Wednesday, November 03, 2010

aprendizaje por computadora: e-learning

Lorenzo Cantoni, titulado en Filosofía, con doctorado de investigación en el ámbito formativo, es profesor titular desde 2007 de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la Suiza italiana, de la cual ha sido nombrado Decano para el período 2010-2012, y vicedirector del Instituto de Comunicación Institucional y Formativa (ICIeF). Además, es director científico de los laboratorios webatelier.net, NewMinE: New Media in Education y eLab: eLearning Lab. Hablamos con el profesor Cantoni acerca de los cambios que ha generado el e-learning en la relación enseñanza/aprendizaje.

Profesor Cantoni: Algunos autores han planteado una interpretación del e-learning como una novedad absoluta. Es decir, se habla del antes y el después. Yo estoy más bien a favor de una visión de continuidad y amplio respiro. Temo que, de alguna manera, incluso en el mundo de la pedagogía a veces nos hemos dejado influenciar por planteamientos más tecno-céntricos que, por tanto, ven impactos tecnológicos muy fuertes cada cierto tiempo, pero en realidad la experiencia del aprendizaje y de la enseñanza, desde siempre, es decir, desde cuando el hombre fue creado por Dios, ha estado fuertemente influenciada por los medios de comunicación. Y por tanto, por ejemplo, la escritura a mano, la denominada tecnología de la palabra, se integró inmediatamente en la experiencia enseñanza/aprendizaje y hoy nosotros mismos, si pensamos cuando vamos a la escuela a asistir a un curso o a un seminario o a una conferencia, en muchísimos casos escribimos a mano. Luego, dicha tecnología se ha integrado fuertemente. Si tomamos, por ejemplo, la imprenta, en la formación universitaria, cuando se piensa en un curso, se piensa en la bibliografía del curso. Luego, la imprenta ha sido fuertemente, radicalmente, integrada en la experiencia formativa. Si pensamos en la vieja aula universitaria, hay quien utiliza la escritura a mano antes de la imprenta, cuando el docente leía en voz alta y los estudiantes escribían. Entonces, la copia del dictado era la tecnología más eficaz para reproducir documentos importantes. El docente, después de haber leído el texto base, lo comentaba y los estudiantes escribían, además de lo dictado, los comentarios. Luego, nosotros tenemos, de alguna manera, la oportunidad, el privilegio, de vivir en un momento ciertamente muy significativo de transformación de las tecnologías de la comunicación, pero creo que el hecho de estar sobre esta ola no nos debe llevar a pensar que no hayan existido olas precedentes. Por tanto, seguramente hay unos procesos muy fuertes, muy significativos de transformación, pero, diría, no al punto de que esté cambiando todo. Por demás, en mi concepto, se vivió otra ingenuidad con el nacimiento de los hipertextos multimedia. El hipertexto multimedia es una excelente representación, de alguna manera tecnológica, del saber del experto. Es decir, cuando piensa en algo, el experto piensa con todos los bagajes de su saber, es decir, cuando piensa en algo, ha visto imágenes, conoce la historia, etc. Entonces, con el nacimiento del hipertexto, se pensó que pudiera reproducir mejor, por ejemplo, que un libro impreso, la riqueza del conocimiento del experto, lo que es cierto, pero también se pensó, algo muy ingenuo, que pudiera representar la mejor estrategia para enseñar la disciplina. Y de allí nacieron una serie de experiencias de sitios web, de CDrom llenos de links y se pensó, entonces, que los estudiantes finalmente, con el formato multimedia, aprenderían mejor, lo que generó un efecto muy fuerte de desorientación por parte del estudiante porque, si bien es cierto que el hipertexto multimedia representa bien el saber del experto, pero la experiencia enseñanza/aprendizaje es, en cambio, un itinerario guiado. Es decir, el experto que me guía, dándome indicaciones. Luego, la respuesta tiene dos facetas: en primer lugar, ciertamente, estamos viviendo un período de transformaciones y cambios muy fuertes, pero no se trata de la primera vez en el mundo de la formación y, en segundo lugar, aunque estas transformaciones son muy fuertes no lo son al punto de llevar a considerar un cambio total y radical de la experiencia enseñanza/aprendizaje.

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