Monday, August 25, 2014

sobre la homilia

Con mucha frecuencia oímos decir que el cura, durante la homilía dominical,
“habló muy bonito, pero no se le entendió nada”. Si bien es cierto que uno de los
grandes retos que tiene el sacerdote en su predicación es acercarse de manera sencilla
y eficaz a sus fieles, y más aún, hacerle cercano a Dios en sus vidas; esta gran tarea
queda corta cuando no se pone en diálogo la palabra de Dios con la vida de los fieles.
Llevar a cabo esta misión es posible solo en el contacto frecuente que el sacerdote
tenga con Dios a través de la oración y la meditación de su
palabra, así como en la proximidad
que tenga con las personas a las que
se dirige. La oración consecratoria de
los sacerdotes, que citábamos en el
boletín anterior, insiste en que, por
su predicación, los presbíteros deben
hacer que “la palabra del Evangelio
dé fruto en el corazón de los
hombres”. En efecto, esta tarea
depende sobre todo de la fuerza
de la misma Palabra, pero es al
sacerdote a quien compete
acercarla a la vida de las personas,
teniendo presente que “el Señor se
complace de verdad en dialogar con
su pueblo y al predicador le toca
hacerle sentir este gusto del
Señor a su gente.” (EG, 141)
 Poner a Dios, que se ha hecho palabra, en contacto con su pueblo es la
misión principal del sacerdote en la homilía. Es justo pues que él mismo se convenza
de ello y para que pueda hablar desde el corazón con palabras sencillas, calurosas y
afectuosas; palabras que entran en sintonía con la sencilla y transparente
personalidad de los feligreses, palabras que, por la fuerza del Espíritu Santo, salen del
corazón de Dios y llegan como un dardo encendido (Cf. Lc 12,49) al corazón de los
hombres y mujeres que celebran su fe en la Misa dominical. “Durante el tiempo que
dura la homilía, los corazones de los creyentes hacen silencio y lo dejan hablar a Él. El
Señor y su pueblo se hablan de mil maneras directamente, sin intermediarios. Pero en
la homilía quieren que alguien haga de instrumento y exprese los sentimientos,
de manera tal que después cada uno elija por dónde sigue su conversación”. (EG,
143)

No comments: