''Esta Conferencia -escribe el Papa- se reúne en un momento crucial de la historia económica y social, que plantea retos a todo el mundo. El desempleo está expandiendo trágicamente las fronteras de la pobreza y este hecho puede ser particularmente descorazonador para los jóvenes que podrían fácilmente desmoralizarse, perder el sentido de su valor y sentirse ajenos a la sociedad''.
Otro problema grave, relacionado con el precedente ''es el de la migración de masas: ya el notable número de hombres y mujeres obligados a buscar trabajo fuera de su patria es fuente de preocupación. A pesar de su esperanza en un futuro mejor, con frecuencia encuentran incomprensión y exclusión, por no hablar de cuando su experiencia es la de tragedias y desastres. Habiendo afrontado tantos sacrificios, estos hombres y estas mujeres, no logran a menudo hallar un trabajo decente y se convierten en víctimas de una determinada ''globalización de la indiferencia''. Su situación les expone a ulteriores peligros, como el horror de la trata de seres humanos, el trabajo forzoso y la reducción en esclavitud. Es inaceptable que en nuestro mundo el trabajo hecho por los esclavos, sea moneda de uso corriente ¡No se puede seguir así! La trata de seres humanos es un azote , un crimen contra toda la humanidad. Ha llegado el momento de aunar las fuerzas y de trabajar juntos para liberar a las víctimas de ese tráfico y para desarraigar ese crimen que nos atañe a todos, desde las familias a toda la comunidad mundial''.
Francisco afirma que es hora de reforzar ''las formas de cooperación y de establecer nuevos caminos para incrementar la solidaridad. Para ello es necesario un compromiso renovado en favor de la dignidad de cada persona; mayor decisión para cumplir las normas internacionales del trabajo; la planificación de un desarrollo centrado en la persona como protagonista y beneficiaria principal; una evaluación nueva de las responsabilidades de las multinacionales en los países donde actúan, incluyendo los sectores de la gestión de los beneficios y de la inversión y un esfuerzo coordinado para impulsar a los gobiernos a facilitar los viajes de los emigrantes en beneficio de todos, eliminando de esa forma la trata de seres humanos y las condiciones peligrosas de transporte. La definición de los futuros objetivos de desarrollo sostenible facilitará la cooperación eficaz en estos sectores''.
El Santo Padre concluye recordando que la doctrina social de la Iglesia ''apoya las iniciativas de la OIT centradas en la promoción de la persona y en la dignidad del trabajo'' y alentando a sus miembros a ''enfrentar los retos del mundo actual permaneciendo fieles a esos nobles objetivos''. “Invoco -termina- la bendición de Dios sobre todo lo que hacéis para defender e incrementar la dignidad del trabajo para el bien común de la familia humana''.
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