Wednesday, May 13, 2009

Llamados a dar frutos.

¿Que tan sana es tu "rama" de la Iglesia? Yo no estoy hablando de tu parroquia. Como vemos en la lectura del Evangelio de hoy, todos nosotros que pertenecemos a Cristo formamos parte de la misma viña. Jesús es la viña, y porque todos estamos conectados a él, todos nosotros compartimos el mismo llamado: dar frutos buenos.

¿Por qué hay tanto mal en el mundo? ¿Por qué no levanta Dios su mano todopoderosa contra la guerra, contra el abuso, contra la pobreza, contra los criminales, ni contra el mal que corrompe el mundo y nuestras vidas? Esta es una pregunta familiar. ¡La respuesta es, El SI LO HACE! Pero nosotros olvidamos un factor muy importante.

Jesús y la Novia - la Iglesia - han llegado a ser un cuerpo. El nos comisiono - a todos los cristianos de todas partes - a continuar el trabajo que él empezó. El es la viña, y nosotros somos las ramas que se esparcen a través de la tierra. El nos alimenta con la sangre viva de su divina viña, para darnos el poder para crecer fuertes y grandes y dar frutos abundantes. - a quienes somos su cuerpo terrenal -.

Si las ramas no dan buenos frutos, ni SUFICIENTE frutos buenos, el mal tiene espacio para crecer y mantenerse.

O para ponerlo en otros términos: Jesús conquista al mal por medio de su presencia en nosotros. Primero, su cuerpo murió en la cruz por nuestros pecados y después conquisto la muerte, derrotando el poder del mal. Ahora, todo los que se unen por sí mismos a su cuerpo resucitado toman parte en esta victoria. (Esto sucede en una manera muy concreta cuando recibimos la Eucaristía). Conectados a Jesús, como ramas de uva que son conectadas a su viña, nosotros somos reforzados y somos autorizados por su Espíritu Santo, que fluye por todas las ramas sanas.

Considera cualquier problema que sucede en tu parroquia. ¿Cómo cambiarían las cosas si todo el clero y el personal y los miembros de ministerios colaboraran en resolver este problema como un cuerpo, una viña inmensa, interconectada a Cristo?

No hay valor en quejarse de que no hay suficientes ramas que den uvas buenas. Cada uno de nosotros tiene una responsabilidad personal para permanecer cercanamente conectados a Cristo y crecer la mejor fruta posible. ¿Cuán sana es tu propia conexión a Cristo? ¿Haces lo que es necesario para quitar todo lo que influye negativamente a tu misión conjunta en la Iglesia para vencer al mal?

Podar requiere, por supuesto, depender del discernimiento del Espíritu Santo y del poder de las tijeras de nuestro Padre para cortar. Entre más podamos, más sanas nuestras ramas llega a ser. Nuestras uvas crecen más grandes y más abundantes. Claro que duele cuando algo es cortado de nuestras vidas, pero ignorar la necesidad de podar es exactamente lo que permite que el mar corra desenfrenado por el mundo. ¿Por qué? Porque dificulta el crecimiento de lo bueno, que es el poder derrotador del mal, de la santidad de Cristo que tenemos fluyendo dentro de nosotros.

No comments: