Thursday, August 28, 2008

La enfermedad, momento para la oracion.

1. LA ENFERMEDAD, MOMENTO PROPICIO PARA LA ORACIÓN Y LA CONVERSACIÓN INTIMA CON DIOS DE CORAZÓN A CORAZÓN
El encontrarse enfermo, y rendido en cama, con los síntomas propios de cualquier enfermedad, no nos debe derribar, solo reconocer que a consecuencia de los dolores que se padecen y esa profunda debilidad, nos encontramos obligados a permanecer en cama o en el hospital. Creo que esta situación se debe tomar como un Retiro Espiritual, o mejor dicho, es un gran Retiro, donde nuestros padecimientos se los entregamos al Señor, dolores que pasan a colaborar de alguna manera, algún milímetro cada peldaño de la Vía Dolorosa.
Por cierto como testimonio de tantos enfermitos, este estado no invita a una gran reflexión, y quizás por la misma situación en la cual nos encontramos, muy profundamente, es este un momento propicio para la oración y la conversación intima con Dios de corazón a corazón, por tanto es un retiro de recogimiento, gran oportunidad para mirar su propia interioridad.
2. DIOS ESTA EN NUESTRO CORAZON PARA GOZAR CON NOSOTROS
Sabemos que Dios está en todas partes…... donde Dios está, está el cielo. Dice san Agustín que le buscaba en muchas partes y que lo encontró dentro de sí mismo. Ahora, aceptando esta verdad, para hablar con nuestro amadísimo Padre eterno y regalarse con Él no es necesario ir al cielo, ni es falta hace gritarle. Aunque le hable muy bajito, está tan cerca que el nos oirá; es como decir, no se necesitan alas para ir a buscarlo, sólo basta ponerse en soledad y mirarlo dentro de sí y no separarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus penas, pedirle remedio para ellas, reconociendo que no es digno de ser su hijo…..….(Interpretación de la enseñanzas de de Santa Teresa de Jesus, Camino de Perfección)
¡Donosa humildad, que tenga yo en mi corazón a Nuestro Señor Jesucristo, “al Emperador del cielo y de la tierra” que ha venido para colmarme de gracias y para gozar conmigo…….Él me está diciendo y rogando que le pida favores….…..….(Interpretación de la enseñanzas de de Santa Teresa de Jesus, Camino de Perfección)
3. NUESTRO BUEN PADRE ESCUCHA TODO TIPO DE SÚPLICAS
Tanto el que padece la enfermedad, como sus íntimos amigos y en especial los familiares directos y la gran familia cristiana hijos de Maria Santísima, espontáneamente nace la necesidad de orar y pedir al Padre su ayuda. Es así como frente a esta situación vamos en la búsqueda de la plegaria precisa. Esta en lo posible, debe ser con el enfermo y por el enfermo al mismo tiempo, sin embargo también es valiosísima a distancia, “Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano. (Lc 7, la fe del Centurión)
Cada persona y especialmente según el estado de ánimo, tiene un forma distinta de orar y la fuerza de ella es inmedible. Nuestro buen Padre escucha todo tipo de súplicas, es así como creo que es conveniente acompañar la oración con profundo respeto a la realidad de la persona, con especial consideración a su carácter, forma de ser, educación religiosa, su medio socio económico y cultural.
La oración es uno de los recursos más importantes de los que dispone el enfermo y su seres queridos para crear un ambiente de espiritualidad y de paz al enfermo y quienes, están solidariamente con el. Pero también la oración, es una gran ayuda para conocer y descubrir la voluntad de Dios. La energía espiritual, ayuda a llevar con amor los padecimientos de la enfermedad y soportar los dolores, nos identifica y nos hace más comprensivos con el sufrimiento de Cristo, así, como nos da la esperanza de que estamos en el paso hacia el reencuentro definitivo con el señor en su casa.
4. CON EL ENFERMO NECESITA DE MUCHA COMPRENSIÓN, ACOMPAÑAMIENTO Y TIEMPO PARA OÍR SUS ANGUSTIAS, SUS VIVENCIAS Y ESTADOS DE ÁNIMO
Pero la oración ha de surgir de la necesidad y deseo del enfermo, todo esto coherente con su realidad del tipo de enfermedad que está viviendo. Por ello, la oración con el enfermo necesita de mucha comprensión, acompañamiento y tiempo para oír sus angustias, sus vivencias y estados de ánimo. De este modo, sabremos ser solidarios y acogedores con los diversos sentimientos que son notorios en los enfermos, es decir la angustia, la amargura, el abandono y el desamparo que sienten. El comprender bien los sentimiento y la historia del enfermo, es una buena forma de ayudar al que sufre a que camine con su dolor junto al Señor, y así hacerle sentir lo efectiva que es la oración y la entrega confiada a las manos del Señor de la situación que esta pasando con su enfermedad.
5. EN LA EUCARISTÍA SE AYUDA AL ENFERMO A VIVIR EL SENTIDO PASCUAL DE LA ENFERMEDAD
La oración por los enfermos ha estado y está presente en la vida de los hombres, en los hospitales, en los hogares y en la Iglesia. Por tanto hagamos oración por los enfermos en cualquier lugar, pero con especial dedicación en la Eucaristía o en la Liturgia de las Horas. Es así como por medio de la reconciliación, la unción de los enfermos y la Eucaristía se ayuda al enfermo a vivir el sentido pascual de la enfermedad. Por tanto, solicitemos al Presbítero estos instrumentos del amor redentor del Señor. En efecto, la celebración sacramental, constituye una unión y una relación importante del enfermo y su fe. Los sacramentos, signos que atestiguan el amor de Dios al enfermo, deben ser considerados, pues son una efectiva manera de luchar contra la enfermedad, especialmente porque el corazón del enfermo se empapa de amor y esperanza.



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6 DIOS ME AMA, A MI ESO ME ENCANTA
Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. (1 Jn 4)
Cada mañana al abrir los ojos, me embargaba la emoción de saber cuanto me ama Dios, y en cuanto ya entro en conciencia, mi alma se apresura a dar gracias por el nuevo día, un día más para amarle.
Dios, es mi Padre, es nuestro Padre y Madre, Jesucristo nuestro hermano, pero además es nuestro gran amigo que nunca nos falla, por tanto lo mejor para nuestras vida, es acercarse a El con confianza. “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1 Jn 3)
Es tan inmensa la amistad de Dios, que el desea vivir cercanamente a nosotros y regalarnos su misericordia y felicidad con especial afecto por los que sufren de alguna enfermedad.
Su mayor anhelo es que nos amemos los unos a los otros. El nos ha pedido el amor a nuestro prójimo de la misma forma como El nos ama, es decir El nos quiere como somos, con nuestros defecto y de ese modo debemos practicar el amor a los otros, respetando sus defectos. “Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios,” (1 Jn 4)
San Juan nos enseña que: Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. (1 Jn 4). Ese es nuestro Dios y sin restricción para nadie, por que el amor de Dios es para todos.
Esta es nuestra mas gran alegría, Dios nos ama, no huyamos de El, al contrario, busquémosle, vayamos a El y nos sentiremos acompañados.
Y como escribió san Juan de la Cruz: "El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa"
7. DEMOS UNA RESPUESTA A DIOS
A tanto amor de Dios, solo cabe una respuesta y esa debe venir del corazón, “amarlo intensamente”, “Y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, (Mc 12), esta es una repuesta a un Dios que nos encanta, que nos ama también con todo el corazón, con toda su alma y sus fuerzas.
“Gloria al Padre, Gloria al Hijo y al Espíritu Santo”, Amen
Padre Roberto Mena.

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