Thursday, December 28, 2006

CERRANDO PARA ABRIR

de P. Roberto Mena, S.T.

Al llegar estas fechas hacemos balance de lo transcurrido.
Al llegar estas fechas comenzamos a hacer proyectos para lo que vendrá.
No podemos limitarnos a cerrar el tiempo porque el mismo siempre está abierto.
No podemos limitarnos a comenzar puesto que siempre somos la resultante de una mezcla de pasado, futuro y hoy.
Por más que existan quienes actúen como si todo comenzase con ellos tal realidad no es cierta. La historia relata de un mandarín que hizo quemar todos los libros para que no quedasen vestigios del pasado y todo comenzase con él. ¡Cuántos mandarines siguen habiendo en la historia!
Debemos saber hacia donde vamos sin poder dejar de reconocer que somos quienes somos.
Así es como vamos construyendo nuestra historia personal.
Cerramos el año para abrir uno distinto.
Al mirar hacia atrás encontramos muchos acontecimientos que nos han ido marcando.
Acontecimientos extraordinarios, los menos, acontecimientos cotidianos, los más, que nos han hecho ser lo que hoy somos.
Generalmente tales acontecimientos están ligados a rostros puesto que en nuestra esencia está el que somos seres en relación.
Rostros que se agigantan, rostros que irrumpen y rostros que se derrumban o resquebrajan.
Rostros que nos acercan situaciones, vivencias, colores y palabras.
Rostros que continúan estando en nuestra vida para ayudarnos a crecer como personas y a cuestionar nuestra coherencia.
Rostros que siempre serán presencia aunque, tal vez, físicamente ya no estén o medie la realidad de la distancia.
Ellos quedarán en el año cerrado pero pasarán al tiempo abierto y así nos sucede con todo lo que hace a nuestra vida.
Por más que pretendamos dejar algo en el pasado ello se habrá de “colar” en ese tiempo que estaremos abriendo.
Algunas realidades estarán para animarnos haciéndonos saber que se puede y otras estarán para ayudarnos a no reiterar situaciones similares.
Los rostros no irrumpen en nuestra vida gratuitamente sino que son parte de ese “Para qué” de Dios que debemos hurgar sin permanecer indiferentes ante ellos.
Si uno se limitase a cerrar el año teniendo en cuenta, únicamente, los acontecimientos extraordinarios se descubrirían que los muchos no son muchos más que diez.
¿Puede realizarse un balance anual en base a no mucho más de diez situaciones?
Por más importantes que los mismos hayan sido no dejan de ser extraordinarios. ¿No son demasiado pocos para todo un año?
Por más que cada acontecimiento llegue con su carga de causas y consecuencias. ¿No son demasiado pocos para todo un año?
Sin duda que el año es mucho más que lo extraordinario.
Son mil momentos cotidianos.
Son cien mil situaciones diarias.
Es allí donde debemos profundizar nuestro balance.
Sin duda que el tiempo por venir nos acercará situaciones extraordinarias que no serán iguales a las pasadas y deberemos aprender a vivirlas sobre la marcha misma.
Pero nos ofrecerá momentos tan cotidianos como los pasados.
Nos acercará situaciones tan diarias como las ya transcurridas.
Ambas realidades no podemos vivirlas de la misma manera que las anteriores.
De intentar hacerlo debemos concluir que estamos repitiéndonos y ello debe ser un sobrado motivo para estar alarmados.
Dejar nuestra huella en la historia es mucho más que limitarnos a ser imitadores de los animales que viven la preocupación de marcar territorio.
Dejar nuestra huella es mucho más que una tarea para algunos prohombres. Debería ser la tarea de todos.
Es saber quienes somos e intentar ser coherentes con nosotros mismos y, para ello, debemos cerrar los tiempos aprendiendo de ellos para abrir tiempos nuevos con madurez.
FELIZ AÑO NUEVO.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Saturday, December 23, 2006

Dejame ser tu Navidad. Mi tarjeta para ustedes


DEJAME SER TU NAVIDAD
de P. Roberto Mena, S.T.

Mirame como si yo fuera aquel árbol navideño
que quiere darte los colores de la esperanza,
y en sus coloridas esferas , lo que siento...
En la roja el calor del cariño que siento por ti!!!
En la azul, la protección de los Ángeles,
a los cuales pido por tu seguridad.
En la amarilla, color del oro,
toda la prosperidad que te deseo.
En la morada, toda la tristeza que siento
cuando estas triste!!!
En la blanca, la Luz de la Paz
que quiero para tu vida.
¡Quiero ser un poco tu navidad!!!
Sienteme en cada cajita de regalo!!!
Sonriendo con tu sonrisa.
En los moños de colores....
Mis buenos pensamientos adornando tu casa.
Siente en los niños que corren felices....
La energía positiva que te envío!!!
En los juguetes desparramados,
la inocencia que veo en tu corazón!!!
Siente en mis abrazos y en tu soledad....
Mi presencia de vibrante serenidad
En las campanas que suenan...
Escucha mi voz en oración;
Pidiéndole a Dios que te proteja
y te aparte de todo mal!!!
Estés donde estés....
Dejame ser un poco tu navidad.



En la Santísima Trinidad:Padre Roberto Mena, S.T.

Friday, December 15, 2006

Ángel del Faro


Origen des conocido

Ahora que eres guardián del faro, escucha la metáfora del faro: El faro está afianzado en la roca, no importa dónde se lo construya. A veces el faro es reconstruido, en otras zonas mientras cambian el clima y las condiciones. El mismo faro, el mismo guardián del faro, siempre afianzados en la roca.

El faro está ahí para hacer una cosa: hacer brillar la luz.

El propósito de la luz a menudo es cambiado.

A veces es un aviso, a veces está allí, para atraer la atención y a veces está ahí para guiar. Cualquiera sea el propósito, siempre está anclado en la roca.

Tú sabes algo que los otros no saben.

Sabes dónde están las rocas, dónde está el problema, y estás allí para guiar a los otros, respecto de estas cosas. ¡Cuando la luz, es capaz de ayudar a conducir a los barcos a salvo a la bahía, en el faro se regocijan!

Cuando esto sucede, sin embargo, el guardián del faro no se va al barco y hace una fiesta con el capitán. En vez de eso, el guardián se regocija silenciosamente y continúa haciendo brillar la luz.

Los capitanes que llegan al puerto, a salvo, gracias a la luz del faro, nunca conocen al guardián del faro.

¡El guardián del faro, no publica una declaración, para decirles a otros que salvó un barco! Se queda en silencio y continúa, generalmente a solas, enclavado en la roca.

Algunas personas pasan por la vida de los demás, intentando ayudar, guiar, tender la mano; pero todo se derrumba cuando dejan el faro y suben al barco para festejar...

Otras en cambio ayudan en silencio, tocan e iluminan las vidas de muchos a su paso, no buscan ningún reconocimiento, dan porque sienten algo maravilloso al hacerlo y sienten paz, cuando han logrado salvar o hacer sentir mejor al otro... Esas personas son verdaderos faros, no necesitan figurar, no necesitan ser aplaudidos, no necesitan que los adulen, ni que los hagan sentir importantes...

No, siguen firmes en la roca y saben que su luz siempre será de ayuda para quien la necesite...
Pensemos...

¿Cómo queremos ser?

Thursday, December 07, 2006

El celibato de los sacerdotes, un ejemplo para los jovenes

AMERICA/HONDURAS - Los Obispos de Centroamérica piden a sus sacerdotes que valoren cada día más el don del celibato que han recibido, signo de la radicalidad de su entrega libre a Cristo y un ejemplo para los jóvenes del valor de la castidad

Tegucigalpa - Los Obispos de Centroamérica reunidos en Asamblea Plenaria Anual del SEDAC del 27 de noviembre al 1 de diciembre, han dirigido al final de la misma un Mensaje fraterno a todas las iglesias particulares en la que ejercen su ministerio episcopal y a todos los pueblos centroamericanos, titulado “Para que nuestros pueblos, en El, tengan vida”.

La Asamblea se sitúa dentro del camino de preparación a la V Conferencia General del Episcopal Latinoamericano y del Caribe que se realizará en mayo del 2007 y que los Obispos de Centroamérica consideran como “un momento de plenitud de comunión y de gracia, cuya acogida redundará en la revitalización de nuestro seguimiento de Jesucristo en comunidades de fe, y un relanzamiento de la vida misionera de la Iglesia en América Latina y el Caribe, aportando las luces del Reino de Dios a las situaciones y grandes cambios que están sufriendo nuestros pueblos”.

Comienzan los Obispos recordando algunos de los principales problemas que continúan afectando a los pueblos de Centroamérica y que son “motivo de gran preocupación por el daño que hacen a nuestras naciones, especialmente a las personas más pobres”. Entre ellos destacan la corrupción, que acentúa la crisis de las instituciones sociales, el narcotráfico y el crimen organizado que provoca un clima de violencia y la sensación de impotencia por parte de los gobiernos, las pandillas juveniles a causa de estos males y de la crisis familiar, las numerosas presiones a las que se ven sometidas las familias, la explotación minera de metales, que no sólo está contaminando los mantos acuíferos sino que deja muy poco de sus ganancias en nuestros países, la migración debido a la mala distribución de la riqueza, la corrupción, la falta de auténticas políticas de desarrollo integral y el clima de violencia en algunas regiones.

En la segunda parte del Mensaje los Obispos tiene una palabra para sus principales colaboradores los sacerdotes “quienes diariamente entregan su vida al servicio de las comunidades con el corazón de Cristo”, recordándoles que son su esperanza y agradeciéndoles por su servicio y dedicación. Muestran a continuación su preocupación porque muchas veces deben realizar su labor en un contexto cultural difícil, en una cultura de violencia y de muerte y un ambiente pansexualista. Por ello, se muestran cercanos a sus sacerdotes pidiéndoles que “valoren cada día más el don del celibato que han recibido, a través de una formación permanente en todas las dimensiones de su vida: la espiritual, la pastoral, la afectiva y la intelectual”. Precisamente el “celibato sacerdotal vivido en madurez afectiva - continua el Mensaje - , es signo de la radicalidad de su entrega libre a Cristo y a su Evangelio, es un precioso ejemplo para todo joven del valor de la castidad y para aquellos llamados por el Señor a la vida consagrada y al sacerdocio ministerial, un acicate a no dejarse vencer por el temor”. Así mismo invitan a los sacerdotes que trabajan en la pastoral vocacional que “cuiden la debida selección y acompañamiento, en particular de la madurez de la persona y favorezcan la atención y formación espiritual


En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Friday, December 01, 2006

“La Iglesia no impone a nadie,” dice el Papa en Turquía

de Padre Roberto Mena, S.T.

El Papa reitera que “la misión de la Iglesia no consiste en defender poderes ni obtener riquezas. Su misión es la de donar a Cristo, sin querer imponer nada a nadie”

Viernes, 1 dic- “Permaneced siempre abiertos al Espíritu de Cristo y, por tanto, permaneced atentos a aquellos que tienen sed de justicia, de paz, de dignidad, de consideración para ellos mismos y para los hermanos. Vivid entre vosotros según la palabra del Señor: ‘En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros” (Jn 13,35)

Es la consigna que ha dejado Benedicto XVI a la comunidad católica en Turquía, en la Catedral del Espíritu Santo de Estambul, al terminar esta mañana el quinto Viaje Apostólico de su pontificado. El Papa ha reiterado que “la misión de la Iglesia no consiste en defender poderes ni obtener riquezas. Su misión es la de donar a Cristo... sin querer imponer nada a nadie...”

.En la celebración de la Eucaristía, en acción de gracias al Señor por todos sus dones, el Papa ha expresado también su alegría y su profunda gratitud al Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I y al Patriarca armenio, Mesrob II, que se quisieron unir a esta celebración. “Gesto fraterno”, ha destacado el Santo Padre, que “honra a toda la comunidad católica”.

Tras agradecer y saludar también a las autoridades civiles “por su amable acogida” y, en particular a “todos aquellos que han permitido que pudiera realizar este viaje”, Benedicto XVI ha dirigido asimismo unas palabras de reconocimiento a los representantes de las otras comunidades eclesiales y religiones, presentes también en la misma celebración.

En su homilía, tras reiterar su anhelo de dar gracias a Dios por todo lo que ha cumplido en la historia de los hombres y de invocar sobe todos los dones del Espíritu de santidad, Benedicto XVI ha hecho hincapié en que esta misma catedral del Espíritu Santo, hace veintisiete años, su predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II, auspiciaba que “el alba del nuevo milenio pudiera surgir sobre una Iglesia que ha encontrado su unidad plena, para testimoniar, en medio de las exacerbadas tensiones del mundo, el trascendente amor de Dios, manifestado en su Hijo Jesucristo”. A pesar de que este gran anhelo ecuménico no se haya cumplido aún - ha enfatizado Benedicto XVI – “el Papa sigue deseando que se cumpla”.

Evocando luego la promesa de vida que Dios dirige a su pueblo y que Jesús ha venido a cumplir, el Santo Padre ha recordado la misión de la Iglesia de anunciar a Cristo, “Agua viva”: “En un mundo donde los hombres tienen tanta dificultad para dividir entre ellos los bienes de la tierra y en el que nos empezamos a preocupar, justamente, por la escasez de agua, bien precioso para la vida del cuerpo, la Iglesia descubre su riqueza en un bien aún más grande. Como cuerpo de Cristo ella ha recibido la misión de anunciar su Evangelio hasta los confines de la tierra. Es decir de transmitir a los hombres y a las mujeres de este tiempo una buena nueva que no sólo ilumina, sino que cambia sus vidas, hasta superar y vencer la muerte misma. Esta Buena Nueva no es sólo una Palabra. Es una Persona, Cristo mismo, resucitado y vivo!”.

Tesoro y riqueza que los cristianos anhelan compartir testimoniando el amor de Dios a los hombres. La Iglesia no defiende poderes.

Su misión es la de donar a Cristo y no quiere imponer nada a nadie: “La misión de la Iglesia no consiste en defender poderes ni obtener riquezas. Su misión es la de donar a Cristo, participando la Vida de Cristo, el bien más precioso del hombre que Dios mismo nos da en su Hijo. Hermanos y hermanas, vuestras comunidades conocen el humilde camino de acompañamiento de cada día con aquellos que no comparten nuestra fe, pero que ‘confesando profesar la fe de Abraham adoran con nosotros a un solo Dios, misericordioso’ (Lumen Gentium, n. 16). Bien sabéis que la Iglesia no quiere imponer nada a nadie, que pide simplemente poder vivir libremente para revelar a Aquel que nos ha amado hasta morir en la Cruz y que nos ha dado su Espíritu, presencia viva de Dios en medio de nosotros y en lo más profundo de nosotros mismos”.

Padre Roberto Mena, S.T.

Friday, November 17, 2006

Una Historia Interesante


de P. Roberto Mena, S.T.

Un organista de la iglesia estaba practicando una pieza de Felix Mendelssohn y no estaba tocando muy bien. Frustrado, recogió su música y se dispuso a irse. No había notado a un extraño que se había sentado en un banco de atrás.

Cuando el organista se dio la vuelta para irse, el extraño se le acercó y le preguntó si él podía tocar la pieza. El organista respondió bruscamente: "Nunca dejo que nadie toque este órgano." Finalmente, después de dos peticiones amables más, el músico gruñón le dio permiso con renuencia. El extraño se sentó y llenó el santuario de una hermosa e impecable música.
Cuando terminó, el organista preguntó: "¿Quién es usted?" El hombre contestó: "Yo soy Félix Mendelssohn." El organista sorprendido le pidió disculpas llenó de vergüenza al gran artista. Por poco el organista impide al creador tocara su propia música.

Hemos de dejar que el verdadero artista haga una hermosa melodía con nuestras vidas. Y para ello hemos de dejar que entre el Señor en nuestras vidas. El encuentro con Cristo cambia la vida, también hoy, aseguró el Papa Benedicto XVIen su reciente audiencia general del 8 de noviembre ante más de 15,000 asistentes, en que recordó la figura del apóstol Pablo.

Para pensar

Somos "creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano" (Efesios 2:10). Pero nuestras vidas no producirán una música hermosa a menos que le dejemos obrar en nosotros. Dios tiene una sinfonía escrita para nuestras vidas. Dejémosle que haga su voluntad en nosotros.

El Papa ha señalado "la centralidad de Jesucristo" como el aspecto más destacado de la vida cristiana del "decimotercer apóstol", Saulo de Tarso. Recordando el encuentro de Pablo con Cristo, constató cómo aquel momento"revolucionó literalmente su vida". "Cristo se convirtió en su razón de ser y en el motivo profundo de todo su trabajo apostólico". Fue ese encuentro con Jesús que decidió el apóstol a partir de entonces ser un buen instrumento enlas manos de Dios.
En la medida en que dejemos obrar al Señor en nosotros, seremos mejores personas. Pensemos qué tan buenos instrumentos hemos sido hasta ahora y si nuestras obras son según el querer de Jesús.

Para vivir

El Papa señaló que la historia de San Pablo, nacido en la actual Turquía permite comprender "cómo Jesucristo puede influir en la vida de una persona y, por tanto, también en nuestra misma vida". "En realidad -recalcó-, Jesucristoes el ápice de la historia de la salvación y por tanto el verdadero punto discriminante en el diálogo con las demás religiones". "¿Cómo tiene lugar el encuentro de un ser humano con Cristo? La "identidad cristiana", dijo el Papa,se compone de dos elementos: no buscarse a sí mismo, sino revestirse de Cristo y entregarse con Cristo.

"Por otra parte -añadió-, nuestra radical pertenencia a Cristo y el hecho de que "estamos en Él" tiene que infundirnos una actitud de total confianza y de inmensa alegría".

En definitiva, propuso, "tenemos que exclamar con san Pablo: "Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?"

Saturday, November 11, 2006

Los Cristos de la Tierra

LOS CRISTOS DE LA TIERRA ..... >>Hoy hablemos de "un sacerdote". Un sacerdote cualquiera, el que pueden >encontrar por la calle y de quien se ignora todo: el nombre, la familia,la >patria.>>Es sencillamente " un sacerdote ".En algún tiempo fue simplemente un >muchacho que tuvo el valor de responder " si " a una llamada interior. Con >todo, ha sido un niño, un adolescente, un hombre joven. Ha soñado y quizá >en su corazón el fuego de los sueños no se ha apagado todavía.>>Un día se ha despedido de sus padres y de sus hermanos para entrar al >seminario. Dejó su familia, sus costumbres tan queridas, quizás su misma >patria. Ha renunciado a la dulce intimidad de su casa, a la mano amiga de >una compañera que estreche la suya para el largo y difícil viaje de la >vida. No verá la sonrisa de sus hijos, no se mirará en sus ojos, no >perpetuará el color de sus cabellos en los de sus descendientes.>>Es un sacerdote. Está todos los días bajo las miradas curiosas de todos. >Debe ser perfecto. Las acciones que en otro serían claras, en él se miran >como causa de escándalo. Sólo estamos dispuestos a concederle el derecho a >la fatiga de servir de modelo. Debe ser un modelo, casi como si su ser >fuera una masa distinta a la nuestra.>>Sin embargo, aquel sacerdote hubo un tiempo en que fue simplemente un >muchacho que tuvo el valor de responder "si" a una llamada interior.>>Por aquel "si" por el valor de aquel violento desgarrarse de la vida de >cada día, el Maestro de Nazaret perdonó a sus discípulos las innumerables >debilidades, la incompresión, la pereza, la negación...al fin y al cabo >habían tenido el valor de abandonarlo todo para seguirle.>>Un sacerdote, no se apasiona por lo que apasiona a todos; en cambio, se >preocupa por ejemplo, porque se vistan las mujeres con honestidad, como si >no hubiera guerras, ni crisis, ni una reunión de ministros... Se pone a >discutir fogosa y acaloradamente la solución de un caso de moral, y >desconoce los acontecimientos del día.>>Parece un ser caído de otro planeta, con una lógica diferente, con diversa >naturaleza y pasiones distintas.>Es extraño, extranjero, ilógico, anacrónico; diverso en suma, >astronómicamente diverso de los demás.>No siempre es así, pero es así con frecuencia, especialmente>cuando se trata de párrocos y de los que tienen cura de almas, que están en >contacto con ellas y viven en medio del pueblo.>>¡ Pobre sacerdote !, él debería ser la suma de las perfecciones, el pozo de >la ciencia, el triunfo de todas las virtudes: perfecto como un ideal >platónico; y con todo, es un hombre como nosotros, pero un hombre que ha >sabido responder con aquel "si" y que cada mañana renueva en sus manos el >prodigio de la Santísima Eucaristía.>


En la Santísima Trinidad:Padre Roberto Mena, S.T.

Thursday, November 09, 2006

el perdón: las grandes ligas.

El Perdón: Las Grandes Ligas


La elevada naturaleza del perdón radica en el hecho de que incluye, en sí mismo, varias otras virtudes. Consideremos estas tres en particular: justicia, clemencia y misericordia.

La justicia se basa en una fórmula de equidad: Si pido prestados $10 debo devolver $10. Cuando se viola la justicia, se requiere de un castigo para que haya cierto tipo de restitución. De acá la importancia de reajustar la balanza de la justicia. Toda injusticia requiere de una paga que ponga peso en el lado contrario de la balanza, para que ésta vuelva a estar en equilibrio. La clemencia va más allá de la justicia, hasta llegar, de cierta manera, a obviar la necesidad del balance justo y exacto, y permite una reducción en el pago requerido. Por ejemplo, puede apelarse a la clemencia para reducir una sentencia de 60 días a 15 días. La misericordia va más allá tanto de la justicia como de la clemencia para limpiar la necesidad de castigo. No cierra los ojos ante la ofensa cometida, pero sí perdona a quien la cometió. El perdón sobrepasa esas tres virtudes, aunque sin desvalidarlas. La justicia, clemencia y misericordia componen la base que permiten que el perdón sea posible. El perdón va más allá de la misericordia y trata la ofensa como si ésta nunca hubiera sucedido. En otras palabras, da borrón y cuenta nueva, brindando a la persona una nueva oportunidad para comenzar de cero. Por parte de quien es perdonado, las virtudes de humildad, sinceridad y esperanza se dan por sentadas. De esta manera, el perdón representa una virtud de alto nivel por las virtudes base de que se requiere, tanto por parte de quien perdona como de quien es perdonado. El perdón está en un nivel tan alto que, desde la antigüedad, se le ha descrito como algo sobrenatural. "Errar es humano, pero perdonar es divino". O, para modificar un poco esta máxima, "Errar es humano, pero perdonar es sobrehumano". Por el contrario, los sistemas de justicia son incapaces de perdonar. Un letrero expuesto en una estación de policía de Los Angeles hace notar esto de forma acertada y humorística: "Errar es humanos, pero perdonar va en contra de las políticas policíacas". Los sistemas no solamente son incapaces de otorgar perdón, sino que con frecuencia se oponen vehementemente a practicarlo. Hace algunos años un empresario exitoso – cuyo nombre es bien conocido para los amantes del baseball – murió. Los periódicos que publicaron la noticia no comenzaron de la manera tradicional, haciendo mención de sus logros o listando los nombres de sus parientes cercanos, sino de la siguiente manera: "Fred Snodgrass, cuyo error al bate costó a los New York Giants la Serie Mundial de 1912..." La sociedad recuerda a Fred Snodgrass, así como a otro sinnúmero de personas en situaciones similares, solamente en base a un infortunio aislado e imperdonable, aún a pesar de que muchas veces el mismo fue realmente intrascendente. Para estar en posición de apreciar la racionalidad del perdón – y el consecuente horror de la condenación – uno debe estar parado en una plataforma construida sobre sus virtudes fundamentales. Esto es comparable con un padre que levanta a su hijo para que pueda ver por encima de las personas enfrente suyo y así disfrutar del desfile. El mundo secular tiene sus penitenciarías, así como el football tiene sus áreas de penal y los marcadores de baseball sus columnas de error. La clase de perdón que el mundo ofrece se basa en varias formas de falsedad – como la de perdonarse a sí mismo. Este concepto de autoperdón es, en parte, consecuencia de la psicología secular moderna, que ha llegado a exagerar enormemente la importancia del individuo como individuo. Los libros de autoayuda populares, con títulos como Cómo ser tu Mejor Amigo, Gana Intimidando, Cómo Divorciarse de Mamá y Papá, y otros, dan la impresión de que el individuo es una isla para sí mismo. Pero el perdonarse a uno mismo implica un modo radical de desunión personal. Puede uno dividirse en dos partes: la parte que otorga el perdón y la parte que recibe perdón? Y cómo puede la última recibir el perdón o elevarse por sobre la primera para suponer que le perdonará? Y sobre qué lineamientos (falsos lineamientos) de la personalidad puede ocurrir tal división? La esencia del perdón no concierne a los individuos como tales, sino a las relaciones. El perdón restaura una relación dañada entre el hombre y Dios, así como entre el hombre y su prójimo. Los dos grandes mandamientos – amar a Dios y amar al prójimo – reiterados en el Padre Nuestro, subrayan este significado del perdón. He aquí la paradoja fundamental del perdón: es sobrenatural y presupone muchas virtudes que le sirven como base, a la vez que es elemental y necesario para que las personas puedan vivir en armonía unas con otras. El perdón es a la vez mundano y sobrehumano. Quizá esta paradoja sea más fácil de comprender cuando nos damos cuenta de que Dios, tan divino como es, permanece con nosotros para guiarnos en nuestra relación con El y con nuestro prójimo, a cada paso del camino.


En la Trinidad: Padre Roberto Mena, S.T.

Saturday, November 04, 2006

peregrinacion espiritual con nuestro Sto. Padre

«Peregrinación Espiritual» con el Papa durante su viaje a Turquía
Iniciativa de Caballeros de Colón NEW HAVEN.

Acompañar espiritualmente a Benedicto XVI en su viaje a Turquía: es la propuesta que lanzan Caballeros de Colón a todos los católicos del mundo. Organización católica de familia y servicio fraternal, Caballeros de Colón cuenta con 1,7 millones de miembros en el mundo.

En un comunicado, recibido en Zenit, se pide a todos los Caballeros, a sus familias y a todos los católicos que recen diariamente por el Santo Padre durante su viaje, previsto del 28 de noviembre al 1 de diciembre.La Orden propone empezar a rezar específicamente por Benedicto XVI con antelación, el domingo 26 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey. «Sólo unos pocos católicos pueden acompañar físicamente al Santo Padre en su viaje a Turquía», apunta el Caballero Supremo, Carl A. Anderson, «pero millones de nosotros nos podemos unir a él en oración durante su peregrinación por la paz».«Le pediremos a Nuestra Señora de Fátima que interceda por el Papa durante su viaje», prosigue; los fieles del «islam sienten un aprecio especial por María, lo que es evidente bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima, ya que Fátima era el nombre de la hija del profeta Mahoma».

Se ofrece, a Caballeros y a otros fieles que deseen tomar parte en esta «Peregrinación Espiritual», una oración para rezar a diario. En ella se pide que, como resultado de la visita del Papa, se «estrechen los lazos de comprensión, colaboración y paz entre los Católicos Apostólicos Romanos, los Ortodoxos y aquellos que profesan su fe en islam».En la plegaria se ruega además para que, durante su viaje, «el Papa se encuentre en todo momento sano y salvo; mientras reza, mientras demuestra ser testigo del Evangelio y mientras invita a las gentes a participar en un dialogo de fe, razón y amor».

Este es el texto de la oración que ha escrito el Capellán Supremo de la Orden, el obispo William E. Lori:Padre Celestial, de quien cada familia en el cielo y en la tierra recibe su nombre, humildemente te pedimos que animes, inspires y protejas a tu siervo, el Papa Benedicto XVI, durante su peregrinación a Turquía, tierra a la que san Pablo llevó el Evangelio de tu Hijo, tierra donde la Madre tu Hijo, Trono de la Sabiduría, moró, tierra donde claramente se profesó la fe en la verdadera divinidad de tu Hijo. Bendice a nuestro Santo Padre, quien va como mensajero de la verdad y el amor a toda la gente de fe y buena voluntad que habita en esta tierra tan rica en historia.Por obra del Espíritu Santo, haz que la visita del Santo Padre fructifique en lazos más profundos de entendimiento, cooperación y paz entre católicos, ortodoxos y aquellos que profesan el islam.Haz que las oraciones y los sucesos en estos días históricos contribuyan inmensamente a lograr una mayor armonía entre aquellos que te adoran a Ti, Dios vivo y verdadero, y también a lograr la paz en nuestro mundo, que con tanta frecuencia es desgarrado por la guerra y la violencia sectaria.Te pedimos también ¡ Padre Celestial! que guardes y protejas al Papa Benedicto y le confíes al cuidado amoroso de María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima, nombre tan querido por católicos y musulmanes. Por su intercesión y amor maternal, te pedimos que preserves de todo peligro al Papa Benedicto durante su oración, su testimonio del Evangelio y su invitación a toda la gente a tener un diálogo de fe, razón y amor. Te lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Señor. Amen.

Sunday, October 29, 2006

Es perverso el halloween, en realidad?


de P. Roberto Mena, S.T.

Año Nuevo de los Celtas
El 31 de octubre es el día más importante en el año satánico. Marca el Año Nuevo de los Celtas,antiguo pueblo de Gran Bretaña. En esta fecha terminaba la época de las cosechas. Ellos tenían las siguientes creencias:
- Hasta el 31de octubre reinaba Baal, dios celta de la primavera y el verano.
- Desde el 1º de Noviembre reinaba Sanhaim, el dios de la muerte.

El 31 de octubre de noche, era un intervalo entre los dos reinados. Las barreras entre lo natural y lo sobrenatural dejaban de existir y los muertos aprovechaban para deambular por el mundo de los vivos, a veces interfiriendo violentamente sus asuntos. Por este motivo el festival del 31 de octubre era considerado el "Festival de la Muerte".

De ahí también los colores de esta festividad: el naranja representa al otoño, y el negro, representa a la muerte. En este día, el dios de los celtas llamaba a los espíritus de los malvados que habían muerto en ese año. La noche del 31 de Octubre, era una noche de horror para el pueblo celta. Era el momento de los sacrificios humanos.

Hombres, mujeres, ancianos y niños eran llevados a la fuerza y encerrados en grandes cajones de madera y paja. Allí los sacerdotes les prendían fuego. Luego de estos sacrificios, los sacerdotes tenían una comida de acción de gracias, junto a las cenizas.

Los Druidas

Los celtas tenían sacerdotes satánicos, llamados Druidas. Los druidas existían en Gran Bretaña, Roma y Grecia. El 31 de Octubre los Druidas iban de casa en casa, demandando ciertas comidas, y aquellos que se las negaban eran maldecidos.

En sus recorridas, los Druidas llevaban grandes nabos que habían sido previamente vaciados y tallados con formas de caras y emblemas satánicos. Se creía que cada nabo contenía al espíritu del demonio que dirigía o guiaba personalmente al sacerdote, era su pequeño dios.

Se usaban vestimentas para ocultar la identidad del druida que amenazaba a la gente con maldiciones, si no le daban la comida que requería.

Los que practicaban la adivinación sabían que esta era la noche en que tenían más éxito. Invocaban a Satanás para que los ayudara en sus esfuerzos.

Estas cosas ocurrían ya varios siglos antes de Cristo. Se hacían sacrificios a los dioses, especialmente al dios de la muerte. Los sacrificios eran de todo tipo, desde vegetales hasta de seres humanos.

Esto se siguió practicando durante siglos, en algunos lugares hasta el día de hoy. En el siglo octavo el Papa Gregorio III en un esfuerzo por que la gente dejara de realizar este festival al dios de la muerte, trasladó el Día de Todos los Santos del 13 de Mayo al 1º de Noviembre. El Día de Todos los Santos honraba a los mártires de la persecución de Roma.

El nombre Halloween proviene del hecho mencionado anteriormente. Todos los Santos en inglés era "All Hallow", o "all holy". Con el tiempo se le agregó la terminación "en", una abreviatura de "evening" (anochecer) y de "eve" que significa víspera. De allí el nombre "Halloween".

América del Norte desde su colonización fue declarada una tierra donde se respetaría todas las creencias religiosas. Esto abría las puertas para que las fiestas de los druidas fueran implantadas allí.

Sin embargo no fue hasta 1848, cuando debido a una gran hambruna que sobrevino en Irlanda, y millones de irlandeses emigraron a Norteamérica, cuando esta costumbre se implantó en el Nuevo Mundo.

Los irlandeses trajeron con ellos las festividades Druidas. En América encontraron un elemento que no tenían en el Viejo Mundo y lo incorporaron a las festividades: las calabazas. Las vaciaban y convertían en linternas, con velas adentro, con las que iluminaban sus reuniones. Una práctica que sigue hasta hoy.

El 31 de Octubre es el día que esperan todos los satanistas y ocultistas del mundo entero para dar honor a Satanás y para orarle a él pidiendo la caída de la Iglesia de Cristo Jesús y la destrucción de las familias. Es la noche del sacrificio humano a Satanás.
No es un día de una celebración inofensiva, mediante el cual por ignorancia permitimos que nuestros hijos participen.

Hay países (cada vez más) en que a los niños se los disfrazan de demonios, brujas, fantasmas y salen a la calle cuando ya está oscuro, a repetir los que hacían los Druidas: pedir comida, solo que ahora piden golosinas y en vez de maldiciones, amenazan con travesuras. Aunque uno participe sin mala intención... ¿qué necesidad hay de apoyar a los satánicos con sus tradiciones y costumbres si uno es hijo de Dios?

Alternativas

Sin embargo, si es absolutamente indispensable hacer algo, por ejemplo para evitar que los niños se sientan excluidos o castigados sin culpa de ellos, lo mejor es asociarse con otras personas, preferiblemente creyentes, y buscar alternativas sanas.

En algunos lugares, por ejemplo, hacen fuertes vigilias de oración, en estilo carismático. Se logra así, por una parte, que la gente se conscientice de los males que el Halloween puede estar causando en muchos lugares; por otra parte, el ambiente dinámico, festivo y con un profundo toque emocional nos preparar a todos para la cleebración importante, que es la del 1° de Noviembre.

En el mismo estilo, es una buena idea invitar a los niños a disfrazarse de santos, profetas, o personajes de la Biblia. Una reunión así, con un buen número de niños, es una catequesis y es un tiempo grato y tranquilo para los papás.


En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Saturday, October 28, 2006

1 y 2 de Noviembre. Que significan?

De P. Roberto Mena

Desde hace más de un milenio -a partir del siglo IX-, la Iglesia Católica celebra el 1 de noviembre la solemnidad litúrgica de Todos los Santos, día de precepto. En ese mismo contexto celebrativo y temporal, los monjes benedictinos de la célebre abadía de Cluny, comenzaron también a celebrar al día siguiente -2 de noviembre- la conmemoración de los fieles difuntos, que pronto se extendió por toda la Iglesia y en el siglo XIV tenía también lugar en Roma.

Ambas están unidas por el denominador común de la vida eterna después de la vida terrena. Ambas han sido y siguen siendo muy populares hasta el que punto que el mes de noviembre es el mes de las ánimas, tiempo propicio, pues, para rezar por los difuntos y para reflexionar sobre la llamada doctrina de la Iglesia de los "Novísimos" o Escatología, que no es sino el dogma cristiano de la resurrección de los muertos y la respuesta al sentido de la vida y de la muerte.

1 de noviembre: Todos los Santos

El miércoles 1 de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los Santos. Se trata de un popular y bien sentida fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos. Esta solemnidad litúrgica, la Iglesia englobaba a todos los santos. Si durante el resto del año litúrgico se nos ofrecen las memorias de distintos y conocidos santos, en la fiesta del 1 de noviembre protagonistas, sobre todo, los santos anónimos, los santos desconocidos, los santos del pueblo, los santos de nuestras familias; santos, en definitiva, con rostro tan cercano hasta el punto se que no hay duda de que entre los santos del 1 de noviembre se incluyen amigos, paisanos, conocidos y familiares.

¿Y qué es ser santo? Afirmaba días atrás el Papa Benedicto XVI: "El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo".

Santos de carne y hueso Hace ya unos años el sacerdote y músico español Cesáreo Gabaraín, autor, por ejemplo, del popular "Tú has venido a la orillas", compuso una canción en la que nos describía lo que es la santidad. Decía la letra de la canción: "Un santo no es un ángel, es hombre de carne y hueso, que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar".

Además, la fiesta de Todos los Santos, es también una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de consagración y de servicio. En este tema insistió mucho el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se celebran ahora los 40 años. El capítulo V de su Constitución dogmática "Lumen Gentium" lleva por título "Universal vocación a la santidad en la Iglesia".

La santidad no es patrimonio de algunos pocos privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos. Recordémoslo: "Un santo no es un ángel, es hombre de carne y hueso, que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar".

2 de noviembre: los fieles difuntos

El jueves 2 de noviembre es el día de la conmemoración de los fieles difuntos. Nuestros cementerios y, sobre todo, nuestro recuerdo y nuestro corazón se llenan de la memoria, de la oración ofrenda agradecidas y emocionadas a nuestros familiares y amigos difuntos. La muerte es, sin duda, alguna la realidad más dolorosa, más misteriosa y, a la vez, más insoslayable de la condición humana. Como afirmara un célebre filósofo alemán del siglo XX, "el hombre es un ser para la muerte".

Sin embargo, desde la fe cristiana, el fatalismo y pesimismo de esta afirmación existencialista y real, se ilumina y se llena de sentido. Dios, al encarnarse en Jesucristo, no sólo ha asumido la muerte como etapa necesaria de la existencia humana, sino que la ha transcendido, la ha vencido. Ha dado la respuesta que esperaban y siguen esperando los siglos y la humanidad entera a la nuestra condición pasajera y caduca. La muerte ya no es final del camino. No vivimos para morir, sino que la muerte es la llave de la vida eterna, el clamor más profundo y definitivo del hombre de todas las épocas, que lleva en lo más profundo de su corazón el anhelo de la inmortalidad.

En el Evangelio y en todo el Nuevo Testamento encontramos la luz y la respuesta a la muerte. Las vidas de los santos y su presencia tan viva y tan real entre nosotros, a pesar de haber fallecido, corroboran este dogma central del cristianismo que es la resurrección de la carne y la vida del mundo futuro, a imagen de Jesucristo, muerto y resucitado. Morir se acaba Meses antes de fallecer, en junio de 1990, ya muy visitado por la hermana enfermedad, el periodista, sacerdote, escritor y poeta José Luis Martín Descalzo, escribió, con jirones de su propio cuerpo y de su propia alma, versos bellísimos y tan cristianos sobre la muerte.

Dicen así: "Morir sólo es morir. Morir se acaba./Morir es una hoguera fugitiva./Es cruzar una puerta a la deriva/y encontrar lo que tanto se buscaba./Acabar de llorar y hacer preguntas,/ver al Amor sin enigmas ni espejos;/descansar de vivir en la ternura;/tener la paz , la luz, la casa juntas/y hallar, dejando los dolores lejos,/la Noche-luz tras tanta noche oscura".

En la Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Tuesday, October 17, 2006

Mensaje del PAPA BENEDICTO EN EL DOMUND


1. La Misión, orientada por la caridad
La Jornada Misionera Mundial, que celebraremos el domingo 22 de octubre próximo, ofrece la oportunidad de reflexionar este año sobre el tema: “La caridad, alma de la misión”.

La misión, si no es orientada por la caridad, es decir, si no nace de un profundo acto de amor divino, corre el riesgo de reducirse a una mera actividad filantrópica y social. Efectivamente, el amor que Dios nutre por cada persona, constituye el núcleo de la experiencia y del anuncio del Evangelio, y todos cuantos lo acogen se convierten a su vez en testigos. El amor de Dios que da vida al mundo es el amor que nos ha sido dado en Jesús, Palabra de salvación, icono perfecto de la misericordia del Padre celestial.

Se podría sintetizar bien el mensaje de salvación con las palabras del evangelista Juan: “En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él” (1 Jn 4, 9).

Después de su resurrección, Jesús confió a los discípulos el mandato de difundir el anuncio de este amor, y los Apóstoles, transformados interiormente por la fuerza del Espíritu Santo el día de Pentecostés, comenzaron a dar testimonio del Señor muerto y resucitado.

Desde entonces, la Iglesia continúa esta misma misión, que constituye para todos los creyentes un compromiso irrenunciable y permanente.



2. Cristo en la cruz manifiesta qué es el amor
Toda comunidad cristiana está llamada, pues, a dar a conocer a Dios que es Amor. Sobre este misterio fundamental de nuestra fe he querido detenerme a reflexionar en la Encíclica “Deus Caritas est”. Dios impregna con su amor la entera creación y la historia humana. Al origen, el hombre salió de las manos del Creador como fruto de una iniciativa de amor.

Después, el pecado ofuscó en él la huella divina. Engañados por el maligno, los progenitores Adán y Eva rompieron la relación de confianza con su Señor, cediendo a la tentación del maligno que infundió en ellos la sospecha de que Él era un rival que pretende limitar su libertad. Así, al amor gratuito divino, se prefirieron a sí mismos, convencidos de que de tal manera afirmaban su libre albedrío. La consecuencia fue que terminaron por perder la felicidad originaria, y gustaron la amargura de la tristeza del pecado y de la muerte. Pero Dios no les abandonó, y les prometió la salvación, a ellos y a sus descendientes, preanunciando el envío de su Hijo unigénito, Jesús, que revelaría, en la plenitud de los tiempos, su amor de Padre, un amor capaz de rescatar cada criatura humana de la esclavitud del mal y de la muerte. Por tanto, en Cristo nos ha sido comunicada la vida inmortal, la misma vida de la Trinidad.

Gracias a Cristo, buen Pastor que no abandona la oveja descarriada, se da a los hombres de cada tiempo la posibilidad de entrar en la comunión con Dios, Padre misericordioso pronto a volver a acoger en la casa al hijo pródigo. Signo sorprendente de este amor es la Cruz. En la muerte en cruz de Cristo –he escrito en la Encíclica Deus caritas est– “se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical.

Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar” (n. 12).



3. El amor, fuerza y único criterio de la Misión
La víspera de su pasión, Jesús dejó como testamento a los discípulos, reunidos en el Cenáculo para celebrar la Pascua, el “mandamiento nuevo del amor – madatum novum”: “Lo que os mando es que os améis los unos a los otros” (Jn 15, 17). El amor fraterno que el Señor pide a sus “amigos” encuentra su manantial en el amor paterno de Dios. Observa el apóstol Juan: “Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1 Jn 4, 7).

Así pues, para amar según Dios es necesario vivir en Él y de Él: Dios es la primera “casa” del hombre, y sólo quien vive en Él arde con un fuego de caridad divina en grado de “incendiar” el mundo. ¿No es ésta, quizás, la misión de la Iglesia en todo tiempo? No es difícil comprender entonces que la auténtica solicitud misionera, empeño primario de la Comunidad eclesial, se encuentra unida a la fidelidad al amor divino, y esto es válido para cada cristiano, para cada comunidad local, para las Iglesias particulares y para todo el Pueblo de Dios.

Precisamente, de la conciencia de esta misión común toma fuerza la generosa disponibilidad de los discípulos de Cristo para realizar obras de promoción humana y espiritual, que testimonian, como escribía el amado Juan Pablo II en la Encíclica Redemptoris missio, “el espíritu de toda la actividad misionera: El amor, que es y sigue siendo la fuerza de la misión, y es también el único criterio según el cual todo debe hacerse y no hacerse, cambiarse y no cambiarse.

Es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender. Actuando con caridad o inspirados por la caridad, nada es disconforme y todo es bueno” (n. 60). Ser misioneros significa, pues, amar a Dios con todo lo que uno es, hasta dar incluso, si es necesario, la vida por Él. ¡Cuántos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, también en este tiempo actual, le han rendido el testimonio supremo de amor con el martirio! Ser misioneros es inclinarse, como el buen Samaritano, sobre las necesidades de todos, especialmente de los más pobres y necesitados, porque quien ama con el amor de Cristo, no busca el propio interés, sino únicamente la gloria del Padre y el bien del prójimo.

Se encuentra aquí el secreto de la fecundidad apostólica de la acción misionera, que traspasa las fronteras y las culturas, llega a los pueblos y se difunde hasta los extremos confines del mundo.



4. El testimonio del amor concierne a todos
Queridos hermanos y hermanas, que la Jornada Misionera Mundial sea ocasión propicia para comprender cada vez mejor que el testimonio del amor, alma de la misión, concierne a todos. Servir el Evangelio no puede considerarse como una aventura solitaria, sino el empeño que cada comunidad comparte.

Junto con los que se encuentran en la primera línea de las fronteras de la evangelización –y pienso aquí con reconocimiento en los misioneros y las misioneras– otros muchos, niños, jóvenes y adultos, con la oración y su cooperación de maneras diferentes, contribuyen a la difusión del Reino de Dios en la tierra. El deseo es que esta comparticipación crezca cada vez más gracias a la aportación de todos.

Aprovecho con gusto esta circunstancia para manifestar mi gratitud a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y a las Obras Misionales Pontificias [O.M.P.], que con entrega coordinan los esfuerzos que se realizan en todo el mundo para apoyar la actividad de todos cuantos se encuentran en la primera línea de las fronteras misioneras.

La Virgen María, que con su presencia al pie de la Cruz y su oración en el Cenáculo ha colaborado activamente en los inicios de la misión eclesial, sostenga su acción, y ayude a los creyentes en Cristo a ser cada vez más capaces de un amor verdadero, para que en un mundo espiritualmente sediento se conviertan en manantial de agua viva.
Formulo este deseo de corazón, mientras envío a todos mi Bendición.

Benedicto XVI Vaticano, 29 de Abril de 2006

Las Sorpresas de Dios.


Por Padre Roberto Mena, S.T.

En la vida hay momentos que nos hacen reflexionar y estos son habituales. Ya desde nuestro nacimiento sentimos que nos acosan circunstancias gozosas y otras dolorosas. Con el correr del tiempo se agolpan muchas preguntas en un niño, en un preadolescente, en un joven, en una persona de mediana edad y en un anciano. Son preguntas distintas según la edad. Las respuestas a veces son fáciles pero hay otras que son más difíciles. Y las más difíciles son las preguntas que hacemos a Dios y todas van en relación con los sufrimientos, las catástrofes y los incomprensibles sinsabores.

Dios nunca responde, está en silencio. La fe nos dice que Dios no responde como nosotros esperamos puesto que él es la verdadera respuesta. De ahí que nos sorprende su forma de comportarse con nosotros.

Las sorpresas de Dios son tantas como la infinitud de preguntas que podemos hacerle. No usa la misma lógica que nosotros puesto que él es nuestro creador y nosotros somos sus criaturas. Las respuestas de Dios no entran en nuestras categorías excesivamente racionalistas; sus palabras no son como las nuestras; sus motivaciones no coinciden con las nuestras... El hombre desde el principio, como nos muestra el libro del Génesis, no supo comprender a Dios y de ahí que se le rebele.

El pecado es la antilógica a lo que Dios quiere. Por eso él usa la táctica de la sorpresa para que caigamos en la cuenta que nosotros no somos ‘hacedores’ de nada y menos de nosotros mismos.

La lógica de Dios es el amor y nos lo muestra desde la Cruz. Nadie lo entendía e incluso sus discípulos desaparecen ante la actitud de un Dios que ni responde ni se vuelve en contra de los que le ajustician. Esta es la ‘sorpresa de las sorpresas’ y desde ella se entienden todas las demás que a lo largo de los siglos se van sucediendo: catástrofes, enfermedades, luchas y tantos males.

¿Sigue teniendo sentido creer en un Dios que no responde a nuestras expectativas?. Algunos piensan que este Dios no interesa, otros tantos se ofenden de tener a un Dios que no soluciona los problemas, muchos escapan de toda relación personal con él y los más no quieren ni siquiera preguntarse si él existe.

Los que creen en él sólo saben que este Dios es Amor y ‘todo coopera al bien de aquellos que le aman’. Al final de toda pregunta la respuesta de Dios es la misma: ‘ponerse en nuestro lugar’. Por eso lo sorprendente es que ‘desde la Cruz’ ha instaurado una relación nueva con nosotros. Todo tiene sentido desde este amor ofrecido y entregado.

Ha asumido sobre sí todos nuestros afanes, dolores y sufrimientos. Y esto nos sorprende, nos pone ante un misterio que sólo el auténtico amor lo puede desvelar. En la encrucijada más insospechada de la vida Dios nos sorprende y es a nosotros a quienes pide una respuesta, son preguntas que él nos formula para que le demos una respuesta noble y sincera

LOS DISCURSOS DE BENEDICTO XVI EN BAVIERA


Por P. Roberto Mena, S.T.

Muchas de las intervenciones del Santo Padre Benedicto XVI durante su viaje a Baviera del pasado 9 al 14 de septiembre han estado dedicadas a la verdad, a partir de una pregunta varias veces presente en los discursos y en las homilías del Pontífice: ¿el cristianismo puede resultar todavía razonable a los ojos del hombre de hoy? ¿La fe «es algo razonable»?, se preguntó en la homilía en el Islinger Feld la mañana del 12 de septiembre [publicada íntegramente en Zenit.org el 13 de septiembre. Ndt.]. De hecho Occidente parece tener un «defecto de oído» y lo que se dice de Dios «parece pre-científico, ya no parece adecuado a nuestro tiempo», dijo en la explanada de la Neue Messe en Munich [Nueva Feria de Munich] durante la misa del domingo 10 de septiembre [publicada íntegramente en Zenit.org el 15 de septiembre. Ndt.].

Según Benedicto XVI, aclarar la relación del cristianismo con la verdad, y por lo tanto con la razón, es importante ante todo para poder evangelizar de nuevo Occidente –Europa sobre todo-, pero es igualmente importante para una relación con todas las religiones en una relación de diálogo, de recíproco respeto y de tolerancia. Los dos aspectos hay que afrontarlos separadamente, si bien están unidos entre sí.

El Cristianismo comporta la fe en la Razón Creadora y no en la Irracionalidad. En el Islinger Feld el Santo Padre se hizo una pregunta -«¿Qué existió primero?»- e indicó las dos posibles repuestas: «La Razón creadora, el Espíritu que obra todo y suscita el desarrollo, o la Irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente un cosmos ordenado matemáticamente, al igual que el hombre y su razón». Esta segunda respuesta es, sin embargo, ilógica, en cuanto que nuestra razón sería sólo el fruto casual de la evolución y, por lo tanto, fruto de un proceso irracional.

La fe cristiana, concluye Benedicto XVI, cree «que en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad». El mismo concepto es subrayado en la Lectio magistralis en la Universidad de Ratisbona [publicada íntegramente en Zenit.org el 13 de septiembre. Ndt.], una lección universitaria rica, compleja y dirigida a personas cultas, de la cual no se deben extrapolar ni descontextualizar frases, so pena de incomprensibilidad de todo el discurso. «No actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios»: esta afirmación del Santo Padre tiene como polo polémico la auto-reducción de la razón occidental.

El cristianismo ya no es racional a los ojos del hombre occidental porque éste ha elaborado una razón reductiva, positivista, que considera verdadero sólo lo que es matemático y experimental. En el Discurso a los hombres de ciencia en la Universidad de Ratisbona, el Papa describió este tipo de racionalidad y denunció sus límites. Si actualmente en Occidente «sólo la certeza que resulta de la sinergia entre matemática y empirismo puede ser considerada como científica», entonces se comprende dónde nace el «defecto de oído» respecto a la llamada de Dios.

La razón positivista occidental circunscribe de manera drástica nuestra relación con la realidad y es incapaz de abrirse a la racionalidad de la fe, que implica un impulso metafísico. En el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona, de hecho, el Papa dijo que hay necesidad de «ampliar nuestro concepto de razón». Esto es de crucial importancia también para el diálogo con las religiones, porque la razón positivista y las formas de filosofía de ella derivadas presumen de ser universales y, por lo tanto, de imponerse, mediante el desarrollo técnico, a toda la tierra.

Actuando así, sin embargo, impiden el verdadero diálogo entre las culturas y entre las religiones. Nace de ahí «un cinismo que considera la mofa de lo sagrado un derecho de la libertad y eleva la utilidad a criterio supremo para los futuros éxitos de la investigación»; así se expresó el Papa en la Neue Messe de Munich el 10 de septiembre. Criticando la «mofa de lo sagrado» el Santo Padre no se refiere sólo al escarnio del cristianismo, sino de toda religión. «La tolerancia que necesitamos con urgencia –continuó Benedicto XVI en aquella ocasión- incluye el temor de Dios, el respeto de lo que es sagrado para el otro».

De esta manera, Benedicto XVI critica la arrogancia de una razón occidental reducida a técnica y subraya la tolerancia y el diálogo fundados en el respeto recíproco entre las religiones. De hecho, también en la Universidad de Ratisbona, el Santo Padre dijo que «las culturas profundamente religiosas del mundo ven esta exclusión de lo divino [exclusión provocada por la razón positivista] de la universalidad de la razón como un ataque a sus más profundas convicciones. Una razón que es sorda a lo divino y que relega la religión al ámbito de las subculturas es incapaz de entrar en el diálogo de las culturas».

En Munich, el 10 de septiembre, el Papa había expresado el mismo concepto: «Las poblaciones de África y de Asia ciertamente admiran las realizaciones técnicas de Occidente y nuestra ciencia, pero se asustan ante un tipo de razón que excluye totalmente a Dios de la visión del hombre». Y concluía: «La verdadera amenaza para su identidad no la ven en la fe cristiana, sino en el desprecio de Dios». Ninguna religión tiene nada que temer de la Religión católica y de su Papa, porque el verdadero enemigo de todas, el más insidioso y solapado, es el paradigma ético-cultural de una razón sin Dios que, aún fascinando por sus éxitos científicos y técnicos, amenaza –favorecido en esto por los actuales procesos de globalización–, con su forma de proponerse a partir del etsi Deus non daretur [«como si Dios no existiera». Ndt.], el patrimonio religioso de toda la humanidad.

Este paradigma hay que afrontarlo sin cultivar pensamientos o proyectos de enemistad ni violencia, con serena y consciente calma y con argumentos persuasivos de una razón que encuentra la verdad de su expresión en la relación con la fe en Dios. Ninguna religión tiene, por lo tanto, nada que temer de la Religión católica ni de sus miembros, que, fieles al Amor Trinitario, diariamente se dedican a la oración, a cultivar la esperanza para sí y para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, que viven un amor incondicional con innumerables obras de caridad a favor de la inmensa humanidad marcada por la injusticia social, por la pobreza y por la falta de dignidad, que aman y cultivan el encuentro, el diálogo y la amistad con los creyentes de las otras religiones y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

No siempre este testimonio suyo de amor a Dios y al prójimo es aceptado y acogido: todos pueden constatar fácilmente que muchos cristianos, de manera creciente y en distintas partes del mundo, son, al día de hoy, obstaculizados y perseguidos hasta el martirio, pero felices de dejarse matar antes que renunciar a Dios y a Su amor. Con el discurso en la Universidad de Ratisbona, del todo centrado en la relación entre la fe y la razón por cómo se ha desarrollado en el contexto histórico de la cultura moderna de Occidente, el Santo Padre no sólo se ha hecho defensor de las buenas razones del cristianismo, sino, de hecho, también de las de todas las religiones y del patrimonio religioso más auténtico de la humanidad.

Si, bajo la presión mediática e instrumentalizaciones políticas e ideológicas orquestadas que han proporcionado interpretaciones desviadas del discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona, algún creyente de otra religión se ha sentido ofendido, a estos se les ofrece la plena seguridad de que las intenciones y la voluntad del Papa estaban y siguen estando inspiradas por los sentimientos del respeto y de la amistad cristianos para todos los fieles sinceros de las otras religiones.

Haber recalcado, por parte del Santo Padre, la relación entre el cristianismo y la verdad, por lo tanto, no cierra, sino que abre un diálogo más profundo con las demás religiones porque –retomando aquí un pasaje de un libro escrito por el actual pontífice cuando era cardenal- «cuando la verdad se hace don, todos quedamos fuera de las alineaciones, de aquello que separa: se presenta entonces un criterio común que no violenta ninguna cultura, sino que lleva a cada una a su propio corazón, porque cada una, en última instancia, es expectativa de la verdad» (J. Ratzinger, Fede Verità Tolleranza. Il cristianesimo e le altre religioni, Cantagalli, Siena 2003, p. 69).


En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Monday, October 16, 2006

Dios También está en Internet

Por P. Roberto Mena, S.T.

De manera inexplicable, la recepción de almas en el cielo se estaba incrementando. En los infiernos, el demonio enfurecido envió a la tierra a su ejército maligno a convencer de las ventajas del mal, pero su estrategia no daba resultado. Estos volvieron sin ninguna explicación lógica que convenciera al demonio de por qué en el mundo todo seguía igual, así que él mismo se apersonó.

Fue a las Iglesias y las encontró vacías, vio que la televisión seguía influyendo con mentiras y publicidad manipuladora. El cine seguía midiendo su rating por el número de escenas de sexo, sangre y vicios.

Aparentemente todo estaba bien, no halló nada anormal, y se regresó muy preocupado al no encontrar el motivo por el cual estaban buscando regresar a Dios.

San Pedro, rebosante de satisfacción por estar dando tantas bienvenidas a tantas almas, preguntó a Dios:

-Padre Eterno ¿A qué se debe este cambio?
Y Dios respondió:
-Di con un pequeño truco.
-¿Un truco? -inquirió San Pedro.
-Sí, un truco que se llama Amistades de Internet -le dijo Dios.
-¿Amistades de Internet? -repitió el portero celestial.
Y el Creador empezó a decir:
-En la red se reúne gente de todas las edades, de diferente sexo, de diferentes países, diferentes estratos sociales y diferentes ideologías... Por este medio su relación no es física sino virtual, así que los hombres se comportan como caballeros, y aceptan de las mujeres esa parte femenina que los enamora y al mismo tiempo los educa. Aprende a verlas como amigas. Aprecian su poesía, y paulatinamente las empiezan a respetar por su inteligencia. La mayoría de las personas que se conocen a través de la red son muy espirituales, aunque también comparten chistes, conocimientos, cuentos e ideas. Pero lo más importante, es que se empiezan a preocupar por el bienestar de los demás. Así que todos ellos con sus grandes diferencias, Primero se toleran como vecinos, después fraternizan como hermanos, y por último, son capaces de amarse los unos a los otros.

Ahora dime tú, ¿a qué fue Jesús a la tierra?
-Pues a enseñar eso mismo.
-¿Y...?
-Pues lo están logrando.
Con una alegre carcajada, Dios se alejó de ahí.
Pedro rascándose la cabeza, murmuró:-Yo que creía que la tecnología era cosa del diablo...
Y acercándose a las puertas doradas del cielo donde una multitud esperaba, dijo a grandes gritos:
-¡Hola bienvenidos todos! ¡Esta es su casa!


En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.