Como es tradicional, en sus palabras a los miles de peregrinos procedentes de tantas partes del mundo, el Papa Francisco reiteró su catequesis central en italiano, dedicada en esta oportunidad «a un aspecto central del tema de la familia: el del gran don de Dios a la humanidad, con la creación del hombre y de la mujer y con el sacramento del matrimonio»:
«Dios creó al hombre, varón y mujer, a su imagen, dando a ambos la misma dignidad e igualdad: ¡trabajemos – en la Iglesia y en la sociedad – para que esa igualdad sea respetada, rechazando toda forma de abuso o de injusticia, en especial contra las mujeres! ¡Que el Señor los bendiga a todos y los proteja del maligno!»
El Obispo de Roma invitó a la acción de gracias a Dios por los matrimonios felices y a rezar por los que conocen dificultades, confiando en el poder de Jesucristo de perdón y reconciliación:
«Junto con ustedes doy gracias a Dios por la alegría y la paz de los matrimonios felices. Sin embargo, sabemos que hay tantas familias y tantos cónyuges probados por crisis y divisiones. Los encomiendo a sus oraciones. Que confiando en el poder de Jesucristo, vuelvan a descubrir la fuerza unificadora de la alianza sacramental y reconstruyan la confianza mutua en el perdón y en la reconciliación»
Deseando a todos una buena peregrinación en la paz y alegría del Señor Resucitado y alentando a entrar en el misterio de su infinita misericordia, el Papa Francisco invitó a ser faros de luz del Evangelio, acompañados y amparados por la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.
Y dirigió un saludo especial también a los superiores y seminaristas del Seminario Mayor de Grodno, en Bielorrusia, que han peregrinado a Roma en acción de gracias por los 25 años de su actividad:
«Queridísimos la visita a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo les recuerda que la vocación al sacerdocio es ante todo un encuentro personal con Cristo Resucitado, que llama y envía a sus discípulos a llevar a todos el alegre anuncio de la salvación. Unidos a Él, tendrán el coraje de testimoniar el Evangelio con franqueza y misericordia»
El Papa alentó a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados a ser - en este tiempo de Pascua - verdaderos testimonios de la Resurrección en sus familias y en todos sus ambientes de vida:
«Queridos jóvenes recuerden que la misericordia es el don más bello de Dios. Queridos enfermos, déjense consolar por el Padre Celestial. Y ustedes queridos recién casados, vivan su amor imitando el amor misericordioso de Jesús».
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