Wednesday, May 30, 2012

sobre apariciones marianas

. La Virgen se aparece La Virgen Santísima está en el cielo en cuerpo y alma. Está es verdad es parte del dogma de la Asunción. Desde el cielo nuestra madre intercede por nosotros y nos ayuda en nuestro peregrinar hacia el cielo. En las apariciones, Dios permite que el cuerpo glorificado de la Virgen se haga visible para alguna/s persona/s. Aunque esta verdad trasciende nuestra capacidad racional, no es contraria a la razón. Para quien vive en gracia y experimenta una viva relación con Dios, la Virgen y los santos, las apariciones no presentan una dificultad porque saben que ellos, están siempre en con nosotros y se manifiestan. María, por tener un cuerpo glorioso, puede tomar diferentes características físicas: su edad, estatura, apariencia, forma de hablar, vestuario. El cuerpo glorificado no tiene dificultad en estas adaptaciones sin dejar por ello de ser real. (Ver Cristo y Sus apariciones a los discípulos, Magdalena (Jn 20, 14-16) y los discípulos de Emaús (Lc 24, 16). La Virgen se acomoda a la cultura y el lenguaje de los videntes. Esta es una adaptación pedagógica de la Virgen que, como madre, busca a sus hijos. También la Virgen puede comunicarse milagrosamente a través de solo locuciones: la persona solo escucha a la virgen. La Virgen viene en ayuda de sus hijos. La Iglesia reconoce la posibilidad de que Dios hable directamente a algunas almas y las instruya en el bien, ya particular, ya colectivamente. Las apariciones marianas no añaden nada a la doctrina cristiana. El propósito de la Virgen es ayudarnos a vivir nuestra fe según la enseña la Iglesia. Ella nos recuerda algún aspecto de la fe o vida cristiana un tanto olvidado o no explícitamente deducido. Ella pone ante nuestra conciencia la verdad que hemos olvidado o que vivimos superficialmente. Ella nos ayuda a profundizar para que saquemos el mayor provecho espiritual. El Cardenal Ratzinger, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nos dice: "No podemos ciertamente impedir que Dios hable a nuestro tiempo a través de personas sencillas y valiéndose de signos extraordinarios que denuncian la insuficiencia de las culturas que nos dominan, contaminadas de racionalismo y de positivismo. Las apariciones que la Iglesia ha aprobado oficialmente ocupan un lugar preciso en el desarrollo de la vida de la Iglesia en el último siglo. Muestra, entre otras cosas, que la Revelación -aún siendo única, plena y por consiguiente, insuperable- no es algo muerto; es viva y vital." -Ratzinger, Reporte Sobre la Fe. Es cierto que nadie está obligado a creer en una aparición privada, aunque esté aprobada por la Iglesia. Sin embargo sería temerario rechazarlas una vez que han sido aprobados. Habríamos de preguntarnos: ¿Creemos de verdad que la Virgen esta gloriosa en el cielo y PUEDE aparecerse si Dios la envía?; ¿Estamos verdaderamente abiertos con humildad a discernir o lo rechazamos apriori? 2. Características de las Apariciones auténticas: Sencillez de los videntes: El vidente (o los videntes) juega un papel, hasta cierto punto, importante en el discernimiento de la autenticidad de las apariciones. Pueden ser un obstáculo si llegan a negar las experiencias que han tenido, ya sea por miedo o por otra razón (esto ocurrió en la aparición de La Salette). Pueden los videntes llegar a proporcionar criterio necesario para demostrar su falta de autenticidad (si manifiestan, por ejemplo, problemas mentales o emocionales.) Los videntes auténticos: - Evitan enfocar la atención hacia ellos; - Usualmente son jóvenes, sin formación académica notoria; - No resaltarían ante el mundo por razones naturales. - En algunas ocasiones no eran particularmente santos o espirituales antes de la aparición; - Nunca esperaban, ni buscaban tener visiones; estas fueron de total sorpresa para ellos; -Muchas veces son avisados por la Virgen que tendrán que sufrir mucho a consecuencia de su elección. La aparición conlleva pruebas y grandes dificultades para sus vidas. La virtud por excelencia que deben tener los videntes es la humildad. "La humildad es el sello más seguro, la piedra de toque por excelencia, para discernir todas las operaciones divinas" (ejemplo: Santa Bernardita; Beatos Francisco y Jacinta: ellos huían de la atención). Hay una serie de preguntas que se pueden hacer en referencia a los videntes: - ¿Es capaz de obedecer el vidente las autoridades de la Iglesia cuando se les pide que guarde silencio? - ¿Que frutos de conversión manifiesta? - ¿El vidente ha aceptado favores personales o dinero a cambio de las apariciones o revelaciones proféticas? - ¿Acepta el vidente la posibilidad de que las visiones pueden ser ilusorias o demanda que todos le crean? - ¿Puede el vidente continuar, en lo posible, en una vida normal cristiana, o existe en él la necesidad de tener siempre algún hecho sobrenatural? El lugar de las apariciones: - Tienden a ocurrir en lugares aislados y de silencio. Suelen ser lugares que invitan a la oración. - Usualmente en áreas o regiones donde las creencias religiosas están bajo ataque o se han olvidado; -Los lugares de aparición muchas veces se convierten en santuarios de peregrinación donde la presencia de la Virgen se hace sentir y ella nos lleva a Jesús. La Transmisión de un mensaje a los fieles: -Los videntes dan cuenta detallada y consistentemente del contenido de sus visiones. Y aunque hayan pasado muchos años después de las apariciones, aún no se contradicen con lo dicho anteriormente. -El mensaje generalmente exhorta a vivir el Evangelio, recordando algo que se está olvidando. Llama al arrepentimiento, a volver a Dios. -Pide el aumento de la fe, los sacramentos, la oración y de las obras de piedad y de misericordia. (No siempre hay mensaje. Ej: Knock, Irlanda) Son acompañadas por algún signo milagroso que ayuda a confirmar la autenticidad. -Ocurren eventos milagrosos totalmente inexplicables a nivel humano. -Curaciones físicas de enfermedades mortales ya declarados así por los médicos; -Conversiones de personas ateas e incluso rebeldes contra Dios (el ejemplo de Ratisbone, el judío que se convirtió por la Medalla Milagrosa) -Eventos sobrenaturales visibles (por ejemplo el milagro del sol en Fátima). Las apariciones que no muestran las características de arriba son más difíciles de analizar por las autoridades religiosas y científicas. Las apariciones se deben juzgar sin mezclarlas con otros eventos Una gran dificultad en el discernimiento de las apariciones son las situaciones que no son propiamente de la aparición pero que se mezclan con ella. -A veces, apariciones auténticas son seguidas de un gran incremento de actividad sobrenatural. Alguna de esta actividad puede ser del enemigo, para desacreditar la aparición. (Ejemplo: Se dice que en los 5 años después de Lourdes se reportaron unas 150 apariciones en Europa pero ninguna de esas fue aprobada). -No se debe juzgar la aparición por lo que puedan hacer algunos de sus pretendidos devotos. 3. categorías En general, las apariciones pueden caer bajo las siguientes categorías: Dudosas.......... Todas las apariciones empiezan en esta categoría por cuanto que no se puede asumir que esté ocurriendo algo sobrenatural de parte de Dios hasta que no se efectúe una evaluación completa. Falsas.......... Después de las evaluaciones, muchas de las apariciones dudosas son determinadas como falsas de acuerdo con los criterios de discernimiento de la Iglesia (los veremos más adelante). No todas las apariciones falsas son fraude. Puede ser que la persona vidente era sincera pero errada por razones de engaño satánico, problemas mentales u otra razón. Falsas y Fraudulentas....... Desafortunadamente, algunas de las supuestas apariciones han sido fingidas. Esto puede ocurrir por muchas razones: busca de atención, fama, dinero, etc... En algunos casos se trata de intervención diabólica. Pueden entonces darse fenómenos extraordinarios, imitaciones de milagros que son en realidad obra del demonio. Recordemos que el demonio es capaz de rezar el rosario y decir cosas bonitas si eso engaña a la gente para después que se entusiasmen y pierdan el cuidado poder atraparlas. Aprobadas por la Iglesia......... (por el obispo o por el Papa). Son una pequeña minoría de las apariciones reportadas. Solo la Iglesia tiene la autoridad para declarar el estatus de una aparición. La Iglesia actúa con mucha prudencia, después de mucho tiempo de discernimiento. Muchas apariciones auténticas no llegan a ser aprobadas. No cada vez que la Virgen visita es con la misma trascendencia de mensaje. La Virgen es madre de todos y puede aparecerse o comunicarse de manera extraordinaria con sus hijos a nivel personal, sin un mensaje público. En otros casos la aparición puede ser solo para un grupo o una zona, o un mensaje para una ocasión de particular peligro pero sin la intención de que se establezca allí una particular devoción nueva. No es necesario si quiera buscar la aprobación de la Iglesia a no ser que la Virgen imparta un mensaje público o comiencen a asistir muchas personas. 4. EL PROCESO DE APROBACIÓN Las apariciones pueden tener varios grados de aprobación. 1- Declaración favorable del obispo. Si la aparición atrae a muchas personas, el obispo establece una comisión para una evaluación exhaustiva. La comisión hace su recomendación al obispo y este puede que se declare en apoyo de la aparición, diciendo que "no contiene nada contrario a la fe o la moral", que "parecen ser inspiradas sobrenaturalmente" y "son dignas de devoción por parte de los fieles". 2- Permiso para celebración de la liturgia. Se permite celebrar la Santa Misa en el lugar de las apariciones. En este tiempo se observan los frutos. La mayoría de las apariciones se quedan en este grado de aprobación oficial y no es necesario mas. El hecho que no venga una aprobación de la Santa Sede no indica rechazo. 3–Reconocimiento papal. Si una aparición tiene una gran difusión internacional, puede darse una declaración de la Santa Sede. El Papa declara públicamente que el mismo tiene una disposición favorable con relación a los eventos y al contenido de la aparición. Esto puede darse de diferentes maneras: Una mención favorable del Papa, una visita al santuario, etc. 4– Reconocimiento litúrgico. Es el mas alto grado de aprobación, con la inserción oficial de la aparición en el calendario litúrgico. Entre las apariciones del siglo XIX, solo las de La Salette, Rue de Vac y Lourdes alcanzaron el máximo grado de aprobación. Entre las del siglo XX, solo Fátima, Beauraing y Bélgica. (Ver apariciones aprobadas) Nunca en la historia de la Iglesia han habido tantas apariciones aprobadas y tantos reportes de apariciones como en las últimas décadas. Aproximadamente 500 reportes de apariciones desde 1980. Podemos deducir que estamos en tiempos extraordinarios en que Dios nos exhorta con urgencia e insistencia a través de su madre. Es por lo tanto sumamente importante que escuchemos y respondamos antes que sea demasiado tarde.

sobre el padre Anselm Grum

Fray Nelson Medina, sacerdote dominico colombiano, pidió un mejor control del contenido en los medios de comunicación católicos en su país, ante la reciente presentación en un canal local del monje benedictino Anselm Grün, cuyas enseñanzas son contrarias a la doctrina de la Iglesia. En un artículo titulado "Que ya no nos confunda más Anselm Grün", el fraile dominico criticó que en el canal Cristovisión, cuyo slogan es "el canal de la Iglesia" se haya dado "amplio espacio a toda la agenda de Grün en Colombia. Es algo que lamento y lamentaré en público, porque el daño se hizo en público". "El mismo canal ha publicado videos que nos ayudan a precisar qué tipo de daño puede venir de una persona tan culta, tan amable, con un lenguaje tan respetuoso y un tono de bondad tan cercano y cálido. No digo que sea una persona hipócrita; eso sólo Dios lo sabe. Digo que su apariencia cautiva pero su enseñanza desvía, o por lo menos no apunta con decisión en la dirección de la fe de la Iglesia". Durante su permanencia en Colombia entre el 13 y el 15 de abril de este año, Anselm Grün también participó en diversas actividades organizadas por la editorial católica San Pablo, una de las principales promotoras de sus textos en Iberoamérica. En su escrito, Fray Nelson criticó los errores en la enseñanza del monje benedictino Anselm Grün, y manifestó que ve en este "un caso de lobo con piel de oveja". "En el planteamiento de Grün, la fe queda reducida a una ‘fuerza interior’, de modo que el gran consejo para superar las crisis es este: ‘Confía en tu fuerza interior’. No veo yo distancia alguna con el gnosticismo típico de la Nueva Era", señaló el sacerdote colombiano. Fray Nelson recordó que estos errores doctrinales lo llevaron a exhortar a muchas personas a que no asistan a las actividades programadas en Colombia durante la visita del monje benedictino, a mediados de abril de 2012. En su blog, el dominico también criticó la errada enseñanza sobre sexualidad de Grün, y cuestionó que "si una persona con la influencia de Grün dice: ‘Debemos evitar ver la homosexualidad como un pecado,’ ¿qué consecuencias tiene eso, cuando es clara la agenda del lobby gay en tantos de nuestros países?". "En el momento en que Colombia debate la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, ¿se puede traer a un autor que claramente niega lo que enseña la Iglesia?". Para el sacerdote colombiano, "en asuntos tan serios como la sexualidad humana o la historicidad de la carne de Cristo no se espera que tengamos un acuerdo ‘general’ con la Iglesia. Se espera de ti, Anselm, que seas claro en proclamar la verdad del que murió en la cruz para perdón de nuestros pecados". Fray Nelson subrayó que lo que enseña el monje benedictino sobre el diablo y sobre los demonios "no es la enseñanza de la Iglesia", pues "según Grün, uno debe aprender a tener ‘paz’ con esa parte oscura de uno mismo". "Es decir: el mal no es para vencerlo sino para aprender a negociar y convivir con él. Según él, el pecado es algo que siempre va a estar, y lo que yo debo lograr es que los enemigos se vuelvan amigos, algo así como que están pero sin poder". En comunicación con ACI Prensa, el dominico señaló que la actitud permisiva de editoriales y medios católicos que difunden el pensamiento de Grün se debe en parte a "ingenuidad y en parte fruto de la lentitud con que la Iglesia se pronuncia de manera oficial sobre autores tan ambiguos". Fray Nelson también explicó que la facilidad del monje benedictino para ofrecer sus herejías a los lectores católicos se explica tanto en falta de formación de los fieles como en la buena dialéctica del monje alemán. "La formación media del lector católico es menos que pobre, y sus necesidades emocionales y psicológicas son enormes. No hay muchas respuestas en la Iglesia como tal, para el católico promedio, que sólo ve templos fríos y misas anónimas. El tono cálido y el interés por el sujeto como tal son demasiado atractivos", señaló. El dominico también relacionó los escritos de Anselm Grün con los del fallecido jesuita Anthony de Mello, que fueron sancionados por la Congregación para la Doctrina de la Fe, "y en menor grado se puede ver una conexión con el tono pelagiano de algunos autores de la teología de la Liberación". Fray Nelson no descartó la posibilidad de que en editoriales y librerías católicas existan otros textos que no se adecúen al Magisterio de la Iglesia.

Thursday, May 24, 2012

La Inquisicion, mas leyenda negra que realidad

La Inquisición, más leyenda negra que realidad histórica José Calderero | Cortesía Alfa y Omega La Inquisición, un volumen de 783 páginas, publicado por la Biblioteca Apostólica Vaticana, está basado en las investigaciones científicas que se expusieron en un simposio internacional en el que participaron treinta expertos de más de una docena de países. Frente a la creencia popular de que miles de condenados por herejía fueron ejecutados por los tribunales eclesiásticos, queda demostrado que sólo se ejecutó al 1% de las 125.000 personas juzgados Según un estudio difundido por el Vaticano, la Inquisición no fue tan mala como se pensaba. Algunos historiadores han pregonado que, entre el siglo XIII y el XIX, fueron ejecutadas o torturadas millones de personas acusadas de herejía, de practicar la brujería o de profesar el protestantismo. Sin embargo, según las investigaciones recogidas en el volumen La Inquisición, y tal como afirma Agostino Borromeo, historiador de Religión Católica de la universidad romana de La Sapienza, en España, por ejemplo, sólo fueron ejecutadas el 1% de las 125.000 personas juzgadas por tribunales eclesiásticos, es decir, 1.250 personas. El volumen, de 783 páginas, contiene las actas del simposio internacional celebrado en el Vaticano del 29 al 31 de octubre de 1998, en el que participaron treinta expertos de Italia, Francia, España, Portugal, Malta, Inglaterra, Suiza, Alemania, Dinamarca, República Checa, Estados Unidos y Canadá. Otra de sus conclusiones principales es que muchas de las muertes atribuidas tradicionalmente a la Iglesia, eran en realidad responsabilidad de los tribunales civiles. El objetivo de estas investigaciones no era eximir de sus responsabilidades a la Iglesia. De hecho, Juan Pablo II pidió perdón en 2000 por el uso innecesario de la violencia y por «los errores cometidos en el servicio a la verdad recurriendo a métodos no evangélicos». Esa solicitud de perdón –aclaró– «vale tanto para los dramas relacionados con la Inquisición como para las heridas de la memoria que son su consecuencia». Aunque el libro fue presentado ya en 2004, sus revelaciones siguen generando debate. En el Reino Unido, el diario The Guardian ha citado estos datos, frente a la pervivencia del mito sobre la Inquisición. Conocer los hechos para pedir perdón Juan Pablo II también expresó la necesidad de conocer con exactitud los hechos antes de pedir perdón. A través de un mensaje que leyó el cardenal Etchegaray en la presentación del volumen La Inquisición, el Papa Wojtyla aseguró, en 1994, que «es justo que, mientras el segundo Milenio del cristianismo llega a su fin, la Iglesia asuma, con una conciencia más viva, el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo largo de la Historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en vez del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo». Juan Pablo II reconocía que la imagen de la Inquisición representa el símbolo de este antitestimonio y escándalo, pero se pregunta: «¿En qué medida esta imagen es fiel a la realidad?», y afirma que, «antes de pedir perdón, es necesario conocer exactamente los hechos y reconocer las carencias respecto a las exigencias evangélicas en los casos en que sea así». En este mismo sentido, el cardenal Georges Cottier, teólogo emérito de la Casa Pontificia, dijo durante la presentación que «no se puede pedir perdón por hechos que no están allí». Un mártir cada cinco minutos La sensibilidad en la opinión pública hacia los crímenes de la Inquisición contrasta con el silencio sobre los millones de muertos en el siglo XX a manos del comunismo, o la persecución contra los cristianos que sigue produciéndose en nuestros días. Según Massimo Introvigne, ex representante de la OSCE para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra los cristianos, «cada cinco minutos, un cristiano muere asesinado por su fe». La escalofriante cifra se basa en los trabajo del primer centro mundial de estadística religiosa, el estadounidense Center for Study of Global Christianity, que dirigía David B. Barrett y que publicó periódicamente la famosa World Christian Encyclopedia y el Atlas os Global Christianity. Tal como reveló Introvigne, durante 2011 fueron asesinados 105.000 cristianos en todo el mundo. Ante la publicación de estos datos, surgió una oleada de críticas con el objetivo de desacreditarlos. Según el ex representante de la OSCE, «de estas posiciones podemos sacar una lección: se infravalora hasta tal punto el problema de los cristianos perseguidos que, cuando se citan las cifras, parecen increíbles

ventajas de tener devocion al espiritu santo

SIETE VENTAJAS PRECIOSAS PARA EL QUE PROPAGA LA DEVOCIÓN AL ESPÍRITU SANTO 1ª Se crea un lazo de amor entre nuestra alma y la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. 2ª Un aumento notable de todas nuestras devociones, especialmente a la Sagrada Eucaristía, al Corazón de Jesús y a la Santísima Virgen. ... 3ª Una seguridad de recibir en el alma más inspiraciones del Espíritu Santo y la fuerza para ponerlas en práctica. 4ª Procurar de una manera excelente la gloria de Dios, trabajando cada día en hacer conocer y amar al Santificador de las almas. 5ª Trabajar muy especialmente por el advenimiento del reinado de Dios en el mundo, por la acción del Espíritu vivificante. 6ª Ser verdadera y prácticamente apóstol del Espíritu Santo. 7ª Atraer sobre el alma auxilios espirituales del Espíritu Santo, más íntima unión con Dios por medio del Santificador, mayor progreso en la oración mental, más consuelo y hasta alegría en la hora de la muerte, después de tan sublime apostolado. El invocar a menudo al Espíritu Santo es prenda segura de acierto en las situaciones variadas de nuestra vida.

sentido de la fiesta de pentecostes

Qué es Pentecostés? Una festividad cristiana que data del siglo primero y estaba muy estrechamente relacionada con la Pascua Originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23 15-21; Dt 169). Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su sazón, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley. En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2 1.4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana de primera categoría (Hch 20 16; 1 Cor 168). (Vocabulario Bíblico de la Biblia de América) Comisión Nacional de Pastoral Bíblica PENTECOSTÉS, algo más que la venida del espíritu... La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto. Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua. En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido. Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo. Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir. Culminar con una vigilia: Entre las muchas actividades que se preparan para esta fiesta, se encuentran, las ya tradicionales, Vigilias de Pentecostés que, bien pensadas y lo suficientemente preparadas, pueden ser experiencias profundas y significativas para quienes participan en ellas. Una vigilia, que significa “Noche en vela” porque se desarrolla de noche, es un acto litúrgico, una importante celebración de un grupo o una comunidad que vigila y reflexiona en oración mientras la población duerme. Se trata de estar despiertos durante la noche a la espera de la luz del día de una fiesta importante, en este caso Pentecostés. En ella se comparten, a la luz de la Palabra de Dios, experiencias, testimonios y vivencias. Todo en un ambiente de acogida y respeto. Es importante tener presente que la lectura de la Sagrada Escritura, las oraciones, los cantos, los gestos, los símbolos, la luz, las imágenes, los colores, la celebración de la Eucaristía y la participación de la asamblea son elementos claves de una Vigilia. En el caso de Pentecostés centramos la atención en el Espíritu Santo prometido por Jesús en reiteradas ocasiones y, ésta vigilia, puede llegar a ser muy atrayente, especialmente para los jóvenes, precisamente por el clima de oración, de alegría y fiesta. Algo que nunca debiera estar ausente en una Vigilia de Pentecostés son los dones y los frutos del Espíritu Santo. A través de diversas formas y distintos recursos (lenguas de fuego, palomas, carteles, voces grabadas, tarjetas, pegatinas, etc.) debemos destacarlos y hacer que la gente los tenga presente, los asimile y los haga vida. No sacamos nada con mencionarlos sólo para esta fiesta, o escribirlos en hermosas tarjetas, o en lenguas de fuego hechas en cartulinas fosforescentes, si no reconocemos que nuestro actuar diario está bajo la acción del Espíritu y de los frutos que vayamos produciendo. Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.

Virgen Maria Auxiliadora, 24 de mayo

María Auxiliadora Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia Antigua. Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa "La que trae auxilios venidos del cielo". Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien". En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte". San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda". La batalla de Lepanto. En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento. Pero luego - de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS. El Papa y Napoleón. El siglo pasado sucedió un hecho bien lastimoso: El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: "Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados", vio con desilusión que, en los friísimos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual lo atacó y le proporcionó total derrota. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios. San Juan Bosco y María Auxiliadora. El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Sma. Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora. Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares. San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.

el Papa Benedicto nos pide ser amigos de Dios

APRENDAMOS A DISFRUTAR EN LA ORACIÓN DE LA BELLEZA DE SER AMIGOS DE DIOS' Palabras de Benedicto XVI en la Audiencia General CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 23 mayo 2012 - La Audiencia General de esta mañana tuvo lugar a las 10,30 en la plaza de San Pedro, donde Benedicto XVI se encontró con grupos de peregrinos y fieles llegados de Italia y del mundo. En el discurso en lengua italiana, el papa, siguiendo su catequesis sobre la oración en las Cartas de San Pablo, ha centrado su meditación en el tema "El Espíritu y el abbà de los creyentes". El papa en su discurso ha recordado que Jesús nunca perdió su fe en el Padre y en Getsemaní, cuando siente la angustia de la muerte, su oración es: "Abba!, ¡Padre!". Desde las primeras etapas de su camino, dijo Benedicto XVI, "la Iglesia ha acogido esta invocación y la ha hecho propia, sobre todo en la oración del Padre Nuestro, en la cual decimos todos los días: "Padre... Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo". Recordó que, en las cartas de san Pablo lo encontramos dos veces. "El cristianismo --afirmó el santo padre- no es una religión del miedo, sino de la confianza y del amor al Padre que nos ama. Estas dos afirmaciones densas nos hablan del envío y de la recepción del Espíritu Santo, el don del Resucitado, que nos hace hijos en Cristo, el Hijo unigénito, y nos coloca en una relación filial con Dios". "Tal vez el hombre moderno --subrayó Benedicto XVI- no percibe la belleza, la grandeza y el profundo consuelo contenidos en la palabra 'padre' con la que podemos dirigirnos a Dios en la oración, porque la figura paterna a menudo hoy no está suficientemente presente, y a menudo no es suficientemente positiva en la vida diaria". "La ausencia del padre, el problema de un padre no presente en la vida del niño es un gran problema de nuestro tiempo, por lo que se hace difícil entender en profundidad qué significa que Dios sea Padre para nosotros". El papa se detuvo a considerar la paternidad de Dios, "para que podamos dejarnos calentar el corazón con esta realidad profunda que Jesús nos ha hecho conocer plenamente y para que se nutra nuestra oración". Afirmó que en Dios el ser Padre tiene dos dimensiones: "En primer lugar, Dios es nuestro Padre, porque Él es nuestro Creador. Cada uno de nosotros, cada hombre y mujer es un milagro de Dios, es querido por Él, y es conocido personalmente por Él". Pero esto no es suficiente, añadió: "El Espíritu de Cristo nos abre a una segunda dimensión de la paternidad de Dios, más allá de la creación, porque Jesús es el 'Hijo' en el sentido pleno, 'de la misma sustancia del Padre', como profesamos en el Credo. Convirtiéndose en un ser humano como nosotros, con la encarnación, muerte y resurrección, Jesús a su vez nos recibe en su humanidad y en su mismo ser de Hijo, para que así nosotros podamos entrar en su específica pertenencia a Dios". El papa concluyó exhortando a aprender "a disfrutar en nuestra oración de la belleza de ser amigos, también hijos de Dios, de poderlo invocar con la confianza que tiene un niño con los padres que lo aman. Abramos nuestra oración a la acción del Espíritu Santo para que grite en nosotros a Dios "¡Abba!¡ Padre!", y para que nuestra oración cambie, convierta constantemente nuestro pensamiento, nuestra acción, para que se vuelva conforme a la del Hijo Unigénito, Jesucristo". Al acabar su discurso, el papa se dirigió a los distintos grupos de peregrinos en su lengua. A los peregrinos de habla española les dijo: "Dentro de las catequesis sobre la oración que estamos desarrollando, hoy quisiera resaltar un aspecto que Jesús mismo nos enseñó al llamar a Dios Abbá, Padre, con la sencillez, el respeto, la confianza y el afecto de un niño con sus padres. La Iglesia ha acogido esta invocación, que nosotros repetimos en el Padre nuestro, porque el Espíritu Santo nos lo inspira en nuestro corazón. Sí, el poder llamar Padre a Dios es un don inestimable. No sólo reconocemos en él al Creador de nuestros días, sino a quien nos conoce a cada uno por nombre, se cuida siempre de nosotros y nos ama inmensamente, como nadie en el mundo es capaz de amar. Así, pues, en la oración entramos en un trato de intimidad y familiaridad con un Dios personal, que nos ha querido hacer partícipes de la plenitud de la vida que nunca nos abandona. En la plegaria, no sólo nos dirigimos a Dios, sino que entramos en una relación recíproca con él. Una relación en la que nunca estamos solos: nos acompaña Cristo en persona, el Hijo de Dios por naturaleza; y también la comunidad cristiana, con toda la diversidad y riqueza de sus carismas, como familia de los hijos de Dios. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España, Argentina, El Salvador, México y otros países latinoamericanos. Que Dios, nuestro Padre, aliente nuestro coloquio frecuente y devoto con él".

Wednesday, May 16, 2012

declaracion de obispos de EEUU sobre libertad religiosa

Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos Comité Ad Hoc de Libertad Religiosa La primera y más preciada de nuestras libertades Declaración sobre la libertad religiosa Somos católicos. Somos norteamericanos. Estamos orgullosos de esto y agradecidos por el regalo de la fe que poseemos como discípulos cristianos. Y también estamos agradecidos por el regalo de la libertad que tenemos como norteamericanos. Ser católico y norteamericano debería significar no tener que elegir entre uno o el otro. Nuestros compromisos son diferentes pe ro no deben ser contradictorios sino que deben complementarse. Las enseñanzas de nuestra fe católica nos obligan a trabajar junto a nuestros conciudadanos por el bien común de todos los que vivimos en este país. Esta es la base de nuestra nación y de nuestra Constitución, la que garantiza a los ciudadanos de todas las creencias religiosas el derecho a contribuir a una vida en común. La libertad no es solamente para los norteamericanos, pero la consideramos como algo especial de nuestra herencia por la que se luchó a un alto precio, y que nosotros ahora debemos proteger. Somos pues administradores de este regalo, no solamente para nosotros, sino para todas las naciones y pueblos que desean ser libres. Durante muchas generaciones los católicos de Norteamérica han cumplido admirablemente el deber de salvaguardar la libertad. James Gibbons, Arzobispo de Baltimore, durante su visita a Roma en 1877 para r ecibir el solideo púrpura y ser nombrado segundo cardenal de la Iglesia católica en Norteamérica, defendió la herencia americana de la libertad religiosa. Hablando del gran progreso que la Iglesia Católica había realizado en los Estados Unidos, Gibbons se lo atribuyó a “las libertades civiles que disfrutamos en nuestra ilustre república”. Y luego hizo una declaración más audaz cuando dijo que “en medio de esta maravillosa atmósfera de libertad, [la Iglesia] florece como una rosa” (Cardenal James Gibbons durante su alocución, después de tomar posesión de Santa Maria in Trastevere, 25 de marzo 1887). Mucho antes del Cardenal Gibbons, los católicos en Norteamérica ya habían sido defensores de la libertad religiosa. En sus enseñanzas sobre la libertad religiosa, el Concilio Vaticano II utilizó la experiencia de los Estados Unidos como punto de referencia. Esta libertad religiosa ha sido uno de los grandes orgullos de la Iglesia en este país. Hemos sido acérrimos defensores de la libertad religiosa en el pasado, y tenemos el deber sagrado de seguir siéndolo hoy. Cuando nuestras libertades son amenazadas debemos hablarlo abiertamente entre nosotros, y ese momento ha llegado. Como obispos católicos y como ciudadanos norteamericanos hacemos un llamado urgente a nuestros hermanos católicos norteamericanos para que estén en guardia en este momento en que la libertad religiosa está siendo atacada tanto en nuestro país como en el extranjero. Advertimos que esto sucede cerca de nosotros y lejos de nosotros. El Papa Benedicto XVI habló recientemente sobre su preocupación de que la libertad religiosa en los Estados Unidos se estaba debilitando. La llamó “la más preciada de las libertades americanas& rdquo;, y verdaderamente lo es. Con más razón tenemos que prestar atención a las advertencias del Santo Padre -amigo y aliado de Norteamérica en la defensa por la libertad, - quien en su reciente discurso a los obispos de los Estados Unidos nos dice: Son especialmente preocupantes ciertos intentos de limitar la libertad más apreciada en Estados Unidos: la libertad de religión. Muchos de vosotros habéis puesto de relieve que se han llevado a cabo esfuerzos concertados para negar el derecho de objeción de conciencia de los individuos y de las instituciones católicas en lo que respecta a la cooperación en prácticas intrínsecamente malas. Otros me habéis hablado de una preocupante tendencia a reducir la libertad de religión a una mera libertad de culto, sin garantías de respeto de la libertad de conciencia. En todo ello, una vez más, vemos la necesidad de un laica do católico comprometido, articulado y bien formado, dotado de un fuerte sentido critico frente a la cultura dominante y de la valentía de contrarrestar un laicismo reductivo que quisiera deslegitimar la participación de la Iglesia en el debate publico sobre cuestiones decisivas para el futuro de la sociedad estadounidense (Benedicto XVI, Discurso a los Obispos de los Estados Unidos durante su visita Ad Limina, 19 de enero de 2012). Atacada la Libertad Religiosa-Ejemplos Concretos ¿Está siendo amenazada la más preciada de nuestras libertades? Tristemente sí lo está. Es una disputa teológica y legal con verdaderas consecuencias a nivel mundial. Consideremos lo siguiente: El mandato de la HHS sobre anticoncepción, esterilización y drogas abortivas. El mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés) ha recibido una amplia atención, y ha encontrado nuestra más vigorosa y unificada oposición. De forma sin precedentes en la historia de los Estados Unidos, el gobierno federal obligará a las instituciones religiosas a facilitar y pagar por algo que es contrario a sus enseñanzas morales, pretendiendo definir cuáles instituciones religiosas son “suficientemente religiosas” como para ameritar la protección de su libertad religiosa. Estas peculiaridades de los “servicios preventivos” del mandato de la HHS hacen que esta sea una ley injusta. El Designado Arzobispo William Lori de Baltimore, Presidente de nuestro Comité Ad Hoc de Libertad Religiosa, testificó ante el Congreso, diciendo: “Esto no es un asunto de que si el gobierno deba prohibir la anticoncepción. No es siquiera un asunto de que si la anticoncepción deba ser apoyada por el gobierno. Se trata de que si las personas e instituciones reli giosas deben ser forzadas por el gobierno a proveer cobertura de anticonceptivos o esterilización, aun cuando estas prácticas violen sus creencias religiosas” (Reverendísimo William E. Lori, Director del Comité Ad Hoc de Libertades Religiosas de la USCCB. Testimonio oral ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, 28 de febrero de 2012). Leyes estatales de inmigración. Recientemente algunos estados han pasado leyes que prohíben lo que el gobierno considera como “amparo” a inmigrantes indocumentados, y que la Iglesia considera como caridad cristiana y cuidado pastoral de esos inmigrantes. Quizás el más notable de todos los estados es Alabama, donde los obispos católicos, en cooperación con los obispos episcopales y metodistas de ese estado, han presentado una demanda contra esta ley. La demanda expresa: Es con tristeza que presentam os esta acción legal pero con un profundo conocimiento de que como personas de fe, no tenemos otra alternativa que defender el derecho al libre ejercicio de la religión que se nos ha dado como ciudadanos de Alabama [...] La ley convierte en ilegal el ejercicio de nuestra religión cristiana la cual, como ciudadanos de Alabama, tenemos el derecho a practicar. La ley prohíbe casi todo lo que podría resultar en ayuda a un inmigrante indocumentado, o a alentar a que un inmigrante indocumentado resida en Alabama. Esta nueva ley de Alabama hace ilegal que un sacerdote católico bautice, escuche la confesión, administre la unción de los enfermos, o predique la palabra de Dios a un inmigrante indocumentado. Tampoco se nos permite animarlos a que asistan a Misa o a que los transportemos a Misa. Es ilegal dejar que asistan a reuniones de grupos de adultos que estudian las escrituras, o a clases de doctrina cristiana o de catecismo los domin gos. Es ilegal que un clérigo lo aconseje en momentos de dificultad o en preparación para el matrimonio. Es ilegal que vengan inmigrantes indocumentados a las reuniones de Alcohólicos Anónimos o que asistan a otras reuniones de grupos de rehabilitación en nuestras iglesias (Reverendísimo Thomas J. Rodi, Arzobispo de Mobile, 1 de agosto de 2011). Modificación en la estructura y el gobierno de la Iglesia. En el 2009, el Comité Judicial de la Legislatura de Connecticut propuso un proyecto de ley que hubiera forzado a las parroquias católicas a ser restructuradas de acuerdo a un modelo congregacional -evocando una controversia del siglo diecinueve sobre administración parroquial laical,- e insinuando las pretensiones del gobierno federal a en los años venideros definir para la Iglesia lo que son un “ministro religioso” y un “empleador religioso”. Estudiantes cristian os en el campus universitario. Por primera vez en sus más de cien años de historia, la Facultad de Derecho de la Universidad de Hastings en California, le ha negado categoría de organización estudiantil a un solo grupo: la Christian Legal Society, porque esta organización requería que sus directores fueran cristianos, y que se abstuvieran de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Servicios católicos de cuidado tutelar y de adopción. Las ciudades de Boston y San Francisco, el Distrito de Columbia y el estado de Illinois han hecho que las Caridades Católicas (Catholic Charities en Inglés) no puedan ofrecer servicios de adopción y de cuidado tutelar revocándoles sus licencias, cancelando contratos gubernamentales, o ambas cosas -porque las Caridades Católicas se han negado a situar a niños en hogares con parejas del mismo sexo, o con parejas de ambos sexos pero que cohabi tan juntos sin haberse casado. Discriminación contra las pequeñas congregaciones de iglesias. La ciudad de Nueva York promulgó una ley que prohibió a la Bronx Household of Faith y a otras sesenta iglesias, rentar escuelas públicas los fines de semana para llevar a cabo allí servicios religiosos. Sin embargo, los grupos que no son religiosos pueden rentar los mismos colegios para una diversidad de usos. Aunque esto no afectaría frecuentemente a las parroquias católicas, quienes por regla general son propietarias de sus edificios, si resultaría devastador para muchas congregaciones pequeñas. Esto un simple caso de discriminación contra los creyentes. Discriminación contra los servicios humanitarios católicos. A pesar de que el Departamento de Servicios de Inmigración y de Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos ha desempe&nti lde;ado de manera excelente su labor en la administración de contratos de servicios para las víctimas del tráfico humano, el gobierno federal ha cambiado los requisitos en su contrato y ahora obliga a que ofrezcamos o remitamos a estas personas a servicios de anticoncepción y de abortos, que son servicios que violan las enseñanzas católicas. Las instituciones religiosas no deben ser descalificadas de un contrato gubernamental por sus creencias religiosas, y no tienen porqué perder su identidad religiosa o su libertad cuando firman esos contratos. Sin embargo, una corte federal en Massachusetts ha cambiado el significado de lo que es libertad religiosa, y desde entonces declara que esa descalificación es requerida por la Primera Enmienda a la Constitución Americana ya que el gobierno, de cierta forma, viola la libertad religiosa cuando permite que las organizaciones católicas entablen contratos consistentes con sus creencias sobre anticonceptivos y abortos. Libertad religiosa es más que libertad de culto La libertad religiosa no consiste solamente en asistir a Misa el domingo, o rezar el rosario en el hogar. Se trata de poder contribuir al bien común de todos los norteamericanos. ¿Pero, podemos hacer el bien que nuestras creencias nos indican debemos hacer sin tener que claudicar en esas mismas creencias? Si no se entiende lo que es la libertad religiosa, los norteamericanos estarán en desventaja al faltarles contribuciones esenciales como son la educación, el cuidado de la salud, el dar de comer a los hambrientos, las libertades civiles y los servicios sociales, contribuciones que los norteamericanos creyentes realizan cada día, tanto aquí en nuestro país como en el extranjero. Lo que está en juego es si Norteamérica continuará teniendo una sociedad civil libre, creativa y fuert e, o si será el estado el que determine quién puede contribuir al bien común, y como lo podrá hacer. Los creyentes constituyen parte de la sociedad civil de los Estados Unidos, que incluye a vecinos que se ayudan mutuamente, a asociaciones comunitarias, fraternidades, ligas de deportes y grupos juveniles. Estos norteamericanos contribuyen a nuestra vida en comunidad y no necesitan permiso del gobierno para hacerlo. Las restricciones a las libertades religiosas son un ataque a la sociedad civil y al ingenio de los norteamericanos para crear asociaciones voluntarias. La Unión de Congregaciones Ortodoxas Judías de América emitió una declaración sobre el mandato de la Administración con relación a los anticonceptivos y la esterilización que refleja exactamente el peligro al que nos enfrentamos: Muy preocupante es la lógica empleada por la Administración al tomar su decisi&oacut e;n que aparenta ser la de si una entidad religiosa no trabaja de forma individual, sino que está comprometida con la sociedad, entonces pierde sus libertades y su carácter de ser “religiosa” y libre. Muchas religiones creen firmemente que deben estar abiertas y comprometidas con la sociedad y con sus conciudadanos de otros credos. El mandato de la Administración hace que esta forma abierta de funcionar sea una violación. Esto es profundamente decepcionante (Union of Orthodox Jewish Congregations. Declaración del 24 de enero de 2012). Este no es un asunto católico. Este no es un asunto judío. Este no es un asunto ortodoxo, mormón o musulmán. Este es un asunto de los norteamericanos. La Más Preciada de las Libertades de Norteamérica En 1634 un grupo de colonos católicos y protestantes llegaron de Inglaterra a la isla de St. Clement, en el sur de Maryland, a b ordo de los buques Ark y Dove. Habían venido invitados por el católico Lord Baltimore a quien el rey protestante, Charles I de Inglaterra, le había entregado Maryland con el fin de que allí se estableciera una sociedad donde personas de diferentes credos pudieran convivir en paz. Esta idea pronto fue legislada en Maryland en 1649, y conocida como el Decreto sobre la Religión (también llamado Decreto de Tolerancia), y que fue la primera ley que se decretó en nuestra nación para proteger los derechos de libertad de conciencia del individuo. La antigua historia de Maryland nos enseña que, al igual que cualquier otra libertad, la libertad religiosa requiere vigilancia y protección continua, de lo contrario puede desaparecer. Pero el experimento de tolerancia religiosa de Maryland terminó unas pocas décadas más tarde. La colonia de pobladores fue colocada bajo la autoridad del rey, y la Igles ia de Inglaterra se convirtió en la religión oficial. Se implantaron leyes discriminatorias, incluyendo la pérdida de derechos políticos contra los que se negaran a cumplirlas. Se cerraron las capillas católicas, y los católicos fueron restringidos a practicar su fe solamente en sus hogares. Bajo estas condiciones vivió la comunidad católica hasta la Revolución Americana. A finales del siglo dieciocho, los fundadores de nuestra nación adoptaron la libertad religiosa como una condición esencial de una sociedad libre y democrática. James Madison, muchas veces llamado el Padre de la Constitución, describió la conciencia como “la más sagrada de todas las propiedades” (James Madison, “Property”, 29 de marzo de 1793, en The Founding Fathers, Philip B. Kurland y Ralph Lerner Editores. Chicago: The University of Chicago Press, 1987, obtenido el 27 de marzo de 2012[Traducido del inglés]), y escribió: “La Religión de todo hombre debe ser dejada a la creencia y conciencia de cada hombre, y es el derecho de cualquier hombre hacer uso de la religión como éstas le dicten” (James Madison, “Memorial and Remonstrance Against Religious Assessment”, 20 de junio de 1785, en The Founding Fathers, obtenido el 27 de marzo de 2012 [Traducido del inglés]). George Washington escribió que “el establecimiento de la Libertad Civil y Religiosa fue el Motivo que me indujo al campo de batalla” (Michael Novak y Jana Novak, Washington´s God, 2006 [Traducido del inglés]). Thomas Jefferson aseguró a las Hermanas Ursulinas, -quienes desde 1727 habían estado sirviendo en Luisiana a una población que en su mayor parte no era católica, con un hospital, un orfelinato y varios colegios,- que los principios de la Constitución eran una “garantía segura” de que su ministerio se “gobernaría por si mismo de acuerdo a sus propias reglas optativas, sin la interferencia de la autoridad civil” (Anson Phelps Stokes, Church and State in the United States, Harper & Brothers Pub., 1950, pág. 678 [Traducido del inglés]). Por lo tanto, fue apropiado que cuando se ratificó la Declaración de Derechos, la libertad religiosa se distinguiera en ser la Primera Enmienda. La libertad religiosa es, indiscutiblemente, la primera de las libertades. La Primera Enmienda garantiza que: “el Congreso, por este medio, no decretará ninguna ley relacionada con el establecimiento de la religión, o prohibirá su libre ejercicio”. Reciente mente, en una sentencia de la Corte Suprema que afirmaba la importancia de la Primera Enmienda, el Presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos explicó que la libertad religiosa no es solo la primera enmienda o la primera libertad de los norteamericanos, sino que es la primera en la historia de las libertades democráticas, teniendo sus orígenes en las primeras cláusulas de la Carta Magna del 1215. Para dar un ejemplo, el Magistrado John Roberts, Presidente del Tribunal Supremo, ilustró nuestra historia de libertades religiosas con un tema católico, decidido por James Madison (conocido como el arquitecto de nuestra Primera Enmienda y quien presentó la Declaración de Derechos ante el Congreso): [En 1806] John Carroll, el primer Obispo católico de los Estados Unidos, solicitó una opinión ejecutiva para determinar quien debería ser nombrado para dirigir los asuntos de la Iglesia Cat&oacut e;lica en el recién adquirido territorio de Luisiana. Después de consultar con el Presidente Jefferson, el entonces Secretario de Estado, James Madison, respondió que la selección de los “funcionarios” de la Iglesia era un asunto “completamente eclesial” y dejado al juicio de la Iglesia. La “escrupulosa política de la Constitución en salvaguardar toda interferencia política en asuntos religiosos”, explicó Madison, “impedía al gobierno dar una opinión en la ´selección de personas eclesiásticas´" (Hosanna-Tabor Evangelical Lutheran Church and School vs. EEOC, 565 U.S. __, 132 S. Ct. 694, 703 (2012)). Esta es nuestra herencia Americana, nuestra más preciada libertad. Es la primera de las libertades, porque si no tenemos libertad de conciencia para practicar la religión, todas las demás libertades se vuelven frágiles . Si los ciudadanos no son libres desde sus conciencias, ¿cómo podrán ser libres en relación con los demás, o con el Estado? Si nuestras obligaciones y deberes para con Dios son impedidos, o peor aún, contradichos por el gobierno, entonces no podremos seguir afirmando que ésta es la tierra de la libertad y el faro de esperanza para el mundo. Nuestras Enseñanzas Cristianas Durante el movimiento de derechos civiles de las décadas de los años 1950 y 1960, los estadounidenses hicieron que brillara la luz del Evangelio sobre la oscura historia de la esclavitud, la segregación y la intolerancia racial. El movimiento de derechos civiles fue esencialmente un movimiento religioso, una llamada a despertar las conciencias, y no fue solamente un reclamo a la Constitución para que Norteamérica respetara su herencia de libertad. En 1963, en su famosa “Carta desde la cárce l de Birmingham”, el Rev. Martin Luther King, Jr. expresó de forma audaz, “El objetivo de Norteamérica es la libertad”. Como pastor cristiano que era, argumentó que para lograr que los Estados Unidos gozaran al máximo de esa libertad, se necesitaba la contribución específica que los cristianos estaban obligados a hacer. Sus argumentos legales y constitucionales sobre la justicia están enraizados en la antigua tradición cristiana: Estoy de acuerdo con San Agustín cuando dijo: “Una ley injusta no es una ley”. Entonces, ¿cómo se diferencia una de la otra? ¿Cómo podemos determinar si una ley es justa o injusta? Una ley justa es un código hecho por el hombre que encuadra con la ley 10 Hosanna-Tabor Evangelical Lutheran Church and School vs. EEOC, 565 U.S. __, 132 S. Ct. 694, 703 (2012). moral o la ley de Dios. Utilizando una expresión de Sa nto Tomás de Aquino, ´una ley injusta es una ley humana que no está cimentada en la ley eterna ni en la ley natural´ (Martin Luther King, Jr., “Letter from Birmingham Jail”, 16 de abril de 1963, [Traducido del inglés). Da mucho que pensar el hecho de que nuestro gobierno promulgue una ley injusta. Una ley injusta no se puede obedecer. Confrontados con una ley injusta, no se debe buscar acomodarla, especialmente cuando para acomodarla se utilizan como recursos palabras ambiguas y prácticas engañosas. Si hoy nos enfrentamos con un panorama de leyes injustas, los católicos de Estados Unidos en solidaridad con nuestros conciudadanos, deberíamos tener el valor de no obedecerlas. Ningún norteamericano desea esto y ningún católico lo quiere, pero si estas leyes llegasen a recaer sobre nosotros, entonces debemos rechazarlas c omo deber ciudadano y obligación de la fe. Es esencial comprender la distinción entre lo que es un objetor de conciencia y lo que es una ley injusta. El objetor de conciencia permite la mitigación a los que objetan a una ley justa, siendo el reclutamiento militar el mejor ejemplo. Una ley injusta “no es una ley”, y no se puede obedecer. Por lo tanto, no se busca su mitigación sino su revocación. La iglesia cristiana no pide que se le trate de forma especial, simplemente pide los derechos de libertad religiosa para todos los ciudadanos. El Reverendo King también explicó que la iglesia no es ni el amo ni el esclavo del estado, sino que es su conciencia, su guía y su crítico. Como católicos también sabemos que nuestra historia tiene sus sombras en cuanto a libertad religiosa, como cuando no extendimos a otros el respeto debido en cuanto a la primera de nuestras libertades. P ero la enseñanza de la Iglesia es absolutamente clara sobre la libertad religiosa: La persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia... en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos... Este derecho de la persona humana a la libertad religiosa ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad, de tal manera que llegue a convertirse en un derecho civil (Concilio Vaticano II, Declaración sobre la Libertad Religiosa (Dignitatis Humanae), núm. 2). Como católicos estamos obligados a defender el derecho a la libertad religiosa, tanto para nosotros como para los demás. En este empeño estamos felizmente acompañados por nuestros hermanos cristianos y fieles de otras creencias. Una reciente carta dirigida al Presidente Obama y firmada por unos sesenta líderes religiosos, incluyendo cristianos de muchas denominaciones así como judíos, argumentaba que “está claro que no sólo los católicos están objetando fuertemente a este requisito de comprar planes de salud que deben ofrecer cobertura de anticonceptivos que incluyan algunas drogas que son abortivas” (Carta de Leith Anderson et al., al Presidente Obama, 21 de diciembre de 2011). Más completa aun es una declaración de la organizació ;n Evangelicals and Catholics Together (Evangélicos y Católicos Unidos) que es rica en teología, y políticamente prudente. Esta resaltó de forma enérgica, que como testigos unidos y animados por el Evangelio de Jesucristo (Evangelicals and Catholics Together, “In Defense of Religious Freedom”, First Things, marzo, 2012), hay necesidad de una mayor vigilancia en defensa de la libertad religiosa. Esta declaración presenta claramente que como cristianos de diferentes tradiciones, objetamos a un “foro público despojado de discurso religioso”, despojado de argumentos religiosos y despojado de creyentes. No estamos buscando un “ruedo o foro público” que confiera privilegios y beneficios especiales a ciudadanos religiosos. Lo que buscamos es un foro público civil en el cual los ciudadanos puedan hacer su contribución al bien común. Es lo que nosotros podríamos llamar el foro público de América. El Señor Jesús vino a liberarnos del pecado. Las libertades políticas son una parte de esa liberación, y la libertad religiosa es la primera de esas libertades. Junto a nuestros conciudadanos cristianos, unidos con nuestros hermanos judíos, y en alianza con los norteamericanos de otras tradiciones religiosas, afirmamos que nuestra fe nos conmina a que defendamos la libertad religiosa otorgada por Dios, y que está protegida por nuestra Constitución. Mártires alrededor del Mundo En esta declaración, y como obispos de los Estados Unidos, nos preocupamos por la situación que encontramos aquí en nuestro país, pero también estamos conscientes y tristes de que en muchas partes del mundo la libertad religiosa es un peligro mucho mayor. Nuestra obligación aquí en casa es defender firmemente la libertad religi osa, pero no podemos pasar por alto la lucha mucho más grave a la que los creyentes, la mayoría de ellos cristianos, se enfrentan hoy por todo el mundo. La época del martirio no ha pasado. Los asesinatos, las bombas en las iglesias y las antorchas tiradas contra orfanatos son solamente algunos de los ataques más violentos que los cristianos han sufrido por creer en Jesucristo. En las leyes de algunos países vemos los rechazos más sistemáticos a los derechos humanos más básicos, así como las persecuciones dirigidas contra los adeptos de otros credos. Si la libertad religiosa es socavada aquí en nuestro país, entonces será menos probable que los Estados Unidos defienda las libertades religiosas en el extranjero. Y una amenaza común, tanto a nivel doméstico como internacional, reduciría la libertad de religión a solamente libertad de culto. Por lo tanto nuestra tarea en este y otros aspectos es fortalecer la libertad religiosa aquí en nuestro país de manera que podamos defenderla más vigorosamente en el extranjero. Con este fin, la política externa de los Estados Unidos así como la amplia red internacional de agencias católicas deben promover la libertad religiosa como una prioridad urgente y continuada. “Todas las Energías que la Comunidad Católica Pueda Manifestar” Lo que pedimos no es más que nuestro derecho, otorgado por Dios, para que la libertad religiosa sea respetada. Lo único que pedimos es que la Constitución y las leyes de los Estados Unidos, que reconocen este derecho, sean respetadas. Insistiendo en que sean respetadas nuestras libertades como norteamericanos, sabemos como obispos que lo que ha dicho el Santo Padre es correcto, y que esta lucha le pertenece a un “un laicado católico compr ometido, articulado y bien formado, dotado de un fuerte sentido crítico con respecto a la cultura dominante”. Aunque el mundo de la política pertenece propiamente a los laicos católicos comprometidos y valientes, como obispos buscamos llevar la luz del Evangelio a nuestra vida pública. Los exhortamos a que sean participativos y articulados en insistir que como católicos y como norteamericanos, no tenemos que escoger entre uno o el otro. Hay una necesidad urgente de que los fieles laicos, tanto cristianos como judíos y de otras religiones, reiteren enfáticamente a los representantes electos la importancia de una protección continuada de las libertades religiosas en una sociedad libre. Le dirigimos unas palabras en especial a aquellos que guardan cargos públicos. Es su noble deber gobernar por el bien común. Pero tratar las obras que realizan los creyentes como si fueran una amenaza a la vida en común, no es dar servicio al bien común. Estas obras que los creyentes realizan son esenciales para el buen funcionamiento de la sociedad. También es su deber como funcionarios públicos, proteger y defender esas libertades fundamentales garantizadas por la Carta de Derechos Humanos. Esta no deber ser una cuestión partidista. La Constitución no es para demócratas o para republicanos o independientes, sino que es para todos nosotros, y nuestros representantes electos deben hacer un gran esfuerzo, no partidista, que asegure que esto permanezca así. Sabemos que una responsabilidad especial recae sobre aquellos católicos que están a cargo de nuestro admirable conglomerado de hospitales, clínicas, universidades, institutos, agencias de adopción, proyectos de desarrollo en el extranjero y agencias de servicios sociales que ofrecen asistencia a los pobres, a los hambrientos, a los inmigrant es, y a aquellas que enfrentan crisis en sus embarazos. Ustedes realizan la labor que el Evangelio nos manda hacer. Quizás sean ustedes quienes sean forzados a escoger entre las buenas obras de la fe y su fidelidad a ésa misma fe. Los animamos a que se mantengan firmes, a no ceder, y a insistir en lo que les pertenece por derecho como católicos y como norteamericanos. Nuestro país se merece lo mejor que le podamos dar, y esto incluye resistir a las violaciones de nuestra Primera Enmienda. A nuestros sacerdotes, particularmente a aquellos que son responsables de parroquias o que son capellanes en universidades y escuelas, les pedimos que ofrezcan una catequesis sobre libertades religiosas a los fieles bajo su cuidado. Como obispos, nosotros les podemos ofrecer una guía para ayudarlos, pero el valor y el celo para realizar este trabajo no pueden venir de afuera, sino que deben estar arraigados en la preocupación por su rebaño y al imentado por las gracias que recibieron en el momento de su ordenación. Una catequesis sobre libertades religiosas no es un trabajo solamente para los sacerdotes. La Iglesia católica en los Estados Unidos está bendecida con un número inmenso de escritores, productores, artistas, publicistas, cineastas y blogueros que utilizan todos los medios de comunicación, tanto antiguos como modernos, para exponer y enseñar la fe. Ellos también tienen un papel crítico en esta batalla por la libertad religiosa. Les pedimos que usen sus habilidades y talentos en defensa de la Primera Enmienda Constitucional. Finalmente, nos dirigimos a nuestros hermanos obispos. Nos exhortamos mutuamente con caridad fraterna para que seamos audaces, claros e insistentes en advertir a otros sobre las amenazas a los derechos de nuestro pueblo. Usando las palabras del Reverendo King, vamos a tratar de ser “la consciencia del estado”. Much os hablaron fuertemente a consecuencia de la decisión del mandato sobre anticonceptivos y esterilización. Un ejemplo son las palabras de uno de nuestros hermanos mayores, el Cardenal Roger Mahony, con treinta y cinco años como Obispo, y que recientemente se jubiló después de veinticinco años como Arzobispo de Los Angeles. Él nos ofrece un modelo: “No puedo imaginar un ataque más directo y frontal a nuestra libertad de consciencia como esta resolución de hoy. Esta decisión debe ser combatida por la comunidad católica con todas las energías que pueda manifestar” (Cardenal Roger Mahony, “Federal Government Mandate for Contraceptive/Sterilization Coverage”, Cardinal Roger Mahony Blogs L.A. (blog), 20 de enero de 2012). Una Quincena por la Libertad En particular, recomendamos a nuestros hermanos obispos que enfoquemos “todas las energías que la comunidad católica pueda manifestar”, y de forma especial este próximo verano. Como pastores del rebaño, nuestra privilegiada tarea es la de dirigir a nuestros fieles cristianos en oración. Tanto nuestro año civil como el litúrgico nos señalan en varias ocasiones la herencia de libertad. Este año proponemos una especial “quincena por la libertad” en la cual los obispos en sus diócesis puedan preparar eventos especiales para dar relieve a la importancia de defender nuestra primera libertad. Nuestras instituciones católicas también pueden ser alentadas a hacer lo mismo, especialmente en cooperación con otros cristianos, con judíos, y con gentes de otros credos, y por supuesto, con todos los que deseen defender nuestra preciada libertad. Les sugerimos que por catorce días, comenzando el 21 de junio -vigilia de las Fiestas de San Juan Fisher y Santo Tomás Moro- hasta el 4 de julio, día de la Independencia, sean dedicados a esta “quincena por la libertad” como un gran himno de oración por nuestro país. Nuestro calendario litúrgico conmemora una serie de mártires importantes quienes se mantuvieron fieles frente a la persecución del poder político: San Juan Fisher y Santo Tomás Moro, San Juan Bautista, los Santos Pedro y Pablo, y los primeros mártires de la Iglesia de Roma. Este período especial de oración, estudio, catequesis y acción pública que culmina con el día de la Independencia, podría hacer énfasis en nuestra herencia cristiana y americana por la libertad. Las diócesis y parroquias de todo el país podrían escoger una fecha durante ese tiempo para desarrollar eventos especiales que podrían convertirse en una campaña nacional de enseñanza y testimonio por la libertad religiosa. Además de esta celebración en el verano, también los instamos a que la Solemnidad de Cristo Rey, una fiesta que nació por la resistencia a las incursiones del totalitarismo contra la libertad religiosa, sea un día específicamente dedicado por obispos y sacerdotes, tanto aquí en el país como en el extranjero, a predicar sobre la libertad religiosa. Urgimos a todos nuestros amigos católicos a intensificar las oraciones y el ayuno para que haya un renacer de la libertad en nuestro amado país. Los invitamos a que se unan a nosotros en una plegaria urgente por la libertad religiosa: Dios Todopoderoso, Padre de todas las naciones, Para la libertad nos has hecho libres en Jesucristo (Gal. 5:1). Te alabamos y bendecimos por el regalo de la libertad religiosa, la institución de los derechos humanos, la justicia y el bien común. Concede a nuestros dirigentes la sabiduría para proteger y promover nuestras libertades; que por Tu gracia tengamos el valor de defenderlas, tanto para nosotros como para todos los que viven en esta bendita tierra. Te lo pedimos por la intersección de María Inmaculada, nuestra Patrona, Y en el nombre de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo, con quien vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. Reconocimientos Las citas del Papa Benedicto XVI, Discurso a los Obispos de los Estados Unidos durante su visita Ad Limina © 2012, Libreria Editrice Vaticana (LEV); Concilio Vaticano II, Declaración sobre la Libertad Religiosa (Dignitatis Humanae) © 1965, LEV. Se reservan todos los derechos. Copyright © 2 012, United States Conference of Catholic Bishops, Washington, DC. Se reservan todos los derechos. Ninguna porción de este trabajo puede reproducirse o ser transmitida en forma o medio alguno, ya sea electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones, o por cualquier sistema de recuperación y almacenaje de información, sin el permiso por escrito del propietario de los derechos. El documento La primera y más preciada de nuestras libertades: Declaración sobre la libertad religiosa, fue elaborado por el Comité Ad Hoc de Libertad Religiosa de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), y aprobada por el Comité Administrativo de la USCCB durante su reunión de marzo del 2012 como una declaración de dicho Comité y que ha sido autorizada por el que suscribe. Mons. Ronny E. Jenkins, JCD Secretario General, USCCB Comité Ad Hoc de Libertad Religiosa Presidente Reverendísimo William E. Lori, Designado Arzobispo de Baltimore Obispos Miembros Cardenal Donald Wuerl, Arzobispo de Washington Reverendísimo Charles J. Chaput, OFM Cap, Arzobispo de Filadelfia, Reverendísimo Wilton D. Gregory, Arzobispo de Atlanta Reverendísimo John C. Nienstedt, Arzobispo de St. Paul-Minneapolis Reverendísimo Thomas J. Rodi, Arzobispo de Mobile Reverendísimo J. Peter Sartain, Arzobispo de Seattle Reverendísimo John O. Barres, Obispo de Allentown Reverendísimo Daniel E. Flores, Obispo de Brownsville Reverendísimo Thomas J. Olmsted, Obispo de Phoenix Reverendísimo Thomas J. Paprocki, Obispo de Springfield, IL Obispos Asesores Reverendísimo José H. Gómez, Arzobispo de Los Angeles Reverendísimo Stephen E. Blaire, Obispo de Stockton Reverendísimo Joseph P. McFadden, Obispo de Harrisburg Reverendísimo Richard E. Pates, Obispo de Des Moines Reverendísimo Kevin C. Rhoades, Obispo de Fort Wayne-South Bend

Friday, May 11, 2012

mensaje del Papa al Congreso Mundial de Turismo

Mensaje del Papa con motivo del VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo
El Congreso fue en Cancún, México del 23 al 27 de abril


Mensaje del Papa con motivo del VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo
Con motivo del VII congreso mundial de Pastoral del Turismo, que comienza hoy en la ciudad mexicana de Cancún, el Santo Padre ha escrito un mensaje dirigido al cardenal Antonio María Veglió, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes; y al obispo-prelado de Cancún-Chetumal, Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L.C.

“El turismo (…) al igual que toda realidad humana, debe ser iluminado y transformado por la Palabra de Dios -escribe Benedicto XVI-. (…) El turismo, junto con las vacaciones y el tiempo libre, aparece como un espacio privilegiado para la restauración física y espiritual, posibilita el encuentro de quienes pertenecen a culturas diversas, y es ocasión de acercamiento a la naturaleza, favoreciendo por todo ello la escucha y la contemplación, la tolerancia y la paz, el diálogo y la armonía en medio de la diversidad”.

“El viaje es manifestación de nuestro ser ´homo viator´, al mismo tiempo que refleja ese otro itinerario, más profundo y significativo, que estamos llamados a recorrer: el que nos conduce al encuentro con Dios. La posibilidad que nos brindan los viajes de admirar la belleza de los pueblos, de las culturas y de la naturaleza, nos puede conducir a Dios, favoreciendo la experiencia de fe, «pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega por analogía a contemplar a su creador» (Sb 13,5)”.

“Por otra parte el turismo, como toda realidad humana, no está exento de peligros ni elementos negativos. Se trata de males que hay que afrontar urgentemente, ya que conculcan los derechos y la dignidad de millones de hombres y mujeres, especialmente de los pobres, los menores y los discapacitados. El turismo sexual es una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras. La trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos, así como la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso, la tortura, se producen tristemente en muchos contextos turísticos. Todo esto ha de inducir a aquellos que se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo, y a toda la comunidad internacional, a aumentar la vigilancia, a prevenir y contrastar estas aberraciones”. (...)

“Deseo destacar tres ámbitos en los que la pastoral del turismo debe centrar su atención. En primer lugar, iluminar este fenómeno con la doctrina social de la Iglesia, promoviendo una cultura del turismo ético y responsable, de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico. El disfrute del tiempo libre y las vacaciones periódicas son una oportunidad, así como un derecho. La Iglesia desea seguir ofreciendo su sincera colaboración, desde el ámbito que le es propio, para hacer que este derecho sea una realidad para todos los seres humanos, especialmente para los colectivos más desfavorecidos”.

“En segundo lugar, la acción pastoral nunca debe olvidar la (...) «vía de la belleza». Muchas de las manifestaciones del patrimonio histórico-cultural religioso «son auténticos caminos hacia Dios, la Belleza suprema». (…) Es importante cuidar la acogida y organizar las visitas turísticas siempre desde el respeto al lugar sagrado y a la función litúrgica para la que nacieron muchas de estas obras y que sigue siendo su destino primordial”.

“Y, en tercer lugar, la pastoral del turismo ha de acompañar a los cristianos en el disfrute de sus vacaciones y tiempo libre, de modo que sean de provecho para su crecimiento humano y espiritual. Éste es ciertamente «un tiempo oportuno para que el cuerpo se relaje y también (...) para crecer en la relación personal con Cristo»”. (...)

“La nueva evangelización -concluye el Papa-, a la que todos estamos convocados, nos exige tener presente y aprovechar las numerosas ocasiones que el fenómeno del turismo nos ofrece para presentar a Cristo como respuesta suprema a los interrogantes del hombre de hoy”.

Wednesday, May 09, 2012

la santidad de la Iglesia Catolica

Creo en la santidad de la Iglesia La santidad de la Iglesia consiste en el poder por el que Dios obra la santidad en ella dentro de la pecaminosidad humana Autor: Joseph Ratzinger | Fuente: Introducción al cristianismo La santa Iglesia católica No voy a hacer una exposición completa sobre la Iglesia. Teniendo ante los ojos los problemas teológicos actuales, voy a intentar poner de manifiesto el escándalo que para nosotros supone la fórmula "la santa Iglesia católica", y dar la respuesta a la que apunta el texto del Símbolo. Sigue siendo válido lo que hemos afirmado antes sobre el lugar espiritual y el conjunto íntimo de esas palabras; por una parte, aluden a la fe en la obra poderosa del Espíritu Santo en la historia y, por la otra, quedan explicadas en la doctrina de la remisión de los pecados y de la comunión de los santos; en ella el bautismo, la penitencia y la eucaristía son como los pilares de la Iglesia, como su contenido propio y su verdadera forma existencial. Quizá desaparezca gran parte de las molestias que nos produce nuestra profesión de fe en la Iglesia, cuando reflexionemos en este doble contexto. Hablemos también de lo que hoy día nos acosa. No intentemos disimularlo; hoy sentimos la tentación de decir que la Iglesia ni es santa ni es católica. El mismo concilio Vaticano II ha querido hablar no sólo de la Iglesia santa, sino de la pecadora. Estamos tan convencidos del pecado de la Iglesia que si hiciésemos alguna objeción al concilio diríamos que ha tocado el tema muy tímidamente. Es cierto que ahí puede estar influyendo la teología del pecado de Lutero y también un requisito nacido de previas decisiones dogmáticas; pero lo que hace esta "dogmática" está de acuerdo con lo que nos dice nuestra propia experiencia: La historia de la Iglesia está llena de compromisos humanos. Podemos comprender la horrible visión de Dante que veía subir al coche de la Iglesia las prostitutas de Babilonia, y nos parecen comprensibles las terribles palabras de Guillermo de Auvernia (siglo III), quien afirmaba que deberíamos temblar al ver la perversión de la Iglesia: La Iglesia ya no es una novia, sino un monstruo tremendamente salvaje y deforme... La catolicidad de la Iglesia nos parece tan problemática como la santidad. Los partidos y contiendas han dividido la túnica del Señor, han dividido la Iglesia en muchas Iglesias que pretenden ser, más o menos intensamente, la única Iglesia verdadera. Por eso hoy la Iglesia se ha convertido para muchos en el principal obstáculo para la fe. En ella sólo puede verse la lucha por el poder humano, el mezquino teatro de quienes con sus afirmaciones quieren absolutizar el cristianismo oficial y paralizar el verdadero espíritu del cristianismo. No hay teoría alguna que pueda refutar concluyentemente estos argumentos. Pero también es cierto, por otra parte, que estas ideas no carecen solamente de la razón sino de un amargor del corazón que quedó defraudado en su alta expectación y que ahora en amor enfermo y herido sufre la destrucción de su esperanza. ¿Qué diremos a todo esto? En último término sólo podemos profesar nuestra fe y dar el porqué que nos permite, a pesar de todo, amar en la fe a la Iglesia; sólo podemos decir por qué vemos el rostro de la Iglesia santa a través de su faz deformada. Pero expliquemos ante todo el contenido. Como ya dijimos, la palabra "santo" no alude primariamente a la santidad en medio de la perversidad humana. El Símbolo no llama a la Iglesia "santa" porque todos y cada uno de sus miembros sean santos, es decir, personas inmaculadas. Este es un sueño que ha renacido en todos los siglos, pero que no tiene lugar alguno en el Símbolo; expresa el anhelo perpetuo del hombre por que se le dé un cielo nuevo y una tierra nueva, inaccesibles en este mundo. En realidad, las más duras críticas a la Iglesia de nuestro tiempo nacen veladamente de este sueño; muchos se ven defraudados, golpean fuertemente la puerta de la casa y tildan a la Iglesia de mentirosa. Pero volvamos a nuestro tema. La santidad de la Iglesia consiste en el poder por el que Dios obra la santidad en ella, dentro de la pecaminosidad humana. Este es el signo caracterí stico de la "nueva alianza": En Cristo Dios se ha unido a los hombres, se ha dejado atar por ellos. La nueva alianza ya no se funda en el mutuo cumplimiento del pacto, sino que es un don de Dios, una gracia, que permanece a pesar de la infidelidad humana. Es expresión del amor de Dios que no se deja vencer por la incapacidad del hombre, sino que siempre es bueno para él, lo asume continuamente como pecador, lo transforma, lo santifica y lo ama. Por razón del don que nunca puede retirarse, la Iglesia siempre es la santificada por él; santificación en la que está presente entre los hombres la santidad del Señor. Lo que en ella está presente y lo que elige en amor cada vez más paradójico las manos sucias de los hombres como vasija de su presencia, es verdaderamente la santidad del Señor. Es santidad que en cuanto santidad de Cristo brilla en medio de los pecados de la Iglesia. Por eso la figura parad&oacu te;jica de la Iglesia en la que las manos indignas nos presentan a menudo lo divino, en la que lo divino siempre está presente sólo en forma de sin-embargo, es para los creyentes un signo del sin-embargo del más grande amor de Dios. La emocionante yuxta-posición de la fidelidad de Dios y la infidelidad del hombre expresada en la estructura de la Iglesia, es también la dramática figura de la gracia por la que se hace actualmente visible en el curso de la historia la realidad de la gracia como perdón de lo que en sí es indigno. Podría decirse que la Iglesia, en su paradójica estructura de santidad y pecado, es la figura de la gracia en este mundo. Sigamos adelante. El sueño humano del mundo sanado e incontaminado por el mal, presenta la Iglesia como algo que no se mezcla con el pecado. Existe ahí en cierto sentido, un pensar blanco-negro, que despiadadamente separa y tira lo negativo (que puede concebirse de muy diversas maneras). En la crítica actual de la sociedad y en sus acciones se revela claramente esta característica inexorable e inherente al ideal humano. Por eso los contemporáneos de Cristo se escandalizaban sobremanera al ver que a la santidad de Cristo siempre le faltase esta nota judicial: no era fuego que destruía los indignos, ni celo que arrancase la hierba que ellos veían crecer. Por el contrario, su santidad se mostraba en el contacto con lo pecadores que se acercaban a él, hasta el punto de que él mismo se convirtió en "pecado", en maldición de la ley en la cruz, en plena comunidad con el destino común de los perdidos (cf. 2 Cor 5,21; Gal 3,13). Él atrajo los pecadores a sí, los hizo partícipes de sus bienes, y reveló así lo que era la "santidad". Nada de separación, sino purificación, nada de condenación, sino amor r edentor. ¿No es acaso la Iglesia la continuación de este ingreso de Dios en la miseria humana? ¿no es la continuación de la participación en la misma mesa de Jesús con los pecadores? ¿no es la continuación de su contacto con la necesidad de los pecadores, de modo que hasta parece sucumbir? ¿no se revela en la pecadora santidad de la Iglesia frente a las expectaciones humanas de lo puro, la verdadera santidad aristocrática de lo puro e inaccesible, sino que se mezcla con la porquería del mundo para eliminarla? ¿Puede ser la Iglesia algo distinto de un sobrellevarse mutuamente que nace de que todos son sostenidos por Cristo? Confieso que para mí la santidad pecadora de la Iglesia tiene en sí algo consolador. ¿No nos desalentaríamos ante una santidad inmaculada, judicial y abrasadora? ¿Y quién se atrevería a afirmar que él no tiene necesidad d e otros que lo sobrelleven, es más, que lo sostengan? Quien vive porque otros lo sobrellevan, ¿cómo podrá negarse a sobrellevar a otros? El único don que puede ofrecer, el único consuelo que le queda ¿no es sobrellevar a otros como él mismo es sobrellevado? La santidad de la Iglesia comienza con el sobrellevar y termina con el sostenerse. Pero donde ya no se da el sobrellevar, cae el sostenerse, y una existencia inconsistente cae necesariamente en el vacío. El cristiano reconoce la imposibilidad de la autarquía y la debilidad de lo propio. Cuando la crítica en contra de la Iglesia es biliosamente amarga y comienza a convertirse en jerigonza, late ahí un orgullo operante. Por desgracia a eso se junta a menudo un gran vacío espiritual en el que ya no se considera lo propio de la Iglesia, sino una institución con miras políticas; se considera su organización como lamentable y brutal, como si lo propio de la Iglesia estribase en su organización y no en el consuelo de la palabra y de los sacramentos que conserva en días buenos y aciagos. Los verdaderos creyentes no dan mucha importancia a la lucha por la reorganización de las formas cristianas. Viven de lo que la Iglesia siempre fue. Y si uno quiere conocer lo que es la Iglesia, que entre en ella. La Iglesia no existe principalmente donde está organizada, donde se reforma o se gobierna, sino en los que creen sencillamente y reciben en ella el don de la fe que para ellos es vida. Sólo sabe quién es la Iglesia de antes y de ahora quien ha experimentado cómo la Iglesia eleva al hombre por encima del cambio de servicio y de formas, y cómo es para él patria, y esperanza, patria que es esperanza, camino que conduce a la vida eterna. Esto no quiere decir que hemos de quedarnos en el pasado y que hemos de soportarlo tal y como es. El sobrellevar puede ser también un acontecimiento altamente activo, una lucha para que la Iglesia siempre sea quien lleve y soporte. La Iglesia sólo vive en nosotros, vive de la lucha entre el pecado y la santidad, de la misma manera que esa lucha vive del don de Dios sin el que no podría existir; pero esa lucha será útil y constructora cuando esté vivificada por el espíritu que sobrelleva, por el amor real. Así llegamos al criterio que siempre debe medir esa lucha crítica por una santidad mayor, y que no contradice la resignación, sino que la exige. La medida es la construcción. La amargura que destruye se juzga a sí misma. Una puerta cerrada puede convertirse en signo que azota a quienes están dentro; pero es una ilusión creer que aislados podemos construir más y mejor que en equipo, como también es una ilusión colocar la Iglesia de "los santos" en lugar de la "Iglesia santa", que es santa porque el Señor le da graciosamente el don de la santidad. Nota: Pasaje tomado del último capítulo del libro "Introducción al cristianismo", del Cardenal Ratzinger, hoy S.S. Benedicto XVI (1968)

Guardias Suizos en el Internet

Los guardias suizos del Papa estrenan web, fan page en Facebook y canal en YouTube






«Queremos mejorar así la comunicación con los jóvenes que de otro modo no tienen una ocasión para saber verdaderamente qué es la Guardia Suiza». Son palabras del coronel Daniel Arnig, quien el sábado 5 de mayo, en la víspera del juramento de 26 nuevos soldados para el ejército más pequeño del mundo, hizo público el lanzamiento oficial tanto de un website como de una fan page e nFacebook de la Guardia Suiza Pontificia.



La web (http://www.guardisvizzera.va/ y http://www.swissguard.va/) está disponible en cuatro idiomas (inglés, francés, alemán e italiano). Ofrece datos de interés sobre la Guardia Suiza (organización, misión, la vida como soldado, el juramento y uniformes), su historia, cómo convertirse en guardias suizos, materiales para medios de comunicación e incluso una tienda on line.



La fan page en Facebook (https://www.facebook.com/gsp1506) fue creada el viernes 4 de mayo de 2012 y en ella se irán colocando informaciones y materiales relacionados con la vida y misión de la Guardia Suiza (se pueden ver ya algunos álbumes con fotografías que permiten conocer el lado más humano durante momentos de esparcimiento de los guardias). Ya desde 2011 existe una canal en YouTube que, seguramente, se irá enriqueciendo también (http://www.youtube.com/1506GSP).



La Guardia Suiza es uno de los cuerpos armados más antiguos del mundo. Su fundación se remonta a 1506. Para ser candidato a formar parte del así llamado «ejército del Papa» hay que ser suizo de nacimiento y profesar la fe católica

Sunday, May 06, 2012

Benedicto dice que todos los retos son posibles

Benedicto XVI: Junto a Jesús, todos los retos son posibles Esta mañana, en sus palabras previas al rezo del Regina Caeli, el Papa Benedicto XVI recordó que unidos a Jesús, todos los retos son posibles, porque quien le sigue y cultiva su fe, cosecha grandes frutos espirituales en la viña del Señor. Ante los miles de fieles reunidos a pesar de la lluvia en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI explicó que “es indispensable permanecer siempre unidos a Jesús, y depender de Él, porque separados de Él, nada podemos hacer”. En este sentido, el Santo Padre recordó una carta escrita a Juan el Profeta, quien vivió en el desierto de Gaza durante el siglo V. "Un fiel le planteó la pregunta: ‘¿Cómo es posible mantener unidas la libertad del hombre y el no poder hacer nada sin Dios?’, a lo que el monje respondió: ‘Si el hombre inclina su corazón hacia el bien y pide a Dios la ayuda, recibe la fuerza necesaria para cumplir la propia obra. Por eso la libertad del hombre y la potencia de Dios emanan unidas”. “Esto es posible porque el bien viene del Señor, pero se cumple a través de sus fieles", señaló el Papa. "Queridos amigos, cada uno de nosotros es como un sarmiento, que vive sólo si cada día, hace crecer su unión con el Señor, en la oración, en la participación de los Sacramentos, y en la caridad”. Al explicar el Evangelio de hoy, Benedicto XVI recordó una de las enseñanzas de Jesús a sus discípulos, “yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador”. “A menudo en la Biblia, Israel es comparado con una viña fértil cuando le es fiel a Dios, pero, si se aleja de Él, se vuelve estéril, e incapaz de producir aquel ‘vino que alegra el corazón del hombre’”, indicó. Benedicto XVI subrayó que “quien ama a Jesús, verdadera vid, produce frutos de fe para una abundante cosecha espiritual. Supliquemos a la Madre de Dios para que permanezcamos sólidamente injertados en Jesús y para que cada una de nuestras acciones tenga en Él su inicio y en Él su cumplimiento”. “Señor Jesús, sin ti no podemos hacer nada. Tú de hecho eres el verdadero jardinero, creador, cultivador y custodio de tu jardín, que plantas con tu palabras, riegas con tu espíritu, haces crecer con tu potencia”, dijo el Santo Padre, recordando las palabras del Beato cisterciense Guerrico de Igny. El Papa señaló que “la verdadera viña de Dios, la vid verdadera, es Jesús, quien con su sacrificio de amor nos da la salvación, y nos abre el camino para formar parte de su viña. Y tal y como Cristo permanece en el amor de Dios Padre, los discípulos, con sabiduría, podados por las palabras del Maestro se unen profundamente a Él, convirtiéndose en sarmientos fructíferos, que producen abundante cosecha”. Benedicto XVI recordó que San Francisco de Sales escribió que “el sarmiento unido al tronco produce fruto no por propia virtud, sino por la virtud de su cepa: por tanto, a través de la caridad fuimos unidos a nuestro Redentor”. A través del Bautismo, indicó el Papa, “la Iglesia nos injerta como sarmientos en el misterio pascual de Jesús, en su misma Persona”, y como “ramajes recibimos la preciosa linfa para participar en la vida divina”. “Con la ayuda de los Pastores de la Iglesia, también nosotros como discípulos, crecemos en la viña del Señor vinculados por su amor. Si el fruto que debemos llevar es el amor, precisamente su condición es este ‘permanecer’ que está relacionado profundamente con aquella fe que no abandona al Señor”. En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre resaltó la hermosa imagen de la viña y los sarmientos del Evangelio, “con la cual se nos manifiesta cómo la unión con Cristo es la fuente de vida y nos lleva a dar mucho fruto”.

el Papa Benedicto habla de san martin de Porres

Al finalizar el rezo del Regina Caeli junto a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI rindió un afectuoso homenaje a San Martín de Porres, el santo peruano caracterizado por su servicio a los demás y del que hoy celebramos el 50 aniversario de su canonización.

San Martín de Porres fue elevado a los altares por el Papa Juan XXIII el 6 de mayo del año 1962, y es cariñosamente conocido como el “santo de la escoba”, y también como el primer santo negro de América.

Al saludar desde la ventana del Palacio Apostólico a los peregrinos de lengua española, Benedicto XVI señaló hoy que “recordamos el cincuenta aniversario de la canonización de san Martín de Porres, al que pedimos que interceda por los trabajos de la nueva evangelización, que haga florecer la santidad en la Iglesia”.

Asimismo, el Santo Padre animó a los fieles a invocar a la Santísima Virgen María “para que nos acompañe en este camino”.

San Martín de Porres

Martín de Porres nació en la ciudad de Lima, Perú, en 1579, de la unión de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y Ana Velásquez, negra libre panameña.

Martín conoció al Fraile Juan de Lorenzana, quien lo invitó a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario, a pesar de que las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza. Martín de Porres ingresó como Donado.

Martín se entregó a Dios y vivió en servicio, humildad, obediencia y amor sin medida. Tuvo un sueño, que Dios le llama a: “Pasar desapercibido y ser el último”. Este se convirtió en su anhelo más profundo, de modo que confió a Jesús la limpieza de la casa. De esta manera, la escoba junto a la cruz, serán sus compañeros de vida.

Luego de pasar dos años en el convento, el Consejo Conventual decidió que Fray Martín se convirtiera en hermano cooperador, y en 1603 se consagró a Dios por su profesión religiosa.

El P. Fernando Aragonés testificó que “se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”.

Antes de morir, Martín pidió a los religiosos que lo asistían entonar el Credo para de este modo entregar el alma a Dios bajo este rezo. Era el 3 de noviembre de 1639, y su muerte causó profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de todos, singularmente de los más pobres.

En el año en 1837, el Papa Gregorio XVI lo declaró Beato, y fue canonizado por el Papa Juan XXIII en 1962. Durante la homilía de canonización, Juan XXIII lo enalteció por “su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de ‘Martín de la caridad’”.

san Martin de Porres

La Iglesia presenta un gran modelo en san Martín de Porres, el famoso religioso dominico que ingresó en el convento del Rosario en Lima en 1594 como un ‘donado’ o criado. Esto debido a que se le impedía abrazar los votos religiosos por su condición de hijo ilegítimo, más que por el hecho de su raza negra como algunos argumentan.

Sin embargo fue su vida virtuosa, su atracción por imitar a Cristo y un conocimiento difuso de Dios --constatado día tras día por los frailes de su comunidad--, lo que le permitió ser admitido como religioso de la orden de Santo Domingo en 1603. Así, entre emoción y sorpresa para la época, Martín se pondría un hábito que aún hoy, miles de devotos lo visten en noviembre con la esperanza de imitar siquiera en algo a “Martín de la Caridad”, como lo llamó el papa Juan XXIII hace 50 años, cuando lo proclamaba santo en la Basílica de San Pedro.

¿Cómo se enamoró Martín así de Cristo, al punto de dejar atrás la posibilidad de surgir que le ofrecía su padre español? ¿Qué lo movió a entrar en un ‘sistema’ donde solo le esperaba marginación y humillaciones por su origen? ¿Hasta qué punto era su fascinación por la orden dominica, que ofreció venderse como esclavo cuando el convento estaba en quiebra?

Estas y otras preguntas surgen sobre este limeño, confirmado según dicen por el mismo santo Toribio de Mogrovejo: ¿En qué plaza pública escucharía Martín la palabra de Dios? ¿Quién se interesaría en hablarle de Jesús? ¿Cuántos mendigos enfermos habría tenido que ver abandonados por la calle, para entender su vocación?

Pero Martín no se santificó solamente atendiendo a los menesterosos --para los que fundó un albergue con la ayuda de benefactores, quienes buscaban su consejo espiritual--, sino que también lo hizo en el servicio a sus hermanos de comunidad, a su nueva familia... Se sabe que limpiaba el convento, visitaba y aliviaba con hierbas medicinales a los frailes, les cortaba el cabello, cocinaba y hasta atendía a los animales enfermos, velando para que no les faltase alimento. Es famosa la historia de que hacía comer de un mismo plato a “perro, pericote y gato” para que dejaran de pelear, lo que ha llevado a ser visto como un ‘Francisco de Asís peruano’, también atento al equilibrio de la creación.

Hoy, que se pierden horas ante los medios de comunicación y en las redes sociales, sin más interés que la curiosidad, el exhibicionismo o el voyeurismo, se nos presenta “San Martincito” como un cristiano que consumía sus horas entregado a los demás, abrazado de un fuego interior por servir, y que lo llevaría finalmente a los altares.

Hoy, que la Iglesia quiere hacer una segunda cosecha a través de la nueva evangelización, bien podría encontrar en los santos como Martín de Porres, modelos de estilo ya sea como evangelizado o como evangelizador.

En un rápido recorrido se podría identificar que como evangelizado, le presentaron a Cristo de una forma tan sencilla y directa --probablemente en espacios públicos--, que lo enamoraron del Mensaje-Persona. Luego le indicarían las obras de misericordia y las bienaventuranzas, como el mejor modo de convertir en fruto aquella semilla sembrada, abonada y regada en él.

Y como evangelizador, está claro que se puso en manos del ‘jardinero’ del evangelio para que lo pode, le quite lo que aún le quedara como indeseable a los ojos de Dios --lo inútil--, y lo someta a la humildad más radical. De este modo, vería brotar un nuevo ser, atento a las necesidades de los demás, utilizando su tiempo “en ocuparse de las cosas de su Padre”, y predicando como catequista o doctrinero de la época.

Hoy que el mundo entero celebra los 50 años de la canonización de “Fray Escoba”, apelativo que en sí mismo resume todo lo dicho, su figura se alza como un gran árbol que puede nutrir a muchos de savia evangelizadora; o también para protegerse a la sombra de tanta sobrexposición, que a veces enceguece los nobles objetivos que se tienen al principio.