Monday, April 27, 2009

Nuevos santos fueron canonizados.

El Papa presenta cinco nuevos santos a una "sociedad desorientada"Invita a "liberar a Dios de las prisiones en las cuales lo han confinado los hombres"
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 26 abril 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI proclamó este domingo a cinco nuevos santos, cuatro italianos y un portugués, modelos para una "sociedad desorientada y muchas veces herida", en los que puede encontrar inspiración incluso para superar la crisis económica.
Al repasar sus biografías, durante la celebración eucarística que presidió en una plaza de San Pedro del Vaticano prácticamente llena de fieles, el Papa invitó a "liberar a Dios de las prisiones en las cuales lo han confinado los hombres.".
Los nuevos santos son todos religiosos y todos menos uno han fundado congregaciones religiosas, se trata de Nuno de Santa María Álvares Pereira (1360-1431), héroe nacional portugués.
Arcangelo Tadini
Al evocar en la homilía, pronunciada en italiano y portugués, la vida de san Arcangelo Tadini (1846-1912), sacerdote de Brescia, mostró las iniciativas que impulsó a la luz del amor por Jesús, presente en la Eucaristía, para resolver las graves situaciones creadas por la crisis económica de su época, motivos de inspiración para la actual.
"Asumió por este motivo muchas iniciativas concretas y valientes, como al organización de la Sociedad Obrera Católica del Mutuo Socorro, la construcción de la fábrica hilandera, de la casa de asistencia para obreras, y la fundación, en 1900, de la Congregación de las Hermanas Operarias de la Santa Casa de Nazaret, con el objetivo de evangelizar el mundo del trabajo, compartiendo el cansancio y siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret".
"Cuán profética fue la intuición carismática de don Tadini y cuán actual permanece hoy su ejemplo, en una época de grave crisis económica. Él nos recuerda que sólo cultivando una constante y profunda relación con el Señor, especialmente en el Sacramento de la Eucaristía, podemos ser capaces de brindar la levadura del Evangelio a las diferentes actividades laborales y a cada ámbito de nuestra sociedad", constató el Papa.
Bernardo Tolomei
Luego evocó la figura de Bernardo Tolomei (1272-1348), abad, fundador de la Congregación de Santa María del Monte Oliveto de la Orden de San Benito, a quien el Papa presentó como "auténtico mártir de la caridad", pues falleció por atender a los monjes que habían contríado la grande peste del 1348.
"El ejemplo de este santo es para nosotros una invitación a traducir nuestra fe en una vida dedicada a Dios en la oración y total entrega al servicio del prójimo, con el impulso de una caridad dispuesta incluso al sacrificio supremo", afirmó el Papa.
Nuno de Santa Maria
Entre los nuevos santos también se encuentra Nuno de Santa María (1360-1431), condestable, es decir, jefe del ejército portugués, que dirigió varias victorias contra los castellanos. Tras la muerte de su esposa, entregó sus bienes y entró en un convento de carmelitas que él mismo había fundado. Como religioso se dedicó totalmente a la asistencia de los pobres y para ellos organizó la distribución diaria de comida.
El Papa presentó a toda la Iglesia "esta figura ejemplar, marcada por una vida de fe y de oración en contextos aparentemente poco favorables a la misma, prueba de que en cualquier situación --incluso de carácter militar o bélico-- es posible actuar y realizar los valores y principios de vida cristiana".
Gertrude Comensoli
Al recordara a la nueva santa Gertrude Comensoli (1847-1903) el Papa explicó que fundó el Instituto de las Hermanas del Santísimo Sacramento "para traducir la 'caridad contemplada' en el Cristo Eucarístico, en 'caridad vivida', dedicándose al prójimo necesitado".
"En una sociedad desorientada y muchas veces herida, como la nuestra, santa Gertrude indica como punto firme de referencia el Dios que en la Eucaristía se hizo nuestro compañero de viaje a una juventud como la de nuestros tiempos, en búsqueda de valores y de sentido para la existencia", afirmó el Papa.
Caterina Volpicelli
Por último, el Papa presentó el modelo de santa Caterina Volpicelli, fundadora de la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón, "quien se esforzó por 'ser de Cristo, para llevar a Cristo' a cuantos encontró en Nápoles a finales del siglo XIX, en un tiempo de crisis espiritual y social".
El Papa constató, al recoger su herencia espiritual, que para para ser auténticos educadores de la fe y transmitir a "las nuevas generaciones los valores de la cultura cristiana, es indispensable, como le gustaba repetir, liberar a Dios de las prisiones en las cuales lo han confinado los hombres".
Según el Papa, santa Caterina muestra hoy "el camino exigente de una conversión que cambie de raíz el corazón, y se traduzca en acciones coherentes con el Evangelio".
"Es posible así poner las bases para construir una sociedad abierta a la justicia y a la solidaridad, superando ese desequilibrio económico y cultural que todavía permanece en gran parte de nuestro planeta", concluyó.
Al concluir la celebración, antes de rezar el Regina Coeli, el Papa deseó a cada uno de los peregrinos llegados a Roma para participar en la canonización de los nuevos santos que esta canonización les ayude "cada uno a 'correr' con más alegría y empuje hacia 'la meta' final, hacia 'el premio que Dios nos llama a recibir desde lo alto en Cristo Jesús'".
Por Jesús Colina
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Los nuevos santos siguen cambiando vidasTestimonios de los participantes en la canonización de este domingo
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 26 abril 2009 (ZENIT.org).- Los miles de peregrinos que este domingo llenaban la plaza de San Pedro del Vaticano para participar en la canonización de cinco nuevos santos testimonia cómo estos hombres y mujeres siguen tocando corazones y cambiando vidas.
Benedicto XVI proclamó santos a los italianos Arcangelo Tadini (1846-1912) fundador de las Hermanas Operarias de la casa de Nazaret, Bernardo Tolomei (1272-1348), fundador de la Congregación de Santa María del Monte Oliveto de la orden de San Benito, Gertrude Comensoli, (1847-1903) fundadora del Instituto de las Hermanas Sacramentinas y Caterina Volpicelli, (1839-1894), fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón.
También fue canonizado el portugués Nuno de Santa María Alvares Pereira, (1360-1431), héroe nacional de su país y religioso de la orden carmelita.
Miles de fieles con sus sombrillas abiertas, por los chubascos de lluvia que cayeron antes que comenzara la celebración, se preparaban para la misa leyendo las biografías y los escritos de quienes a partir de hoy son proclamados por al Iglesia como santos.
Caterina Volpicelli, un testimonio actual
Los fieles más efusivos esta mañana eran los devotos de Caterina Volpicelli, quienes se distinguían por una gorra roja con un prendedor de la santa. Vinieron especialmente de Nápoles y de otras ciudades donde está presente la comunidad de las Esclavas del Sagrado Corazón, fundada por ella en 1874.
"Aunque pertenecía a un siglo pasado, nosotros buscamos imitarla porque es una mujer actualísima, de nuestro tiempo. Ella dejó todo para convertirse en una mujer humilde y cercana a los pobres", dijo a ZENIT Carmelina Acitelli, quien vino desde Nápoles, ciudad donde nació Caterina, para esta ceremonia.
Nuno Alvares, un guerrero del Señor
Cientos de portugueses viajaron a Roma para la canonización de su héroe nacional Nuno Alvares Santa María, quien en 1385 venció la invasión castellana en la batalla de Valverde, razón por la cual su país logró reunificarse. En 1423, tras la muerte de su esposa, decidió retirarse en el convento carmelita de Lisboa.
En la plaza estaba también un grupo numeroso de hermanos carmelitas: "San Nuno pasó del servicio de las armas al pacífico servicio de Cristo. Esta es la belleza de este hermano que también en el servicio de las armas llevó el amor de Cristo, la justicia, en particular, respecto a sus ejércitos", dijo el hermano Giovanni, de la orden carmelita quien asistió a la canonización con 52 personas de la parroquia del Carmelo en Roma.
Arcangelo Tadini: El santo defensor de los trabajadores
Cientos de Hermanas Operarias del la Casa de Nazaret presenciaron la canonización de su padre fundador Arcangelo Tadini.
"Es un santo cercano al mundo del trabajo. Veía las necesidades de la Iglesia cuando había chicas hiladoras que tenían tantas necesidades de cuidado y ayuda y de ser instruidas en la fe", aseguró la hermana Maria Paola, perteneciente a esta comunidad.
Los fieles que presentaron al Papa las ofrendas eran quienes habían recibido los milagros para la canonización de cada uno de estos santos. Entre ellos estaban los esposos Roberto Marazzi y Elizabeta Fostini, quienes por intersección del santo Tadini, luego de enterarse que eran estériles, lograron concebir dos hijos: María, y Giovanni.
"Sed almas generosas, testimoniando con vuestro ejemplo que el trabajo no es humillación sino una gloria que ennoblece, haciéndo similares a Jesús que amó y santificó por treinta años en la casa de Nazaret", dice el santo Tadini en uno de sus escritos.
Gertrude Comensoli, santa de la Eucaristía
Con pancartas que mostraban a Jesús Sacramentado y pañuelos blancos las Hermanas Sacramentinas también manifestaron su alegría por la canonización de su fundadora Madre Gertrude Comensoli.
"La adoración es para nosotros acto de cada acción. Cada día tenemos una hora de adoración y cada semana, en la casa madre, tenemos la adoración continua, de noche y de día, porque nuestro carisma es el de Jesús sacramentado", dice la hermana Maria Angela, perteneciente a esta comunidad.
"Tendré siempre mi corazón dirigido al Altar donde vive el amante Jesús. Cansada y oprimida, allí estará mi largo descanso", dice la santa en uno de sus escritos.
Tolomei, santo del silencio y la oración
Bernardo Tolomei, fundador del monasterio del Monte Oliveto se ha convertido en el último santo fundador de una orden benedictina en ser canonizado.
De este grupo de santos, Tolomei fue el que vivió hace más tiempo. Pasaron 660 años desde su muerte para que pudiera llegar a los altares.
"Alguien decía: ha sido tan humilde en su vida que no quería ser santo. Su humildad la hizo concreta en el servicio", dijo el monje Roberto Nardin, perteneciente a la comunidad del Monte Oliveto.
"Èl se entregó totalmente, en Cristo, a través del don de la vida para los hermanos. Había una peste en Siena. Pudo haberse ido cómodamente adonde no estaba la peste y en cambio fue a ayudar a sus hermanos y luego murió también él", aseguró Roberto.
"El dulcísimo Cristo suele suministrar a sus siervos bebidas de hiel, sea para purificarlos o para amaestrarlos, sea para que ellos crezcan para obtener los premios de sus méritos", dice el santo en uno de sus escritos.
Así cuatro fundadores y un héroe nacional comenzaron a hacer parte de la lista de los santos, dejando profundos y actuales testimonios en sus fieles y devotos.
"Nosotros todos estamos llamados a la santidad, a dejar que Dios actúe en nosotros, a ser sus amigos", aseguró el Papa Benedicto XVI en el rito penitencial de la misa.

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