Thursday, February 15, 2007

AMOR, FUERZA IRRESISTIBLE


Homilia para Domingo, 18 de Febrero
de P. Roberto Mena, ST



En la segunda lectura de la Misa San Pablo nos recuerda que el hombre terreno, a pesar de todas sus miserias, puede transformarse en el hombre celestial por la fuerza del amor. Y a continuación Jesús especifica en el Evangelio que se trata del amor sin límites, ese que está inscrito en el corazón de todo hombre como la regla de oro de la moral universal: "Traten a los demás como quieran que ellos los traten a ustedes".

¡La tierra sería un paraíso si todos pusiéramos en práctica esta enseñanza! Pero en nuestra vida de todos los días las cosas se complican. Si miramos a nuestro alrededor nos damos cuenta de que la gente se mueve, en la mayoría de los casos, no por la ley del amor sino por la ley del eco. ¡Sí, del "eco"! Si tu gritas en un barranco oyes que se repite lo que dices. Lo mismo hacen algunos hombres en la vida: Cuando los demás son amables y serviciales contigo, les devuelves el eco de tu amabilidad y tu servicio, pero si perturban tu paz o amenazan tus intereses, gritas y reclamas tus derechos.

Esto no sucede cuando se vive según la ley del amor porque el prójimo se convierte en tu hermano. Jesucristo ha muerto por todos, por ese vecino antipático, por el amigo indiscreto, el jefe autoritario, el compañero molesto.

¿Por qué tanta gente vive secretamente insatisfecha? ¿Por qué tantos hombres y mujeres encuentran la vida monótona, trivial e insípida? ¿Por qué se aburren en medio de su bienestar? Vivimos en una sociedad en la que es difícil aprender a amar gratuitamente. En casi todo nos preguntamos: ¿Para qué sirve? ¿Es útil? ¿Qué gano con esto? Todo lo calculamos, todo lo medimos.

Nuestra existencia cambiaría si aprendiéramos a amar gratuitamente, sin buscar compensaciones. Las cosas importantes de la vida como la amistad, la solidaridad, la cercanía, la intimidad no se obtienen con dinero. Son algo gratuito que se ofrece sin esperar nada a cambio. Que en tus relaciones con los demás brille siempre un amor de mansedumbre, capaz de soportar los ultrajes, las injurias y la violencia. Un amor que perdona y que ayuda como ocurre en el episodio de la vida del rey David que nos narra la primera lectura.

La enseñanza central de este Evangelio es fundamental, comprometedora y actual. Nos dice que existe una regla válida para cristianos y no cristianos. "No hagas a los demás lo que no quieras para ti". O mejor, si lo decimos con Cristo, en positivo: "Aquello que quieran que les hagan los otros, haganlo también ustedes" (Lc. 6,31).

¡Esa es la fuerza irresistible que llevamos dentro porque proviene del corazón de Dios! ¡Esa es el arma secreta que Cristo ha puesto en nuestras manos para transformar el mundo!

En la Santisima Trinidad:
Padre Roberto Mena, S.T.
Pastor Asociado Nuestra Señora de la Victoria
Compton, California.

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