Thursday, January 02, 2014

enojo e ira

ENOJO E IRA. 

El enojo y la ira, como la amargura, son problemas internos, personales, como resultado de cierta frustración, fracaso, o desengaño. El enojo y la ira son conflictos interiores que surgen en uno por no tener el equilibrio emocional de reaccionar con naturalidad ante las circunstancias de la vida. Sin embargo, el enojo y la ira pueden ser opresiones del enemigo, estados que el enemigo produce directamente.



1. En Gálatas 5,9-21, el apóstol pablo enumera 17 vicios de la carne, de los cuales siete tienen que ver directamente con la emociones: "y manifiestas son las obras de la carne: enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidias,...etc." En ese capítulo de Gálatas 5 el apóstol habla de un conflicto entre la vida en el espíritu y la vida en la carne; entre ser dirigido por el Espíritu Santo y ser controlado por la carne. Para el apóstol Pablo, tan carnal es quien tolera en su vida la enemistad, el pleito, el celo, la ira, la contienda, la disensión y la envidia, como lo es el adúltero. Por lo general, una iglesia no es destruida por que haya adulterio, pero si por la enemistad, los pleitos, los celos, las iras, las contiendas, las disensiones, y las envidias entre los hermanos.



a) Una cosa puede ser clara en la conducta de una persona que asiste a la iglesia: si en ella hay una combinación de amargura, enojo, ira, enemistad, pleito, rivalidad, celo, contienda, envidia, etc.; si guarda rencores contra otra persona, si se expresa mal de otros, si intencional o inconscientemente lastima a otros, si no puede tener amistad con alguien ni trabajar en armonía con otros, o si al hablar de cierta persona dice algo negativo de ella, es muy probable que es una opresión del enemigo, y aun mas, puede ser haya una posesión demoniaca.



b) Por ejemplo, una persona que al hablar termina invariablemente (siempre) hiriendo a la persona con quien habla, sin darse cuenta puede estar siendo usada por el demonio. Ejemplo: es típico de cierta persona decir: "no está en mi hacerlo, pero algo me hace hacerlo”, o que diga “a mí me gusta molestar a la gente”, o “no me había dado cuenta que era una costumbre que yo tengo de hacer enojar a la gente”. En esos muchos casos en que la persona se siente impulsada a actuar de esa manera, y que uno nota que hay cierta compulsión para hacer algo malo, invariablemente que es una opresión del enemigo, y no son tan solamente fallas de personalidad.



c) Cuando la persona tolera voluntariamente en su vida vicios y actitudes que sabe bien que Dios condena, esos vicios 

y esas actitudes se pueden convertir en puertas abiertas por las cuales opresiones del diablo pueden controlar a la persona. 



d) Ejemplo: Cierto señor fue donde un ministro del evangelio en busca de consejo: estaba dominado por un rencor muy fuerte hacia su padre que ya había fallecido. Esta persona logro su victoria espiritual sobre su rencor el día que hizo un viaje de 1,200 millas hasta el lugar donde estaba sepultado su padre y ahí le pidió perdón por todo lo malo que había sentido hacia él. Muchos cristianos sufren espantosamente y no se dan cuenta que por guardar rencores, resentimientos y amarguras, han hecho de cada uno de estos sentimientos puertas abiertas por las cuales el diablo se manifiesta en sus vidas. Estos sentimientos se han convertido en verdaderas opresiones del enemigo.



e) Sacerdotes y laicos que ejercen directamente ministerio  de liberación, testifican de una manera enfática, que en muchos casos en que personas han sido liberadas de ciertas opresiones espirituales, espíritus malos se han manifestado, diciendo al salir: ¡Odio!, ¡Rencor!, ¡Mentira!, ¡Coraje!, ¡Difamación!, etc. Que en lugar de salir los malos espíritus diciendo maldiciones y blasfemias se identifican con las opresiones que causaban en la persona que tenían oprimida.



f) Un sacerdote , quien tiene un prominente ministerio de liberación, cuenta el caso de una señora supuestamente creyente, pianista de una iglesia que él pastoreaba: que en cierta ocasión, mientras él predicaba, la pianista empezó a dar gritos furiosos que se escuchaban fuera de la misma iglesia. Se oro por su liberación por varias horas, porque era evidente que estaba poseída por el enemigo, y cuando fue liberada, se escucharon voces que decían: ¡Adulterio!, ¡Inmundicia!, ¡Lujuria!, ¡Pornografía!, ¡Disolución!, ¡Lascivia! Esta persona confesó, una vez liberada, que le había sido infiel a su esposo. Lo que probablemente al principio eran deseos carnales, se convirtieron en puertas abiertas por las cuales, según este prominente evangelista, habían entrado espíritus malos que producían tales aberraciones.

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