Con ocasión de los cien años de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina (U.C.A), el Papa Francisco envió una carta al cardenal Mario Aurelio Poli, Gran Canciller de dicho Ateneo. “Enseñar y estudiar teología significa vivir en una frontera -escribe el Pontífice-. Debemos guardarnos de una teología que se agota en la disputa académica o que contempla la humanidad desde un castillo de cristal. Se aprende para vivir: teología y santidad son un binomio inseparable”. Francisco añade que la teología que desarrollan debe basarse en la Revelación, en la Tradición, debe acompañar los procesos culturales y sociales, y también hacerse cargo de los conflictos, “no sólo de los que experimentamos dentro de la Iglesia, sino también de los que afectan a todo el mundo”.
El Obispo de Roma continúa su carta animando a todos los componentes de la Facultad a no conformarse con una teología “de despacho” y a no caer en la tentación de acomodarla un poco ya que “también los buenos teólogos, como los buenos pastores, huelen a pueblo y a calle”. Asimismo los alienta a que estudien cómo reflejar en la teología la centralidad de la misericordia, porque “sin misericordia, -enfatiza- se corre el riesgo de caer en la mezquindad burocrática o en la ideología. Comprender la teología es comprender a Dios, que es Amor”. El Santo Padre finaliza recordando que la U.C.A no forma teólogos de museo que acumulan datos, ni “balconeros” de la historia, sino personas capaces de construir en torno a ellos la humanidad y de “transmitir la divina verdad cristiana en una dimensión verdaderamente humana”.
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