Friday, January 31, 2014

Las 5 cosas que enseñó el Papa Francisco cuando era Cardenal

Las 5 cosas que enseñó el Papa Francisco cuando era Cardenal 

Foto: Patricio Murphy/ZUMA Wire
Foto: Patricio Murphy/ZUMA Wire
Por Camila Bustamente
Dentro del grupo de nuevos cardenales anunciados por el Papa Francisco este domingo 12 de enero, se encuentra el Arzobispo de Santiago, Mons. Ricardo Ezzati Andrello. Hace algunas semanas, en una entrevista concedida a ACI Prensa reflexionó sobre la figura del Papa Francisco y lo que aprendió de él cuando era el Cardenal Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires.
Los pastores compartieron muchos momentos en la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe celebrada en el año 2007 en Aparecida, cuando el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio y Arzobispo de Buenos Aires fue el presidente de la Comisión de Redacción, en la que también trabajó Mons. Ezzati, quien en ese tiempo era Arzobispo de Concepción.
De esta instancia de trabajo conjunto y de su relación como Arzobispos de países vecinos recuerda cinco cosas que aprendió del Cardenal Bergoglio, ahora Papa Francisco.
1.      Confianza infinita en Dios
En su participación en Aparecida, Mons. Ricardo Ezzati dice haber visto al entonces Cardenal Bergoglio como “un hombre de mucha fe, de una confianza infinita puesta en Dios”. De él aprendió “cómo un sacerdote es  hombre de fe, de profunda fe, en la realidad de hoy”. Recuerda que “frente a algunas dificultades para redactar el texto,  habían opiniones diferentes, él nos decía: ‘el Espíritu Santo va a arreglar esto’, no como una cosa mágica sino realmente como su profunda experiencia de fe de la acción de Dios en la vida de la Iglesia”.
2.      Humildad y Sencillez
“El Papa Francisco, Cardenal Bergoglio, a mí me enseñó mucho en relación a la humildad,  y a la sencillez”, explica Mons. Ezzati, y recuerda que en el trabajo que realizaron en Aparecida “su presencia en la misma Comisión de Redacción de texto era casi imperceptible”.
La misma actitud vio el Arzobispo de Santiago cuando el entonces Cardenal le envió algunas cartas a propósito del terremoto que azotó Chile en el año 2010. “La firma (del Cardenal) apenas se puede leer, chiquitita, chiquitita, chiquitita”.
Otro aspecto que lo demuestra es el nombre que escogió como Papa, que para Mons. Ezzati es la “maduración de una experiencia” que también vio en Aparecida. “Creo que el nombre ‘Francisco’ obedece a una experiencia cristiana muy madurada en él.  Estoy convencido que no hay ningún gesto artificial en lo que está haciendo, sino que brota, justamente, de la experiencia que él ha vivido y vive de Jesucristo en la vida personal de forma muy auténtica”, afirma.
3.      Fecundidad del Evangelio
En la misma línea de la humildad, Mons. Ezzati dice que el Papa Francisco es un hombre “muy evangélico, que sabe que el Evangelio es como esa pequeña semilla que va creciendo no por el aparato que  podamos colocarle en su entorno, sino por su  fecundidad interior”.
4.      Atención a los más necesitados
Para Mons. Ezzati, la atención por los más pobres y sencillos no solo tiene que ver con ayudarlos, sino también con respetarlos según su verdadera dignidad. Es así como el Papa Francisco a través de sus palabras y gestos hace “un llamando a tener el corazón  y los ojos abiertos a lo que Dios llama”. “Cuántas lecciones de vida evangélica saca constantemente el Papa  de la gente sencilla, de lo que nos enseñan viviendo una realidad muchas veces precaria”, enfatiza el Arzobispo.
5.      Confianza en los demás
Otra de las cosas que llamó la atención a Mons. Ezzati del Cardenal Bergoglio  fue la “confianza grande en los colaboradores”. Si bien, el Arzobispo de Buenos Aires era el presidente de la Comisión de Redacción, cada aporte tenía gran valor. La enseñanza a partir de esto es que “la fe de la Iglesia no es  un proyecto individual que brota de la inteligencia, es un proyecto de  obediencia al Espíritu, a lo que el Señor nos dice en su Evangelio”, comenta.
Mons. Ricardo Ezzati será creado Cardenal el próximo 22 de febrero por el Papa Francisco, junto a otros 18 obispos provenientes de 12 países de todo el mundo. El Consistorio donde serán investidos coincide con la Solemnidad de la Cátedra de San Pedro.

La tentación es el pan nuestro de cada día, el Papa el viernes en Santa Marta

La tentación es el pan nuestro de cada día, el Papa el viernes en Santa Marta



Cuando la presencia de Dios entre los hombres viene a menos, “se pierde el sentido del pecado” y de esta manera puede suceder de hacer pagar a otros el precio de nuestra “mediocridad cristiana”. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta. Pidamos a Dios, exhortó el Papa, la gracia que en nosotros no disminuya jamás la presencia “de su Reino”.

Un pecado grave, como por ejemplo el adulterio, disminuido a un “problema de resolver”. La elección que cumple el rey David, narrada en la primera Lectura de hoy, se convierte en el espejo ante el cual el Papa colocó la conciencia de todo cristiano. David se encapricha de Betsabé, mujer de Urías, un general suyo, se la trajo y envió al marido al frente de batalla, causándole la muerte y de hecho perpetrando un asesinato. Sin embargo, adulterio y homicidio no lo impresionan tanto. “David se encuentra ante un gran pecado, pero él no lo percibe como un pecado”, observó el Pontífice. “No le viene a la mente pedir perdón. Aquello que le viene a la mente es: ‘¿Cómo resuelvo esto?’”:

“A todos nos puede pasar esto. Todos somos pecadores y todos estamos tentados y la tentación es el pan nuestro de cada día. Si alguno de nosotros dijese: ‘Pero yo jamás he tenido tentaciones’, o eres un querubín o eres un poco tonto, ¿no? Se entiende… En la vida es normal la lucha y el diablo no está tranquilo, él quiere su victoria. Pero el problema – el problema más grave en este pasaje – no es tanto la tentación y el pecado contra el noveno mandamiento, sino cómo reacciona David. Y aquí David no habla de pecado, habla de un problema que debe resolver. ¡Esto es una señal! Cuando el Reino de Dios viene a menos, cuando el Reino de Dios disminuye, uno de los signos es que se pierde el sentido del pecado”.

Cada día, rezando el “Padre Nuestro”, pedimos a Dios “Venga Tu Reino…”, lo que – explicó el Santo Padre – quiere decir “crezca Tu Reino”. Cuando en cambio se pierde el sentido del pecado, se pierde también “el sentido del Reino de Dios” y en su lugar – subrayó el Obispo de Roma – surge una “visión antropológica súper potente”, aquella por la cual “yo puedo todo”:

“La potencia del hombre en lugar de la gloria de Dios! Éste es el pan de cada día. Por eso la oración de todos los días a Dios ‘Venga tu Reino, crezca tu Reino’, porque la salvación no vendrá de nuestras picardías, de nuestras astucias, de nuestra inteligencia para hacer negocios. La salvación vendrá de la gracia de Dios y del entrenamiento diario que hacemos de esta gracia en la vida cristiana”.

“El pecado más grande de hoy es que los hombres han perdido el sentido del pecado”. Francisco citó esta célebre frase de Pío XII y después dirigió la mirada a Urías, el hombre inocente mandado a la muerte por culpa de su rey. Urías, dice el Papa, se convierte entonces en el emblema de todas las víctimas de nuestra inconfesable soberbia:

“Les confieso, cuando veo estas injusticias, esta soberbia humana, también cuando veo el peligro de que a mí mismo me suceda esto, el peligro de perder el sentido del pecado, me hace bien pensar en los tantos Urías de la historia, en los tantos Urías que también hoy sufren nuestra mediocridad cristiana, cuando nosotros perdemos el sentido del pecado, cuando nosotros dejamos que el Reino de Dios disminuya… Estos son los mártires de nuestros pecados no reconocidos. Hoy nos hará bien rezar por nosotros, para que el Señor nos dé siempre la gracia de no perder el sentido del pecado, para que el Reino no disminuya en nosotros. También llevar una flor espiritual a la tumba de estos Urías contemporáneos, que pagan la cuenta del banquete de los seguros, de aquellos cristianos que se sienten seguros”.

Thursday, January 30, 2014

Sentir, pensar, querer, dentro de la Iglesia, el Papa el jueves en Santa Marta

Sentir, pensar, querer, dentro de la Iglesia, el Papa el jueves en Santa Marta



 “No se entiende a un cristiano sin Iglesia". Lo constató el Papa Francisco esta mañana en la misa celebrada en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre indicó los tres pilares del sentido de pertenencia eclesial: la humildad, la fidelidad y la oración por la Iglesia.

La homilía de hoy partió de la figura del rey David, como es presentada en las lecturas del día: un hombre que habla con el Señor como un hijo que habla con el padre y también si recibe un "no" a sus peticiones, lo acepta con alegría. David - observó el Pontífice – tenía "un fuerte sentimiento de pertenencia al pueblo de Dios". Y esto -puntualizó - nos hace preguntarnos cuál es nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia, nuestro sentir con la Iglesia y en la Iglesia:

"El cristiano no es un bautizado que recibe el bautismo y luego va adelante por su camino. El primer fruto del bautismo es hacerte pertenecer a la Iglesia, al pueblo de Dios. No se entiende a un cristiano sin Iglesia. Y por esto el gran Pablo VI decía que es una dicotomía absurda amar a Cristo sin la Iglesia; escuchar a Cristo pero no a la Iglesia: estar con Cristo al margen de la Iglesia. No se puede. Es una dicotomía absurda. Nosotros recibimos el mensaje evangélico en la Iglesia y hacemos nuestra santidad en la Iglesia, nuestro camino en la Iglesia. Lo demás es una fantasía o, como él decía, una dicotomía absurda".

El "sensus ecclesiae" es precisamente - dijo Francisco- el sentir, pensar, querer, dentro de la Iglesia. Hay tres pilares de esta pertenencia , de este sentir de la Iglesia. El primero es la humildad, en la conciencia de estar dentro de una comunidad como una gracia grande:

"Una persona que no es humilde, no puede sentir con la Iglesia, sentirá lo que a ella le gusta, lo que a él le gusta. Y esta humildad que se ve en David. '¿Quién soy yo, Señor Dios, y qué cosa es mi casa?' Con esa conciencia de que la historia de salvación no comenzó conmigo y no terminará cuando yo muera. No, es toda una historia de salvación: yo vengo, el Señor te toma, te hace ir adelante y después te llama y la historia continúa. La historia de la Iglesia comenzó antes de nosotros y seguirá después de nosotros. Humildad: somos una pequeña parte de un gran pueblo, que va por el camino del Señor".

El segundo pilar es la fidelidad, "que va unida a la obediencia".

"Fidelidad a la Iglesia, fidelidad a su enseñanza, fidelidad al Credo, fidelidad a la doctrina, mantener esta doctrina. Humildad y fidelidad. También Pablo VI nos recordaba que nosotros recibimos el mensaje del Evangelio como un don y debemos transmitirlo como un don, pero no como una cosa nuestra: es un don recibido que damos. Y en esta transmisión ser fieles. Porque nosotros hemos recibido y debemos dar un Evangelio que no es nuestro, que es de Jesús, y no debemos - decía él - convertirnos en propietarios del Evangelio, propietarios de la doctrina recibida, para utilizarla a nuestro gusto".

El tercer pilar es un servicio particular, finalizó el Obispo de Roma 'rezar por la Iglesia'. "¿Cómo va nuestra oración por la Iglesia?" "¿Rezamos por la Iglesia? ¿En la misa todos los días, pero en nuestra casa, no? ¿Cuándo hacemos nuestras oraciones?". Rezar por toda la iglesia, en todas partes del mundo. Que "el Señor nos ayude a ir por este camino para profundizar nuestra pertenencia a la Iglesia y nuestro sentir con la Iglesia”. 

el Papa Francisco habla del poder de la comunicación como proximidad

El poder de la comunicación como proximidad. Breve resumen del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2014



Se ha hecho público el contenido del tradicional mensaje del Papa para las Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que este 2014 llega a su 48ª edición. El mensaje está centrado en el tema «La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro». Se trata, además, del primer mensaje del Papa Francisco para esta Jornada instituida por el Concilio Vaticano II.

En un primer acercamiento al mensaje se pueden descubrir una introducción, tres puntos y una conclusión. En la introducción el Papa contextualiza la cercanía que facilita la comunicación en el marco de las formas de exclusión. A continuación comenta el ideal al que deberían tender los medios de comunicación: ayudar a conocernos mejor, al encuentro y a la solidaridad. Pero ese ideal se ve ensombrecido con los aspectos problemáticos que los medios actuales también presentan: la velocidad de las informaciones que superan la capacidad de reflexión y juicio y el deseo de conexión digital que puede terminar por aislar del prójimo.

Llega así al primer punto que el Papa formula con una interrogante: «¿Qué es lo que nos ayuda a crecer en humanidad y en comprensión recíproca en el mundo digital?». Francisco propone recuperar un cierto sentido de lentitud y calma, un genuino deseo de escuchar al otro y apreciar los valores del cristianismo.

En un segundo punto, formulado también a modo de pregunta, el Santo Padre dice: «¿Cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro?». Para responder a esta interrogante pone una cuestión fundamental: ¿quién es mi prójimo? La respuesta la da apelando a la sabiduría del Evangelio, concretamente a la parábola del buen samaritano, subrayando el poder de la comunicación como «proximidad». A continuación el Papa Francisco se detiene a recordar que «No basta pasar por las “calles” digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro». En esta dirección hace notar que las estrategias comunicativas no garantizan la belleza, la bondad y la verdad de la comunicación.

Finalmente, en un tercer punto, el Papa formula una exhortación a abrir las puertas de la Iglesia: tanto para que la gente entre como para que el Evangelio cruce más allá del templo. Colocando esta invitación en el contexto digital, se subraya que las redes sociales «son hoy uno de los lugares donde vivir esta vocación». Y para eso hay que tener en cuenta que «No se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás». En este sentido, el Papa propone el diálogo como modo concreto de acoger y «encontrar».

El Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2014 concluye con una invitación final: «No tengan miedo a hacerse ciudadanos del mundo digital». Previamente ha pedido a los destinatarios del mensaje «Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría».

Aunque es el primer mensaje monotemático que el Papa dedica explícitamente a la comunicación, precedentemente ha tenido cuatro pronunciamientos sustanciales sobre ese mismo campo del saber humano: al personal de la Radio Televisión Italia, el pasado 18 de enero de 2014, el discurso durante el encuentro con los periodistas que cubrieron el Cónclave, el 16 de marzo de 2013, y los respectivos discursos a las asambleas plenarias de los Pontificios Consejos para las Cultura y las Comunicaciones Sociales.


El sentido de la fiesta de la Candelaria o de la Presentacion de Jesus

Recientemente, llevé un grupo de peregrinos a Jerusalén. Al detenernos frente al monte donde está el Templo y recordar la presentación de Jesús, muchos tuvieron preguntas. Hubo preguntas sobre la redención de los primogénitos, sobre el rito de purificación después de nacer, sobre como reconciliar los evangelios de Mateo y Lucas en términos de cronología y geografía – Belén, el Templo en Jerusalén, la huida a Egipto y el regreso a Nazaret.

Todas estas son muy buenas preguntas. Sin Embargo, no son las preguntas que interesan a San Lucas. Así como tampoco son el objetivo de la Fiesta de la Presentación, que ha sido observada en la Iglesia con gran solemnidad, al menos desde el siglo cuarto.
Lo más importante acerca de esta fiesta no es ni siquiera la intrigante profecía de Simeón a Maria al anunciarle que una espada atravesaría su corazón “para que los pensamientos de muchos corazones queden al descubierto”.

CandlesLo que nos da una indicación del significado más profundo de la Presentación es el sobrenombre que adquirió al inicio de la historia Cristiana – Misa de las Candelas. Se le llama así debido a que es el día en que se bendicen todas las candelas usadas en la Iglesia durante todo el año.

Nos gustan las candelas porque hacen el ambiente hogareño,  acogedor y festivo. Cuando era niño, me encantaba encender candelas votivas en la parte trasera de la iglesia. Continuamente recordarían a Dios sobre mis intenciones especiales, aun cuando me había ido del santuario. Hoy, me encantan las alegres y esperanzadoras velas del Adviento. Y no hay nada como las velas votivas que se queman ante un icono para ayudar a crear la atmosfera de oración.

Todas estas son buenas razones para que nos gusten las candelas. Sin embargo, el significado principal de las candelas en la tradición Católica  no es crear una atmosfera o recordarle a Dios que conteste nuestras oraciones.

Feast of the PresentationSimeón, después de cargar a Jesús en sus brazos, lo proclamó “una luz de revelación para los Gentiles” (Lucas 2:2-32). Es un poco extraño el mencionar a los gentiles, dado el lugar y las circunstancias. ¿La circunstancia? La Sagrada Familia estaba cumpliendo con sus deberes de la Ley Mosaica, obligatorios para los judíos, no para los gentiles. ¿El lugar? Estaban en los alrededores del Templo, probablemente en el patio interior de Israel donde los gentiles tenían prohibida la entrada bajo pena de muerte. El Señor repentinamente viene a su Templo (Malaquías 3:1), pero no para quedarse. Tampoco es su plan salir del santuario a iluminar solo a su propio pueblo. No, él ha venido a iluminar a todo el mundo.

Esta luz de revelación para todas las naciones, eso es lo que significa gentiles, luego regresó al templo ya como adulto para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. En una tarde de otoño, mientras la plaza del Templo estaba iluminada con antorchas y llena de judíos danzando en celebración de su relación especial con el Todopoderoso, Jesús hace resonar las palabras de Simeón y valiente mente proclama “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12).

Easter VigilPara la iglesia primitiva, el convertirse en cristiano implicaba que las tinieblas del error y la desesperanza fueran destruidas por esta radiante luz de revelación. En el resplandor d esta luz, todo aparecía diferente. Lo que antes aparecía en tonos grises, de repente se convertía en deslumbrante color. Lo que antes era borroso, ahora se volvía claro. Lo que antes era un misterio, finalmente podía ser entendido. Este acontecimiento estaba tan íntimamente relacionado a la experiencia de conversión que el bautismo era llamado “iluminación” y los recién bautizados, que usaban vestidos blancos durante toda la semana de Pascua, eran llamados “iluminados”.

Hasta el día de hoy, el antiguo rito de la Vigilia Pascual comienza con una Iglesia en tinieblas y la congregación espera en anticipación. Entonces, el Cirio Pascual es iluminado con el nuevo fuego y mientras el diacono proclama “Cristo nuestra luz”, los fieles encienden las candelas más pequeñas desde el Cirio Pascual y las llamas rápidamente se esparcen de candela a candela. El santuario en tinieblas se ilumina con cientos de luces.
Es emocionante observar este acontecimiento, pero creo que a menudo perdemos de vista lo principal. Si, Cristo es nuestra luz, pero ha encendido nuestros corazones con su Espíritu y nos llama a ser “luz del mundo” (Mateo 5:14). No fuimos hechos para esconder nuestra luz bajo el celemín en la casa o en la iglesia. La luz que hemos recibido es para el mundo entero que languidece en las tinieblas. La Presentación es una fiesta misionera, un recordatorio, una llamada a comprometernos de corazón con lo que los últimos tres Papas han llamado “La nueva Evangelización”. Las candelas que disfrutamos en nuestras liturgias y devociones son un recordatorio que no debemos descansar mientras haya si quiera una persona en el valle de las sombras de la muerte.

"La evangelización es un deber de toda la Iglesia, de todo el pueblo de Dios"

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO AL 13º INTERECLESIAL DE LAS CEB

"La evangelización es un deber de toda la Iglesia, de todo el pueblo de Dios"





La Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), que este año se celebró su 13ª encuentro en Juazeiro do Norte (Ceará - Brasil), del 7 al 11 de enero, recibió un emotivo mensaje del papa Francisco. Se trata del primer mensaje que un papa envía a un encuentro de esta naturaleza, que congrega a los cristianos de base.


Queridos hermanos y hermanas,
Con mucha alegría dirijo este mensaje a todos los participantes del 13º Encuentro Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base, que tiene lugar entre los días 7 y 11 de enero de 2014, en la ciudad de Juazeiro do Norte, en Ceará, sobre el tema "Justicia y Profecía al Servicio de la Vida".
Primeramente, quiero asegurarles mis oraciones para que este Encuentro sea bendecido por nuestro Padre del Cielo, con las luces del Espíritu Santo que les ayuden a vivir con renovado ardor los compromisos del Evangelio de Jesús en el seno de la sociedad brasileña. De hecho, el lema de este encuentro "CEB, peregrinas del Reino, en el campo y en la ciudad" debe sonar como una llamada para que éstas asuman siempre más su importantísimo papel en la misión evangelizadora de la Iglesia.
Como recordaba el Documento de Aparecida, las CEB son un instrumento que permite al pueblo "llegar a un mayor conocimiento de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicales y a la educación de la fe de los adultos" (n.178). Y recientemente, dirigiéndome a toda la Iglesia, escribía que las Comunidades de Base "traen un nuevo ardor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan a la Iglesia", pero para eso es necesario que ellas "no pierdan el contacto con esta realidad muy rica de la parroquia local y que se integren de buen grado en la pastoral orgánica de la Iglesia particular" (Exhort. Ap. Evangelii Gaudium, 29).
Queridos amigos, la evangelización es un deber de toda la Iglesia, de todo el pueblo de Dios: todos debemos ser peregrinos, en el campo y en la ciudad, llevando la alegría del Evangelio a cada hombre y a cada mujer.
Deseo desde el fondo de mi corazón que las palabras de San Pablo: "Ay de mí se no predicara el Evangelio" (I Co 9,16) puedan encontrar eco en el corazón de cada uno de ustedes! Por eso, confiando los trabajos y a los participantes del 13º Encuentro Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base a la protección de Nuestra Señora Aparecida, invito a todos a vivirlo como un encuentro de fe y de misión, de discípulos misioneros que caminan con Jesús, anunciando y testimoniando con los pobres la profecía de los "nuevos cielos y de la nueva tierra", al concederles mi Bendición Apostólica. 

Wednesday, January 29, 2014

Papa Francisco: La confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo

La confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo. Catequesis del Papa



 La audiencia general de este miércoles estuvo dedicada al Sacramento de la Confirmación. El Papa Francisco recordó que este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo sin avergonzarnos de su Cruz.
“La Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos capaces de amar como él, infundiéndonos su Espíritu Santo. Este Espíritu no cesa de actuar con su fuerza en nosotros, en toda la persona y durante toda la vida”, precisó el Obispo de Roma.
(RC-RV)

Palabras del Papa Francisco y saludo en nuestro idioma:
Queridos hermanos y hermanas 
Hoy nos centraremos en el Sacramento de la Confirmación. Junto con el Bautismo y la Eucaristía, forma parte un proceso único de iniciación cristiana, a través del cual somos insertados gradualmente en Cristo, muerto y resucitado y recibimos una vida nueva, haciéndonos miembros de la Iglesia. El término Confirmación indica que este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo sin avergonzarnos de su Cruz. Como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos capaces de amar como él, infundiéndonos su Espíritu Santo. Este Espíritu no cesa de actuar con su fuerza en nosotros, en toda la persona y durante toda la vida. Cuando lo acogemos en nuestro corazón, Cristo mismo se hace presente y toma forma en nuestra vida: es él quien reza, perdona, infunde esperanza, sirve a los hermanos más necesitados, crea comunión y siembra la paz. Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, venidos de España, Argentina, Chile, México y otros países latinoamericanos. Invito a todos a recordar que hemos recibido la Confirmación, a dar gracias a Dios por él y a pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre con alegría, según el Espíritu Santo que hemos recibido. 
Muchas gracias. 

En su cordial bienvenida y saludos también a los fieles de lengua italiana, el Papa se dirigió en especial a los voluntarios de las fundaciones contra la usura, encabezados por el Arzobispo de Bari, y expresó su anhelo de que «las instituciones puedan intensificar su compromiso al lado de las víctimas de la usura, dramática plaga social que hiere la dignidad inviolable de la persona humana». Y como es tradicional, al final de la Audiencia General, el Santo Padre dirigió un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados.
Recordando la proximidad de la celebración de la memoria de San Juan Bosco, deseó a los queridos jóvenes que la figura de padre y de maestro de este santo los acompañe a lo largo de sus años de estudio y de formación.
Después de animar a los queridos enfermos a no perder la esperanza aun en los momentos más duros del sufrimiento, Francisco exhortó a los queridos recién casados a inspirarse en el modelo salesiano del amor preventivo en la educación integral de sus hijos.
(CdM - RV)


Traducción del texto completo de la catequesis del Papa en italiano

EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En esta tercera catequesis sobre los sacramentos, nos centramos en la confirmación, que debe ser entendida en continuidad con el Bautismo, al que está vinculada de manera inseparable. Estos dos sacramentos, junto con la Eucaristía, constituyen un único evento salvador que se llama: la "iniciación cristiana", en el que somos insertados en Cristo Jesús muerto y resucitado, y nos convertimos en nuevas criaturas y miembros de la Iglesia. Es por ello que en su origen estos tres sacramentos se celebraban en un solo momento, al final del camino catecumenal, que era por lo general en la Vigilia de Pascua. Así venía sellado el camino de formación y de progresiva inserción en la comunidad cristiana que podía durar unos cuantos años. Se hacía paso a paso, ¿no?, para llegar al Bautismo, después a la Confirmación y a la Eucaristía.

Comúnmente hablamos del sacramento de la "Confirmación", una palabra que significa " unción". Y, de hecho, a través del óleo, llamado "sagrado crisma" venimos formados, en la potencia del Espíritu, a Jesucristo, que es el único verdadero "ungido ", el " Mesías", el Santo de Dios. Hemos escuchado en el Evangelio como Jesús lee aquello de Isaías, lo vemos más adelante, es el ungido: "yo soy enviado y ungido para esta misión."


El término "Confirmación" nos recuerda que este Sacramento confiere un crecimiento de la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; completa nuestro vínculo con la Iglesia; nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de su cruz (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1303). Y por esta razón es importante tener cuidado de que nuestros niños, nuestros muchachos tengan este sacramento. Todos nos preocupamos de que estén bautizados y esto es bueno, ¿eh? Pero tal vez no tengamos tanto cuidado de que reciban la Confirmación: quedan a mitad de camino y no reciben el Espíritu Santo, ¡eh!, ¡que es muy importante en la vida cristiana, porque nos da la fuerza para seguir adelante! Pensemos un poco, cada uno de nosotros: ¿estamos, de verdad, preocupados de que nuestros niños y muchachos reciban la Confirmación? Es importante esto: es importante. Y si ustedes tienen niños o muchachos en casa que todavía no la han recibido y tienen la edad suficiente para recibirla, hagan todo lo posible para acabar esta iniciación cristiana para que ellos reciban la fuerza del Espíritu Santo. ¡Es importante!

Por supuesto, es importante ofrecer a los que reciben la Confirmación una buena preparación, que debe tener como objetivo conducirlos a una adhesión personal a la fe en Cristo y despertar en ellos el sentido de pertenencia a la Iglesia.

La Confirmación, como todo Sacramento, no es obra de los hombres, sino de Dios, que cuida de nuestras vidas para moldearnos a la imagen de su Hijo, para que podamos amar como Él. Y hace esto infundiendo en nosotros su Espíritu Santo, cuya acción impregna a toda la persona y durante toda la vida, como se refleja en los siete dones que la Tradición, a la luz de la Sagrada Escritura, siempre ha evidenciado. De estos siete dones… no quiero preguntarles si se acuerdan de los siete dones, no. Tal vez muchos lo dirán, pero no es necesario, no. Todos dirán es éste, ése, este otro... pero no lo hagan. Yo los digo en su nombre, ¿eh? ¿Cuáles son los dones? La Sabiduría, el Intelecto, el Consejo, la Fortaleza, la Ciencia, la Piedad y Temor de Dios. Y estos dones se nos han dado precisamente con el Espíritu Santo en el Sacramento de la Confirmación. A estos dones tengo la intención de dedicar las catequesis que seguirán a las de los Sacramentos. 

Cuando acogemos al Espíritu Santo en nuestros corazones, y lo dejamos actuar, Cristo se hace presente en nosotros y toma forma en nuestra vida; a través de nosotros, será Él -oigan bien esto, ¿eh?, a través de nosotros será el mismo Cristo quien orará, perdonará, infundirá esperanza y consuelo, servirá a los hermanos, estará cerca de los necesitados y de los últimos, creará comunión y sembrará la paz. ¡Piensen en lo importante que es esto: que es a través del Espíritu Santo, que viene Cristo para hacer todo esto en medio de nosotros y para nosotros! Por esta razón, es importante que los niños y jóvenes reciban este Sacramento.

¡Queridos hermanos y hermanas, recordemos que hemos recibido la Confirmación, todos nosotros! Recordémoslo ante todo para dar las gracias al Señor por este don y luego para pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos, a caminar con alegría según el Espíritu Santo que nos fue dado. ¡Está visto, que estos últimos miércoles, a mitad de la audiencia, nos bendicen desde el Cielo: pero, ustedes son valientes, adelante!

Tuesday, January 28, 2014

El Papa nos dice esta mañana «¿Gritas un gol pero no alabas fuerte a Dios?

El  Papa nos dice esta mañana «¿Gritas un gol pero no alabas fuerte a Dios? ¡La oración de alabanza no es sólo para la Renovación Carismática! En la homilía de esta mañana el Papa Francisco alienta a todos a hacer oración de alabanza.

Leamos un resumen de la bella homilía del Santo Padre esta mañana: La lectura de la misa en la que la esposa del rey David, Mikal, se burla injustamente de su marido por "perder la compostura" al bailar en alabanza para Dios fue el motivo que llevó al Papa Francisco a animar a todos los cristianos a alabar fuerte a Dios, con alegría, como parte de su vida de oración, desdeñando el argumento de algunos de que "padre, eso es sólo para los de la Renovación Carismática". El Papa Francisco ha hablado en su homilía matinal en la Residencia Santa Marta este martes 28 de enero sobre David que "danzaba con todas las fuerzas delante del Señor" y sobre esta imagen alegre de la que se habla en el Segundo Libro de Samuel. 

Todo el Pueblo de Dios estaba en fiesta porque el Arca de la Alianza volvía a casa. La oración de alabanza de David, ha explicado, "le llevó a salir de cualquier compostura y a bailar delante del Señor" con "todas las fuerzas". ¡Esto era precisamente la oración de alabanza!, ha exclamado el Papa. 

Además, ha indicado que leyendo este pasaje, "he pensado enseguida" en Sara, después de haber dado a luz a Isaac. "¡El Señor me ha hecho bailar de alegría!", dijo la anciana. Por esto, Francisco ha señalado que "para nosotros es fácil de entender la oración para pedir algo al Señor, también para dar gracias al Señor" o la "oración de adoración". Pero la oración de alabanza "la dejamos de lado, no nos viene espontánea", lamentó. Y de este modo lo ha explicado: "´¡Pero, padre, esto es para los de la Renovación Carismática, no para todos los cristianos!´ No. ¡La oración de alabanza es una oración cristiana para todos nosotros! En la misa, todos los días, cuando cantamos el Santo… Esta es una oración de alabanza: alabamos a Dios por su grandeza, ¡porque es grande! Y le decimos cosas bonitas, porque a nosotros nos gusta que sea así" 

». "Pero, padre, yo no soy capaz... Yo debo... ¿Pero eres capaz de gritar cuando tu equipo marca un gol y no eres capaz de cantar alabanzas al Señor? ¿De salir un poco de tu compostura para cantar esto? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! No pedimos, no damos las gracias: ¡alabamos!" Debemos rezar "con todo el corazón". Ha continuado matizando el Papa que alabar a Dios "es un acto de justicia, ¡porque Él es grande! ¡Es nuestro Dios!" David, ha recordado el Santo Padre, "era muy feliz, porque volvía con el Arca, volvía con el Señor: también su cuerpo rezaba con esa danza".

Francisco ha continuado lanzando "una buena pregunta que podemos hacernos hoy: ´Pero ¿cómo va mi oración de alabanza? ¿Sé alabar al Señor? ¿Sé alabar al Señor o cuando rezo el Gloria o rezo el Sanctus lo hago solamente con la boca y no con todo el corazón?´ ¿Qué me dice David, danzando aquí? Y Sara ¿bailando de alegría? Cuando David entra en la ciudad comienza otra cosa: ¡una fiesta!"

"La alegría de la alabanza - ha explicado - nos lleva a la alegría de la fiesta. La fiesta de la familia". De este modo el Papa ha recordado que cuando David entra en el palacio, la hija del rey Saúl, Mikal, le reprende y le pregunta si no le da vergüenza haber bailado de esa forma delante de todos, él que es el rey. Mikal, "despreció a David".

De este modo, Francisco ha proseguido: "yo me pregunto ¿cuántas veces nosotros despreciamos en nuestro corazón a personas buenas, gente buena que alaba al Señor como le viene, así espontáneamente, porque no son cultos, no siguen las actitudes formales? ¡Pero, desprecio! ¡Y dice la Biblia que Mikal quedó estéril durante toda la vida por esto! ¿Qué quiere decir la Palabra de Dios aquí? ¡Que la alegría, que la oración de alabanza nos hace fecundos! Sara bailaba en el momento grande de su fecundidad, a los noventa años! La fecundidad que nos da la alabanza al Señor, la gratuidad de alabar al Señor. Ese hombre o esa mujer que alaba al Señor, que reza alabando al Señor, que cuando reza el Gloria se alegra de decirlo, cuando canta el Sanctus en la misa se alegra de cantarlo, es un hombre o una mujer fecunda".

El Pontífice, para finalizar, ha advertido que "aquellos que se cierran en la formalidad de una oración fría, medida, quizá terminan como Mikal: en la esterilidad de su formalidad". Por ello, el Papa ha invitado a imaginar a David que danza "con todas las fuerzas delante del Señor y pensemos que bello es hacer la oración de alabanza". Además, ha afirmado que nos hará bien repetir las palabras del Salmo 23 que hemos rezado hoy: "Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria! ¿Y quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor poderoso en los combates!”

Monday, January 27, 2014

Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. El Papa el lunes en Santa Marta

Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. El Papa el lunes en Santa Marta



 La Iglesia no se puede entender como una simple organización humana, la diferencia la hace la unción que dona a los obispos y sacerdotes la fuerza del Espíritu para servir al pueblo de Dios: lo dijo el Papa Francisco en la Misa presidida esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Pontífice agradeció a tantos sacerdotes santos que dan la vida en el anonimato de su servicio cotidiano. Comentando la primera lectura del día, que habla de las tribus de Israel que ungen a David como su rey, el Papa explicó el significado espiritual de la unción. “Sin esta unción – afirmó - David habría sido el jefe” de “una empresa”, de una “sociedad política, que era el Reino de Israel”, habría sido un simple “organizador político”. En cambio, “después de la unción, el Espíritu del Señor” desciende sobre David y permanece con él. Y la Escritura dice: “Así David se iba engrandeciendo cada vez más, y el Señor, el Dios de los ejércitos, estaba con él”. “Esta – observó el Santo Padre - es precisamente la diferencia de la unción”. El ungido es una persona elegida por el Señor. Así ocurre en la Iglesia con los obispos y los sacerdotes.“Los obispos no solo son elegidos para llevar adelante a una organización, que se llama Iglesia particular, son ungidos, tienen la unción y el Espíritu del Señor está con ellos. Pero todos los obispos, todos somos pecadores, ¡todos! Pero estamos ungidos. Todos queremos ser más santos cada día, más fieles a esta unción. Y aquello que precisamente hace a la Iglesia, aquello que da la unidad a la Iglesia, es la persona del obispo, en nombre de Jesucristo, porque está ungido, no porque haya sido elegido por la mayoría. Sino porque está ungido. Una Iglesia particular tiene su fuerza en esta unción. Y por participación también los sacerdotes son ungidos”.

La unción – continuó el Papa – acerca a los obispos y a los sacerdotes al Señor y les da la alegría y la fuerza “para llevar adelante a un pueblo, para ayudar a un pueblo, para vivir al servicio de un pueblo”. Dona la alegría de sentirse “elegidos por el Señor, mirados por el Señor, con aquel amor con el que el Señor nos mira, a todos nosotros”. Así, “cuando pensemos en los obispos y en los sacerdotes, debemos pensarlos así: ungidos”:

“De lo contrario no se entiende a la Iglesia, pero no solamente no se entiende, no se puede explicar cómo la Iglesia vaya adelante solamente con las fuerzas humanas. Esta diócesis va adelante porque tiene un pueblo santo, tantas cosas, y también un ungido que la conduce, que la ayuda a crecer. Esta parroquia va adelante porque tiene tantas organizaciones, tantas cosas, pero también tiene un sacerdote, un ungido que la lleva adelante. Y nosotros en la historia conocemos una mínima parte, pero cuántos obispos santos, cuántos sacerdotes, cuántos sacerdotes santos que han dejado su vida al servicio de la diócesis, de la parroquia; cuánta gente ha recibido la fuerza de la fe, la fuerza del amor, la esperanza de estos párrocos anónimos, que no conocemos. ¡Hay tantos!”.

Hay tantos – dijo Francisco – “los párrocos del campo o los párrocos de ciudad, que con su unción han dado fuerza al pueblo, han transmitido la doctrina, han dado los sacramentos, o sea la santidad”:

“‘¡Pero, padre, he leído en el diario que un obispo ha hecho tal cosa o que un sacerdote ha hecho tal cosa!’. ‘Si, también yo lo he leído, pero, dime, ¿en los diarios están las noticias de aquello que hacen tantos sacerdotes, tantos curas en tantas parroquias de ciudad y del campo, la tanta caridad que hacen, tanto trabajo que hacen para llevar adelante a su pueblo?’. ¡Ah, no! Esa no es noticia. Eh, lo de siempre: hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. Hoy pensando en esta unción de David, nos hará bien pensar en nuestros obispos y en nuestros sacerdotes valientes, santos, buenos, fieles y rezar por ellos. ¡Gracias a ellos nosotros hoy estamos aquí!”. 

la discriminacion

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LA DISCRIMINACIÓN,
UN MAL QUE DEBEMOS VENCER Y  ELIMINAR, POR SER CONTRARIA AL PLAN DIVINO (GS 29)
“No haréis en juicio acepción de personas, escucharéis al pequeño lo mismo que al grande”  (Deuteronomio 1,17)


1.    DIOS AMA A TODOS LOS HOMBRES
El pueblo de Israel, y luego la Iglesia, (Documento La Iglesia ante el Racismo para una Sociedad más Fraterna) a pesar de haber tenido siempre conciencia de su elección particular por parte de Dios con vistas a su misión universal, no está dentro de su ideal el discriminar  a las personas, sin embargo hay experiencias vergonzosas, esto ocurrió algunas veces, se trató de un grave peligro y ha sucedido en los momentos más oscuros de la historia del pueblo de Dios. Con todo, ya en el Antiguo Testamento la revelación bíblica presentó a Dios como padre de todos, especialmente en el libro de Jonás, proclamando la universalidad del amor de Dios. En el segundo diálogo con Jonás Dios intenta abrirle el corazón a los hermanos paganos: "Pero Dios dijo a Jonás: '¿Piensas que tienes razón de enfadarte por este ricino (arbusto de tallo grueso y leñoso)?' Él respondió: 'Sí, tengo tazón de enfadarme hasta la muerte'. El Señor le dijo: 'Tú te enfadas por un ricino que no te ha costado fatiga alguna, que no has hecho tú crecer, que en una noche ha nacido y en una noche ha muerto, ¿y no voy a tener yo compasión de Nínive, en la que hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir su derecha de su izquierda, y una gran cantidad de animales?" (Jon 4,9-11).
Dios ama  a todos sus hijos, porque Él es nuestro Padre: “Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti”. (Jeremías 31,3). Dios no nos ama por lo que nosotros hacemos, sino por lo que Él es: “Cual la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es el Señor  para quienes le temen”;  (Salmos 103,13) y nos ama totalmente porque Él es amor; “Dios es amor” (1 Jn. 4,8), y no nos olvida en ninguna circunstancia: “¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido”.  (Isaías 49,15)
Y lo más importante es que Dios no nos pone ninguna condición para amarnos, y nos ama tal cual somos, no es necesario que aparentemos los que nos somos para que Él nos ame, es más, Él nos ha hecho así y nos ama sin distinción de raza, condición social, país de origen, sin importar lo que hayamos sido o seamos ahora, con nuestros pecados y defectos, es decir nos ama incondicionalmente y su amor por nosotros no cambia; “Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, más mi amor de tu lado no se apartará y mi alianza de paz no se moverá - dice el Señor que tiene compasión de ti.  (Isaías (SBJ) 54, 10). Y es lo más hermosos de Dios, que nos  ama con nuestra cualidades y defectos no nos deja de amar por los defecto, nos acepta y lo hace con amor, seamos ricos o pobre y no necesitamos ponernos máscaras delante de Él.
2.    LA BONDAD DE DIOS ES UNIVERSAL Y NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS.
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: “Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas”  (Hechos 10,34). La bondad de Dios es universal y no hace acepción de personas. Dirige la vida del mundo creado por su amor con el cuidado que todos ponen por sus cosas: "Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que hiciste, pues si algo aborrecieras no lo hubieses creado. ¿Y cómo subsistiría nada si no hubiese sido llamado por ti? Pero tú perdonas a todos, porque todo es tuyo, Señor, que amas cuanto existe" (Sabiduría 11,24-26). El libro de la Sabiduría recoge la idea del proyecto universal de salvación que Dios tiene para todos los hombres y que encuentra luego en el Nuevo Testamento, sobre todo en Pablo, su más alta cumbre. Dios le ha dado a cada uno de los hombres la sabiduría en una cierta medida, lo educa con ella, lo corrige y le ayuda a creer en él.
Pablo dice repetidas veces que la salvación es para todos los hombres: "(Dios) quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1Tm 2,4). En la carta a los Romanos, con un texto muy incisivo, dice cuál es la suerte de los paganos si observan la ley escrita en sus corazones: "Pues cuando los paganos, que no tienen ley, practican de una manera natural lo que manda la ley, aunque no tengan ley, ellos mismos son su propia ley. Ellos muestran que llevan la ley escrita en sus corazones, según lo atestiguan su conciencia y sus pensamientos, que unas veces los acusan y otras los defienden... Si los que no están circuncidados cumplen los preceptos de la ley, ¿no serán considerados como si lo estuvieran?" (Rm 2,14-15 Rm 2,26).
El Vaticano II ha vuelto a confirmar esta doctrina de la salvación universal ofrecida a todos los hombres, y en LG 13-16 ha especificado incluso el tipo de relaciones que los no-cristianos tienen con la Iglesia: "Finalmente, todos aquellos que no han recibido todavía el evangelio están ordenados al pueblo de Dios de varias maneras, en primer lugar los judíos en virtud de la elección..." (LG16).
3.    CREERSE SUPERIOR A OTRA PERSONA Y NO ACEPTAR QUE SOMOS IGUALES ANTE DIOS
La discriminación es una actitud a partir de criterios terminantes lejos de la caridad. Creerse superior a otra persona y no aceptar que somos iguales ante Dios, impulsa a mentes soberbias a lastimar física y emocionalmente a otra persona. Es absolutamente odioso discriminar a las personas por criterios de edad, color de piel, color de ojos diferente, nivel de estudios, conocimientos, nivel social, pobreza, riqueza origen étnico, nacionalidad, religión, sexo, edad, discapacidad, condiciones de salud, embarazo, lengua, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto anular el reconocimiento y el ejercicio de los derechos y la igualdad que tienes todas las personas de tener las mimas oportunidades.
“Para quien cree en Dios, todos los seres humanos, incluso los menos favorecidos, son hijos del Padre universal que los ha creado a su imagen y guía sus destinos con amor solícito. La paternidad de Dios significa fraternidad entre los hombres: éste es uno de los puntos clave del universalismo cristiano, un punto en común también con otras grandes religiones, y un axioma de la más profunda sabiduría humana de todos los tiempos, la que rinde culto a la dignidad del hombre” (Pablo VI, Discurso al Cuerpo Diplomático, 14-1-1978)
Y Juan Pablo II insistía: “La creación del hombre por Dios "a su imagen" confiere a toda persona humana una dignidad eminente; supone además la igualdad fundamental de todos los seres humanos. Para la Iglesia, esta igualdad, enraizada en el mismo ser del hombre, adquiere la dimensión de una fraternidad especialísima mediante la encarnación del Hijo de Dios... En la redención realizada por Jesucristo, la Iglesia contempla una nueva base para los derechos y deberes de la persona humana. Por ello, cualquier forma de discriminación por causa de la raza... es absolutamente inaceptable” (Alocución de Juan Pablo II al Comité especial de las Naciones Unidas contra el apartheid, 7-7-198)
“Pero si tenéis acepción de personas, cometéis pecado y quedáis convictos de transgresión por la Ley”. (Santiago 2, 9)
4.    IDÉNTICA DIGNIDAD DE LA MUJER Y DEL HOMBRE.
"Macho y hembra los creó" (Gn 1,27). Es interesante la alusión a la diferencia entre los sexos en una página didáctica como Génesis 1, estudiada en sus más pequeños detalles. Esta diferenciación sexual se enuncia no ya en los términos socio-psicológicos de hombre y mujer sino en los de macho y hembra. El individuo no existe asexuado; existe como hombre o como mujer. Y esta diversidad de sexos, indica el hagiógrafo, ha sido creada por Dios y se compagina maravillosamente con el designio óptimo de Dios: "Macho y hembra los creó... Vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que todo estaba bien" (Gn 1,27 Gn 1,31). Del hecho de que el hombre (varón) ha sido querido y creado por Dios sexualmente diferenciado se deduce la perfecta igualdad y la idéntica dignidad de la mujer y del hombre. Tanto la mujer como el hombre son la imagen de Dios. El historiador del Génesis 1 ve en primer lugar en la diferencia de los sexos no tanto la relación interpersonal entre el hombre y la mujer como el significado biológico, es decir, la fecundidad: "Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra" (Génesis 1,28).
"De la costilla tomada del hombre" (Génesis 2,22). La formación de la mujer ocupa, junto con las relaciones de los sexos, un lugar privilegiado en Génesis 2. Más aún, no hay en toda la Biblia o en las literaturas del antiguo Oriente otro relato tan amplio y tan detallado sobre el origen de la mujer. Para resaltar la dignidad de la mujer, el autor sagrado no refiere inmediatamente su venida a este mundo, sino que la dibuja en tres cuadros sucesivos de desarrollo creciente A la creación de la mujer precede una deliberación divina; “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”.  (Génesis 2,18), La creación de los animales y su inútil desfile ante el hombre enseñan claramente la superioridad de la mujer (y del hombre) sobre las bestias. “Y el Señor Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, más para el hombre no encontró una ayuda adecuada”.  (Génesis 2, 19-20) y luego tiene lugar la misteriosa creación de la mujer; este aire de misterio está precisamente garantizado por el sueño profundo del hombre (Génesis 2, 21). La identidad de naturaleza y la igualdad de dignidad de la mujer respecto al hombre, además de la natural atracción entre los sexos, se enseñan plásticamente mediante la "fabricación" de la mujer con una costilla del mismo hombre.
En la poesía del cantares por tres veces la esposa, con variaciones apenas perceptibles (2,16; 6,9; 7,11), canta el gozoso exclusivismo de la pertenencia de amor de él a ella ("mi amado es mío", "él me está anhelando") y de ella a él ("yo soy de mi amado", "yo soy para él"): aquí resulta clarísima la dignidad de la mujer y su perfecta igualdad con el hombre, además de la unicidad de su amor.
Así pues, es notablemente rica la enseñanza inspirada en el Antiguo Testamento sobre la mujer. La mujer es, en su aspecto psicofísico, la reproducción viva de Dios, y por tanto es capaz de someter la naturaleza y la vida mediante la autodeterminación y el don de la inmortalidad bienaventurada. El ser sexuada forma parte integrante de su personalidad. La mujer posee la misma naturaleza y la misma dignidad del hombre, de quien es compañera en la armónica comunidad matrimonial y social en general.
5.    EL RACISMO Y LA DISCRIMINACIÓN
“Los prejuicios o las conductas racistas siguen empañando las relaciones entre las personas, los grupos humanos y las naciones. La opinión pública se conmueve siempre más. Y la conciencia moral no puede de ninguna manera aceptar tales prejuicios o conductas”. (Introducción del Documento La Iglesia ante el Racismo para una Sociedad más Fraterna)
El racismo es una ideología basada en la superioridad de una cierta raza o etnias sobre otras, ésta discriminación racial es un acto que suele estar generalmente fundado en una ideología racista.
El racismo existe en todos los países, en el mío, Chile, es como en muchos otros lugares, y abarca diversos tipos de discriminación racial o étnica por parte de un grupo de ciudadanos que piensan que son mejores que los nativos habitantes de mi país.  Estas discriminación se remontan, al igual que en otros países de América Latina, al colonialismo del siglo XVI, específicamente durante la conformación del Imperio español y los procesos de exterminio, esclavitud o mestizaje de los nativos de esta larga y angosta faja de tierra.
Lo que yo he observado, es que en Chile, han sido víctimas del racismo y la discriminación étnica principalmente las personas de origen mapuches, (sur del país) aimara y quechuas (norte del país), también son objeto de discriminación los mestizos. Con la llegada de inmigrantes, se discrimina a otros hombres y mujeres principalmente sudamericanos como peruanos, bolivianos, ecuatorianos y colombianos y otros inmigrantes tales como personas de color, asiáticos y musulmanes. Por otra parte, existe una fuerte discriminación social a diversos niveles, tales como culturales y económicos.
En general el racismo en Chile actúa de modo encubierto, se realiza sin reconocerse como tal, y se está haciendo un esfuerzo por hacer un cambio, ya que en los últimos años han comenzado llegar muchos inmigrantes de diversas nacionalidades, mucho de los cuales han comenzado a integrarse en su nuevo país.
“Toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión, debe ser vencida y eliminada, por ser contraria al plan divino” (Constitución Gaudium et Spes, n. 29)
6.    EL QUE ABORRECE A SU HERMANO
Drástica es la sentencia del Evangelista San Juan; “En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano”. (1 Juan 3, 10). La alusión a la caridad lleva al apóstol a desarrollar el concepto de amor al prójimo. Esto lo hace por medio de consideraciones místicas y prácticas con el fin de inculcar más profundamente el amor fraterno. La caridad es la que distingue a los hijos de Dios. El amor fraterno, practicado por el cristiano, es un aspecto de la justicia o de la observancia de la ley moral; “Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas”.  (1 Juan 2,9). San Pablo nos dice que la caridad fraterna es la nueva justicia, el pleno cumplimiento de la Ley; “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud”. (Romanos 13, 9-10)
Por eso, nuestro Señor manda a los cristianos amarse los unos a los otros (1 Juan 3, 11). Este mandamiento es tan importante, que es el mensaje mismo de Dios a su Iglesia, es la recomendación suprema de Cristo. En la catequesis primitiva se insistía en este precepto de la caridad, que era el distintivo de los primeros cristianos.
Carta del Evangelista; “Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él, (1 Juan 3, 14-19)
San Juan, para inculcar todavía mejor el precepto del amor fraterno, acude a una antítesis: el odio al hermano. El amor sugiere su opuesto, el odio, de la misma manera que los hijos de Dios se contraponían a los hijos del diablo. El tipo tradicional del odio fraterno era Caín que, llevado por la envidia, mató a su hermano. Los cristianos han de procurar no ser como Caín, el cual fue desde el principio el prototipo de los hijos del diablo. En la actitud de Caín y Abel se puede descubrir la actitud de todos los hombres: unos odian, imitando a Caín, otros aman, siguiendo a Abel. El primer fratricidio de la humanidad tuvo origen en la envidia, en el odio del malvado contra el justo. La justicia de Abel fue la que excitó el odio envidioso de su hermano. Las ofrendas de Abel eran agradables a los ojos de Dios, porque eran buenas y justas; y, en cambio, las de Caín no fueron aceptadas por Dios por el mal espíritu con que las ofrecía. Teniendo presente la historia de Caín y Abel, no hay que extrañarse que el mundo hay mucha gente que aborrece a su hermano. El odio pertenece a la esencia de los hombres mundanos, del mundo, y es el que lleva a los hombres a la perdición. Por el contrario, la condición de los cristianos es el amor, que tiene que suscitar necesariamente la envidia y el odio del mundo, sumido bajo el dominio del mal.
El no amar a su hermano será señal de que está muerto a la gracia, de que no tiene comunión vital con Dios. La caridad fraterna es el mejor signo para distinguir a los buenos cristianos de aquellos que no lo son. “¿De dónde sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida? —dice San Agustín —. Nadie interrogue a nadie. Que cada uno entre en su corazón. Si allí hallare la caridad fraterna, esté seguro que ha pasado de la muerte a la vida. Ya está a la derecha.”
7.    “CARIDAD SIN HIPOCRESÍA”
El discípulo de Jesucristo ha de ser compasivo, como lo es Cristo. El corazón insensible no puede ser cristiano. El amor por el prójimo será la señal y la medida de la presencia activa del amor de Dios en el corazón del cristiano. El amor fraterno ha de ser efectivo. No debe limitarse únicamente a palabras, sino que ha de manifestarse en obras; “Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad” (1 Juan 3, 18), como, por ejemplo, en la limosna y hasta en el sacrificio de la propia vida. “Obras son amores y no buenas razones,” dice muy bien y con mucha filosofía el refrán popular. Estamos los cristianos a tomar muy en serio las exigencias de la caridad. El amor efectivo se muestra en las obras y no en bellas palabras. Santiago critica igualmente la hipocresía del rico que harta al miserable con solas buenas palabras; “Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario,  y alguno de vosotros les dice: Idos en paz, calentaos y hartaos, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta”.  (Santiago 2, 15-19).
Amar de verdad es amar como Jesucristo crucificado nos ha amado. De ahí que cualquier obra buena que hagamos en favor del prójimo ha de ser ejecutada con el mismo amor que animaba a Cristo sobre la cruz. El Señor y su discípulo no han de formar sino uno solo.
En la realización práctica de la caridad conoceremos que somos de la verdad, es decir, de Dios. Sólo cuando la caridad es activa y efectiva, nuestra conciencia nos asegura que llevamos una vida conforme a la voluntad divina y que somos hijos de Dios. El amor efectivo, que imita el de Cristo y procede de él, es la “caridad sin hipocresía” de que nos habla San Pedro; “amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos. Amaos intensamente unos a otros con corazón puro”  (1 Pedro 1,22).
Mas esta instauración del reino en el mundo es sólo inicial, por lo cual se presenta muy imperfecta y parcial; en efecto, no todos los hombres han acogido a Cristo y su evangelio, ni en esta tierra han sido aniquilados todos los males; el odio, la guerra, la injusticia, la violencia, el racismo, la discriminación, el egoísmo siguen reinando en nuestro mundo. El reino mesiánico de paz, de amor, de fraternidad, de concordia es un ideal, si no ya una "utopía"; la sociedad de los hombres y las diversas naciones son presa de la rivalidad, e incluso de las guerras, de las luchas de clases y de las diferencias raciales. Aunque hay que admitir honestamente que con la venida de Cristo y con la acción de la Iglesia se han eliminado, o por lo menos se han impugnado abiertamente, muchas situaciones injustas y violentas de la faz de la tierra (como la esclavitud, la postergación de la mujer, la discriminación racial, etcétera), no se puede ignorar el mal todavía reinante en el mundo: el reino de Satanás está muy lejos de haber sido vencido. Sin embargo, la Biblia enseña claramente que, al final de los tiempos, el último acto de la historia lo constituirá la parusía, el retorno de Cristo a la tierra para la consumación y el establecimiento definitivo del dominio de Dios sobre todas las criaturas. Entonces cesará el tiempo y comenzará el reino de amor pleno, de felicidad perfecta y de vida rebosante; entonces el Padre será todo en todos y su presencia salvífica hará gustar a los suyos los frutos más bellos y más dulces; entonces la gloria del Señor inundará y rodeará a todos los justos y los transformará divinizándolos, mientras que los impíos, que han rechazado a Cristo y su palabra, serán condenados eternamente. El establecimiento definitivo del reino se presenta, pues, como un acontecimiento escatológico en el sentido más pleno y perfecto.
El Señor nos bendiga, nos cuide y nos aleje del mal de la discriminación.


Fuente de este artículo y sus comentarios.
Textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ)
Textos del Diccionario Teológico Ravasi
Texto PONTIFICIA COMISIÓN «IUSTITIA ET PAX» LA IGLESIA ANTE EL RACISMO PARA UNA SOCIEDAD MÁS FRATERNA.