Wednesday, April 17, 2013

el sacerdote es testigo de la resurrección de Cristo

El sacerdote:


testigo de la resurrección de Cristo



El Sacerdote que actúa in persona Christi, no actúa nunca en nombre de un ausente, sino



en la Persona misma de Cristo resucitado, que se hace presente con su acción realmente



eficaz en las especies del pan y el vino. El Sacerdote vive para la Eucaristía y de la Eucaris-



tía, y, en ella, encuentra el camino de su resurrección. No hay nada más grande ni más



valioso que pueda ofrecer un Sacerdote a los hombres que el mismo cristo resucitado en las



especies eucarísticas. La salvación esperada por la humanidad se realiza únicamente en el



misterio de Cristo resucitado. Cada presbítero sabe bien que es instrumento necesario para



la acción salvífica de Dios, pero siempre instrumento. Y



al ser instrumento que posibilita la acción de la gracia



salvadora, se convierte en testigo fundamental de la



resurrección.



Cuando nos acercamos a celebrar la Eucaristía, esta-



mos celebrando el acontecimiento pascual que en la



persona del Sacerdote se testimonia para el mundo. Es por eso, que la alegría que produce



las apariciones del resucitado a sus discípulos según el testimonio de los evangelistas, debe



ser la alegría que produzca en nosotros la aparición de Cristo en la mesa del altar por manos



del Sacerdote. El acontecimiento pascual en la celebración de la misa, es el mismo de la



resurrección, el mismo de las apariciones que menciona el Nuevo Testamento. Los católi-



cos debemos descubrir con los ojos de la fe que Jesús vivo se hace presente no solo en la



mesa del altar, sino en el Sacerdote que consagra la víctima y la ofrece en nombre del



pueblo. Si los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor (Cf. Jn 20, 20) y el miedo y



la tristeza que se apoderaron de ellos por su muerte desaparecieron, así mismo estamos



llamados a descubrir con los ojos de la fe la alegría pascual de la resurrección de Cristo en



la sagrada Hostia y en el Sacerdote.



“He aquí, pues, la invitación que hago a todos: Acojamos la gracia de la

Resurrección de Cristo. Dejémonos renovar por la misericordia de Dios,

dejémonos amar por Jesús, dejemos que la fuerza de su amor transforme

también nuestras vidas; y hagámonos instrumentos de esta misericordia,

cauces a través de los cuales Dios pueda regar la tierra, custodiar toda la

creación y hacer florecer la justicia y la paz.”



(Mensaje Urbi et Orbi del Santo Padre Francisco, Pascua 2013, Domingo 31 de Marzo )

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