Friday, October 25, 2013

Como superamos nuestra miseria?

La superación de   nuestra miseria

  



Al comienzo de su carta a los Romanos, San Pablo dijo que el pecado ya no tiene poder sobre nosotros por la gracia de Dios.En la primera lectura de romanos, vemos la lucha interna que él tuvo -y la cual todos tenemos -para permanecer en esa gracia.

Aunque fuimos creados buenos, a imagen de Dios, el pecado original de ignorar las leyes de Dios ha afectado nuestra naturaleza. Vivimos por la Ley de Entropía. En ciencia, "entropía" es la degradación natural de todo. En el mundo espiritual, es nuestra santidad que naturalmente decae.
Como cristianos bautizados, nosotros tenemos el Espíritu Santo. Nosotros somos santos, pero requiere esfuerzo llegar a ser quienes realmente somos, viviendo y creciendo en santidad. Si no hacemos ese esfuerzo, caemos de nuevo en el pecado. Hacemos lo que no queremos hacer. ¡Y lo seguimos haciendo una y otra vez! Además no hacemos las cosas buenas que nuestra conciencia nos recomienda. Como Pablo y muchos otros santos tenemos que decir, "¡Que miserable soy!"
Al haber sido creados a imagen de Dios, experimentamos la satisfacción más grande, el gozo más grande, una paz completa cuando manejamos las situaciones diarias de la manera que Jesús lo haría, es decir, cuando somos pacientes, amables, misericordiosos, etc. Para prueba de esto, piensa cómo te sientes cuando eres impaciente, grosero o con rabia lleno de rencor, en otras palabras, cuando la naturaleza de tu carne controla a tu estado de ánimo. Ese no es un sentimiento placentero ¿eh?  Follow us on Twitter
Seguro que sí hay un buen sentimiento detrás de cada acción pecaminosa que realizamos, si no fuera así no lo haríamos. Pero el "buen" sentimiento es como tomar agua que está llena de desperdicio tóxico. Sentir el mal olor y probar el mal sabor no nos detiene cuando nuestra carne dice, "¡Estoy sediento! ¡Debo beber! Nos lo tragamos para una breve satisfacción.
Y luego nos enfermamos.
Utilizar el Sacramento de la Reconciliación y las oraciones penitenciales de la reconciliación durante la Misa es como ir al doctor. Le decimos: "cuando tomo ese agua, no me siento muy bien." Su prescripción es: "pare de tomar ese agua. Hay otra agua que está disponible. ¡Claro! Sabíamos eso, pero el agua mala era más fácil de obtener.
¡Qué miserables somos!
¿Quién nos puede liberar de esto? ¡Todas las alabanzas para Dios, a través de Jesucristo nuestro Señor! Ya que somos muy fácilmente gobernados por nuestra naturaleza carnal y la Ley de Entropía, necesitamos la ayuda de alguien que exitosamente haya superado el problema. La prescripción del doctor para disfrutar quienes somos como criaturas hechas a Imagen de Dios es la oración: "Señor Jesús, se mi paciencia" o "se mi amabilidad hacia esa persona que me está enloqueciendo" o se mi habilidad de perdonar cuando me siento enojado."
Luego, Jesús se substituye Él mismo por nosotros, en nosotros, hasta que nuestra santidad se convierte en nuestra segunda naturaleza

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