El Papa Benedicto XVI mantuvo un breve encuentro con los alrededor de 12.000 jóvenes voluntarios de la JMJ Madrid 2011, dos horas antes de partir de vuelta hacia Roma.
El Papa quiso agradecer la labor de los voluntarios, destacando sobre todo la importancia del gesto de servir a los demás: “Con vuestro servicio habéis dado a la Jornada Mundial el rostro de la amabilidad, la simpatía y la entrega a los demás”.
El servicio que estos jóvenes han realizado, afirmó, ha supuesto “renunciar a participar de un modo directo en los actos, al tener que ocuparos de otras tareas de la organización”. Sin embargo, esta renuncia “os ha enriquecido a todos en vuestra vida cristiana, que es fundamentalmente un servicio de amor”.
“Amar es servir y el servicio acrecienta el amor. Pienso que es este uno de los frutos más bellos de vuestra contribución a la Jornada Mundial de la Juventud. Pero esta cosecha no la recogéis solo vosotros, sino la Iglesia entera”, añadió.
Para terminar, les instó a “ofrecerse como voluntarios” al servicio de Cristo. “Vuestra vida alcanzará una plenitud insospechada”, añadió.
“Quien valora su vida desde esta perspectiva sabe que al amor de Cristo solo se puede responder con amor, y eso es lo que os pide el Papa en esta despedida: que respondáis con amor a quien por amor se ha entregado por vosotros”, concluyó.
Olivier y Alexandra
Mientras esperaban al Papa, los voluntarios participaron en una fiesta amenizada por varios grupos musicales, y escucharon el testimonio de algunos de sus compañeros.
Entre ellos hablaron Olivier y Alexandra Richard, una pareja de recién casados que dejaron sus respectivos trabajos hace un año para que él pudiera trabajar como voluntario internacional en la Jornada Mundial de la Juventud.
Su vivencia personal fue hecha pública durante el almuerzo del Papa con los jóvenes voluntarios ( ver www.zenit.org/article-40122?l=spanish), ya que uno de los invitados era el propio Olivier. Al final de la comida, su esposa Alexandra pudo saludar también al Papa, y ambos recibieron su bendición.
Decidieron casarse hace un año y medio, y lo hicieron el pasado mes de julio, pocas semanas antes de la JMJ. Ambos habían visto importantes comprometer su vida en alguna labor de la Iglesia, posiblemente en África.
En una reciente entrevista a la revista española Vida Nueva, Olivier destacaba que para él la JMJ “es una experiencia de la Iglesia universal, con muchos espejos, que ayuda a alcanzar el encuentro personal con Cristo. El cristiano del siglo XXI debe tener este encuentro; si no lo tiene, no será cristiano”.
“La JMJ es un signo para nuestra generación, un signo de que existe algo distinto, una manera de vivir en la que el ser no venga dado por el consumo. Se trata de construir una sociedad del ser y no del tener”, añadía.
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