunión con los Sacramentos, con los carismas que cada uno tiene porque los ha dado el Espíritu Santo, y con la caridad.


El primer lugar la comunión en los Sacramentos. Los sacramentos expresan y realizan una eficaz y profunda comunión entre nosotros, porque en ellos encontramos a Cristo Salvador, y por él, a nuestros hermanos en la fe. Los Sacramentos no son apariencias, no son ritos; los Sacramentos son la fuerza de Cristo, está Jesucristo, en los Sacramentos. Cuando celebramos la Misa, en la Eucaristía está Jesús vivo, Él, vivo, que nos reúne, nos hace comunidad, nos hace adorar al Padre. Cada uno de nosotros, de hecho, mediante el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se incorpora a Cristo y se une a toda la comunidad de los creyentes. Por lo tanto, si bien, por un lado, es la Iglesia que "hace” los sacramentos, por otro, son los sacramentos que "hacen" la Iglesia, la edifican, generando nuevos hijos, agregándolos al pueblo santo de Dios, consolidando su membresía.


Cada encuentro con Cristo, que nos da la salvación en los Sacramentos, nos invita a "ir" y a comunicar a los otros la salvación que podemos ver, tocar, conocer, recibir, y que es creíble de verdad, ya que es amor. De esta manera, los Sacramentos nos llevan a ser misioneros. Y el compromiso apostólico de llevar el Evangelio a todas partes, incluso en las más hostiles, constituye el fruto más auténtico de una asidua vida sacramental, porque es participación a la iniciativa salvífica de Dios, que quiere dar la salvación a todos. La gracia de los Sacramentos nos alimenta una fe fuerte y alegre, una fe que sabe asombrarse de las "maravillas" de Dios y sabe resistir a los ídolos del mundo. Y por esto es importante tomar la comunión; es importante que los niños sean bautizados pronto; es importante que sean confirmados. ¿Por qué? Porque ésta es la presencia de Jesucristo en nosotros, que nos ayuda. Es importante, cuando nos sentimos pecadores, ir al Sacramento de la reconciliación. "No, Padre, ¡tengo miedo, porque el sacerdote me bastoneará!" No, no te bastoneará, el sacerdote. ¿Tú sabes que encontrarás en el Sacramento de la reconciliación? A Jesús, Jesús que te perdona. Es Jesús que te está esperando allí, y esto es un Sacramento. Y esto hace que crezca toda la Iglesia.


Un segundo aspecto de la comunión en las cosas santas es la comunión de los carismas. El Espíritu Santo dispensa a los fieles una multitud de dones y gracias espirituales; esta riqueza, digamos "de fantasía" de los dones del Espíritu Santo tiene como objetivo la edificación de la Iglesia. "Carismas" es una palabra un poco difícil. Los "carismas" son los regalos que nos hace el Espíritu Santo: uno tiene el regalo de ser así, o esta habilidad o esa posibilidad... son los regalos que da, pero no nos los da para que se oculten: nos da estos regalos para participarlos a los demás. No son en beneficio de los que los reciben, sino para la utilidad del pueblo de Dios. Si un carisma, en cambio, un regalo de estos, sirve para afirmarse a sí mismos, hay que dudar que se trate de un auténtico carisma o que se viva fielmente. Los carismas son gracias especiales, dadas a algunos para hacer el bien a otros. Son actitudes, de la inspiración y de los impulsos interiores, que surgen de la conciencia y de la experiencia de determinadas personas, que están llamadas a ponerlos al servicio de la comunidad. En particular, estos dones espirituales benefician a la santidad de la Iglesia y su misión. Todos estamos llamados a respetarlos en nosotros y en los demás, para acogerlos como estímulos útiles para una presencia y una obra fructífera de la Iglesia. San Pablo advirtió: "No apaguen el Espíritu" (1 Tesalonicenses 5:19). No apaguen el Espíritu, el Espíritu que nos da estos dones, estas habilidades, estas virtudes, estas hermosas cosas que hacen crecer la Iglesia.

¿Cuál es nuestra actitud frente a estos dones del Espíritu Santo? ¿Somos conscientes de que el Espíritu de Dios es libre de darlos a quien quiere? ¿Los consideramos como una ayuda espiritual, a través de la cual el Señor sostiene nuestra fe y la fortalece y también refuerza nuestra misión en el mundo?


Y ahora vayamos al tercer aspecto de la comunión en las cosas santas, es decir, la comunión de la caridad. La unidad entre nosotros que hace la caridad es el amor. De los primeros cristianos, los paganos que los veían decían: "¡Pero éstos, cuánto se aman! ¡Cuánto se quieren! ¡No se odian, no hablan entre sí! ¡Pero esto es bueno!”. La caridad: esto es el amor de Dios que el Espíritu Santo nos da en el corazón. Los carismas son importantes en la vida de la comunidad cristiana, pero son siempre medios para crecer en la caridad, en el amor, que San Pablo coloca por encima de los carismas (cf. 1 Cor 13:1-13). Sin amor, de hecho, incluso los dones más extraordinarios son en vano, Pero, este hombre cura a la gente: eh, tiene esta cualidad, esta virtud, sana a la gente. ¿Pero tiene amor en su corazón? ¿Tiene caridad? Si la tiene, adelante; pero si no la tiene, no sirve a la Iglesia. Sin amor, todos los dones no sirven a la Iglesia, porque donde hay amor hay un vacío, un vacío que es llenado por el egoísmo. Y les pregunto, ¿si todos somos egoístas, sólo egoístas, podemos vivir en comunidad, en paz? ¿Se puede vivir en paz si todo el mundo es egoísta? ¿Se puede o no se puede? [La gente responde: ¡nooo!] ¡No se puede! Por eso, es necesario el amor que nos une: la caridad. El más pequeño de nuestros actos de amor tiene efectos buenos para todo el mundo! Por lo tanto, vivir la unidad de la Iglesia, la comunión de la caridad significa no buscar el propio interés, sino compartir los sufrimientos y las alegrías de los hermanos (cf. 1 Cor 12:26), dispuestos a llevar las cargas de los más débiles y los pobres. Esta solidaridad fraterna no es una figura retórica, una forma de decir, sino que es una parte integrante de la comunión entre los cristianos. Si la vivimos, nosotros somos en el mundo signo, nosotros somos "sacramento" del amor de Dios. ¡Lo somos unos para otros y lo somos para todos! No se trata de aquella caridad mezquina que podemos ofrecernos recíprocamente, es algo más profundo: es una comunión que nos permite entrar en el gozo y el dolor de los demás para hacerlos nuestros, sinceramente.

Y a menudo somos demasiado áridos, indiferentes, distantes y en lugar de transmitir fraternidad, trasmitimos mal humor, trasmitimos frialdad, trasmitimos egoísmo. Y con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo ¿se puede hacer crecer a las iglesias? ¿Se puede hacer crecer a toda la Iglesia? No, con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo la iglesia no crece: crece sólo con el amor, con el amor que viene del Espíritu Santo. ¡El Señor nos invita a abrirnos a la comunión con Él, en los Sacramentos, en los carismas y en la caridad, para vivir de una manera digna nuestra vocación cristiana!

Y ahora, me permito pedirles un acto de caridad. Tengan la seguridad de que no se hará una colecta, ¿eh? Un acto de caridad. Antes de llegar a la plaza, me detuve con una niña de un año y medio, con una enfermedad muy grave: su padre, su madre rezan y piden al Señor por la salud de esta hermosa niña. Su nombre es Noemi. Sonreía, pobrecita. Hagamos un acto de amor. Nosotros no la conocemos, pero es una niña bautizada, es una de nosotros, es un cristiana. Hagamos un acto de amor por ella, y en silencio antes pidamos al Señor que la ayude en este momento y le dé salud. En silencio, por un momento, y luego rezaremos el Ave María.

Y ahora, todos juntos, recemos a la Virgen por la salud de Noemi: Dios te salve María...

Gracias por este acto de caridad.