Tuesday, August 05, 2008

La Biblia sigue siendo actual.

La Biblia, un libro escrito hace milenios que sigue atrayendo en el siglo XXI
Jorge Enrique Mújica

jem@arcol.org





Ha nutrido el arte sirviéndole como fuente de inspiración durante siglos. Buena parte de la literatura mundial ha tomado de ella detalles, frases, ideas e imágenes. Filósofos, psicólogos, lingüistas, pedagogos, historiadores, arqueólogos, científicos y teólogos la han hecho materia prima de sus estudios y análisis. Hoy por hoy sigue siendo el libro más vendido de toda la historia de la humanidad y la llegada de Internet no ha hecho sino posibilitar aún más su difusión. Sin embargo, ¿qué impacto tiene hoy la Biblia en el mundo? ¿Queda su huella reducida a un esplendoroso e influyente pasado? ¿Su vital contribución a la forja de una civilización occidental es parte de un tiempo que ha quedado atrás?



El próximo mes de octubre de 2008 tendrá lugar en el Vaticano, un sínodo de obispos y expertos sobre la Biblia (del 5 al 26 de octubre). Convocado por Benedicto XVI, el sínodo pretende revitalizar el papel de la Biblia en la vida de los cristianos. Con miras a ese acontecimiento, en abril de este año, la Gfk-Eurisko, realizó una investigación sobre la incidencia de las Sagradas Escrituras en la sociedad. ¿Tiene actualidad la Biblia en el siglo XXI? Según los datos arrojados por las encuestas, todo indica que sí.



En el último año, según reporta la investigación de Gfk-Eurisko, han leído al menos un fragmento de la Biblia el 20% de los españoles, el 27% de los italianos y el 36% de los ingleses. En Polonia el porcentaje llega a 38%, en Rusia al 35% y en Estados Unidos al 75% (o lo que es lo mismo, 3 de cada 4 estadounidenses).



El análisis también muestra que el 37% de los entrevistados en Estados Unidos, utilizan ordinariamente la Biblia para rezar. Un valor que también es alto en países como Polonia (32%), mientras que baja en Alemania (13%), Italia (9%) y España (6%). Las Sagradas Escrituras se pueden encontrar en una buena cantidad de hogares, aunque en Francia desciende la presencia a menos del 50% de los mismos.



Si bien el estudio sólo fue hecho en algunos países (Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Alemania, España, Francia, Italia, Polonia y Rusia), los resultados son ciertamente sintomáticos y significativos. Tal vez el más llamativo, es la alta estima en que muchas personas tienen a la Biblia, valoración que lleva una petición: ayuda para entenderla y aprovecharla mejor en la vida diaria. En países como Rusia, Polonia, Italia, Reino Unido y Alemania, incluso hay una media superior al 50% que se inclina a favor del estudio de la Biblia en las escuelas públicas. Una posición que va muy a tenor de lo que el famoso literato italiano, Umberto Eco, pensó cuando puso el dedo sobre la llaga al plantear por qué los niños deben saber todo sobre los héroes de Homero y nada sobre Moisés.



El próximo sínodo será una oportunidad para reivindicar su valor y pregonar su actualidad. Por lo pronto, y casi a la par del sínodo, del 5 al 11 de octubre, la cadena de televisión pública italiana RAI, apoyada por el Centro Televisivo Vaticano y el Pontificio Consejo para la Cultura, pondrán al aire el programa en vivo titulado “La Biblia día y noche” (www.labibbiagiornoenotte.rai.it). Siete días dedicados enteramente a la lectura integral del texto Sagrado donde más de 1,200 lectores se alternarán para llevar a cumplimiento el proyecto. El primero de ellos será –nada menos– el mismísimo Santo Padre desde el Palacio Apostólico. Leerá el primer capítulo del libro del Génesis. Le seguirá el gran rabino de Roma, Riccardo Di Segni, entre otras personalidades, para concluir con el último capítulo del libro del Apocalipsis, que será leído por el cardenal secretario de Estado, Bertone.



Está claro que a la Biblia se siguen acercando millones de personas: creyentes y no creyentes. Para las primeras es un foco de espiritualidad, la voz de Dios que habla hoy a sus mentes y a sus corazones. Para los otros, un rico y hondo libro de belleza literaria incomparable que, guste o no, ha moldeado nuestra cultura. Y ya este detalle vale como para no dejarla fuera de ninguna vida.■

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