Tuesday, March 26, 2013

Vivamos Semana Mayor con Papa Francisco

Semana Mayor de este año está impactada por la presencia del papa Francisco. Siendo la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús su único y potente centro, Francisco nos propone vivirla desde las cinco palabras clave de su lectura del evangelio: bondad, ternura, esperanza, pobres y servicio.




El sobrio Jesús del ayer, principalmente varón de dolores, muestra hoy su aspecto total: Jesús es bondad, ternura y esperanza para toda la humanidad. Jesús es pobre con todos los pobres y crucificados. Está a su servicio. Ese es el camino de conversión y vida creyente que nos recuerda el papa. Hay que desclavar a todos los crucificados y hacerles posible una vida humana resucitada. Nuestras devociones han de evolucionar, han de ser entendidas de nuevo. Hemos de cantar cantos festivos.



Bajo los cucuruchos y los flagelantes y entre los creyentes que vamos a la Iglesia, con el arrepentimiento sincero, ha de aparece la alegría del perdón que el Padre otorga a los hijos pródigos que somos. Y hemos de sentarnos a la mesa abastecida por la justicia social. Compartir sin humillar supone ser justos.



Esa es la esperanza de una vida pospascual, como la vivía el hermano de Asís. "Hay que llevar ternura y esperanza al mundo, especialmente a los más pobres, y custodiar la creación".



La Pascua no son solo días de devoción. Abren a la Pascua, el tiempo de los frutos. Del cambio, de la revisión que procura la justicia para todos.



Hay que abandonar al clientelismo de los poderosos de la política y del dinero y soñar con la vida en la tolerancia y el diálogo, tan lejos de modelos fracasados, de enfrentamientos y persecuciones. Pascua: rectificaciones ya.



Se ha escrito: "Francisco tiene poder suficiente, poder moral, para mirar a los ojos a cualquier Cristina Kirchner y preguntarle por la situación de "sus" pobres. Tiene suficiente autoridad moral para viajar a cualquier país africano no a hacer turismo liderístico sino para reunir a sus mandatarios y espetarles abiertamente que sus cuentas suizas podrían hacer mucho por el pueblo; o que entre comprar "otro" sistema de misiles o levantar escuelas y hospitales la opción es clara.



Iglesia pobre y para los pobres... o un gran reto o palabras vacías. A medio plazo, dentro de cuatro o cinco años, veremos en qué ha quedado tal propósito. Porque los gestos, las sonrisas, los besos a niños o tullidos... son flor de un día. Un dignatario no está para eso ni puede caer en tal demagogia, como si el "dejen que los niños se acerquen a mí" fuera para acariciarles el cogote y no para instruirles o darles de comer".



¿Quién no estará de acuerdo con estas reflexiones pascuales? Los que pueden orientar un país, ¿cómo no mirarán hacia aquellas naciones que con ciudadanos unidos, van construyendo una mayor justicia social?

















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