Thursday, July 26, 2007

¿Cómo evangelizar en tierras de «fuerte inmigración»? Benedicto XVI responde

¿Cómo evangelizar en tierras de «fuerte inmigración»? Benedicto XVI responde
«Anuncio y diálogo», propone, viviendo el mandamiento del amor

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 26 julio 2007 (ZENIT.org).- En las sociedades del mundo globalizado, en las que la inmigración promueve la convivencia entre personas de diferentes religiones, Benedicto XVI considera que el desafío de la evangelización tiene dos palabras decisivas: «anuncio y diálogo».

Se trata, explicó, de vivir «en primera línea el amor al prójimo como expresión de nuestra fe».
Así lo explicó el 24 de julio en la sesión de preguntas y respuestas ofrecida a 400 sacerdotes en la iglesia de Santa Justina Mártir de Auronzo, localidad de los Dolomitas.

Uno de los presbíteros había explicado al Papa que el norte de Italia se ha convertido en los últimos años en tierra de «fuerte inmigración» y, por tanto, de «diálogo respetuoso con las demás religiones», y se preguntaba si es posible evangelizar en este contexto.

El pontífice respondió explicando que se trata de un desafío que le plantean en los diferentes encuentros los obispos asiáticos, africanos, latinoamericanos y europeos, pues «ya no existe un mundo uniforme».

«Vivimos un encuentro permanente que quizá nos asemeja a la Iglesia antigua, que vivía la misma situación. Los cristianos eran una ínfima minoría, un grano de mostaza que comenzaba a crecer, rodeado de diferentes religiones y condiciones de vida», consideró.

«Por tanto, tenemos que volver a aprender lo que vivieron los cristianos de las primeras generaciones --propuso--. San Pedro, en su primera carta, en el tercer capítulo, dijo: «siempre debéis estar dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza»».
«De este modo formuló para el hombre común de aquella época, para el cristiano común, la necesidad de armonizar anuncio y diálogo», explicó.

«No dijo formalmente: «Anunciad a cada quien el Evangelio». Dijo: «Debéis ser capaces, estar dispuestos a dar respuesta a cada uno de vuestra esperanza»».

«Me parece que esta es la síntesis necesaria entre diálogo y anuncio --subraya Benedicto XVI--. El primer punto es que en nosotros tiene que estar siempre presente la razón de nuestra esperanza. Tenemos que ser personas que viven la fe y que razonan la fe, que la conocen interiormente».

«De este modo, en nuestro interior, la fe se convierte en razón, se hace razonable».
Después, al convivir con los demás, tenemos que reconocer «en ellos al prójimo, nuestro prójimo. Vivir, por tanto, en primera línea el amor al prójimo como expresión de nuestra fe».

Los demás, deben ver que este «amor por el prójimo es por mí».

«Así --subrayó--, podemos presentar más fácilmente la fuente de nuestro comportamiento, es decir, que el amor al prójimo es expresión de nuestra fe».

«En el diálogo, no se puede pasar inmediatamente a los grandes misterios de la fe», reconoció. «Algo práctico, necesario, es buscar sobre todo el entendimiento sobre los valores que hay que vivir», «expresados en los Diez Mandamientos, resumidos en el amor al prójimo y en el amor a Dios».

La clave, concluyó, es un «anuncio humilde, paciente, que sabe esperar, pero que vive concretamente según la conciencia iluminada por Dios».

Wednesday, July 25, 2007

Exorcista mexicano critica a sacerdotes que no creen en existencia del demonio

Recuerda que su existencia es un dogma de fe en la Iglesia


MÉXICO D.F., 23 Jul. 07 / 04:42 pm (ACI).- El coordinador general de exorcistas de la Arquidiócesis de México, P. Pedro Mendoza Pantoja, criticó el escepticismo de algunos sacerdotes sobre la existencia del diablo y señaló que aunque no son muchos los casos de posesión, sí lo son en lo que es afectación demoníaca, que se debe al alejamiento del hombre de Dios.

Al culminar el 3º Congreso Nacional de Exorcistas, el P. Mendoza advirtió que quienes no creen en la existencia del demonio olvidan que se trata de un dogma de fe de la Iglesia "por más que quieran darle (a estos fenómenos) explicaciones de tipo psicológico o de otra índole".

En declaraciones a la prensa, el sacerdote afirmó que en la arquidiócesis hay siete exorcistas y que este número no es bajo dado de que tampoco son muchos los casos de posesión; pero, advirtió, "sí lo son en el sentido de que actualmente muchas personas sufren diversos tipos de afectaciones demoníacas debido al alejamiento del hombre de la fe, lo que lo hace crédulo en magia, brujería, maleficios, horóscopos e incluso en la muerte, y todo esto los sacerdotes no lo atienden porque no saben cómo hacerlo".

En ese sentido, calificó el evento de exitoso porque se logró sensibilizar a los obispos participantes para que toquen este tema en los seminarios y el número de exorcistas aumente. El P. Mendoza señaló que es necesario tomar conciencia de la importancia del ministerio del exorcismo.

Distinguir males mentales de posesiones

Por otro lado, durante el evento, el psicólogo y exorcista de la Arquidiócesis de México, P. Enrique Maldonado, señaló que es necesario distinguir entre una verdadera posesión diabólica y una enfermedad mental. En ese sentido, afirmó que de cada diez mil casos de presunta posesión solo uno es real.

Añadió que por ello es necesario el apoyo de especialistas quienes, bajo la guía del sacerdote, podrán diferencia una sicopatología de una verdadera influencia demoníaca y así ayudar a la persona "a encontrar la mejor vía para solucionar su problema".

Por su parte, el P. Jesús Yáñez recordó que en "la guerra que hubo en el Cielo" no sólo cayó Satanás, sino también demonios menores que le siguieron; y que "poseído" es la persona atacada por Satanás y "endemoniado" el invadido por demonios menores.

El sacerdote explicó que para establecer una posible posesión se deben manifestar cuatro criterios en la persona afectada: aberración a lo sagrado, aparición de fenómenos paranormales "en grado sumo", la "revelación de cosas a distancia", y hablar en lenguas que la persona en estado sano desconoce.

Benedicto XVI afronta con sacerdotes los desafíos pastorales de la Iglesia

«La Iglesia somos nosotros mismos y en este camino todos tenemos que colaborar»


AURONZO, martes, 24 julio 2007 (ZENIT.org).- Algunos de los más apremiantes desafíos pastorales de la Iglesia fueron afrontados este martes por Benedicto XVI en una sesión de preguntas y respuestas con 400 sacerdotes.

Cinco presbíteros de la diócesis de Belluno-Feltre y otros cinco de la de Treviso expusieron al Papa sus interrogantes en la iglesia de Santa Justina Mártir, en Auronzo, cerca de Lorenzago de Cadore, donde el Papa pasa sus vacaciones.

A la salida del encuentro, respondiendo a los periodistas, el mismo Santo Padre explicó que durante el diálogo «hemos hablado de la Iglesia, de Dios, de la humanidad de hoy»

«La Iglesia somos nosotros mismos y en este camino todos tenemos que colaborar», reconoció.
Dado que el encuentro estaba reservado a los sacerdotes, los periodistas no pudieron escuchar las respuestas. Los contenidos han podido conocerse por un resumen hecho por el padre Federico Lombardi, S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede.

Las preguntas de los sacerdotes ofrecieron al Papa la posibilidad de hablar sobre cuestiones como la evangelización y el diálogo respetuoso con las demás religiones en un contexto de fuerte inmigración.

El pontífice respondió también a la cuestión «siempre delicada que afecta a muchas personas», explica el padre Lombardi, «de los divorciados vueltos a casar».En particular, explicó «cómo conciliar misericordia y verdad».

Otros temas del diálogo fueron la fidelidad al Concilio Vaticano II y a su espíritu, el desafío de la formación de los jóvenes y de su conciencia moral, los problemas de la vida sacerdotal, las prioridades de su ministerio en la situación actual.

«La esencia del cristianismo no puede ser considerada simplemente como un paquete de dogmas», añadió el Papa, según refirió el padre Lombardi. La mejor manera de testimoniar a Dios a los hombres consiste en anunciarle en la vida de todos los días «con amor, fe y esperanza».

Se vive la religión católica «con los pies en la tierra y los ojos dirigidos al cielo», recordó. Por tanto, una buena pastoral «ayuda a ver la belleza de todos los dones», aclaró suscitando un aplauso entre los sacerdotes.

Los católicos, recalcó, deben ser hombres que han recibido y reconocen que la luz de Dios da sentido y esplendor a todo el mundo. Y, por tanto, da sentido a la vida.

«Los sacerdotes presentes no se perdía una palabra de sus labios», refirió el portavoz vaticano.
A la salida del encuentro, el Papa confesó que este período «bellísimo» de vacaciones en la tierra de los Dolomitas ha sido de descanso «no sólo para el corazón, sino también para el alma»
«No sólo he respirado este aire, don del creador, sino también este aire de amistad y de cordialidad del que me siento profundamente agradecido», reconoció.

Tras la visita a Auronzo, el Papa regresó a la casa de Lorenzago di Cadore, donde continúa sus vacaciones hasta el próximo viernes.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Los obispos de Estados Unidos impulsan una «transición responsable» en Irak

Buscan superar la actual «parálisis política»


WASHINGTON, martes, 24 julio 2007 (ZENIT.org).- Los obispos de Estados Unidos han pedido reunirse con miembros republicanos de la Casa de Representantes para dialogar sobre una «transición responsable» que acabe con la guerra en Irak.

Esta petición se produce después que la Conferencia Episcopal accediera la pasada semana a reunirse con un grupo de parlamentarios demócratas católicos. Y forma parte de los continuos llamamientos a que el Congreso y la Administración Bush rompan la parálisis política y emprendan una política bipartita para acabar con la guerra lo más pronto posible.

La petición se expresa en una carta de monseñor Thomas Wenski, presidente de la comisión episcopal de Política Internacional, al representante John Boehner, líder de la minoría.
La carta sigue a otra similar en respuesta a catorce demócratas que enviaron una carta el 28 de junio pidiendo una reunión sobre Irak.

«Demasiadas vidas iraquíes y estadounidenses se han perdido. Demasiadas comunidades iraquíes han sido destrozadas. Demasiados civiles han sido alejados de sus casas», dijo el obispo Wenski.

«La actual situación en Irak es inaceptable e insostenible, mientras se da una parálisis política entre los que tienen que tomar decisiones en Washington», añadió monseñor Wenski.
«Nuestra conferencia --explicó--, espera trabajar con el Congreso y la Administración para forjar políticas bipartitas hacia una transición responsable y el fin de la guerra».
El obispo cita varias declaraciones sobre Irak que se pueden encontrar en su sitio web: http://www.usccb.org/sdwp/international/iraq.shtml.

La Comisión de Política Internacional está animando desde hace tiempo a la Administración y a miembros de ambos partidos a forjar un consenso bipartito para gestionar la situación en Irak durante algún tiempo, y se ha reunido con destacados miembros del Congreso y funcionarios del Departamento de Estado para promover una «transición responsable» que acabe con la guerra en Irak.

En la Santísima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Enérgico Mensaje para JMJ 2008

El Papa desafía a los jóvenes a atraer por lo menos a un joven más a Cristo


VATICANO, 21 Jul. 07 / 01:47 pm (ACI).- En un enérgico y emotivo mensaje dirigido a los jóvenes del mundo desde Lorenzago –al norte de Italia-, con ocasión de la próxima Jornada Mundial de la Juventud 2008 que se realizará en Sydney (Australia), el Papa Benedicto XVI invitó a los jóvenes a conocer al Espíritu Santo, “ese gran desconocido” y a convertir a Cristo por lo menos a un joven más.

En el Mensaje publicado hoy por la Santa Sede en preparación la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará del 15 al 20 de julio de 2008 en Australia, y que tiene como lema “Tendréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos”, el Santo Padre recuerda que el Espíritu Santo es el don más grande de Dios al hombre, “el testimonio supremo de su amor por nosotros, un amor que se expresa como un sí a la vida que Dios quiere para cada uno”.

El Santo Padre señala que ofrece el presente mensaje como material de preparación de los jóvenes en camino a la JMJ, y lo propone como material de meditación y de acción para el año que falta para el gran evento.

“Os invito por tanto a reflexionar sobre esto que os escribo. Hoy es particularmente importante redescubrir el sacramento de la Confirmación y reencontrar el valor para nuestro crecimiento espiritual. Quien ha recibido los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación recuerda que se ha convertido en ‘templo del Espíritu’: Dios habita en él. Que sea siempre conciente de esto y haga que el tesoro que está en él lleve frutos de santidad. Quien está bautizado, pero aún no ha recibido el sacramento de la Confirmación, que se prepare para recibirlo sabiendo que así se convertirá en un cristiano ‘pleno’”, señala el Pontífice.

Benedicto XVI agrega que “también hoy se necesitan discípulos de Cristo que no escatimen tiempo y energía para servir al Evangelio. Se necesitan jóvenes que dejen arder dentro de sí el amor de Dios y respondan generosamente a su urgente llamado, como han hecho tantos jóvenes beatos y santos del pasado y también de tiempos más cercanos a nosotros”.

El Papa plantea luego un desafío: “Cada uno de vosotros tenga el coraje de prometer al Espíritu Santo de llevar a un joven a Jesucristo, de la manera que considera mejor, sabiendo ‘dar cuenta de la esperanza que está en el, con dulzura’”.

El Santo Padre concluye pidiendo a los jóvenes que acudan “en gran número” a este evento.
La JMJ se creó en 1984, cuando tras concluir el Año Santo de la Redención convocado por el Siervo de Dios Juan Pablo II.

Desde entonces se han celebrado en Roma (1985), Buenos Aires (1987), Santiago de Compostela (España), en 1989; Czestochowa (Polonia), en 1991; Denver (Colorado, Estados Unidos), 1993; Manila, en 1995, París en 1997; Roma de nuevo durante el Jubileo 2000; en Toronto (Canadá) en 2002 y en Colonia (Alemania) en 2005.

Lea el mensaje completo del Papa en la traducción no oficial en español en:
http://www.aciprensa.com/Docum/benedictoxvi/documento.php?id=115

Benedicto XVI se reunirá con sacerdotes durante sus vacaciones

También asistirá a un concierto en su honor

VATICANO, 18 Jul. 07 / 08:13 am (ACI).- La Oficina de Prensa de la Santa Sede confirmó hoy que el Papa Benedicto XVI sostendrá un encuentro con el clero de las diócesis de la región alpina en el norte de Italia en la que transcurre un periodo vacacional y asistirá a un concierto en su honor.

En la mañana del martes 24 de julio el Santo Padre se encontrará con los sacerdotes de las diócesis de Belluno-Feltre y de Treviso, en la Iglesia de Santa Justina Mártir en Auronzo, dio a conocer la Santa Sede en un breve comunicado.

Asimismo informó que el Pontífice asistirá el próximo viernes, a las 20:00, en el Castillo de Mirabello, en la localidad de Lorenzago de Cadore, a un concierto ofrecido por el Obispo de Belluno-Feltre, Mons. Giuseppe Andrich, en el que actuarán siete coros alpinos.

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTASACERCA DE CIERTOS ASPECTOS DE LA DOCTRINA SOBRE LA IGLESIA

Introducción

El Concilio Vaticano II, con la Constitución dogmática Lumen gentium y con los Decretos sobre el Ecumenismo (Unitatis redintegratio) y sobre las Iglesias orientales (Orientalium Ecclesiarum), ha contribuido de manera determinante a una comprensión más profunda de la eclesiología católica. También los Sumos Pontífices han profundizado en este campo y han dado orientaciones prácticas: Pablo VI en la Carta Encíclica Ecclesiam suam (1964) y Juan Pablo II en la Carta Encíclica Ut unum sint (1995).

El sucesivo empeño de los teólogos, orientado a ilustrar mejor los diferentes aspectos de la eclesiología, ha dado lugar al florecimiento de una amplia literatura sobre la materia. La temática, en efecto, se ha mostrado muy fecunda, pero también ha necesitado a veces de puntualizaciones y llamadas de atención, como la Declaración Mysterium Ecclesiæ (1973), la Carta Communionis notio (1992) y la Declaración Dominus Iesus (2000), publicadas todas por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La vastedad del argumento y la novedad de muchos temas siguen provocando la reflexión teológica, la cual ofrece nuevas contribuciones no siempre exentas de interpretaciones erradas, que suscitan perplejidades y dudas, algunas de las cuales han sido sometidas a la atención de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ésta, presuponiendo la enseñanza global de la doctrina católica sobre la Iglesia, quiere responder precisando el significado auténtico de algunas expresiones eclesiológicas magisteriales que corren el peligro de ser tergiversadas en la discusión teológica.

RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS

Primera pregunta: ¿El Concilio Ecuménico Vaticano II ha cambiado la precedente doctrina sobre la Iglesia?
Respuesta: El Concilio Ecuménico Vaticano II ni ha querido cambiar la doctrina sobre la Iglesia ni de hecho la ha cambiado, sino que la ha desarrollado, profundizado y expuesto más ampliamente.

Esto fue precisamente lo que afirmó con extrema claridad Juan XXIII al comienzo del Concilio[1]. Pablo VI lo reafirmo[2], expresándose con estas palabras en el acto de promulgación de la Constitución Lumen gentium: «Creemos que el mejor comentario que puede hacerse es decir que esta promulgación verdaderamente no cambia en nada la doctrina tradicional. Lo que Cristo quiere, lo queremos nosotros también. Lo que había, permanece. Lo que la Iglesia ha enseñado a lo largo de los siglos, nosotros lo seguiremos enseñando. Solamente ahora se ha expresado lo que simplemente se vivía; se ha esclarecido lo que estaba incierto; ahora consigue una serena formulación lo que se meditaba, discutía y en parte era controvertido»[3]. Los Obispos repetidamente manifestaron y quisieron actuar esta intención[4].

Segunda pregunta: ¿Cómo se debe entender a afirmación según la cual Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica?
Respuesta: Cristo «ha constituido en la tierra» una sola Iglesia y la ha instituido desde su origen como «comunidad visible y espiritual»[5]. Ella continuará existiendo en el curso de la historia y solamente en ella han permanecido y permanecerán todos los elementos instituidos por Cristo mismo[6]. «Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica […]. Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él»[7].

En la Constitución dogmática Lumen gentium 8 la subsistencia es esta perenne continuidad histórica y la permanencia de todos los elementos instituidos por Cristo en la Iglesia católica [8], en la cual, concretamente, se encuentra la Iglesia de Cristo en esta tierra.
Aunque se puede afirmar rectamente, según la doctrina católica, que la Iglesia de Cristo está presente y operante en las Iglesias y en las Comunidades eclesiales que aún no están en plena comunión con la Iglesia católica, gracias a los elementos de santificación y verdad presentes en ellas[9], el término "subsiste" es atribuido exclusivamente a la Iglesia católica, ya que se refiere precisamente a la nota de la unidad profesada en los símbolos de la fe (Creo en la Iglesia "una"); y esta Iglesia "una" subsiste en la Iglesia católica[10].

Tercera pregunta: ¿Por qué se usa la expresión "subsiste en ella" y no sencillamente la forma verbal "es"?
Respuesta: El uso de esta expresión, que indica la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, no cambia la doctrina sobre la Iglesia. La verdadera razón por la cual ha sido usada es que expresa más claramente el hecho de que fuera de la Iglesia se encuentran "muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, inducen hacia la unidad católica»[11].

«Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia»[12].

Cuarta pregunta: ¿Por qué el Concilio Ecuménico Vaticano II atribuye el nombre de "Iglesias" a las Iglesias Orientales separadas de la plena comunión con la Iglesia católica?
Respuesta: El Concilio ha querido aceptar el uso tradicional del término. "Puesto que estas Iglesias, aunque separadas, tienen verdaderos sacramentos y, sobre todo, en virtud de la sucesión apostólica, el sacerdocio y la Eucaristía, por los que se unen a nosotros con vínculos estrechísimos"[13], merecen el título de «Iglesias particulares o locales»[14], y son llamadas Iglesias hermanas de las Iglesias particulares católicas[15].

"Consiguientemente, por la celebración de la Eucaristía del Señor en cada una de estas Iglesias, se edifica y crece la Iglesia de Dios"[16]. Sin embargo, dado que la comunión con la Iglesia universal, cuya cabeza visible es el Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, no es un simple complemento externo de la Iglesia particular, sino uno de sus principios constitutivos internos, aquellas venerables Comunidades cristianas sufren en realidad una carencia objetiva en su misma condición de Iglesia particular[17].

Por otra parte, la universalidad propia de la Iglesia, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, halla precisamente en la división entre los cristianos un obstáculo para su plena realización en la historia[18].

Quinta pregunta: ¿Por qué los textos del Concilio y el Magisterio sucesivo no atribuyen el título de "Iglesia" a las Comunidades cristianas nacidas de la Reforma del siglo XVI?
Respuesta: Porque, según la doctrina católica, estas Comunidades no tienen la sucesión apostólica mediante el sacramento del Orden y, por tanto, están privadas de un elemento constitutivo esencial de la Iglesia. Estas Comunidades eclesiales que, especialmente a causa de la falta del sacerdocio sacramental, no han conservado la auténtica e íntegra sustancia del Misterio eucarístico[19], según la doctrina católica, no pueden ser llamadas "Iglesias" en sentido propio[20].

El Sumo Pontífice Benedicto XVI, en la audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha aprobado y confirmado estas Respuestas, decididas en la Sesión Ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado que sean publicadas.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 29 de junio de 2007, solemnidad de los Stos. Apóstoles Pedro y Pablo.

William Cardenal
LevadaPrefecto

Angelo Amato, S.D.B.
Arzobispo titular de Sila

Carta del Papa a los hermanos en el episcopado de América Latina y del Caribe


A los hermanos en el episcopado de América Latina y del Caribe El 13 de mayo pasado, a los pies de la santísima Virgen Nuestra Señora Aparecida, en Brasil, he inaugurado con gran gozo la V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe.

Conservo vivo el grato recuerdo de dicho encuentro, en el que he estado unido con vosotros en el mismo afecto por vuestros queridos pueblos y en la misma solicitud por ayudarles a ser discípulos y misioneros de Jesucristo, para que en él tengan vida.

Al mismo tiempo que expreso mi reconocimiento por el amor a Cristo y a la Iglesia, y por el espíritu de comunión que ha caracterizado dicha Conferencia general, autorizo la publicación del Documento conclusivo, pidiendo al Señor que, en comunión con la Santa Sede y con el debido respeto por la responsabilidad de cada obispo en su propia Iglesia particular, sea luz y aliento para una fecunda labor pastoral y evangelizadora en los años venideros.

En este Documento hay numerosas y oportunas indicaciones pastorales, motivadas con ricas reflexiones a la luz de la fe y del contexto social actual. Entre otras, he leído con particular aprecio las palabras que exhortan a dar prioridad a la Eucaristía y a la santificación del día del Señor en los programas pastorales (cf. nn. 251-252), así como las que expresan el anhelo de reforzar la formación cristiana de los fieles en general y de los agentes de pastoral en particular. En este sentido, ha sido para mí motivo de alegría conocer el deseo de realizar una "Misión continental" que las Conferencias episcopales y cada diócesis están llamadas a estudiar y llevar a cabo, convocando para ello a todas las fuerzas vivas, de modo que caminando desde Cristo se busque su rostro (cf. Novo millennio ineunte, 29).

A la vez que invoco la protección de la santísima Virgen en su advocación de Aparecida, patrona del Brasil, y también en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América y Estrella de la evangelización, os imparto con afecto la bendición apostólica.

Vaticano, 29 de junio de 2007, solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo

Thursday, July 19, 2007

Vacaciones productivas


El Papa trabaja su segundo libro sobre Jesús y reflexiona en próxima Encíclica
El tema del documento pontificio sería de carácter social

VATICANO, 15 Jul. 07 / 07:52 pm (ACI).- Escribir la segunda parte de su obra "Jesús de Nazaret" y reflexionar sobre su próxima Encíclica son las tareas a las que está entregado con especial atención el Papa Benedicto XVI durante sus vacaciones en Lorenzago de Cadore, afirmó hoy el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi.

"En lo que principalmente está trabajando es en la continuación de su libro sobre Jesús de Nazaret, mientras que sobre la que sería su segunda encíclica, se encuentra a un nivel inicial, de ideas y de reflexión", dijo el vocero vaticano después que el Santo Padre dirigiera este mediodía el rezo del Ángelus en el Castillo de Mirabello.

Sobre la segunda Encíclica, el P. Lombardi explicó que el tema "será seguramente social" pero que aún no está a un "nivel de producción".

EL PAPA TRABAJA EN SU LIBRO Y PIENSA EN SU SEGUNDA ENCICLICA


CIUDAD DEL VATICANO, 17 JUL 2007 (VIS).-El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I, afirmó que el Papa está dedicando parte de sus vacaciones en la montaña a escribir la segunda parte de su libro "Jesús de Nazaret" y reflexiona sobre su próxima encíclica, "cuyo argumento será de carácter social".

Durante una breve entrevista el pasado domingo desde Lorenzago de Cadore, donde Benedicto XVI transcurre unos días de descanso, el padre Lombardi dijo que el Santo Padre "está trabajando principalmente en la continuación de su libro sobre Jesús de Nazaret, mientras que por lo que concierne a su segunda encíclica, se encuentra todavía a un nivel inicial, de ideas y de reflexión".

El director de la Oficina de Prensa recordó que los próximos 1 y 2 de septiembre el Papa participará en Loreto en un encuentro con jóvenes italianos, y del 7 al 9 del mismo mes realizará un viaje apostólico a Austria, donde visitará el santuario de Mariazell.

Por lo que respecta al 2008, además de viajar a Sidney en julio, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, es muy probable, dijo, que Benedicto XVI realice una visita a la sede las Naciones Unidas, en Nueva York y que peregrine a Lourdes con ocasión del 150 aniversario de las apariciones de la Virgen. En este contexto, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede recordó que el último viaje internacional de Juan Pablo II fue a Lourdes en agosto de 2004.

Friday, July 13, 2007

Benedicto XVI agradece los deseos que le llegan para que los días de descanso que transcurre en Lorenzago di Cadore sean muy fructuosos

Jueves, 12 jul (RV).- Benedicto XVI prosigue su estancia en Lorenzago di Cadore, donde está transcurriendo desde el pasado lunes unos días de reposo, reflexión y oración. En este marco alpino y alejado de compromisos oficiales, en la tarde de ayer, el Santo Padre salió del chalet donde se hospeda - el mismo que acogió varias veces a Juan Pablo II - y se dirigió a la vecina y pequeña localidad de Lozzo, para rezar el rosario en un pequeño santuario, del siglo XVII, dedicado a la Virgen de Loreto.

Como ya estaba previsto, el Santo Padre no acudió anoche al concierto que se había organizado para celebrar la festividad de san Benito, patrono de Europa. Pero, a través de un mensaje que fue leído por su secretario particular, Mons. George Gaenswin, el Papa aseguró su cercanía espiritual y quiso expresar su profunda gratitud por la acogida que ha recibido en esta localidad, rodeada de bellísimos bosques y de las majestuosas montañas de los dolomitas.

En el mismo mensaje dirigido al párroco de Lorenzago di Cadore, don Sergio De Martín Modolado, y extendiendo su gratitud a las autoridades y a toda la comunidad de esta parroquia, el Santo Padre agradeció también los deseos que le han llegado para que estos días de descanso sean muy fructuosos. Deseos que aprecio mucho - escribe Benedicto XVI - porque están acompañados «por la oración, sobre la cual cuento mucho para cumplir la misión que el Señor me ha confiado».

En particular, el Papa envió un saludo y agradecimiento especial al maestro José Luís González Uriol, el organista español que tocó «el histórico órgano - rey de los instrumentos musicales- », recientemente restaurado que se encuentra en esta parroquia y a los integrantes de la Schola Cantorum de Lorenzago, porque como recuerda san Agustín, ‘el que canta reza dos veces'». Asimismo, el Pontífice ha manifestado su aprecio por la muestra dedicada a los tesoros de arte en las iglesias de la provincia italiana de Belluno, que había sido organizada por la misma parroquia de Lorenzago.

Benedicto XVI autoriza publicación de Documento Final de Aparecida


REDACCIÓN CENTRAL, 10 Jul. 07 / 05:39 pm (ACI).- La Oficina de Prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) publicó esta tarde la autorización del Papa Benedicto XVI a la difusión del Documento Final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe celebrada en Aparecida.

En una breve carta, el Santo Padre expresa su "reconocimiento por el amor a Cristo y a la Iglesia, y por el espíritu de comunión que ha caracterizado dicha Conferencia General" y autoriza "la publicación del Documento Conclusivo, pidiendo al Señor que, en comunión con la Santa Sede y con el debido respeto por la responsabilidad de cada Obispo en su propia Iglesia particular, sea luz y aliento para una fecunda labor pastoral y evangelizadora en los años venideros".

Según el Papa, "en este Documento hay numerosas y oportunas indicaciones pastorales, motivadas con ricas reflexiones a la luz de la fe y del contexto social actual. Entre otras, he leído con particular aprecio las palabras que exhortan a dar prioridad a la Eucaristía y a la santificación del Día del Señor en los programas pastorales (cf. nn. 251-252), así como las que expresan el anhelo de reforzar la formación cristiana de los fieles en general y de los agentes de pastoral en particular".

"En este sentido, ha sido para mí motivo de alegría conocer el deseo de realizar una ‘Misión Continental' que las Conferencias Episcopales y cada diócesis están llamadas a estudiar y llevar a cabo, convocando para ello a todas las fuerzas vivas, de modo que caminando desde Cristo se busque su rostro (cf. Novo millennio ineunte, 29)", agrega.

"Conservo vivo el grato recuerdo de dicho encuentro, en el que he estado unido con vosotros en el mismo afecto por vuestros queridos pueblos y en la misma solicitud por ayudarles a ser discípulos y misioneros de Jesucristo, para que en Él tengan vida", concluye.

Puede descargar el Documento Final de Aparecida en
http://www.celam.info/download/Documento_Conclusivo_Aparecida.pdf

Thursday, July 12, 2007

Cuando falta un año, el Papa invita a participar en la Jornada de la Juventud en Sydney

Invita a los jóvenes católicos a lleva a Australia a sus amigos

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 4 julio 2007 (ZENIT.org).- Cando falta prácticamente un año, Benedicto XVI lanzó este miércoles un inesperado llamamiento a los jóvenes del mundo para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Sydney (Australia).
«Algunos de vosotros tenéis amigos con pocos objetivos reales en su vida, quizá atrapados en una búsqueda vana de experiencias nuevas sin fin. ¡Traedles también a la Jornada Mundial de la Juventud!», añadió al final de la audiencia general hablando en inglés.

Casi 2.000 grupos que representan a más de 120.000 personas se han inscrito ya para participar en el evento juvenil más grande que se realizará el próximo año del 15 al 20 de Julio del 2008. Los organizadores esperan para ese acontecimiento la participación de unos 500.000 jóvenes.

«¡Entrad de lleno en la vida de vuestras parroquias y participad con entusiasmo en vuestros eventos diocesanos!», recomendó el Papa a los jóvenes católicos.

«De esta manera os prepararéis espiritualmente para experimentar nuevas profundidades de comprensión de todo aquello en lo que creemos, cuando nos reunamos en Sydney en julio próximo», añadió.

El tema de la jornada será «Recibiréis fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos hasta los confines de la tierra» (Hechos 1, 8)

De hecho, aclaró el Papa, «la Jornada Mundial es mucho más que un evento. Es un momento de profunda renovación espiritual, cuyos frutos benefician a toda la sociedad».

«Los jóvenes peregrinos quieren rezar, alimentarse con la Palabra y el Sacramento, ser transformados por el Espíritu Santo, que ilumina el esplendor del espíritu humano y muestra el camino para ser expresión e instrumento del amor que proviene de Cristo».

«Este amor, el amor de Cristo, es lo que el mundo anhela», aseguró. «Por este motivo, estáis llamados a “ser sus testigos”».

«De hecho –reconoció--, he visto que contra la corriente del secularismo, muchos jóvenes están volviendo a descubrir la satisfactoria búsqueda de la auténtica belleza, bondad y verdad. Con vuestro testimonio, les ayudaréis en la búsqueda del Espíritu de Dios».

«¡Sed valientes para dar este testimonio!», concluyó. «Tratad de difundir la luz de Cristo, que guía y da sentido a la vida, haciendo que la alegría y la felicidad estén al alcance de todos».

Más información en www.wyd2008.org

Carta del Papa que acompaña al «Motu Proprio» sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970


CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 7 julio 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la carta de Benedicto XVI a los obispos que acompaña la carta apostólica en forma de «motu proprio» «Summorum Pontificum» sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma efectuada en 1970.


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Queridos Hermanos en el Episcopado:

Con gran confianza y esperanza pongo en vuestras manos de Pastores el texto de una nueva Carta Apostólica "Motu Proprio data" sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma efectuada en 1970. El documento es fruto de largas reflexiones, múltiples consultas y de oración.
Noticias y juicios hechos sin información suficiente han creado no poca confusión. Se han dado reacciones muy divergentes, que van desde una aceptación con alegría a una oposición dura, a un proyecto cuyo contenido en realidad no se conocía.

A este documento se contraponían más directamente dos temores, que quisiera afrontar un poco más de cerca en esta carta.

En primer lugar existe el temor de que se menoscabe la Autoridad del Concilio Vaticano II y de que una de sus decisiones esenciales – la reforma litúrgica – se ponga en duda. Este temor es infundado. Al respecto, es necesario afirmar en primer lugar que el Misal, publicado por Pablo VI y reeditado después en dos ediciones sucesivas por Juan Pablo II, obviamente es y permanece la Forma normal – la Forma ordinaria – de la Liturgia Eucarística. La última redacción del Missale Romanum, anterior al Concilio, que fue publicada con la autoridad del Papa Juan XXIII en 1962 y utilizada durante el Concilio, podrá, en cambio, ser utilizada como Forma extraordinaria de la Celebración litúrgica. Non es apropiado hablar de estas dos redacciones del Misal Romano como si fueran "dos Ritos". Se trata, más bien, de un doble uso del mismo y único Rito.

Por lo que se refiere al uso del Misal de 1962, como Forma extraordinaria de la Liturgia de la Misa, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que este Misal no ha sido nunca jurídicamente abrogado y, por consiguiente, en principio, ha quedado siempre permitido. En el momento de la introducción del nuevo Misal, no pareció necesario emitir normas propias para el posible uso del Misal anterior. Probablemente se supuso que se trataría de pocos casos singulares que podrían resolverse, caso por caso, en cada lugar. Después, en cambio, se demostró pronto que no pocos permanecían fuertemente ligados a este uso del Rito romano que, desde la infancia, se les había hecho familiar. Esto sucedió, sobre todo, en los Países en los que el movimiento litúrgico había dado a muchas personas una notable formación litúrgica y una profunda e íntima familiaridad con la Forma anterior de la Celebración litúrgica. Todos sabemos que, en el movimiento guiado por el Arzobispo Lefebvre, la fidelidad al Misal antiguo llegó a ser un signo distintivo externo; pero las razones de la ruptura que de aquí nacía se encontraban más en profundidad. Muchas personas que aceptaban claramente el carácter vinculante del Concilio Vaticano II y que eran fieles al Papa y a los Obispos, deseaban no obstante reencontrar la forma, querida para ellos, de la sagrada Liturgia. Esto sucedió sobre todo porque en muchos lugares no se celebraba de una manera fiel a las prescripciones del nuevo Misal, sino que éste llegó a entenderse como una autorización e incluso como una obligación a la creatividad, lo cual llevó a menudo a deformaciones de la Liturgia al límite de lo soportable. Hablo por experiencia porque he vivido también yo aquel periodo con todas sus expectativas y confusiones. Y he visto hasta qué punto han sido profundamente heridas por las deformaciones arbitrarias de la Liturgia personas que estaban totalmente radicadas en la fe de la Iglesia.

El Papa Juan Pablo II se vio por tanto obligado a ofrecer con el Motu Proprio "Ecclesia Dei" del 2 de julio de 1988, un cuadro normativo para el uso del Misal de 1962, pero que no contenía prescripciones detalladas sino que apelaba, en modo más general, a la generosidad de los Obispos respecto a las "justas aspiraciones" de aquellos fieles que pedían este uso del Rito romano. En aquel momento el Papa quería ayudar de este modo sobre todo a la Fraternidad San Pío X a reencontrar la plena unidad con el Sucesor de Pedro, intentando curar una herida que era sentida cada vez con más dolor. Por desgracia esta reconciliación hasta ahora no se ha logrado; sin embargo una serie de comunidades han utilizado con gratitud las posibilidades de este Motu Proprio. Permanece difícil, en cambio, la cuestión del uso del Misal de 1962 fuera de estos grupos, para los cuales faltaban normas jurídicas precisas, sobre todo porque a menudo los Obispos en estos casos temían que la autoridad del Concilio fuera puesta en duda. Enseguida después del Concilio Vaticano II se podía suponer que la petición del uso del Misal de 1962 se limitaría a la generación más anciana que había crecido con él, pero desde entonces se ha visto claramente que también personas jóvenes descubren esta forma litúrgica, se sienten atraídos por ella y encuentran en la misma una forma, particularmente adecuada para ellos, de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía. Así ha surgido la necesidad de un reglamento jurídico más claro que, en tiempos del Motu Proprio de 1988 no era previsible; estas Normas pretenden también liberar a los Obispos de tener que valorar siempre de nuevo cómo responder a las diversas situaciones.

En segundo lugar, en las discusiones sobre el esperado Motu Proprio, se expresó el temor de que una más amplia posibilidad de uso del Misal de 1962 podría llevar a desórdenes e incluso a divisiones en las comunidades parroquiales. Tampoco este temor me parece realmente fundado. El uso del Misal antiguo presupone un cierto nivel de formación litúrgica y un acceso a la lengua latina; tanto uno como otro no se encuentran tan a menudo. Ya con estos presupuestos concretos se ve claramente que el nuevo Misal permanecerá, ciertamente, la Forma ordinaria del Rito Romano, no sólo por la normativa jurídica sino por la situación real en que se encuentran las comunidades de fieles.

Es verdad que no faltan exageraciones y algunas veces aspectos sociales indebidamente vinculados a la actitud de los fieles que siguen la antigua tradición litúrgica latina. Vuestra caridad y prudencia pastoral serán estímulo y guía para un perfeccionamiento. Por lo demás, las dos Formas del uso del Rito romano pueden enriquecerse mutuamente: en el Misal antiguo se podrán y deberán inserir nuevos santos y algunos de los nuevos prefacios. La Comisión "Ecclesia Dei", en contacto con los diversos entes locales dedicados al usus antiquior, estudiará las posibilidades prácticas. En la celebración de la Misa según el Misal de Pablo VI se podrá manifestar, en un modo más intenso de cuanto se ha hecho a menudo hasta ahora, aquella sacralidad que atrae a muchos hacia el uso antiguo. La garantía más segura para que el Misal de Pablo VI pueda unir a las comunidades parroquiales y sea amado por ellas consiste en celebrar con gran reverencia de acuerdo con las prescripciones; esto hace visible la riqueza espiritual y la profundidad teológica de este Misal.

De este modo he llegado a la razón positiva que me ha motivado a poner al día mediante este Motu Proprio el de 1988. Se trata de llegar a una reconciliación interna en el seno de la Iglesia. Mirando al pasado, a las divisiones que a lo largo de los siglos han desgarrado el Cuerpo de Cristo, se tiene continuamente la impresión de que en momentos críticos en los que la división estaba naciendo, no se ha hecho lo suficiente por parte de los responsables de la Iglesia para conservar o conquistar la reconciliación y la unidad; se tiene la impresión de que las omisiones de la Iglesia han tenido su parte de culpa en el hecho de que estas divisiones hayan podido consolidarse. Esta mirada al pasado nos impone hoy una obligación: hacer todos los esfuerzos para que a todos aquellos que tienen verdaderamente el deseo de la unidad se les haga posible permanecer en esta unidad o reencontrarla de nuevo. Me viene a la mente una frase de la segunda carta a los Corintios donde Pablo escribe: "Corintios, os hemos hablado con toda franqueza; nuestro corazón se ha abierto de par en par. No está cerrado nuestro corazón para vosotros; los vuestros sí que lo están para nosotros. Correspondednos; ... abríos también vosotros" (2 Cor 6,11-13). Pablo lo dice ciertamente en otro contexto, pero su invitación puede y debe tocarnos a nosotros, justamente en este tema. Abramos generosamente nuestro corazón y dejemos entrar todo a lo que la fe misma ofrece espacio.

No hay ninguna contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum. En la historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de darles el justo puesto. Obviamente para vivir la plena comunión tampoco los sacerdotes de las Comunidades que siguen el uso antiguo pueden, en principio, excluir la celebración según los libros nuevos. En efecto, no sería coherente con el reconocimiento del valor y de la santidad del nuevo rito la exclusión total del mismo.

En conclusión, queridos Hermanos, quiero de todo corazón subrayar que estas nuevas normas no disminuyen de ningún modo vuestra autoridad y responsabilidad ni sobre la liturgia, ni sobre la pastoral de vuestros fieles. Cada Obispo, en efecto es el moderador de la liturgia en la propia diócesis (cfr. Sacrosanctum Concilium, n. 22: "Sacrae Liturgiae moderatio ab Ecclessiae auctoritate unice pendet quae quidem est apud Apostolicam Sedem et, ad normam iuris, apud Episcoporum").

Por tanto, no se quita nada a la autoridad del Obispo cuyo papel será siempre el de vigilar para que todo se desarrolle con paz y serenidad. Si surgiera algún problema que el párroco no pueda resolver, el Ordinario local podrá siempre intervenir, pero en total armonía con cuanto establecido por las nuevas normas del Motu Proprio.

Además os invito, queridos Hermanos, a escribir a la Santa Sede un informe sobre vuestras experiencias tres años después de que entre en vigor este Motu Proprio. Si vinieran a la luz dificultades serias se buscarían vías para encontrar el remedio.

Queridos Hermanos, con ánimo agradecido y confiado, confío a vuestro corazón de Pastores estas páginas y las normas del Motu Prorpio. Recordemos siempre las palabras que el Apóstol Pablo dirigió a los presbíteros de Efeso "Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo" (Hechos 20,28).

Confío a la potente intercesión de María, Madre de la Iglesia, estas nuevas normas e imparto de corazón mi Bendición Apostólica a Vosotros, queridos Hermanos, a los párrocos de vuestras diócesis y a todos los sacerdotes, vuestros colaboradores, así como a todos vuestros fieles.
Dado en San Pedro, el 7 de Julio 2007.

BENEDICTUS PP. XVI
[Traducción distribuida por la Santa Sede© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]

En la Santisima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Que es «el Reino de Dios» entre nosotros?: responde el predicador del Papa

ROMA, Viernes, 6 Julio 2007 (www.ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., predicador de la Casa Pontificia-

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«El Reino de Dios está cerca de vosotros»

También esta vez comentamos el evangelio con la ayuda del libro del Papa Benedicto XVI sobre Jesús. Antes, sin embargo, desearía hacer una observación de carácter general. La crítica hecha al libro del Papa desde algunos sectores es que se atenga a lo que dicen los evangelios sin tener en cuenta los resultados de la investigación histórica moderna, la cual llevaría, según aquellos, a conclusiones muy distintas. Se trata de una idea muy difundida que está alimentando toda una literatura del tipo El código da Vinci de Dan Brown y obras de divulgación histórica basadas en el mismo presupuesto.

Creo que es urgente aclarar un equívoco fundamental presente en todo ello. La idea de una investigación histórica sobre Jesús unitaria, rectilínea, que procede imparable hacia una plena luz sobre Él es un puro mito que se intenta hacer creer a la gente, pero en el que ningún historiador serio de hoy cree ya. Cito a una de las más conocidas representantes de la investigación histórica sobre Jesús, la americana Paula Fredriksen: «Los libros se multiplican -escribe-. En la investigación científica reciente Jesús ha sido presentado como la figura de un santón del siglo primero, como un filósofo cínico itinerante, como un visionario radical y un reformador social que predica una ética igualitaria a favor de los últimos, como un regionalista galileo que lucha contra la convenciones religiosas de la élite de Judea (como el templo y la Torah ), como un campeón de la liberación nacional o, al contrario, como su opositor y crítico, y así sucesivamente. Todas estas figuras han sido presentadas con argumentos académicos rigurosos y metodología; todas han sido defendidas apelando a datos antiguos. Los debates continúan a rienda suelta y el consenso -incluso sobre puntos tan básicos como qué constituye evidencia y cómo interpretarla- parece una remota esperanza» [1].

A menudo se apela a los nuevos datos y a los descubrimientos recientes que por fin habrían situado la investigación histórica en una posición de ventaja respecto al pasado. Pero lo abiertas que son las consecuencias derivadas de estas nuevas fuentes históricas se desprende del hecho de que éstas han dado lugar a dos imágenes de Cristo opuestas e inconciliables entre sí, aún presentes en este contexto. Por un lado, un Jesús «judío de pies a cabeza»; por otro, un Jesús hijo de la Galilea helenizada de su tiempo, impregnado de filosofía cínica.

A la luz de este dato de hecho, me pregunto: ¿qué debería haber hecho el Papa? ¿Escribir la enésima reconstrucción histórica para debatir y rebatir todas las objeciones contrarias? Lo que el Papa ha optado por hacer ha sido presentar en positivo la figura y la enseñanza de Jesús como es entendido por la Iglesia, partiendo de la convicción de que el Cristo de los evangelios es, también desde el punto de vista histórico, la figura más creíble y segura.

Tras esta aclaración, pasemos al evangelio del domingo. Se trata del episodio del envío en misión de los setenta y dos discípulos. Después de haberles dicho cómo deben ir (de dos en dos, como corderos, sin llevar dinero...), Jesús les explica también qué deben anunciar: «Decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros..."».

Se sabe que la frase «Ha llegado a vosotros el Reino de Dios» es el corazón de la predicación de Jesús y la premisa implícita de toda su enseñanza. El Reino de Dios ha llegado entre vosotros, por eso amad a vuestros enemigos; «el Reino de Dios ha llevado entre vosotros», por eso si tu mano te escandaliza córtala: es mejor entrar manco en el Reino de Dios que con las dos manos quedarse fuera... Todo toma sentido del Reino.

Siempre se ha discutido sobre qué entendía precisamente Jesús con la expresión «Reino de Dios». Para algunos sería un reino puramente interior que consiste en una vida conforme a la ley de Dios; para otros sería, al contrario, un reino social y político que debe realizar el hombre, si es necesario también con la lucha y la revolución. El Papa pasa revista a estas interpretaciones del pasado y observa lo que tienen en común: el centro del interés se traslada de Dios al hombre; ya no se trata de un Reino de Dios, sino de un reino del hombre, del que el hombre es el artífice principal. Ésta es una idea de reino compatible, en última instancia, también con el ateísmo.

En la predicación de Jesús la venida del Reino de Dios indica que, enviando en el mundo a Su Hijo, Dios ha decidido -por así decirlo- tomar personalmente en su mano la suerte del mundo, comprometerse con él, actuar desde su interior. Es más fácil intuir qué significa Reino de Dios que explicarlo, porque es una realidad que sobrepasa toda explicación.

Sigue aún muy difundida la idea de que Jesús esperara un inminente fin del mundo y de que, por lo tanto, el Reino de Dios por Él predicado no se realizara en este mundo, sino en lo que nosotros llamamos «el más allá». Los evangelios contienen, en efecto, algunas afirmaciones que se prestan a esta interpretación. Pero ésta no se tiene en pié si se mira el conjunto de las palabras de Cristo: «La enseñanza de Jesús no es una ética para aquellos que esperan un rápido fin del mundo, sino para aquellos que han experimentado el fin de este mundo y la llegada en él del Reino de Dios: para aquellos que saben que "las cosas viejas han pasado" y el mundo se ha convertido en una "nueva creación", dado que Dios ha venido como rey» (Ch. Dodd). En otras palabras: Jesús no ha anunciado el fin del mundo, sino el fin de un mundo, y en ello los hechos no le han desmentido.

Pero también Juan Bautista predicaba este cambio, hablando de un inminente juicio de Dios. ¿Entonces dónde está la novedad de Cristo? La novedad se contiene del todo en un adverbio de tiempo: «ahora», «ya». Con Jesús el Reino de Dios ya no es algo sólo «inminente», sino presente. «El aspecto nuevo y exclusivo del mensaje de Jesús -escribe el Papa- consiste en el hecho de que Él nos dice: Dios actúa ahora -es ésta la hora en la que Dios, de una forma que va más allá de cualquier otra modalidad precedente, se revela en la historia como su mismo Señor, como el Dios viviente».

De aquí surge ese sentido de urgencia que se trasluce en todas las parábolas de Jesús, especialmente en las llamadas «parábolas del Reino». Ha sonado la hora decisiva de la historia, ahora es el momento de tomar la decisión que salva; el banquete está preparado: rechazar entrar porque se acaba de tomar esposa o se acaba de comprar un par de bueyes o por otro motivo, significa estar excluidos para siempre y ver el propio lugar ocupado por otros.
Partamos de esta última reflexión para una aplicación práctica y actual del mensaje escuchado.

Lo que Jesús decía a sus contemporáneos sirve también para nosotros hoy. Ese «ahora» y «hoy» permanecerá invariable hasta el fin del mundo (Hb 3,13). Esto significa que la persona que escucha hoy, tal vez por casualidad, la palabra de Cristo: «El tiempo de Dios se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15), se encuentra ante la misma elección que aquellos que la escuchaban hace dos mil años en una aldea de Galilea: o creer y entrar en el Reino, o rechazar creer y quedarse fuera.

Lamentablemente, la de creer parece en cambio la última de las preocupaciones para mucos que leen hoy el Evangelio o escriben libros sobre él. En lugar de someterse al juicio de Cristo, muchos se erigen en sus jueces. Jesús está más que nunca bajo proceso. Se trata de una especie de «juicio universal» al revés. Sobre todo los estudiosos corren este peligro. El estudioso debe «dominar» el objeto de la ciencia que cultiva y permanecer neutral ante él; ¿pero cómo «dominar» o ser neutrales ante el objeto, cuando se trata de Jesucristo? En este caso, más que «dominar» cuenta «dejarse dominar».

El Reino de Dios era tan importante para Jesús que nos enseñó a orar cada día por su venida. Nos dirigimos a Dios diciendo: «Venga tu Reino»; pero también Dios se dirige a nosotros y dice por boca de Jesús: «El Reino de Dios ha venido entre vosotros; no esperéis, ¡entrad en él!».

En la Santisima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.

Tuesday, July 03, 2007

Benedicto XVI, ¿un Papa que fue nazi?

de Jorge Enrique Mújica
Colaborador de
www.forumlibertas.com y www.conoze.com

Para robarle la fama a una persona lo más fácil es calumniarla. A Benedicto XVI le han buscado desprestigiar desde el día que lo eligieron Pontífice. Las falacias sobre su persona se han ido multiplicando conforme sus firmes palabras se han dejado sentir a favor de la vida, la familia, la correcta sexualidad, el matrimonio, la responsabilidad, la paternidad y la maternidad responsable, etc.

Hay muchos a quienes no les agrada que el Papa recuerde la verdad del hombre al hombre de hoy y por eso recurren a la mentira para descalificarle. Y es que el difamar a un ser humano, robarle la fama, denigrarlo, es fácil, muy, muy fácil. Bastan comentarios ligeros, simplificaciones baratas, palabras preñadas de sutil dolo, juicios gratuitos e infundamentados; aunque todos los hombres tienen una capacidad crítica no todos la ponen en práctica y se dejan llevar fácilmente por las opiniones comunes. Decir, por ejemplo, que Benedicto XVI fue nazi en su juventud pero que lo ha venido ocultando, es un juicio que merece un repaso por la vida de Joseph Ratzinger y amerita repetir la clase de historia contemporánea elemental.

Últimamente se viene escuchando este comentario a raíz de la defensa a la vida que el Papa viene realizando en sus discursos, homilías y otros documentos en temas puntuales como eutanasia y aborto. ¿Es verdad que Joseph Ratzinger fue nazi?

El Papa nunca ha negado que le obligaron a participar en las juventudes hitlerianas ni que hizo acto de presencia en las milicias del tercer Reich. También ha dejado claro que nuca estuvo en el frente de batalla. En el libro autobiográfico “Mi vida” él mismo narra el contexto histórico padecido, la manera como se vio obligado a formar parte de esos grupos y luego su enrolamiento en el ejército, en qué consistió su participación y cómo salió de él.

El contexto histórico

Quien conoce de historia sabe cómo llegó Hitler al poder y lo que sucedió luego. De lo vivido entonces por el pequeño Joseph, Ratzinger contará:
“Los nazistas hablaron rápidamente de “toma del poder”, y de esto efectivamente se trató. El poder vino, de hecho, ejercitado desde el primer momento […] vinieron introducidas las “juventudes hitlerianas” y la “liga de las mujeres alemanas”, vinculadas a la escuela, así que también mi hermano y mi hermana debieron tomar parte en sus manifestaciones. Mi padre –que era policia rural– sufría mucho por el hecho de tener que estar al servicio de un poder estatal a cuyos vértices consideraba criminales aunque, gracias a Dios, su trabajo en aquel lugar y en aquel tiempo casi no era tocado. En los cuatro años que transcurrimos aquí –se refiere a Aschau– de aquello que puedo recordar, el nuevo régimen se mueve sólo para espiar y tener bajo control a los sacerdotes que tenía una conducta “hostil al Reich”; valga decir que mi padre nunca tomó parte en esto personalmente; al contrario, puso en guardia y ayudó a aquellos sacerdotes de los cuales sabía que corrían peligro”.

Conforme fue pasando el tiempo el gobierno enroló a los jóvenes alemanes en las filas activas para desempeñar servicios laborales que consistían en ayudas específicas de carácter práctico para el mantenimiento de los cuarteles o las bases de información militares, por ejemplo.
“Mi hermano tenía 17 años, yo 14. Quizá yo estaría fuera pero era claro que mi hermano no podría fugarse. De hecho, en el verano de 1942 vino enrolado en el así llamado “servicio laboral” […] fue asignado al departamento de las comunicaciones, como radiotelegrafista. Después de pasar por Francia, Holanda y Checoslovaquia, en 1944 fue enviado al frente italiano, donde fue herido y, afortunadamente, transferido a Traunstein al hospital militar dispuesto en el seminario que para él había sido el lugar de tantas experiencias religiosas. Pero apenas restablecido fue enviado nuevamente al frente italiano […] No obstante la gravosa oscuridad del cuadro histórico, delante de mí estaba todavía un bello año académico en casa y en la escuela de Traunstein…”

Mientras tanto, los azotes de la guerra se dejaban sentir más y más:
“[…] en los periódicos estaban elencados los caídos; casi todos los días venía celebrada una misa por algún joven soldado caído en la guerra. Los nombres eran cada vez más los de aquellas personas conocidas por nosotros. Cada vez más se trataba de estudiantes de nuestra escuela, jóvenes llenos de vida y de fe, que nosotros habíamos conocido personalmente, que hasta hacia poco tiempo habíamos visto cercanos a nosotros”.

Obligado a formar parte

Pese a la aparente fortaleza del ejército alemán, los primeros fracasos se empezaron a suceder; fracasos que conllevaban la pérdida de hombres y la necesidad de más para hinchar las filas de los frentes de batalla o, por lo menos, para aumentar el ánimo de los que ya estaban en ellas.
“Vista la creciente falta de personal militar, en 1943 los hombres del régimen inventaron algo nuevo. Dado que los estudiantes de los internados debían vivir de todos modos en comunidad, lejos de casa, consideraron que no había ningún obstáculo para cambiar la sede de los colegios, colocándolas en las apretadas bases antiaéreas. Además, desde el momento que no estudiaban todo el día, parecía del todo normal que utilizaran su tiempo libre para los servicios de defensa de los ataques aéreos enemigos. De hecho, yo no estaba internado desde hacia tiempo, pero desde el punto de vista jurídico formaba todavía parte del seminario de Traunstein. Fue así que el pequeño grupo de seminarista de mi generación (generación 1926 y 1927) fue llamado a los servicios de contra-aviones a Munich. A los diecisiete años tuvimos que aceptar un tipo muy particular de internado. Habitamos las barracas como soldados regulares que éramos, obviamente una pequeña minoría, nos vinieron impuestos los mismos uniformes y, en sustancia, debíamos desarrollar el mismo servicio con la única diferencia que a nosotros estaba concedido también frecuentar un mínimo de clases…”

Su participación

Así lo narra él mismo: “[…] el periodo transcurrido causó situaciones embarazosas, sobre todo para los individuos tan poco inclinados a la vida militar como yo. Aquí yo estuve asignado a los servicios telefónicos y el suboficial al que estábamos subordinados defendió con firmeza la autonomía de nuestro grupo. Estábamos dispensados de todos los ejercicios militares y ninguno osaba inmiscuirse en nuestro pequeño mundo […] más allá de mis horas de servicio, podía hacer todo aquello que quería y dedicarme sin graves obstáculos a mis intereses. Además de todo, sorprendentemente, estaban ahí un conspicuo grupo de convencidos católicos que llegaron a organizar clases de religión y a obtener el permiso de frecuentar ocasionalmente la iglesia”.

En 1944, llegado al límite de edad para el servicio militar, fue llamado a éste. El 20 de septiembre fue trasladado a los confines entre Austria, Hungría y Checoslovaquia: “Aquellas semanas de servicio laboral se han quedado en mi memoria como un recuerdo oprimente […] una noche fuimos levantados de la cama y reunidos, todavía medio dormidos. Un oficial de la SS nos llamó uno por uno fuera de la fila y trató de inducirnos al enrolamiento “voluntario” en el cuerpo de la SS explotando nuestro cansancio y la posición de cada uno delante de todo el grupo reunido. Muchos fueron enrolados de este modo en ese cuerpo criminal. Junto a algunos otros yo tuve la fortuna de poder decir que tenía la intención de hacerme sacerdote católico. Venimos cubiertos de burlas y de insultos y devueltos dentro, pero esta humillación nos había agradado mucho desde el momento que nos liberamos de la amenaza de ese enrolamiento falsamente “voluntario” y de todas las consecuencias”.

“Era común que aquellos que prestaban servicio laboral, con el acercarse del frente, vinieran enrolados en el ejército; y era esto lo que nosotros esperábamos. Pero para agradable sorpresa, las cosas fueron diversamente […] el 20 de noviembre nos fueron dadas las maletas con nuestros vestidos civiles y vinimos despedidos en un tren que nos regresó a casa, con un viaje continuamente interrumpido por las alarmas aéreas. Viena, que en septiembre no había sido tocada por los eventos de la guerra, mostraba ahora las heridas de los bombardeos. Todavía más impresionante se me hizo la vista de la amada Salzburgo donde no sólo la estación estaba reducida a un cúmulo de escombros sino también el símbolo de la ciudad –el grandioso domo del renacimiento– había sido duramente golpeado; si bien recuerdo, la cúpula había sido derrumbada […]”. Pero al fin llegó a casa el joven Joseph: “Era un encantador día de otoño… raramente he sentido tan fuertemente la belleza de mi tierra como en este retorno a casa de un mundo desfigurado por la ideología”.

Cómo salió Al regreso se encontró nuevamente con la llamada a las armas aunque le fueron concedidas tres semanas para el descanso. Tuvo que ir. La Navidad la pasó en las barracas. Meses más tarde sería exonerado del servicio por enfermedad pero tuvo que continuar enrolado en el ejército aunque nunca fue en el frente de batalla. La muerte de Hitler reforzó la esperanza de que el final de la guerra estuviese cerca… “Al final de abril o en los primeros de mayo, no recuerdo con precisión, decidí regresar a casa. Sabía que la ciudad estaba circundada de soldados que tenía la orden de fusilar sobre el puesto a los desertores. Por esto, para salir de la ciudad tomé un camino secundario con la esperanza de pasar desapercibido. Pero a la salida de una galería estaban dos soldados centinelas y por un momento la situación se hizo extremamente crítica. Por fortuna, eran de aquellos que no podían más con la guerra y no querían transformarse en asesinos”.

Finalmente llegaron los estadounidenses. A Joseph, como a tantos otros, le tocó convertirse en prisionero de guerra. La casa de los Ratzinger se convirtió en cuartel militar estadounidense. Joseph tuvo que marchar caminando a pie durante tres días hasta otro cuartel para prisioneros. Por junio los empezaron a dejar marchar; a él le tocó el día 19. Ya libre, se las tuvo que arreglar para llegar a su casa. Contará después, anecdóticamente, con referencia a ese día: “En mi vida nunca he comido alimento más felizmente como aquel que mi mamá preparó aquella vez con los productos de nuestro huerto. Pero para que nuestra alegría fuese plena faltaba todavía algo. Desde el inicio de abril no habíamos tenido noticia de mi hermano […] Por eso fue muy grande nuestra alegría cuando, en un día caliente de julio, se sintieron improvisamente los pasos y aquel por el cual por tanto tiempo no se había sabido nada; estaba ahora en medio de nosotros, bronceado por el sol de Italia…”

“Durante la fiesta de Navidad llegamos a tener un encuentro entre nuestros compañeros de clase, los sobrevivientes agradecieron por el regalo de la vida y por la esperanza que renació, incluso en medio de todas las destrucciones”.

Simplificar no siempre lleva a correctas comprensiones. No parece justo reducir la figura de un hombre de semejante estatura humana y espiritual a la mentira de quienes por intereses subjetivos quieren desprestigiarle. Lo bueno de todo esto, es que podemos cambiar nuestra opinión, reforzarla y ayudar a otros a compartirla.

En la Santisima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.