Wednesday, July 27, 2011

miedo a la soledad

Miedo a la soledad…tu propio desierto

¿Quién no ha sentido soledad alguna vez? La soledad, para la mayoría de las personas es algo insoportable sobre todo esa forma de soledad crónica y depresiva. Muchos en su soledad han visto hundirse sus vidas, hasta han llegado al manicomio, o al suicidio. Sin embargo, muchos también, en su soledad..., han buscado a Dios y le han hallado.

En las Escrituras encontramos a muchos siervos de Dios que fueron llevados por Dios al desierto (desierto físico y también espiritual), porque allí Él les quería hablar al corazón. Moisés fue uno de ellos; David fue otro; Pablo también estuvo allí. En el silencio, en la quietud, lejos del mundanal ruido, Dios les habló, y ellos aprendieron las lecciones más importantes de su vida. "Sólo en el silencio, el corazón puede esperar y escuchar a Dios."

Cuando tú te quedas solo, entonces se caen las caretas, las falsas posturas, y te quedas tal como eres. Y entonces puedes sentir que la mirada escrutadora de Dios te atraviesa hasta adentro. Entonces ves cosas que nunca antes habías visto. ¡Qué importante es este escrutinio de Dios! ¡Cuánto bien hace al alma del creyente! ¿Huirías de la soledad, si allí Dios puede examinarte y hablar a tu corazón?

Muchos temen a la soledad, porque le temen a Dios y temen su juicio. Sin embargo, ¿no tenemos nosotros paz con Dios? ¿No conocemos nosotros a Dios, quien es nuestro Padre? En la soledad crecemos en profundidad, como cuando un árbol echa raíces para luego resistir el vendaval.

Un hijo de Dios -sea joven o adulto- difícilmente va a caer en la soledad crónica y depresiva, porque tiene a su lado a los hermanos, a través de los cuales Dios va a dosificar cuidadosamente la cantidad de soledad necesaria para su alma. En la iglesia nosotros nunca vamos a experimentar esa soledad que destruye. Somos bienaventurados, porque nunca estaremos solos más de lo que Dios considera necesario. Luego de estar allí, en el silencio, el tiempo preciso; luego de crecer en el conocimiento de nosotros mismos y en el conocimiento de Dios, podremos volver, un poco más sabios, algo más crecidos, y con renovadas fuerzas, para seguir avanzando en el camino de la fe.

Por tanto, la soledad -como la tristeza- es una ocasión para crecer en Dios, para esperar en Él, para que se temple en nosotros el dulce y precioso carácter de nuestro amado Señor Jesucristo.
Así que, la soledad, tu soledad, no debe ser tanto "vencida", sino "aprovechada", para la gloria de Dios. Te deseo paz y bien, Dios te bendiga y la santísima Virgen te cubra con su manto.

1 comment:

Maribel said...

Hi padre roberto un gusto soludarlo.yo siempre digo no tengo miedo a la soledad,pero ai veses q me siento tan vasia tan melancolica y ai veses q me siento tan feliz q aveses creo q no se ni q es lo q yo kiero, y es cuando le pido a Dios q yene mi alma y mi mente q me aga fuerte d mente y corazon porke muy sierto su comentario d miedo a la soledad.cuando pasa esto creo q si bienen malos penzamientos como d ker kitarse la bida o cometer errores ante los hojos d Dios.
Maribel.