Thursday, April 12, 2007

Papa carga la cruz en Via Crucis


ROMA (AP) -- El papa Benedicto XVI sostuvo una cruz grande en la tradicional procesión del Viernes Santo en el Coliseo Romano para conmemorar el martirio y la crucifixión de Jesús, y exhortó a la gente a ser sensible al sufrimiento de otros.

Miles de fieles oraron mientras sostenían velas en pequeñas lámparas de papel, durante un servicio religioso en que se lamentó el aislamiento de los ancianos y el dolor de las madres que viven en las zonas de guerra.

"Va a ser una jornada hacia el dolor, la soledad y la crueldad, hacia el mal y la muerte", dijo Benedicto XVI, describiendo la procesión que iba a comenzar.

"Pero también será un sendero lleno de fe, esperanza y amor, porque la tumba que es la parada final en nuestra ruta no va a estar sellada para siempre", dijo el Papa, refiriéndose al gozo que espera a los cristianos el domingo en las celebraciones del Domingo de Resurrección.
La procesión, que muestra las horas finales de Jesucristo, es un ritual solemne para millones de católicos en ciudades en todo el mundo.

Vestido de blanco, el pontífice de 79 años encabezó a una columna de clérigos y fieles en un pasillo estrecho entre las filas de arcos y cantería. El eco de oraciones en latín se dejó oir en todo el Coliseo.

Benedicto XVI escuchó una meditación que comparó el sentido de abandono y aislamiento de Jesús en sus últimas horas al que sienten los que sufren en nuestros tiempos.

"Es la amarga experiencia de todas aquellas personas que en estos momentos, como en otros momentos del día, se encuentran a solas en una habitación, mirando a la pared o al teléfono silencioso, olvidadas por todo el mundo porque son ancianas o están enfermas, son extranjeros o forasteros", decía el texto.

Durante días, las calles de Roma han estado atestadas de turistas y peregrinos, muchos de ellos para las celebraciones de Semana Santa en el Vaticano, que culminan el domingo con una misa en la plaza de San Pedro.

En Jerusalén, las angostas calles adoquinadas de la Ciudad Vieja fueron atestadas el Viernes Santo por miles de peregrinos cristianos de todo el mundo, algunos cargando grandes cruces de madera, para recorrer el sendero que siguió Jesús hacia su crucifixión.


Peregrinos de Estados Unidos, India, Corea del Sur, Filipinas, Rusia y otros muchos países reprodujeron el último recorrido de Jesús por Jerusalén el día de su muerte. Muchos portaban velas y entonaban salmos en lenguas diferentes, como inglés, latín e indi.

En representación de diversos credos católicos y ortodoxos, varios clérigos ingresaron en fila al antiguo Templo del Santo Sepulcro, donde según muchos fieles Jesús fue crucificado y enterrado. Como parte de una tradición anual, las puertas del santuario fueron abiertas por un integrante de la familia musulmana que ha conservado las llaves durante siglos.

Dentro del templo, los peregrinos posan la cabeza sobre la larga y suave roca donde se cree que el cuerpo de Jesús fue aseado una vez retirado de la cruz.

Los calendarios de cinco grandes sectas cristianas coincidieron este año en una convergencia que ocurre sólo cada cuatro años, y en consecuencia es posible que el número de los visitantes sea ahora mayor que otros años.

En Filipinas, siete penitentes en la norteña aldea de San Pedro Cutud llevaron las ceremonias a otro nivel, cuando fueron clavados a cruces, en un ritual anual que los líderes religiosos locales critican pero que cada vez es más popular

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