Friday, June 26, 2015

Encíclica Ecológica nos invita a vivir en comunión con toda la Creación

‘Laudato Si’, Vivamos en Comunión con toda la Creación
 

La reciente publicación de la nueva Encíclica del Papa Francisco, ‘Laudato Si’ ha sido recibida por los círculos académicos y políticos con una actitud indispuesta al diálogo; en donde prevalece el paradigma tecnocrático de nuestra civilización y una inercia que se resiste al cambio en los aspectos culturales y económicos. El Papa Francisco propone un camino muy audaz, en donde nos conduce a reflexionar por varias mansiones de esta casa común: Ecología Bíblica, Política Ambiental, una Crítica del Consumismo y aun sobre el rol de las redes y medios sociales. Dicha publicación fue recibida con una malsana curiosidad por saber cuál es la postura del Papa en este asunto, que polariza el mismísimo debate público. Indudablemente, él responde con claridad a este reto para nuestra civilización, pero su análisis no se alinea a corrientes políticas ni a teorías seudo-científicas que por lo general convocan a una acción global sin autoridad, sin un liderazgo, ni compromiso que las sustente en las comunidades locales.

A raíz de la publicación no autorizada (leak) de un manuscrito de la encíclica por parte de la revista italiana L’Espresso, se generó una fuerte reacción tanto en los círculos políticos como en los Católicos, de la que no escaparon ni teólogos ni políticos. Esta primera reacción se centró en el calentamiento global, no obstante que el Papa rescata el cuidado y la conservación del Medio Ambiente del embotellamiento que ofrecen los tecnócratas y la clase política, para darle una dimensión moral. Es decir, nos está convocando a volver a esta dimensión que ha sido descalificada  en el debate público, en donde la ideología suplanta la raíz.

Hay quienes se sienten molestos por la intervención del Papa en un asunto que consideran de su exclusiva incumbencia, pero no olvidemos que a través de los diferentes pontificados, la Iglesia –mediante las encíclicas- ha logrado orientar la atención sobre varios asunto globales y ha influido positivamente en la solución de la problemática social y política. Tal es el caso de ‘Los Derechos y los Deberes del Capital y del Trabajo’ del Papa León XIII, tras la Revolución Industrial (1891); ‘Paz en la Tierra’ de San Juan XXIII, sobre la Guerra Fría y las armas nucleares (1963); ‘Humanae Vitae’ del Papa Pablo VI, que rechaza el control de población y los medios artificiales de concepción (1968); ‘Laborem Exercens’de San Juan Pablo II, sobre las relaciones laborales y la dignidad de los trabajadores, que dio lugar al surgimiento de sindicatos independientes en el mundo comunista y a la caída de estos regímenes, etc.

Las posturas van más allá de líneas conservadoras y liberales. El temor es el factor determinante que ha entrado en juego en un diálogo limitando nuestra esperanza, para restarle trascendencia al cuidado de la Creación que Dios nos ha encomendado. Nuestra cultura tiende a descartar algo fundamental que el Papa Francisco nos exhorta a reconsiderar: “La creación no es una propiedad sujeta a nuestra voluntad o arbitrio. Tampoco es la propiedad de unos cuantos. La Creación es un regalo de Dios, para cuidarlo y usarlo para beneficio de todos”.

                          Theodore Roosevelt
 Ha habido líderes políticos que han reconocido la dimensión moral del cuidado del medio ambiente. Theodore Roosevelt, Republicano, conservacionista que fue presidente de los Estados Unidos a principios del siglo XX, así lo reconoció, expresando que los recursos naturales no deberían ser monopolizados por unos cuantos.

Al crear Dios a los seres humanos a su imagen y semejanza, los bendijo indicándoles de qué manera se relacionarían con el resto de la creación: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra” (Génesis 1, 28). Este mandato no es un decreto de explotación sin escrúpulos. La palabra hebrea ‘kabash’ que ha sido traducida como someter, ha sido también interpretada como pisotear; mientras que ‘radah’ se ha interpretado como dominio, ambas se han conjugado para conducirnos erróneamente a pensar que los recursos de la Tierra son nuestros, y por lo tanto, podemos disponer de ellos para saquearlos según nuestros apetitos. Eso no es lo que Dios quiere.

En el Antiguo Testamento, estas palabras se usan frecuentemente en relación a los enemigos militares. En este caso, la Tierra no es nuestro enemigo, sino nuestra casa. La palabra ‘radah’ no implica un dominio sujeto a nuestra voluntad, sino más bien administrar y cuidar. Somos administradores de los bienes que Dios nos ha confiado y nos ha permitido disfrutar. Cuando se administra, se promueve el bienestar de quienes cuidamos, en este caso, el medio ambiente. No se trata de una licencia para explotar los recursos de la Tierra con fines exclusivamente comerciales o para satisfacer las demandas de un mercado rapaz.

En Génesis 2, 15: “Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo dejó en el jardín de Edén para que lo labrase y cuidase”. La palabra hebrea ‘isabad’ que significa servir, cultivar, atender o revestir se ha reducido a labrar o cultivar; mientras que la palabra ‘shamar’, que significa resguardar, vigilar y preservar se ha reducido culturalmente a mantener. No somos los conserjes ni los técnicos de mantenimiento. En realidad, según las Escrituras, nosotros somos los guardianes de la Tierra que debemos asegurar que se cumpla la voluntad de Dios. En Laudato Si, el Papa incorpora una ecología integral que incluye también el trabajo: “En realidad, la intervención humana que procura el prudente desarrollo de lo creado es la forma más adecuada de cuidarlo, porque implica situarse como instrumento de Dios para ayudar a brotar las potencialidades que él mismo colocó en las cosas: «Dios puso en la tierra medicinas y el hombre prudente no las desprecia«” (Si 38,4). En la Biblia, el Dios que libera y salva es el mismo que creó el universo y los modos de actuar de Dios están íntima e inseparablemente conectados, no se puede fragmentar la obra de Dios.
                           Contaminación del Río Sonora en el Noroeste
                                        de México por derrame de ácido de compañía minera

¿Creemos realmente en este mandato de Dios? Evidentemente, nuestra cultura inmersa en el consumismo e inmediatismo no nos permite responderle a Dios. Dios nos llama a ser cooperadores en la obra de la Creación, pero respondemos con ingratitud e indiferencia. En un estudio realizado por la Universidad de Yale sobre el Cambio Climático y el Medio Ambiente, la mayoría, un 68% respondieron que se trata sólo de un asunto ambiental. El 21% le dieron una clasificación moral; mientras que un 6% lo clasificó en la índole religiosa. Otros estudios arrojan actitudes paralelas a esta. Una encuesta de Huffington Post revela que el 82% de los norteamericanos y el 84% de los Católicos respondieron que los seres humanos ‘tenemos el deber moral de proteger el medio ambiente’. Sin embargo, sólo el 52% de la población en general creen que el cambio climático y el deterioro ambiental son causados por los seres humanos.  Hay encuestas realizadas en México que varían, en donde sólo el 51% cree que tenemos la responsabilidad de cuidar el ambiente y menos del 24% creen que hemos causado algún daño al medio ambiente. La mayoría no están dispuestos a tomar medidas a nivel personal o familiar para proteger el medio.

El propósito de ‘Laudato Si’ es cambiar la tendencia de estas cifras, independientemente del origen de las encuestas, explicando porqué la responsabilidad ecológica tiene un fundamento profundamente teológico y moral. Ha sido así desde mucho antes de que lo reclamaran  las agendas políticas de los partidos y candidatos. Nos advierte que hay un imperativo moral implícito que no debemos pasar por alto: Tomar acción para lograr proteger la Creación, nuestra casa-jardín y a la persona humana que reside en esta casa. En la agenda de muchos movimientos ambientalistas y ‘greens’ figura como prioridad la casa, que generalmente no se considera como Creación; mientras que a los residentes, que somos los seres humanos, se nos reduce a botín político o a organismos intrascendentes.

Sobre esta postura catastrofista que tiende a depositar su fe en gobiernos tecnocráticos, que ven una civilización global con grandes logros, aunque atomizada y moralmente en bancarrota, en donde las cosas ya no pueden continuar así porque no ven otra salida que la crisis y el inevitable desastre (¡!)….el Papa Francisco integra el elemento clave: la dignidad humana y el derecho a la vida. Hace una crítica de este antropocentrismo desviado que califica como un individualismo romántico disfrazado de belleza ecológica y un asfixiante encierro en la inmanencia (119). Arremete contra el aborto: “Dado que todo está relacionado, tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, que a veces son molestos o inoportunos, si no se protege a un embrión humano…” (120). El Papa Benedicto XVI escribió en Caritas in Veritate este pasaje que recoge el Papa Francisco de nuevo en esta encíclica: “Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social”.  

                              Los no nacidos también integran la naturaleza

En nuestra relación con el Medio Ambiente y las otras creaturas, el Papa vuelve a insistir nuevamente en los peligros del relativismo práctico, como ya lo había hecho anteriormente en Evangelii Gaudium, que lo considera más peligroso que el relativismo doctrinal: “Cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo demás se vuelve relativo. Por eso no debería llamar la atención que, junto con la omnipresencia del paradigma tecnocrático y la adoración del poder humano sin límites, se desarrolle en los sujetos este relativismo donde todo se vuelve irrelevante si no sirve a los propios intereses inmediatos”. Nos hace ver que la patología del relativismo es la misma que nos hace ver a las demás personas como objetos, explotándolos y aprovechándonos de su vulnerabilidad. Es también la lógica interna que nos hace conformarnos con abandonar la economía a las fuerzas invisibles del mercado porque su impacto sobre la naturaleza es un daño inevitable.  Si no hay principios ni límites, corremos el riesgo de dejarnos llevar por la criminalidad organizada, como de hecho ya está pasando en varias partes del mundo, en donde la cultura desechable ya promueve hasta el tráfico de órganos humanos, además de la esclavitud sexual de mujeres y niños.

Culmina su Encíclica exhortándonos a ejercer la espiritualidad Cristiana con una admiración contemplativa de las creaturas, como la encontramos en San Francisco de Asís, recogiendo tradiciones como la de Charles de Foucauld y San Benito de Nursia. Brindemos acogida en nuestros corazones  a esta espiritualidad, como lo hizo Santa Teresita de Lisieux con su caminito, ya que hacer todas las cosas pequeñas con amor es parte de una ecología integral, en donde a diario podemos incorporar los gestos y signos que rompen la lógica de la violencia, la depredación, la explotación y el egoísmo. La única manera en que podemos hacer efectiva la construcción del Reino de Dios es haciendo habitable el planeta Tierra. El Reino de Dios debe tener su sede. Cierra con dos hermosas oraciones: Una por Nuestra Tierra y la otra, Oración Cristiana con la Creación

 ¡Laudato Si! ¡Alabado seas, Señor!.

-Yvette Camou-


Referencias Bibliográficas:

Biblia de Jersusalén. Desclée de Brouwer. 2008. Bilbao, España

Douthat, Ross. “Papal encyclical raises new fear: contemporary evils might actually persist”. New York Times. June 17th, 2015.

Fitzpatrick, Paul. “Pope Francis Releases 'Laudato Si' Encyclical And Lays Out Moral Case For Addressing Climate Change”. Huffington Post. June 18th, 2015.

Gray Scott, Halee. “Why conservatives can actually get behind Pope Francis’s environmental encyclical”. Washington Post. June 18th, 2015.

Papa Francisco. Encíclica “Laudato Si: Sobre el Cuidado de la Casa Común”.  24 de Mayo, 2015. Vatican.va. Post June  15th, 2015.

Stoll, Mark. “Pope Francis is actually bringing America’s environmentalism movement to its religious and moral roots”. Washington Post. June 17th, 2015.

St. Thérèse of Lisieux. “Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux”. ICS Publications. Washington, DC. Third Edition. 1996.  Págs. 218-219.

Wednesday, June 24, 2015

El Papa Francisco habla en su audiencia como sanar las heridas en la familia

«¿Pero sabemos todavía qué es una herida del alma? ¿Sentimos el peso de la montaña que aplasta el alma del niño, en las familias en las cuales se tratan mal y se hacen mal, hasta romper el vínculo de fidelidad conyugal? ¿Qué peso tiene, en nuestras elecciones – elecciones equivocadas, por ejemplo – qué peso tiene el alma de los niños? Cuando los adultos pierden la cabeza, cuando cada uno piensa sólo en sí mismo, cuando papá y mamá se hacen mal, el alma de los niños sufre mucho, prueba una sensación de desesperación. Y son heridas que dejan una marca para toda la vida»

 En su catequesis de la audiencia general – celebrada el último miércoles de junio en la Plaza de San Pedro y ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países – el Papa Francisco, prosiguió sus reflexiones sobre la familia y la vida real, centrándose, en esta ocasión, en las heridas que se producen en la misma convivencia familiar, cuando en la misma familia se lastima, lo que constituye algo feo.
En efecto el Obispo de Roma afirmó que se sabe que en ninguna historia familiar faltan los momentos en los que la intimidad de los afectos más queridos resulta ofendida por el comportamiento de sus miembros. Palabras, acciones y omisiones que, en lugar de expresar amor lo mortifican. Y añadió que estas heridas se gravan si no se les pone remedio a tiempo, hasta transformarse en prepotencia, hostilidad y desprecio, y hasta el punto de llegar a laceraciones profundas que dividen a los esposos, e inducen a buscar en otro lugar compresión, apoyo y consuelo, sin pensar en el bien de la familia. En el vídeo se visualiza y escucha toda la catequesis y el resumen que el Papa ha hecho en español, cuyotexto completo es el siguiente:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En las últimas catequesis hemos hablado de la familia que vive las fragilidades de la condición humana, la pobreza, la enfermedad, la muerte. Hoy, en cambio, reflexionamos sobre las heridas que se abren precisamente en el interior de la convivencia familiar. Es decir, cuando en la misma familia, nos hacemos mal. ¡Es la cosa más fea!
Sabemos bien que en ninguna historia familiar faltan los momentos en los cuales la intimidad de los afectos más queridos es ofendida por el comportamiento de sus miembros. Palabras y acciones ¡y omisiones! que en vez de expresar amor, lo quitan o, peor todavía, lo mortifican. Cuando estas heridas, que son todavía remediables se descuidan, se agravan: se transforman en prepotencia, hostilidad, desprecio. Y a este punto pueden transformarse en laceraciones profundas, que dividen a marido y mujer e inducen a buscar en otro lado comprensión, apoyo y consuelo. ¡Pero a menudo estos “apoyos” no piensan en el bien de la familia!
El vaciamiento del amor conyugal difunde resentimiento en las relaciones. Y a menudo la desunión “cae” encima de los hijos.
Los hijos. Quisiera detenerme un poco sobre este punto. No obstante nuestra sensibilidad aparentemente evolucionada, y todos nuestros refinados análisis psicológicos, me pregunto si no nos hemos anestesiado también con respecto a las heridas del alma de los niños. Cuanto más se trata de compensar con regalos y dulces, más se pierde el sentido de las heridas – más dolorosas y profundas – del alma. Hablamos mucho de trastornos comportamentales, de salud psíquica, de bienestar del niño, de ansia de los padres y de los hijos. ¿Pero sabemos todavía qué es una herida del alma? ¿Sentimos el peso de la montaña que aplasta el alma del niño, en las familias en las cuales se tratan mal y se hacen mal, hasta romper el vínculo de fidelidad conyugal? ¿Qué peso tiene, en nuestras elecciones – elecciones equivocadas, por ejemplo – qué peso tiene el alma de los niños? Cuando los adultos pierden la cabeza, cuando cada uno piensa sólo en sí mismo, cuando papá y mamá se hacen mal, el alma de los niños sufre mucho, prueba una sensación de desesperación. Y son heridas que dejan una marca para toda la vida.
En la familia, todo está relacionado junto: cuando su alma está herida en algún punto, la infección contagia a todos. Y cuando un hombre y una mujer, que se han comprometido a ser “una sola carne” y a formar una familia, piensan obsesivamente en las propias exigencias de libertad y de gratificación, esta distorsión carcome la vida de los hijos. Tantas veces los niños se esconden para llorar solos… Debemos entender bien todo esto. Marido y mujer son una sola carne. Pero sus criaturas son carne de su carne. Si pensamos a la dureza con la cual Jesús exhorta a los adultos a no escandalizar a los pequeños – hemos escuchado el pasaje del Evangelio  (cfr. Mt 18,6), podemos comprender mejor también su palabra sobre la grave responsabilidad de custodiar el vínculo conyugal que da comienzo a la familia humana (cfr. Mt 19,6-9). Cuando el hombre y la mujer se transformaron en una sola carne, todas las heridas y todos los abandonos del papá y de la mamá inciden en la carne viva de los hijos.
Por otra parte, es verdad que hay casos en los cuales la separación es inevitable. A veces puede volverse incluso moralmente necesaria, cuando precisamente se trata de sustraer al cónyuge más débil o a los hijos pequeños, a las heridas más graves causadas por la prepotencia y por la violencia, por el desaliento y por la explotación, por la ajenidad y la indiferencia.
No faltan, gracias a Dios, aquellos que sostenidos por la fe y por el amor a los hijos, dan testimonio de su fidelidad a un vínculo en el cual han creído, aunque parezca imposible hacerlo revivir. Pero no todos los separados sienten esta vocación. No todos reconocen, en la soledad, un llamado del Señor dirigido a ellos. Entorno a nosotros encontramos diversas familias en situaciones así llamadas irregulares – no me gusta esta palabra - y nos hacemos tantas preguntas. ¿Cómo ayudarlas? ¿Cómo acompañarlas? ¿Cómo acompañarlas para que los niños no se vuelvan rehenes del papá o de la mamá?
Pidamos al Señor una fe grande, para mirar la realidad con la mirada de Dios; y una gran caridad, para acercarnos a las personas con su corazón misericordioso.
(El Papa ha dicho en español:)
Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy reflexionamos sobre las heridas que se producen en la misma convivencia familiar. Se trata de palabras, acciones y omisiones que, en vez de expresar amor, hieren los afectos más queridos, provocando profundas divisiones entre sus miembros, sobre todo entre el marido y la mujer.
Si estas heridas no se curan a tiempo se agravan y se transforman en resentimiento y hostilidad, que recae sobre los hijos. Cuando los adultos pierden la cabeza y cada uno piensa en sí mismo; cuando los padres se hacen daño, el alma de los niños sufre marcándolos profundamente.
En la familia todo está entrelazado. Los esposos son “una sola carne”, de tal manera que todas las heridas y abandonos afectan a la carne viva que son sus hijos. Así se entienden las palabras de Jesús sobre la grave responsabilidad de custodiar el vínculo conyugal, que da origen a la familia.
En algunos casos, la separación es inevitable, precisamente para proteger al cónyuge más débil o a los hijos pequeños. Pero no faltan los casos en que los esposos, por la fe y el amor a los hijos, siguen dando testimonio de su fidelidad al vínculo en el que han creído.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica.
Pidamos, pidamos a la Virgen María que interceda por nuestras familias, especialmente por los que pasan por dificultades, para que sepan superar y sanar siempre las heridas que causan división y amargura. Muchas gracias y que Dios los bendiga.
(Luego, el Papa ha dicho:)
Al volver recién de Turín, quisiera dirigir un sentido agradecimiento a la gente turinesa y piamontesa por su calurosa bienvenida. Agradezco en particular a Mons. Cesare Nosiglia, Arzobispo de Turín, a los sacerdotes, a las personas consagradas, a todos los obispos piamonteses por su participación. En especial, mi pensamiento se dirige a los enfermos del Cottolengo, que con el ofrecimiento de sus sufrimientos sostienen la vida de la Iglesia. Agradezco de corazón a los numerosos jóvenes por su audacia, testimonio y sus ganas de vivir los valores del Evangelio. Quisiera agradecer también a las autoridades civiles, a las fuerzas del orden, a los voluntarios, a las asociaciones, los movimientos, las administraciones regionales, provinciales y comunales, al mundo del trabajo y a todas las personas que han contribuido a la realización de esta visita mía, en ocasión de la ostensión de la Sábana Santa y del bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco.
¡Me he sentido verdaderamente en casa, abrazado por el afecto de todos ustedes y por su hospitalidad! ¡Que el Señor los bendiga a todos ustedes a su bella ciudad!

Queridos jóvenes, en especial ustedes, confirmandos de Saluzzo y los del Movimiento juvenil San Francisco, de Plaza Armerina, que la radicalidad evangélica del Precursor los impulse a opciones valientes en favor del bien; queridos enfermos, que su fortaleza los sostenga en llevar la cruz en unión espiritual con el corazón de Cristo; queridos recién casados, que sus lazos con el Cordero los ayuden a unir a sus familias en el amor

Tuesday, June 23, 2015

Muchos periodistas norteamericanos desean entrevistar al Papa Francisco

Entrevistar al Papa: el sueño de los más destacados comunicadores Americanos
 
 
 
La edición impresa del The Hollywood Reporter dedicó las primeras planas y sus mejores páginas de hace unas semanas a dar cuenta de quiénes consideraba las 35 personas más poderosas en los medios neoyorquinos (cf. The Hollywood Reporter's 35 Most Powerful People in New York Media 2015). Entre los seleccionados se encontraban comunicadores de los más antitéticas líneas editoriales, ya impresas, digitales o televisivas. 
 
Una de las preguntas formuladas a las personas reconocidas (cf. The 35 most powerful people in media) era a quién deseaban entrevistar. Y uno de los personajes más recurrentes fue el Papa Francisco. Así, por ejemplo, el conductor de The Nightly Show, Larry Wilmore, mencionó que Papa Francisco estaría genial en su segmento Keep it 100 en el que el entrevistado sometido a preguntas difíciles de contestar: "Querría ver si él es realmente honesto", declara Larry. El presentador de CBS This Morning, Charlie Rose, querría entrevistar simultáneamente al Papa y a Jack Nicholson. No es el único que quiere una entrevista doble. Jeff Fager, productor ejecutivo de 60 minutes, quiere al Papa junto a Vladimir Putin en su programa. 
 
También han confesado su sueño de entrevistar al Papa el presidente de CNN Worldwide y CNN.com, Jeff Zucker; el presidente de ABC News, James Goldston; el editor jefe de BuzzFeed, Ben Smith; o Shane Smith, CEO de Vice Media. 
 
La popularidad del Papa Francisco en Estados Unidos, según los estudios demoscópicos para 2015 del Pew Research Center, indica que 9 de cada 1o estadounidenses ven “favorablemente” al Papa mientras que 6 de cada 10 lo ven “muy favorablemente”. En poco más de dos años y medio de pontificado el Papa Francisco ha concedido al menos 24 entrevistas a periódicos, cadenas de televisión, radiodifusoras y encuentro con periodistas.cid:image004.jpg@01D0A91B.9678E1A0 
 

Friday, June 19, 2015

Papa Francisco: Que el cristiano sea consciente que sin la ayuda de Dios no puede

Que el cristiano sea consciente de que, sin la ayuda del Señor, no puede caminar en la vida. Lo subrayó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en que también destacó que sólo podemos rezar bien si somos capaces de perdonar a los hermanos y tener el corazón en paz.
El Papa Bergoglio desarrolló su reflexión sobre tres puntos, a saber: debilidad, oración y perdón. Y recordó que, ante todo, somos “débiles”. Una debilidad que “todos tenemos después de la herida del pecado original”.
Sin la ayuda del Señor no podemos dar un paso
Somos débiles – reafirmó Francisco – “resbalamos en los pecados, no podemos ir adelante sin la ayuda del Señor”:
“Quien se cree fuerte, quien se cree capaz de desenvolverse solo por lo menos es ingenuo y, al final, sigue siendo un hombre derrotado por tantas, tantas debilidades que lleva en sí mismo. La debilidad que nos conduce a pedir ayuda al Señor puesto que hemos rezado: ‘En nuestra debilidad nada podemos sin tu ayuda’. No podemos dar un paso en la vida cristiana sin la ayuda del Señor, porque somos débiles. Y aquel que está de pie, esté atento a no caer porque es débil”.
También somos débiles en la fe –  añadió Francisco –, puesto que “todos nosotros tenemos fe – dijo  – todos nosotros queremos ir adelante en la vida cristiana pero si no somos conscientes de nuestra debilidad terminaremos todos vencidos”. Por esta razón –  añadió –  es bella aquella oración que dice: “Señor sé que en mi debilidad nada puedo sin tu ayuda”.
Nuestra oración no necesita demasiadas palabras
Dirigiendo un pensamiento a la “oración”, el Papa recordó que Jesús “enseña a orar”, pero no “como los paganos” que pensaban “ser escuchados a fuerza de palabras”. Y dijo, por ejemplo, que la madre de Samuel pedía al Señor la gracia de tener un hijo rezando, moviendo apenas los labios. A la vez que el sacerdote que estaba allí, la miraba y creía que ella estaba borracha por lo que le hizo un reproche.
“Sólo movía los labios porque no lograba hablar… Pedía un hijo. Así se reza ante el Señor. Y la oración, puesto que nosotros sabemos que Él es bueno y sabe todo de nosotros y sabe las cosas de las que tenemos necesidad, comenzamos a decir aquella palabra: ‘Padre’, que es una palabra humana, ciertamente, que nos da vida, pero en la oración sólo podemos decirla con la fuerza del Espíritu Santo”.
Francisco exhortó diciendo: “Comencemos la oración con la fuerza del Espíritu que reza en nosotros, rezar así, sencillamente. Con el corazón abierto ante la presencia de Dios que es Padre y sabe, sabe de qué cosas nosotros tenemos necesidad antes que las digamos”.
El perdón es una gran fortaleza, una gracia del Señor
En fin, el Obispo de Roma dirigió la atención al perdón, destacando que Jesús enseñó a sus discípulos que si ellos no perdonaban las culpas de los demás, ni siquiera el Padre los perdonaría a ellos:
“Sólo podemos rezar bien y decir ‘Padre’ a Dios si nuestro corazón está en paz con los demás, con los hermanos. ‘Pero, padre, éste me ha hecho esto; éste me ha hecho esto y me ha hecho aquello...’. ‘Perdona. Perdona, como Él te perdonará’. Y así la debilidad que nosotros tenemos, con la ayuda de Dios en la oración se transforma en una fortaleza porque el perdón es una gran fortaleza. Hay que ser fuertes para perdonar, pero esta fortaleza es una gracia que nosotros debemos recibir del Señor porque somos débiles”.

Thursday, June 18, 2015

Enciclica Ecologica del Papa Francisco


CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI’ DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN. 19 junio 2015.

“Laudato si”. Hoy ha sido presentada ante los medios de comunicación la Encíclica de Papa Francisco sobre el cuidado de la creación. Como él mismo informó públicamente durante el ángelus del 14 de junio y durante la audiencia general del pasado miércoles, en este documento de la doctrina social de la Iglesia, se llama a cultivar y custodiar con responsabilidad la creación, con especial atención a los más pobres, que son los que más sufren las consecuencias de los daños ambientales.
También el Papa Francisco antes de la publicación oficial quiso informar a cada uno de los obispos a través de una nota sobre la Encíclica, para que conocieran por anticipado su contenido y así pudieran informar a los periodistas y fieles de sus diócesis. En la nota se lee: “Querido hermano en el vínculo de la unidad, de la caridad y de la paz (LG 22) en el cual vivimos como obispos, te envío mi carta ‘Laudato sí’ sobre el cuidado de nuestra casa común, acompañada por mi bendición. Unidos en el Señor y, por favor, no te olvides de rezar por mí”. Y es que las Conferencias Episcopales de los cinco continentes contribuyeron con aportes y propuestas en un espíritu de colegialidad en el documento.
Así, llegó el momento de esta presentación con tanta expectativa mediática, periodistas de diferentes países del mundo y diferentes personalidades acudieron esta mañana al aula Nueva del Sínodo en el Vaticano para conocer el documento “Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común”. En la rueda de prensa participaron el cardenal Peter Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, el Metropolitano de Pérgamo John Zizioulas en representación del Patriarcado Ecuménico y de la Iglesia Ortodoxa, el Prof. John Schellnhuber, Fundador y Director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, y Carolyn Woo, presidenta de Catholic Relief Services y Decana del Mendoza College of Business, University of Notre Dame, U.S.A.
- SÍNTESIS DEL CONTENIDO Y ESTRUCTURA DE LA ENCÍCLICA ‘LAUDATO SI’:
«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?» (n. 160). Esta pregunta está en el centro de Laudato si’, la segunda Encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común, publicada esta mañana en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano.
El Santo Padre afirma que: «Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario», sino que nos conduce a interrogarnos sobre el sentido de la existencia y el valor de la vida social: «¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué vinimos a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita esta tierra?». «Si no nos planteamos estas preguntas de fondo –afirma el Pontífice – «no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes». El título del documento se inspira en la invocación de San Francisco de Asís en el “Cántico de las creaturas”, y recuerda que la tierra, nuestra casa común, «es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos» (n. 1).
NO A LA CULTURA DEL DESCARTE
Pero hoy, constatamos que esta tierra maltratada y saqueada clama (n. 2) y sus gemidos se unen a los de todos los abandonados del mundo, a los descartados por la sociedad. En este sentido, el Papa Francisco invita a escucharlos, llamando a todos y cada uno a una “conversión ecológica”, según expresión de San Juan Pablo II, es decir, a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común». Al mismo tiempo, el Papa Francisco reconoce que «se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta» (n. 19), permitiendo una mirada de esperanza que atraviesa toda la Encíclica y envía a todos un mensaje claro y esperanzado: «La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común» (n. 13), fomentando la cultura del encuentro y de la solidaridad.
EL CUIDADO DE LA CREACIÓN TAREA DE TODOS
El Papa Francisco se dirige, claro está, a los fieles católicos, retomando las palabras de San Juan Pablo II: «los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su fe» (n. 64), pero se propone «especialmente entrar en diálogo con todos sobre nuestra casa común» (n. 3): el diálogo aparece en todo el texto, y en el capítulo 5 se vuelve instrumento para afrontar y resolver los problemas. Desde el principio el Santo Padre recuerda que también «otras Iglesias y Comunidades cristianas – como también otras religiones – han desarrollado una profunda preocupación y una valiosa reflexión» sobre el tema de la ecología (n. 7). En varios momentos, el Pontífice agradece a los protagonistas de este esfuerzo – tanto individuos como asociaciones o instituciones –, reconociendo que «la reflexión de innumerables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales ha enriquecido el pensamiento de la Iglesia sobre estas cuestiones» (n. 7) e invita a todos a reconocer «la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para el desarrollo pleno del género humano» (n. 62).
ESTRUCTURA DE LA ENCÍCLICA
La estructura del documento se encuentra trazado en el n. 15 y se desarrolla en seis capítulos. A partir de la escucha de la situación a partir de los mejores conocimientos científicos disponibles hoy (cap. 1), recurre a la luz de la Biblia y la tradición judeo-cristiana (cap. 2), detectando las raíces del problema (cap. 3) en la tecnocracia y el excesivo repliegue autorreferencial del ser humano. La propuesta de la Encíclica (cap. 4) es la de una «ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales» (137), inseparablemente vinculadas con la situación ambiental.
En esta perspectiva, el Papa Francisco propone (cap. 5) emprender un diálogo honesto a todos los niveles de la vida social, que facilite procesos de decisión transparentes. Y recuerda (cap. 6) que ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado por una conciencia formada y responsable, sugiriendo principios para crecer en esta dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político y teológico. El texto termina con dos oraciones, una que se ofrece para ser compartida con todos los que creen en «un Dios creador omnipotente» (n. 246), y la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, rimada con el estribillo «Laudato si’», que abre y cierra la Encíclica.
EJES TEMÁTICOS
El texto está compuesto por algunos ejes temáticos, vistos desde variadas perspectivas, que le dan una fuerte coherencia interna: «la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida.» (n. 16).
CLAVE DE LECTURA
Los recientes acontecimientos en relación a la publicación de la Encíclica han generado diversas expectativas, sobre todo en relación a los aspectos relacionados con las políticas ambientales actualmente en discusión. Ciertamente, la Encíclica del Papa Francisco podrá y tendrá un impacto sobre las importantes y urgentes decisiones en este ámbito. Pero no se debe dejar en segundo lugar la naturaleza “magisterial, pastoral y espiritual” del documento, cuya amplitud, profundidad y mensaje no pueden reducirse al aspecto de las determinaciones de las políticas ambientales. Por todo ello, es importante ‘situar’ la Encíclica en su propio contexto, es decir, en el de la realidad de la fe, y como nos recuerda el libro del Génesis: Dios creador pone al hombre como custodio de la creación, con la tarea de conservar y renovar la casa común.
- TEXTO COMPLETO DE LA ENCÍCLICA "LAUDATO SI" de SS. El PAPA FRANCISCO en pdf: http://w2.vatican.va/…/papa-francesco_20150524_enciclica-la…

Wednesday, June 17, 2015

El Papa Francisco habla como afrontar el duelo en la familia

La catequesis del Papa Francisco este miércoles en la Audiencia General tuvo como tema principal el de la muerte en la familia. Esta, indicó, es “una experiencia que afecta a todas las familias, sin excepción alguna” puesto que “es parte de la vida”.
A continuación, puede leer el texto completo de la catequesis del Papa Francisco sobre el luto en la familia, gracias a la traducción de Radio Vaticano:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el recorrido de catequesis sobre la familia, hoy tomamos directamente inspiración del episodio narrado por el evangelista Lucas, que acabamos de escuchar (cfr. Lc 7,11-15). Es una escena muy conmovedora, que nos muestra la compasión de Jesús por quien sufre – en este caso, una viuda que ha perdido a su único hijo – y nos muestra también la potencia de Jesús sobre la muerte.
La muerte es una experiencia que concierne a todas las familias, sin ninguna excepción. Es parte de la vida; sin embargo, cuando toca a los afectos familiares, la muerte no nos parece jamás natural. Para los padres, sobrevivir a los propios hijos es algo particularmente desgarrador, que contradice la naturaleza elemental de las relaciones que dan sentido a la familia misma. La pérdida de un hijo o de una hija es como si detuviera el tiempo: se abre un abismo que traga el pasado y también el futuro.
La muerte, que se lleva el hijo pequeño o joven, es una bofetada a las promesas, a los dones y sacrificios de amor alegremente entregados a la vida que hemos hecho nacer. Tantas veces vienen a misa en Santa Marta padres con la foto de un hijo, una hija, niño, muchacho, muchacha y me dicen: “se fue”. La mirada es tan dolorida. La muerte toca y cuando es un hijo toca profundamente. Toda la familia queda paralizada, enmudecida. Y algo similar sufre el niño que se queda solo, por la pérdida de un padre, o de ambos.
Esa pregunta: “¿dónde está papá?” “¿Dónde está mamá?” – Está en el cielo.  “¿Pero por qué no lo veo?” Esta pregunta que cubre una angustia en el corazón del niño o la niña. Se queda solo. El vacío del abandono que se abre dentro de él es aún más angustiante por el hecho que no tiene ni siquiera la experiencia suficiente para “dar un nombre” a aquello que ha sucedido. “¿Cuándo vuelve papá?” “¿Cuándo vuelve mamá?” ¿Qué se responde? Y el niño sufre. Y así es la muerte en familia.
En estos casos la muerte es como un agujero negro que se abre en la vida de las familias y a la cual no sabemos dar explicación. Y a veces, se llega incluso a dar la culpa a Dios. Pero cuánta gente – yo los entiendo – se enoja con Dios, blasfema: “¿Por qué me has quitado el hijo, la hija? ¡Dios no está, no existe! ¿Por qué hizo esto?”.
Tantas veces hemos escuchado esto. Pero esta rabia es un poco aquello que viene del corazón, del gran dolor. La pérdida de un hijo o de una hija, del papá o de la mamá es un gran dolor. Y esto sucede continuamente en las familias. En estos casos, he dicho, la muerte es casi como un agujero.
Pero la muerte física tiene “cómplices” que son aún peores que ella y que se llaman odio, envidia, soberbia, avaricia; en resumen, el pecado del mundo que trabaja para la muerte y la hace todavía más dolorosa e injusta. Los afectos familiares aparecen como las víctimas predestinadas e indefensas de estas potencias auxiliares de la muerte, que acompañan la historia del hombre. Pensemos en la absurda “normalidad” con la cual, en ciertos momentos y en ciertos lugares, los eventos que agregan horror a la muerte son provocados por el odio y por la indiferencia de otros seres humanos. ¡El Señor nos libere de acostumbrarnos a esto!
En el pueblo de Dios, con la gracia de su compasión donada en Jesús, tantas familias demuestran, con los hechos, que la muerte no tiene la última palabra y esto es un verdadero acto de fe. Todas las veces que la familia en el luto – incluso terrible – encuentra la fuerza para custodiar la fe y el amor que nos unen a aquellos que amamos, impide a la muerte, ya ahora, que se tome todo. La oscuridad de la muerte debe ser afrontada con un trabajo de amor más intenso.
"¡Dios mío, aclara mis tinieblas!”, es la invocación de la liturgia de la tarde. En la luz de la Resurrección del Señor, que no abandona a ninguno de aquellos que el Padre le ha confiado, nosotros podemos sacar a la muerte su “aguijón”, como decía el apóstol Pablo (1 Cor 15,55); podemos impedirle avenenarnos la vida, de hacer vanos nuestros afectos, de hacernos caer en el vacío más oscuro.
En esta fe, podemos consolarnos unos a otros, sabiendo que el Señor ha vencido la muerte de una vez por todas. Nuestros seres queridos no desaparecieron en la oscuridad de la nada: la esperanza nos asegura que ellos están en las manos buenas y fuertes de Dios. El amor es más fuerte que la muerte. Por esto el camino es hacer crecer el amor, hacerlo más sólido, y el amor nos custodiará hasta el día en el cual cada lágrima será secada, cuando “no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor” (Ap 21,4). Si nos dejamos sostener por esta fe, la experiencia del luto puede generar una más fuerte solidaridad de los vínculos familiares, una nueva apertura al dolor de otras familias, una nueva fraternidad con las familias que nacen y renacen en la esperanza.
Nacer y renacer en la esperanza, esto nos da la fe. Pero yo quisiera subrayar la última frase del Evangelio que hoy hemos escuchado. Después que Jesús trae de nuevo a la vida a este joven, hijo de la mamá que era viuda, dice el Evangelio: “Jesús lo restituyó a su madre”. ¡Y ésta es nuestra esperanza! ¡Todos nuestros seres queridos que se han ido, todos el Señor los restituirá a nosotros y con ellos nos encontraremos juntos y esta esperanza no decepciona! Recordemos bien este gesto de Jesús; “Y Jesús lo restituyó a su madre”. ¡Así hará el Señor con todos nuestros seres queridos de la familia!
Esta fe nos protege de la visión nihilista de la muerte, como también de las falsas consolaciones del mundo, de modo que la verdad cristiana “no corra el riesgo de mezclarse con mitologías de varios géneros cediendo a los ritos de la superstición, antigua o moderna” (Benedicto XVI, Ángelus del 2 de noviembre 2008).
Hoy es necesario que los Pastores y todos los cristianos expresen de manera más concreta el sentido de la fe en relación a la experiencia familiar del luto. No se debe negar el derecho al llanto - ¡debemos llorar en el luto! También Jesús “rompió a llorar” y estaba “profundamente turbado” por el grave luto de una familia que amaba (Jn 11,33-37).
Podemos más bien tomar del testimonio simple y fuerte de tantas familias que ha sabido captar, en el durísimo pasaje de la muerte, también el seguro pasaje del Señor, crucificado y resucitado, con su irrevocable promesa de resurrección de los muertos. El trabajo del amor de Dios es más fuerte del trabajo de la muerte. ¡Es de aquel amor, es precisamente de aquel amor, que debemos hacernos “cómplices” activos con nuestra fe! Y recordemos aquel gesto de Jesús: “Y Jesús lo restituyó a su madre”, así hará con todos nuestros seres queridos y con nosotros cuando nos encontraremos, cuando la muerte será definitivamente vencida en nosotros. Ella está vencida por la cruz de Jesús. ¡Jesús nos restituirá en familia a todos! Gracias.

Tuesday, June 16, 2015

La pobreza cristiana no es una ideología dijo Papa Francisco

Si se quita la pobreza del Evangelio no se puede entender el mensaje de Jesús. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta en cuya reflexión se refirió a la contraposición entre riqueza y pobreza. Además, el Santo Padre reafirmó que es injusto definir “comunistas” a aquellos sacerdotes u obispos que hablan de los pobres.
Teología de la pobreza
San Pablo organiza la colecta en la Iglesia de Corinto para la Iglesia de Jerusalén que padece momentos difíciles de pobreza. El Pontífice desarrolló su homilía sobre la “teología de la pobreza” partiendo de la Primera Lectura y observó que hoy,  como entonces, pobreza es “una palabra que siempre pone en una situación embarazosa”. Y observó que tantas veces se oye decir: “Pero este sacerdote habla demasiado de pobreza, este obispo habla de pobreza, este cristiano, esta religiosa, hablan de pobreza… ¿Son un poco comunistas, no?”. Y, en cambio – advirtió Francisco –  “la pobreza está precisamente en el centro del Evangelio. Y si quitáramos la pobreza del Evangelio, no se comprendería nada del mensaje de Jesús”.
Cuando la fe no llega  a los bolsillos no es genuina
El Papa Bergoglio prosiguió explicando que San Pablo, hablando a la Iglesia de Corinto pone de manifiesto cuál es su verdadera riqueza: “Son ricos en cada cosa, en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el celo y en la caridad  que les hemos enseñado”. Así es la exhortación del Apóstol de las Gentes, “dado que son ricos, sean abundantes también en esta obra generosa” en “esta colecta”:
“Si tienen tanta riqueza en el corazón, esta riqueza tan grande – el celo, la caridad, la Palabra de Dios, el conocimiento de Dios – hagan que esta riqueza llegue a los bolsillos. Y ésta es una regla de oro. Cuando la fe no llega a los bolsillos, no es una fe genuina. Es una regla de oro que Pablo nos dice aquí: ‘ustedes son ricos de tantas cosas, ahora, así, sean abundantes en esta obra generosa’. Existe esta contraposición entre riqueza y pobreza. La Iglesia de Jerusalén es pobre, está con dificultades económicas, pero es rica, porque tiene el tesoro del anuncio evangélico. Y esta Iglesia de Jerusalén, pobre, ha enriquecido a la Iglesia de Corinto con el anuncio evangélico; le ha dado la riqueza del Evangelio”.
Dejarse enriquecer por la pobreza de Cristo
“Ustedes – prosiguió explicando el Papa retomando las enseñanzas de San Pablo – que son ricos económicamente y que son ricos con tantas cosas, eran pobres sin el anuncio del Evangelio, pero han enriquecido a la Iglesia de Jerusalén, ensanchando el pueblo de Dios”. “De la pobreza viene la riqueza  – añadió Francisco – es un intercambio mutuo”.
He aquí entonces el fundamento de la “teología de la pobreza”: “Jesucristo de rico que era – de la riqueza de Dios – se ha hecho pobre”, se ha abajado por nosotros. De donde se deduce el significado de la primera Bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres de espíritu”. Es decir, “ser pobre es dejarse enriquecer por la pobreza de Cristo y no querer ser rico con otras riquezas que no sean las de Cristo”:
“Cuando nosotros ayudamos a los pobres, no hacemos cristianamente obras de beneficencia. Esto es bueno, es humano – las obras de beneficencia son cosas buenas y humanas – pero ésta no es la pobreza cristiana que quiere Pablo, que predica Pablo. La pobreza cristiana es que yo doy de lo mío y no de lo superfluo, incluso de lo necesario al pobre, porque sé que él me enriquece. ¿Y por qué me enriquece el pobre? Porque Jesús ha dicho que Él mismo está en el pobre”.
La pobreza cristiana no es una ideología
Cuando me despojo de algo – evidenció el Obispo de Roma – “pero no sólo de lo superfluo, para dar a un pobre, a una comunidad pobre”, esto “me enriquece”. “Jesús actúa en mí cuando hago esto – añadió – y Jesús obra en él, para enriquecerme cuando hago esto”:
“Esta es la teología de la pobreza; por esto la pobreza está en el centro del Evangelio; no es una ideología. Es precisamente este misterio, el misterio de Cristo que se ha abajado, se ha humillado, se ha empobrecido para enriquecernos. Así se comprende porqué la primera de las Bienaventuranzas es: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu’. Ser pobre de espíritu es ir por este camino del Señor: la pobreza del Señor que, también se abaja tanto que se hace ‘pan’ por nosotros, en este sacrificio. Sigue abajándose en la historia de la Iglesia, en el memorial de su pasión, en el memorial de su humillación, en el memorial de su abajamiento, en el memorial de su pobreza, y con este ‘pan’ Él nos enriquece

Tener un corazón humilde pide el Papa Francisco

Que el cristiano aprenda a custodiar el corazón de las “pasiones” y de los “rumores mundanos”, para estar atento y recibir en todo momento la gracia de Dios. Es la reflexión que hizo el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Hay un “momento favorable” para recibir el don gratuito de la gracia de Dios y ese momento es “ahora”. El cristiano – dijo el Santo Padre – debe ser consciente de esto y, por lo tanto, tener el corazón preparado para recibir ese don, con un corazón libre “del rumor mundano” que, además, es el “rumor del diablo”.
Comprender el tiempo de Dios
Francisco se inspiró en las lecturas de la liturgia del día. De San Pablo destacó que subraya que “no hay que recibir en vano la gracia de Dios”, que se manifiesta – según afirma el Apóstol – “ahora”. Lo que significa – observó el Papa –  que “en cada tiempo el Señor nos vuelve a dar la gracia”, el “don que es gratuito”. De ahí que haya exhortado a recibirlo, estando atentos a lo que también indica Pablo cuando dice: “Por nuestra parte, a nadie damos motivo de escándalo”:
“Es el escándalo del cristiano que se dice cristiano, incluso que va a la iglesia, va los domingos a Misa, pero no vive como cristiano, vive como mundano o como pagano. Y cuando una persona es así, escandaliza. Cuántas veces hemos oído en nuestros barrios, en los negocios: ‘Mira, aquel o aquella, todos los domingos va a Misa y después hace esto, esto, esto, esto…’. Y la gente se escandaliza. Es lo que dice Pablo: ‘No recibir en vano’. ¿Y cómo debemos recibir? Ante todo es el ‘momento favorable’, dice. Nosotros debemos estar atentos para entender el tiempo de Dios, cuando Dios pasa por nuestro corazón”.
Un corazón libre de pasiones
Y el umbral de esta atención – explicó Francisco – el cristiano lo alcanza si se pone en condición de “custodiar el corazón”, “alejando todo rumor que no viene del Señor”, alejando, sugiere, las “cosas que nos quitan la paz”. Un corazón liberado de las “pasiones”, las que en el pasaje evangélico  – nota el Papa – Jesús sintetiza en el “ojo por ojo” volteando la perspectiva con el hecho de “poner la otra mejilla”:
“Estar libre de pasiones y tener un corazón humilde, un corazón dócil. El corazón es custodiado por la humildad, por la mansedumbre, jamás por las luchas, por las guerras. ¡No! Esto es el rumor: rumor mundano, rumor pagano o rumor del diablo. El corazón en paz. ‘No dar motivo de escándalo a nadie para que no sea criticado nuestro ministerio’, dice Pablo, pero también habla del ministerio del testimonio cristiano, para que no sea criticado”.
Sabios y benévolos
Custodiar el corazón para ser de Dios siempre, como dice San Pablo, “en las tribulaciones, en las necesidades, en las angustias, en las adversidades, en las prisiones, en los tumultos, en las fatigas, en las vigilias y en los ayunos”:
“Pero son cosas feas todas estas, ¿y yo debo custodiar mi corazón para recibir la gratuidad y el don de Dios? ¡Sí! ¿Y cómo lo hago? Prosigue Pablo: ‘Con pureza, con sabiduría, con magnanimidad, con benevolencia, con espíritu de santidad’. La humildad, la benevolencia, la paciencia, que sólo mira a Dios, y tiene el corazón abierto al Señor que pasa”.

Monday, June 15, 2015

La Creación es nuestra casa común dijo Papa Francisco

* «La Palabra actúa con el poder de Dios en el corazón de quien la escucha. Dios ha encomendado su Palabra a nuestra tierra, es decir a cada uno de nosotros, con nuestra concreta humanidad. Podemos ser confiados, porque la Palabra de Dios es palabra creadora»

* «El próximo jueves será publicada una Carta Encíclica sobre el cuidado de la creación. Invito a acompañar este acontecimiento con una renovada atención a las situaciones de degrado ambiental, pero también de mejoría, en sus propios territorios. Esta Encíclica está dirigida a todos: oremos para que todos podamos recibir su mensaje y crecer en la responsabilidad hacia la casa común que Dios nos ha encomendado a todo»
  A mediodía, desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, el Papa Bergoglio rezó la oración mariana del Ángelus del segundo domingo de junio, con los miles de fieles y peregrinos que se habían dado cita en la Plaza de San Pedro, deseosos de escuchar  su comentario al Evangelio y de recibir su bendición apostólica.
El Santo Padre recordó que el Evangelio del XI Domingo del tiempo ordinario contiene dos breves parábolas: la de la semilla que germina y crece sola, y la del granito de mostaza. Afirmó que en el lenguaje evangélico, la semilla es símbolo de la Palabra de Dios y recomendó que más que en nuestras propias capacidades confiemos sólo en el poder del amor de Dios.
Porque como dijo el Papa, cuando vivimos así, a través nuestro irrumpe la fuerza de Cristo que transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que hacer fermentar la entera masa del mundo y de la historia. El amor de Dios hará brotar y crecer cada semilla de bien presente en la tierra, lo que nos abre a la confianza y al optimismo, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos. En el vídeo se escucha y visualiza la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
El Evangelio de hoy está formado por dos parábolas muy breves: la de la semilla que germina y crece sola, y la de la semilla de mostaza (Cfr. Mc 4, 26 - 34). A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia.
En la primera parábola la atención se pone sobre el hecho de que la semilla, tirada en la tierra, se arraiga y se desarrolla sola, independientemente de que el campesino duerma o vele. Él confía en el poder interno de la misma semilla y en la fertilidad del terreno.
En el lenguaje evangélico, la semilla es símbolo de la Palabra de Dios, cuya fecundidad recuerda esta parábola. Como la humilde semilla se desarrolla en la tierra, así la Palabra actúa con el poder de Dios en el corazón de quien la escucha. Dios ha encomendado su Palabra a nuestra tierra, es decir a cada uno de nosotros, con nuestra concreta humanidad. Podemos ser confiados, porque la Palabra de Dios es palabra creadora, destinada a convertirse en el “grano abundante en la espiga” (v. 28).
Esta Palabra, si se la escucha, ciertamente da sus frutos, porque Dios mismo la hace germinar y madurar a través de caminos que no siempre podemos verificar y de un modo que no conocemos (Cfr. v. 27). Todo esto nos hace comprender que es siempre Dios, es siempre Dios, quien hace crecer su Reino. Por esto rezamos tanto , ‘¡venga a nosotros tu Reino!’. Es Él quien lo hace crecer. El hombre es su humilde colaborador, que contempla y se regocija por la acción creadora divina y espera sus frutos con paciencia.
La Palabra de Dios hace crecer, da vida, y aquí quisiera recordarles, otra vez, la importancia de tener el Evangelio, la Biblia, a mano. El Evangelio pequeño, en la cartera, en el bolsillo, y de alimentarnos cada día con esta Palabra viva de Dios. Leer cada día un pasaje del Evangelio, un pasaje de la Biblia. Jamás olviden esto, por favor. Porque esta es la fuerza  que hace germinar en nosotros la vida del Reino de Dios.
La segunda parábola utiliza la imagen del granito de mostaza. Aun siendo la más pequeña de todas las semillas, está llena de vida y crece hasta llegar a ser “la más grande de todas las plantas de la huerta” (Mc 4, 32). Y así es el Reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante.
Para entrar a formar parte de él es necesario ser pobres en el corazón; no confiar en las propias capacidades, sino en el poder del amor de Dios; no actuar para ser importantes ante los ojos del mundo, sino preciosos ante los ojos de Dios, que tiene predilección por los sencillos y humildes. Cuando vivimos así, a través nuestro irrumpe la fuerza de Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que hace fermentar la entera masa del mundo y de la historia.
De estas dos parábolas surge una enseñanza importante: el Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor. Nuestra débil obra, aparentemente pequeña frente a la complejidad de los problemas del mundo, si se la coloca en la de Dios no tiene miedo de las dificultades. La victoria del Señor es segura: su amor hará brotar y hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra. Esto nos abre a la confianza y a la esperanza, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla, porque lo hace madurar el amor misericordioso de Dios.
Que la Santísima Virgen, que ha escuchado como “tierra fecunda” la semilla de la divina Palabra, nos sostenga en esta esperanza que jamás  nos decepciona.
(Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:)
Hoy, se celebra la Jornada Mundial de los Donadores de Sangre, millones de personas que contribuyen, en modo silencioso, a ayudar a los hermanos en dificultad. A todos los Donadores les manifiesto mi aprecio e invito especialmente a los jóvenes seguir su ejemplo.
Los saludo a todos ustedes, queridos romanos y peregrinos: grupos parroquiales, familias y asociaciones. En especial saludo a los fieles de Debrecen (Hungría), de Malta, de Houston (Estados Unidos) y de Panamá; y en Italia a los fieles de Altamura, Angri, Treviso e Osimo.
Una especial consideración a la comunidad de rumanos católicos que viven en Roma y a los jóvenes de la Confirmación de Cerea.
Saludo al grupo que recuerda a todas las personas desaparecidas y les aseguro mi oración. Como también, estoy cerca de todos los trabajadores que defienden de modo solidario el derecho al trabajo, ¡que es un derecho a la dignidad!
Como ha sido anunciado, el próximo jueves será publicada una Carta Encíclica sobre el cuidado de la creación. Invito a acompañar este acontecimiento con una renovada atención a las situaciones de degrado ambiental, pero también de mejoría, en sus propios territorios. Esta Encíclica está dirigida a todos: oremos para que todos podamos recibir su mensaje y crecer en la responsabilidad hacia la casa común que Dios nos ha encomendado a todos.
A todos les deseo un buen domingo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

Papa Francisco: Que los sacerdotes sean pastores con ternura de Dios

Papa Francisco en homilía en retiro mundial de sacerdotes carismáticos: “Sean pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristia.

“Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón, y ese corazón hoy nos habla así: vengan a mí si están cansados, agobiados, yo los voy a aliviar, pero a los míos, a mis pequeños trátenlos con ternura, con la misma ternura con que los trato yo. Eso nos dice el corazón de Cristo hoy y es lo que en esta misa pido para ustedes y también para mí”

 La tarde de este viernes 12 de junio el Papa Francisco dejó el Vaticano para ir a la Basílica de San Juan de Letrán para participar en el Retiro Espiritual Mundial de Sacerdotes a quienes respondió algunas preguntas y con los que celebró la Santa Misa En la homilía de la Misa el Papa Francisco dijo a los sacerdotes que hoy les pido a ustedes en este retiro que sean pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía y sean pastores con ternura, incluso con los que le traen más problemas. Es una gracia, es una gracia divina”. En el vídeo se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre, cuyo texto completo es el siguiente:
En la primera lectura nos adentramos en la ternura de Dios, como que Dios le cuenta a su pueblo como lo quiere, como lo ama, como lo cuida. Y lo que Dios dice a su pueblo en esta lectura del profeta Oseas, capítulo 11, en adelante, versículo primero en adelante, lo dice a cada uno de nosotros, y nos hará bien tomar este texto en un momento de soledad, ponernos en la presencia de Dios y escuchar cuando nos dice esto: cuando vos eras chico yo te amé, te amé desde niño, te salvé, te traje de Egipto, te salvé de la esclavitud, de la esclavitud del pecado, de la esclavitud de la autodestrucción, y de todas las esclavitudes que cada uno conoce, que tuvo o tiene dentro. Yo te salvé, yo te enseñé a caminar.
Qué lindo escuchar Dios me enseña a caminar, el Omnipotente se abaja y me enseña a caminar. Recuerdo esa frase del Deuteronomio, cuando Moisés le dice a su pueblo, “escuchen ustedes que son tan duros de cabeza”, cuando vieron un Dios tan cercano a su pueblo como Dios está cercano a nosotros. Y la cercanía de Dios es ésta ternura: me enseñó a caminar, sin Él yo no sabría caminar en el Espíritu. Y lo tomaba por los brazos pero vos no reconociste que yo te cuidaba. Vos te creíste que te las arreglabas solo. Esta es la historia de cada uno de nosotros. Y yo te atraía con lazos humanos, no con leyes punitivas, con lazos de amor, con ataduras de amor. El amor ata, pero ata en la libertad, ata en dejarte lugar para que respondas con amor. Yo era para ti como los que alzan a una criatura a las mejillas y lo besaba, y me inclinaba y le daba de comer. Decíme, ¿ésta no es tu historia? Al menos es mi historia. Cada uno de nosotros puede leer aquí su propia historia. Decíme, ¿cómo te voy a abandonar ahora, cómo te voy a entregar al enemigo? En los momentos donde tenemos miedo, en los momentos donde tenemos inseguridad, Él nos dice: pero si hice todo esto por vos, ¿cómo pensás que te voy a dejar solo, que te voy a abandonar?
En las costas de Libia, los 23 mártires coptos estaban seguros de que Dios no los abandonaba y se dejaron degollar diciendo el nombre de Jesús, porque sabían que Dios, pese a que les cortaban la cabeza, no los abandonaba. ¿Cómo te voy a tratar como un enemigo? Mi corazón se subleva dentro de mí y se enciende toda mi ternura. Cuando la ternura de Dios se enciende, esa ternura cálida – es el único capaz de calidez y de ternura- no le voy a dar un día libre a la ira por los pecados que hiciste, por tus equivocaciones, por adorar ídolos, porque yo soy Dios, soy el Santo en medio de ti. Es una declaración de amor de Padre a sus hijos y a cada uno de nosotros.
Cuántas veces pienso que le tenemos miedo a la ternura de Dios, y porque le tenemos miedo a la ternura de Dios, no dejamos que se experimente en nosotros y por eso tantas veces somos duros, severos, castigadores, somos pastores sin ternura. ¿Qué nos dice Jesús en el capítulo 15 de Lucas, de aquel pastor que notó que tenía solamente noventa y nueve ovejas y le faltaba una, que las dejó bien cuidaditas cerradas con llave y se fue a buscar a la otra, que estaba enredada ahí entre los espinos y no le pegó, no la retó, la tomó en sus brazos, en sus hombros y la trajo y la curó, si estaba herida? ¿Hacés lo mismo vos con tus feligreses, cuando notás que no hay uno en el rebaño o nos hemos acostumbrado a ser una Iglesia que tiene una sola oveja en el rebaño y dejamos que noventa y nueve se pierdan en el monte? ¿Tus entrañas de ternura se conmueven? ¿Sos pastor de ovejas o te has convertido en un peinador, en un peluquero de una sola oveja exquisita, porque te buscás a vos mismo y te olvidaste de la ternura que te dio tu Padre, que te los cuenta aquí, en el capítulo 11 de Oseas y te olvidaste de cómo se da ternura? El corazón de Cristo es la ternura de Dios,  ¿cómo voy a entregarte, cómo te voy a abandonar? Cuando estás solo, desorientado, perdido, vení a mí que yo te voy  a salvar, yo te voy a consolar.
Hoy les pido a ustedes en este retiro que sean pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía y sean pastores con ternura, incluso con los que le traen más problemas. Es una gracia, es una gracia divina. Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón, y ese corazón hoy nos habla así: vengan a mí si están cansados, agobiados, yo los voy a aliviar, pero a los míos, a mis pequeños trátenlos con ternura, con la misma ternura con que los trato yo. Eso nos dice el corazón de Cristo hoy y es lo que en esta misa pido para ustedes y también para mí.