Saturday, August 30, 2008

lugar de pobreza en las elecciones de EEUU

El lugar de la pobreza en las elecciones estadounidenses
Por John Carr
WASHINGTON, sábado, 30 agosto 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito John Carr, director ejecutivo del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, en el contexto del debate social provocado por la campaña presidencial estadounidense.
Carr tiene una licenciatura por la Universidad de St. Thomas y ha escrito ampliamente sobre los católicos y la responsabilidad política. A menudo da conferencias sobre la misión social de la Iglesia, fe y política, y la religión en la vida publica. Recientemente recibió el "Vision Award" de parte de Catholic Charities USA y ha sido nombrado "Hunger Hero" (Héroe contra el hambre) por la organización Bread for the World.

* * *
En su primera encíclica, Deus Caritas Est, el Papa Benedicto XVI sitúa el amor a los pobres y su cuidado en el centro de la vida católica:
"Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios...practicar el amor hacia las viudas y los huérfanos, los presos, los enfermos y los necesitados de todo tipo, pertenece a su esencia [de la Iglesia] tanto como el servicio de los Sacramentos y el anuncio del Evangelio (Deus Caritas Est, 15, 22).
Esta preferencia por los pobres también necesita estar en el centro del debate nacional en este año electoral. Los hechos sobre la pobreza en nuestro país producen numerosas preocupaciones morales y políticas.
La pobreza está muy extendida. Uno de cada ocho estadounidenses vive en la pobreza, o sea, más de 37 millones de personas.
En los Estados Unidos, cuanto más joven eres más probabilidades tienes de ser pobre. Uno de cada seis niños, esto es, 13 millones de niños, viven en la pobreza.
Los factores familiares contribuyen a la pobreza. Un niño nacido de padres que no están casados y que no se han graduado de la escuela superior, sin alguien que trabaje en la familia tiene un 80 por ciento de probabilidades de crecer pobre. Un niño nacido en una familia sin estos factores tiene un 8 por ciento de probabilidades de crecer en la pobreza.
La pobreza no se distribuye equitativamente. Aunque la mayoría de las personas que viven en la pobreza son blancas, uno de cada cuatro afro americanos y uno de cada cinco hispanos viven en la pobreza. (Ver el sitio Web referente a la pobreza en Estados Unidos de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano: (www.povertyusa.org)
Tales estadísticas revelan la clase de nación en que nos estamos convirtiendo.
Los católicos de Estados Unidos tienen la obligación moral de proteger la vida y la dignidad de todos los hijos de Dios, especialmente de los pobres y vulnerables. Podemos debatir sobre la mejor manera de buscar la justicia y las oportunidades económicas, de proporcionar trabajos decentes a todos los que puedan trabajar y de asegurar cuidado médico adecuado y vivienda para todos. Sin embargo, no podemos escaparnos del deber moral de trabajar activamente para superar la pobreza y la privación que amenaza las vidas de tantos niños y familias.
Desafortunadamente, los debates sobre la pobreza se ven polarizados a menudo por divisiones ideológicas y partidistas. En este momento político, las campañas necesitan ir más allá de falsas opciones ideológicas que paralizan la discusión nacional. Tanto la doctrina como la experiencia católica insisten en que reducir la pobreza requerirá responsabilidad personal y social, mejores opciones y comportamientos por parte de cada persona y mejores políticas e inversiones por parte del gobierno.
En su documento "Un lugar en la mesa", los obispos de Estados Unidos delinean una estrategia en cuatro partes para responder a la pobreza. Ésta hace un llamado a:
Las personas, para que se eduquen y trabajen, construyan familias fuertes y hagan sacrificios por los hijos;
A las iglesias, organizaciones confesionales y comunitarias para que ayuden a las familias a enfrentarse a la discriminación y la justicia, hagan fuertes los barrios y comunidades y caminen con los pobres y las familias vulnerables prestándoles ayuda;
El mercado, los negocios y la uniones, para que trabajen por asegurar trabajos con salarios decentes, cobertura médica y otros beneficios, una voz en el lugar de trabajo, y oportunidades de crecimiento;
El gobierno, para que esté a la altura de su responsabilidad de proteger a los débiles y vulnerables, promueva la dignidad y los derechos humanos, actúe de manera efectiva cuando otras instituciones fallan y promueva mayores oportunidades económicas y justicia para todos.
Desgraciadamente, algunos grupos promueven un solo elemento en vez de todos. Algunos insisten en que la responsabilidad personal es la verdadera respuesta, o en que sólo las instituciones religiosas pueden marcar la diferencia, o en que el mercado por sí mismo resolverá los problemas, o que la acción gubernamental es la única respuesta efectiva. Se necesita un acuerdo nacional amplio que responda a las causas complicadas y tome los diversos pasos necesarios para superar la pobreza.
Los esfuerzos aislados no pueden promover el desarrollo humano integral que es el fundamento de todos los esfuerzos efectivos para superar la pobreza, la privación y la desesperación (www.catholiccharitiesusa.org y www.usccb.org/sdwp/placeatthetable/index.shtml). En las próximas elecciones, los católicos de Estados Unidos no se deben enfocar en intereses económicos individuales, sino en buscar ayudar a "los más pequeños". En Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles los obispos de Estados Unidos hacen un llamado a una nueva forma de hacer política que se enfoque más en:
Los principios morales que en las últimas encuestas
Las necesidades de los débiles que los beneficios de los fuertes
La búsqueda de bien común que las demandas de intereses privados
Nuestra vida como individuos y como nación se mide moralmente por cómo tratamos a "los más pequeños entre nosotros" (Mt 25:40). En la Sagrada Escritura, esta es la pregunta en el día del juicio final. Debería ser también una pregunta central el día de la elección.El lugar de la pobreza en las elecciones estadounidenses
Por John Carr
WASHINGTON, sábado, 30 agosto 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito John Carr, director ejecutivo del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, en el contexto del debate social provocado por la campaña presidencial estadounidense.
Carr tiene una licenciatura por la Universidad de St. Thomas y ha escrito ampliamente sobre los católicos y la responsabilidad política. A menudo da conferencias sobre la misión social de la Iglesia, fe y política, y la religión en la vida publica. Recientemente recibió el "Vision Award" de parte de Catholic Charities USA y ha sido nombrado "Hunger Hero" (Héroe contra el hambre) por la organización Bread for the World.

* * *
En su primera encíclica, Deus Caritas Est, el Papa Benedicto XVI sitúa el amor a los pobres y su cuidado en el centro de la vida católica:
"Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios...practicar el amor hacia las viudas y los huérfanos, los presos, los enfermos y los necesitados de todo tipo, pertenece a su esencia [de la Iglesia] tanto como el servicio de los Sacramentos y el anuncio del Evangelio (Deus Caritas Est, 15, 22).
Esta preferencia por los pobres también necesita estar en el centro del debate nacional en este año electoral. Los hechos sobre la pobreza en nuestro país producen numerosas preocupaciones morales y políticas.
La pobreza está muy extendida. Uno de cada ocho estadounidenses vive en la pobreza, o sea, más de 37 millones de personas.
En los Estados Unidos, cuanto más joven eres más probabilidades tienes de ser pobre. Uno de cada seis niños, esto es, 13 millones de niños, viven en la pobreza.
Los factores familiares contribuyen a la pobreza. Un niño nacido de padres que no están casados y que no se han graduado de la escuela superior, sin alguien que trabaje en la familia tiene un 80 por ciento de probabilidades de crecer pobre. Un niño nacido en una familia sin estos factores tiene un 8 por ciento de probabilidades de crecer en la pobreza.
La pobreza no se distribuye equitativamente. Aunque la mayoría de las personas que viven en la pobreza son blancas, uno de cada cuatro afro americanos y uno de cada cinco hispanos viven en la pobreza. (Ver el sitio Web referente a la pobreza en Estados Unidos de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano: (www.povertyusa.org)
Tales estadísticas revelan la clase de nación en que nos estamos convirtiendo.
Los católicos de Estados Unidos tienen la obligación moral de proteger la vida y la dignidad de todos los hijos de Dios, especialmente de los pobres y vulnerables. Podemos debatir sobre la mejor manera de buscar la justicia y las oportunidades económicas, de proporcionar trabajos decentes a todos los que puedan trabajar y de asegurar cuidado médico adecuado y vivienda para todos. Sin embargo, no podemos escaparnos del deber moral de trabajar activamente para superar la pobreza y la privación que amenaza las vidas de tantos niños y familias.
Desafortunadamente, los debates sobre la pobreza se ven polarizados a menudo por divisiones ideológicas y partidistas. En este momento político, las campañas necesitan ir más allá de falsas opciones ideológicas que paralizan la discusión nacional. Tanto la doctrina como la experiencia católica insisten en que reducir la pobreza requerirá responsabilidad personal y social, mejores opciones y comportamientos por parte de cada persona y mejores políticas e inversiones por parte del gobierno.
En su documento "Un lugar en la mesa", los obispos de Estados Unidos delinean una estrategia en cuatro partes para responder a la pobreza. Ésta hace un llamado a:
Las personas, para que se eduquen y trabajen, construyan familias fuertes y hagan sacrificios por los hijos;
A las iglesias, organizaciones confesionales y comunitarias para que ayuden a las familias a enfrentarse a la discriminación y la justicia, hagan fuertes los barrios y comunidades y caminen con los pobres y las familias vulnerables prestándoles ayuda;
El mercado, los negocios y la uniones, para que trabajen por asegurar trabajos con salarios decentes, cobertura médica y otros beneficios, una voz en el lugar de trabajo, y oportunidades de crecimiento;
El gobierno, para que esté a la altura de su responsabilidad de proteger a los débiles y vulnerables, promueva la dignidad y los derechos humanos, actúe de manera efectiva cuando otras instituciones fallan y promueva mayores oportunidades económicas y justicia para todos.
Desgraciadamente, algunos grupos promueven un solo elemento en vez de todos. Algunos insisten en que la responsabilidad personal es la verdadera respuesta, o en que sólo las instituciones religiosas pueden marcar la diferencia, o en que el mercado por sí mismo resolverá los problemas, o que la acción gubernamental es la única respuesta efectiva. Se necesita un acuerdo nacional amplio que responda a las causas complicadas y tome los diversos pasos necesarios para superar la pobreza.
Los esfuerzos aislados no pueden promover el desarrollo humano integral que es el fundamento de todos los esfuerzos efectivos para superar la pobreza, la privación y la desesperación (www.catholiccharitiesusa.org y www.usccb.org/sdwp/placeatthetable/index.shtml). En las próximas elecciones, los católicos de Estados Unidos no se deben enfocar en intereses económicos individuales, sino en buscar ayudar a "los más pequeños". En Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles los obispos de Estados Unidos hacen un llamado a una nueva forma de hacer política que se enfoque más en:
Los principios morales que en las últimas encuestas
Las necesidades de los débiles que los beneficios de los fuertes
La búsqueda de bien común que las demandas de intereses privados
Nuestra vida como individuos y como nación se mide moralmente por cómo tratamos a "los más pequeños entre nosotros" (Mt 25:40). En la Sagrada Escritura, esta es la pregunta en el día del juicio final. Debería ser también una pregunta central el día de la elección.

No comments: