Tuesday, June 11, 2013

evento en la vida del Papa Francisco cuando era Arzobispo de Buenos Aires

El diario L’Osservatore Romano publicó un artículo de la periodista argentina Evangelina Himitian, autora de una biografía del Papa Francisco, que con el sugerente título “La multiplicación de las empanadillas” evoca un episodio de solidaridad en la vida del entonces Cardenal Jorge Bergolgio.
El artículo es  el epílogo de su libro “De la infancia a la elección papal, una vida al servicio de los demás” y en él relata un gesto de caridad del Cardenal Bergoglio reflejo de la “multiplicación de los panes y los peces” de Jesús.
Himitian entrevistó en diversas ocasiones al Papa Francisco cuando todavía era el Arzobispo de Buenos Aires, pero lo que recuerda con más cariño del pontífice no tiene nada que ver con una entrevista. “Puedo decir que una vez lo he visto multiplicar los alimentos, como hizo Jesús con los panes y los peces”, asegura.
La historia ocurrió cuando Himitan colaboraba con la oficina de prensa de los encuentros ecuménicos de católicos y evangélicos que organizaba el “Padre Bergoglio”.
En el estadio donde se celebraba el encuentro no se permitía el ingreso de alimentos y durante las pausas los asistentes “teníamos que comprar de comer en aquel lugar. La oferta no era muy variada: solo había empanadas argentinas”, los típicos rellenos de carne argentinos y aún eran escasas.
Era un día de fiesta nacional y no había más eventos, y “alguien le preguntó a Bergoglio si prefería ir a comer en el exclusivo barrio de Puerto Madero”, situado a pocos pasos del estadio y donde había diversos restaurantes elegantes, “pero él respondió que se quedaba a comer junto a todos los demás”.
Cuando los periodistas se tomaron una pausa para comer ya era demasiado tarde y no quedaba casi comida.
“Mientras recorríamos la sala donde se servía la comida, Bergoglio se acercó, nos saludó uno por uno, y nos agradeció por nuestro trabajo”.
El grupo de periodistas se sentó en una mensa apartada y la camarera les trajo un plato con cinco empanadas, “pero éramos ocho. ‘Compartir’: este era el espíritu del encuentro. Y de todos modos no había elección”.
“El Cardenal Bergoglio vio desde su mesa nuestros movimientos y entendió. Se alzó y comenzó a pedir a los demás clientes si habían acabado de comer. Recuperó de las manos de los sacerdotes y pastores las últimas empanadas, las reunió en un plato y nos las trajo. Conmovidos por su gesto tan atento, nos sentimos halagados y muy sorprendidos. Había multiplicado los alimentos”.
“Su pequeño milagro nos quedó esculpido en el corazón. El hombre que hoy ocupa la sede de Pedro había visto una necesidad y la había calmado, mientras ningún otro se había dado cuenta”.

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