Wednesday, July 08, 2009

Nueva enciclica social del Papa Benedicto XVI

"Caritas in veritate": La apertura a la vida, centro del desarrolloComentario del padre Thomas Rosica, C.S.B., director de “Salt and Light”
TORONTO, martes, 7 julio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito el padre Thomas Rosica, C.S.B., director del canal de televisión canadiense "Salt and Light" y consultor del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales (rosica@saltandlighttv.org).
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Este martes el Papa Benedicto XVI ha hecho pública la tercera encíclica de su pontificado Caritas in veritate ("Caridad en la verdad") un documento importante de la Doctrina Social de la Iglesia. La encíclica , divi dida en 79 parágrafos, afronta mucho más que la ética de la economía contemporánea y la crisis económica global, que ciertamente han tenido su influencia sobre Benedicto XVI en la preparación del anunciado texto. Esta obra magna sigue a las dos previas encíclicas del pontificado de Joseph Ratzinger: Deus caritas est ("Dios es amor"); Spe salvi ("En la esperanza somos salvados"), y ahora el análisis papal se concentra en nuestro tiempo. Benedicto XVI no es un Papa de fáciles discursos breves y la encíclica de hoy da prueba de ello. Quien busque rápidas respuestas a la crisis económica de nuestro tiempo no debería acudir a este documento para buscar soluciones fáciles. La enseñanza papal de hoy es extensa, densa, matizada y compleja, e invita a todos a una seria reflexión sobre la historia de la doctrina social pont ificia, con particular atención al documento Populorum Progressio, la rica doctrina social de Pablo VI.Este texto monumental de 1967 analizaba la economía a nivel global y contemplaba los derechos de los trabajadores a sindicarse, a tener un empleo seguro, y condiciones de trabajo decentes. La doctrina de Benedicto XVI de 2009 trata en profundidad los temas de la fraternidad, "desarrollo económico y sociedad civil", "desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente"; "la colaboración de la familia humana"; "el desarrollo de los pueblos y la técnica".
Hay varias áreas del texto de Benedicto que van contra el modo natural de la sociedad contemporánea y pueden ser fácilmente desechadas por muchos lectores que tienen problemas con la Iglesia, con la autoridad, la verdad y la vida humana. Para mí, de estas áreas depende el meollo de la crisis económica actual, mostrando más allá de toda sombra de duda que la crisis económica es en su núcleo una crisis moral.Dos importantes ‘leitmotivs' de este pontificado son el relativismo moral y la exclusión de Dios de la sociedad y la vida humana. En la encíclica de hoy, Benedicto XVI escribe: "un cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales. De este modo, en el mundo no habría un verdadero y propio lugar para Dios. Sin la verdad, la caridad es relegada a un ámbito de relaciones reducido y privado".
Benedicto XVI ha repetido continuamente, en los últimos cuatro años, que el rechazo ideológico de Dios y un ateísmo de indiferencia, que prescinde del Creador y que corre el riesgo de llegar a prescindir igualmente de los valores humanos, se convierten en los obstáculos principales para el desarrollo hoy. La encíclica de hoy lo afirma claramente: "El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano".En palabras de Benedicto: "El anhelo del cristiano es que toda la familia humana pueda invocar a Dios como 'Padre nuestro'. Que junto al Hijo unigénito, todos los hombres puedan aprender a rezar al Padre y a suplicarle con las palabras que el mismo Jesús nos ha enseñado, que sepamos santificarlo viviendo según su voluntad, y tengamos también el pan necesario de cada día, comprensión y generosidad con los que nos ofenden, que no se nos someta excesivamente a las pruebas y se nos libre del mal".Tales palabras non pertenecen al léxico de lo políticamente correcto y la falsa inclusividad. Fluyen de la mente y del corazón de uno de los más grandes pensadores de nuestro tiempo.La otra área que ciertamente hará reflexionar a muchos lectores o simplemente ser ignorada es la dignidad y respeto por la vida humana "que en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos".Benedicto escribe: "En los países económicamente más desarrollados, las legislaciones contrarias a la vida están muy extendidas y han condicionado ya las costumbres y la praxis, contribuyendo a difundir una mentalidad antinatalista, que muchas veces se trata de transmitir también a otros estados como si fuera un progreso cultural"."La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo --añade--. Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el serv icio del verdadero bien del hombre. Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social".Quizás este párrafo resume la crisis y la encíclica de un modo notable: "Los costes humanos son siempre también costes económicos y las disfunciones económicas comportan igualmente costes humanos".Traducido del inglés por Nieves San Martín

Caridad y verdad: La Iglesia inspira pero no hace políticaEl cardenal Paul Josef Cordes presenta la nueva encíclica del Papa
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 7 julio 2009 (ZENIT.org).- En su encíclica publicada este martes Benedicto XVI no pretende hacer política sino inspirar presentando la "caridad en la verdad" como orientación para la vida personal y social, explica uno de sus colaboradores.
A esta constatación llegó el cardenal Paul Josef Cordes, durante la presentación de la encíclica "Caritas in veritate", este martes durante la rueda de prensa que se realizó en la Santa Sede.
Ambos términos han sido claves dentro de la reflexión en el magisterio social pontificio y cobran una gran actual idad con la publicación de la primera encíclica social de Benedicto XVI, según resaltó el purpurado.
El objetivo de la doctrina social de la Iglesia
El cardenal Cordes, presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", dicasterio vaticano que trabaja por la promoción humana y cristiana a través de la caridad y el apoyo a los necesitados, resaltó el hecho de que este texto reitere el papel de la Iglesia como facilitadora de la ayuda social.
Subrayó, por este motivo, que ésta "inspira pero no hace política" y reiteró el hecho de que ésta no es una "tercera vía", diversa del comunismo y del capitalismo, para alcanzar una sociedad perfecta o un "paraíso terrenal".
El purpurado aclaró que más bien, la doctrina social de la Iglesia es un elemento de evangelización: "Es decir, el anuncio de C risto muerto y resucitado que la Iglesia proclama a través de los siglos" y que "tiene una actualización también respecto al vivir social"
Por ello aseguró que la encíclica no puede leerse fuera del contexto del Evangelio y dijo que éste "es el vivir del hombre también en las relaciones sociales y las instituciones que nacen de estas relaciones".
Ahora bien, aclaró "no se puede restringir el hombre a su vivir social".
El cardenal Cordes señaló también que la revelación debe ser un elemento clave en el tema social: "Los principios de la doctrina social no se han quedado meramente en lo filosófico sino que tienen su origen en Cristo y en su Palabra".
Según el purpurado la nueva encíclica trata de manera más explícita y práctica el tema de la caridad, que ya había teorizado el Pa pa en su primera encíclica "Deus caritas est", diciendo que ésta es "la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia".
Lejos de ser un sistema ideológico, o un manifiesto político sin alma, la doctrina social "compromete en cambio en primer lugar al cristiano a 'encarnar' su fe", dijo el cardenal.
"La caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo", dice el Papa en su encíclica.
El primer capital, el hombre
El presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum" resaltó la visión que ofrece la doctrina social al ser humano y que se refuerza en esta encíclica: "el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad". Por eso, asegura el Papa, "la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica".
Sin embargo el hombre no puede ser visto en un horizonte sólo terrenal, interesado nada más por los bienes materiales y dejando en un segundo plano las cuestiones morales: "El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común", dice el obispo de Roma.
De esta manera, el pontífice profundiza los planteamientos de la "Deus caritas est" en cuya segunda parte resalta las características de quien trabaja en los organismos caritativos. No obstante, se refiere a la sociedad herida por el pecado y asegura que "No hay sociedad nueva sin hom bres nuevos".
El cardenal Cordes, resaltó así el hecho de que el Papa haya querido concluir su encíclica refiriéndose a la importancia de la oración para vivir la caridad: "Dios renueva el corazón del hombre para que él pueda dedicarse a vivir en la caridad y en la justicia".
"Por ello los cristianos no están simplemente en la ventana para mirar o protestar, contagiados de la moderna cultura de la denuncia, sino que se dejan convertir para construir en Dios una cultura nueva. Esto vale también para los miembros de la Iglesia, como individuos o asociados", dijo el purpurado alemán.
Por Carmen Elena Villa

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