Monday, March 31, 2008

sobre la Misa Tridentina.

Vaticano
Motu Proprio sobre Misa Tridentina no es vuelta al pasado, precisa Cardenal Castrillón
Cardenal Darío Castrillón, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei
ROMA, 31 Mar. 08 / 04:13 pm (ACI).- En una entrevista concedida al diario oficioso del Vaticano, L'Osservatore Romano (LOR), el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei explicó que el Motu Proprio Summorum Pontificum del Papa Benedicto XVI que liberaliza la Misa en latín no es una vuelta al pasado y ha generado además el retorno a la plena comunión de muchos hermanos separados.
En la entrevista realizada por Gianluca Biccini, el Purpurado explicó que "la carta apostólica de Benedicto XVI Summorum Pontificum sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma efectuada en 1970 está haciendo volver incluso a algunos no católicos a la plena comunión con Roma. Lo solicitan de esa forma luego que el Papa renovara la posibilidad de celebrar según el antiguo rito".
El Cardenal Castrillón puso como ejemplo el siguiente caso: "en España, el Oasis de Jesús Sacerdote, un entero monasterio de clausura con 30 hermanas guiadas por su fundador, ya ha sido reconocido y regularizado por la Pontificia Comisión".
"De otro lado existen grupos de estadounidenses, alemanes y franceses y algunos laicos que nos contactan, nos escriben y llaman para buscar una reconciliación y de otra parte hay muchos otros fieles que manifiestan su gratitud al Papa por la emisión del motu proprio", prosiguió.
Para el Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei "es necesario dejar algo en claro: no se trata de un retorno al pasado sino de un progreso, porque se tienen ahora dos riquezas, en vez de una sola. Y de esta forma se ofrece esta riqueza, respetando el derecho de quienes están particularmente ligados a la antigua liturgia".
Si bien admitió que pueden surgir algunos problemas prácticos al momento de la aplicación del motu proprio, el Cardenal indicó que la Pontificia Comisión que preside "está pensando en organizar una forma de ayuda a los seminarios, diócesis y conferencias episcopales. Otra perspectiva en estudio es la de promover subsidios multimedia para el conocimiento y el aprendizaje de la forma extraordinaria con toda la riqueza teológica, espiritual y artística ligada también a la antigua liturgia".
"Además parece importante que existan sacerdotes que ya usan la forma extraordinaria y que se ofrezcan para celebrar o para ilustrar la celebración según el misal de 1962", explicó.
Tras precisar que con este motu proprio "el Papa ha sido claro" y que "es un error de algunas personas y de algunos periodistas, afirmar que el uso de la lengua latina solo le pertenece al antiguo rito, ya que si está previsto en el misal de Pablo VI", el Purpurado colombiano destacó que Benedicto XVI ofrece con este documento "a todos los sacerdotes la posibilidad de celebrar la Misa también en la forma tradicional y a los fieles les permite ejercitar el derecho de tener este rito cuando existan las condiciones especificadas en el motu proprio".
"El Papa ofrece a la Iglesia una riqueza que es espiritual, cultural, religiosa y católica. Hemos recibido cartas de consenso también de prelados de las iglesias ortodoxas, de los anglicanos y protestantes. También hay algunos sacerdotes de la Fraternidad San Pío X que, individualmente, están buscando regularizar su posición. Algunos de ellos ya han suscrito la fórmula de adhesión. Sabemos también que existen laicos tradicionalistas, cercanos a la Fraternidad, que han comenzado a frecuentar las misas en el rito antiguo ofrecidas en las iglesias de las diócesis", continuó el Cardenal.
Al preguntársele "¿cómo es posible un retorno a la "plena comunión" para personas excomulgadas?", el Purpurado contestó que "la excomunión solo recayó sobre los cuatro obispos" ordenados por el obispo cismático francés Marcel Lefebvre, entre los que se encuentra el actual líder de la Fraternidad San Pío X, mons. Bernard Fellay, "porque fueron ordenados sin el mandato del Papa y contra su voluntad, mientras que los sacerdotes están solo suspendidos".
Precisando un dato más sobre estos sacerdotes suspendidos, el Purpurado añadió que "la Misa que celebran es sin duda válida, pero no lícita y; por esa razón, no se aconseja la participación en ella, a menos que el domingo no exista otra posibilidad. Ciertamente ni los sacerdotes ni los fieles están excomulgados. Quisiera a propósito de ellos aclarar la importancia de las cosas para poder juzgarlas correctamente".
De otro lado el Cardenal Castrillón comentó también algunas cosas de su experiencia personal con la liturgia. "Me gusta mucho el novus ordo que celebro cotidianamente. No he celebrado más según el misal de 1962, luego de la reforma litúrgica. Hoy al retomar algunas veces el rito extraordinario, también yo he redescubierto la riqueza de la antigua liturgia que el Papa quiere mantener viva, conservando aquella forma secular de la tradición romana".
"No debemos olvidar nunca que el punto supremo de referencia en la liturgia, como en la vida, es siempre Cristo. No tenemos entonces miedo, también en el rito litúrgico, de volvernos a Él, hacia el crucificado, juntos a los fieles, para celebrar el santo sacrificio, en modo incruento, como el Concilio de Trento definió la Misa", concluyó

Soledad fecunda y virginal del sacerdote.

La fecunda «soledad» del sacerdote en la sociedad de hoyHabla el secretario de la Congregación para el Clero
ROMA, lunes, 31marzo 2008 (ZENIT.org).- El sacerdote «no es un empleado», «es un consagrado, un ‘Cristo' de Dios», célibe, que se nutre de la Eucaristía, lejano de las modas de este mundo y al servicio de la gente.
Lo dijo en una entrevista a L'Osservatore Romano (20-21 marzo 2008) el arzobispo Mauro Piacenza, secretario de la Congregación para el Clero, al subrayar los rasgos sobresalientes del sacerdote y su papel en la misión de la Iglesia en el mundo.
«El sacerdote no puede realizarse plenamente si la Eucaristía no es de verdad el centro y la raíz de su vida», si su «fatiga cotidiana» no es «irradiación de la celebración eucarística», aclara el prelado.
Como recuerda el relato evangélico sobre el «lavatorio de los pies» de los apóstoles por parte de Jesús, añadió monseñor Piacenza, la tarea del sacerdote está en la entrega incondicional: «¡El sacerdote no se pertenece! Está al servicio del Pueblo de Dios sin límites de horario y de calendario».
«La gente no es para el sacerdote, sino el sacerdote para la gente, en su globalidad, sin restringir nunca su propio servicio a un pequeño grupo», dijo.
«El sacerdote no puede elegir el puesto que le gusta, los métodos de trabajo que considera más fáciles, las personas consideradas más simpáticas, los horarios más cómodos, las distracciones --aunque legítimas-- cuando sustraen tiempo y energías a la propia específica misión pastoral».
Además, aún actuando en el mundo, el sacerdote no está sin embargo «asimilado al mundo, mimetizándose en él, dejando de ser fermento transformador».
«Frente a un mundo anémico de oración y de adoración, de verdad y de justicia --añadió--, el sacerdote es sobre todo el hombre de la oración, de la adoración, del culto, de la celebración de los santos Misterios ‘ante los hombres, en nombre de Cristo'».
Su compromiso es el «testimonio, entendido etimológicamente como martirio» «en la conciencia renovada de que Cristo, ordinariamente, viene a nosotros sólo ‘en la' Iglesia y ‘de la' Iglesia, que prolonga su presencia en el tiempo».
Porque la Iglesia es «trascendente y misterio» y «sólo si no renuncia a la propia identidad sobrenatural» «podrá auténticamente evangelizar las realidades ‘naturales'».
En efecto, explica, «la Iglesia tiene la tarea ‘negativa' de liberar al mundo del ateísmo y la ‘positiva' de satisfacer la necesidad imborrable que el hombre, consciente o inconscientemente, tiene de realizarse, es decir, de la santidad».
Por ello, el sacerdote debe «responder a la sed abrasadora de una humanidad siempre en búsqueda» y sembrar esa «inquietud» que es «el santo temor de Dios».
En este sentido, la «totalidad de la oblación a Dios» es el único metro con el que se mide la dignidad de un sacerdote y la garantía de la «totalidad del servicio a los hermanos».
Al mismo tiempo, añade el arzobispo Piacenza, la apertura a los jóvenes de los «vastos horizontes de la integridad del seguimiento de Cristo» puede contribuir a afrontar la crisis de las vocaciones en la sociedad actual.
Por el contrario, observó, «allí donde se efectúan intentos reductores de la identidad y del ministerio pastoral, todo languidece por el camino de la progresiva desertificación».
Pero a la luz de la «configuración del sacerdote con Jesucristo» se comprenden mejor también las «promesas de obediencia, de castidad vivida en el celibato, en el compromiso de un camino en el desprendimiento de las cosas, de las situaciones, de sí mismos».
El arzobispo por ello subrayó que «la castidad garantiza la dimensión esponsal y la gran paternidad» y recordó que «en todo esto no hay noes, sino un grande sí liberador», «un amor más grande» que se expresa «en la lógica gozosa de la entrega».
«El sacerdote no entrará nunca en crisis ni de identidad, ni de soledad, ni de frustración cultural si, resistiendo a la tentación de perderse en la multitud anónima, no desciende nunca --en cuanto a intención, rectitud moral y estilo-- de la tarima del altar del sacrificio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo».
Sin embargo, admitió, frente «a una disgregación cada vez más acentuada de los vínculos entre las personas, en cada ámbito social [...] no podemos pensar que la figura del sacerdote célibe no sufra el contragolpe de estas innumerables soledades».
Por esto, concluyó, hay «necesidad de sacerdotes que sepan mostrar la fecundidad para la comunión y para la comunidad de su ‘soledad' virginal».

Juan Pablo II, apostol de la Divina Misericordia

Vaticano
Regina Coeli
Benedicto XVI: Juan Pablo II fue un Apóstol de la Divina Misericordia
VATICANO, 30 Mar. 08 / 10:11 am (ACI).- El Papa Benedicto XVI recordó a su predecesor, el Papa Juan Pablo II como un Apóstol de la Divina Misericordia, y aseguró que “toda su misión estuvo marcada por el servicio a la verdad de Dios y del hombre, y de la paz en el mundo”.
Desde el Palacio Apostólico de Castelgandolfo donde estuvo unos días de descanso, el Papa presidió el rezo mariano del Regina Coeli que hoy coincide con la fiesta de la Divina Misericordia, instaurada durante el Jubileo del 2000 por Juan Pablo II y coincidiendo con la canonización de Faustina Kowalska, humilde religiosa polaca.
“La misericordia es en realidad el núcleo central del mensaje evangélico, es el nombre mismo de Dios, el rostro con el cual Él se reveló en la antigua Alianza y plenamente en Jesucristo, encarnación del Amor creador y redentor”, indicó.
Benedicto XVI explicó que “este amor de misericordia ilumina también el rostro de la Iglesia, y se manifiesta a través de los Sacramentos, en particular en el de la Reconciliación, a través de las obras de caridad, comunitarias e individuales”.
El Santo Padre aseguró que de la misericordia divina, que pacifica los corazones, mana la auténtica paz en el mundo, la paz entre los pueblos, culturas y religiones diferentes y “como Sor Faustina, Juan Pablo II se convirtió a su vez, en apóstol de la Divina Misericordia. La noche del inolvidable 2 de abril de 2005, cuando cerró los ojos a este mundo, era la vigilia del segundo Domingo de Pascua, y muchos se dieron cuenta de la singular coincidencia, que unía en si, la dimensión mariana –el primer sábado del mes- y la de la Divina Misericordia”.
Según el Pontífice, fue en esta fecha que el largo pontificado de Juan Pablo II tuvo su núcleo central. “Contemplar constantemente ese Rostro; ésta es la herencia que él nos dejó, y que nosotros con gozo acogemos y hacemos nuestra”, indicó.
También recordó que en los próximos días, precisamente sobre la Divina Misericordia, se celebra el primer Congreso Apostólico Mundial sobre este tema en Roma. La Santa Misa con la que inicia este encuentro será presidida por el Papa. “Pongamos el Congreso bajo la celeste protección de María Santísima Mater Misericordiae. A Ella confiamos la gran causa de la paz en el mundo, para que la misericordia de Dios cumpla lo que es imposible para la fuerza humana, e infunda en los corazones el valor del diálogo y de la reconciliación”.
Tras el rezo mariano, saludó a los peregrinos en habla hispana. “Queridos hermanos: En este domingo dedicado a la Divina Misericordia, agradezcamos a Dios Padre el amor que nos ha manifestado en la muerte y resurrección de su propio Hijo, y pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros para que sepamos reconocer en Cristo resucitado la fuente de la esperanza y de la alegría verdadera. Feliz domingo”.

Friday, March 28, 2008

Mensaje de la Divina Misericordia.

Sangre y Agua
1.1 "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia" (Sal 118, 1). Así canta la Iglesia en la octava de Pascua, casi recogiendo de labios de Cristo estas palabras del Salmo; de labios de Cristo resucitado, que en el Cenáculo da el gran anuncio de la misericordia divina y confía su ministerio a los Apóstoles: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. (...) Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos" (Jn 20, 21-23).
1.2 Antes de pronunciar estas palabras, Jesús muestra sus manos y su costado, es decir, señala las heridas de la Pasión, sobre todo la herida de su corazón, fuente de la que brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad. De ese corazón sor Faustina Kowalska, la beata que a partir de ahora llamaremos santa, verá salir dos haces de luz que iluminan el mundo: "Estos dos haces -le explicó un día Jesús mismo- representan la sangre y el agua" (Diario, Librería Editrice Vaticana, p. 132).
1.3 ¡Sangre y agua! Nuestro pensamiento va al testimonio del evangelista san Juan, quien, cuando un soldado traspasó con su lanza el costado de Cristo en el Calvario, vio salir "sangre y agua" (Jn 19, 34). Y si la sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico, el agua, en la simbología joánica, no sólo recuerda el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo (cf. Jn 3, 5; 4, 14; 7, 37-39).
1.4 La misericordia divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo crucificado: "Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona", pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, p. 374). Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un "segundo nombre" del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?.
1.5 Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. La divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió su mensaje de misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era el mensaje de la misericordia.
1.6 Jesús dijo a sor Faustina: "La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la misericordia divina" (Diario, p. 132). A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
2. El futuro según Dios
2.1 ¿Qué nos depararán los próximos años? ¿Cómo será el futuro del hombre en la tierra? No podemos saberlo. Sin embargo, es cierto que, además de los nuevos progresos, no faltarán, por desgracia, experiencias dolorosas. Pero la luz de la misericordia divina, que el Señor quiso volver a entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el camino de los hombres del tercer milenio.
2.2 Pero, como sucedió con los Apóstoles, es necesario que también la humanidad de hoy acoja en el cenáculo de la historia a Cristo resucitado, que muestra las heridas de su crucifixión y repite: "Paz a vosotros". Es preciso que la humanidad se deje penetrar e impregnar por el Espíritu que Cristo resucitado le infunde. El Espíritu sana las heridas de nuestro corazón, derriba las barreras que nos separan de Dios y nos desunen entre nosotros, y nos devuelve la alegría del amor del Padre y la de la unidad fraterna.
2.3 Así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de "domingo de la Misericordia divina". A través de las diversas lecturas, la liturgia parece trazar el camino de la misericordia que, a la vez que reconstruye la relación de cada uno con Dios, suscita también entre los hombres nuevas relaciones de solidaridad fraterna. Cristo nos enseñó que "el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a "usar misericordia" con los demás: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7)" (Dives in misericordia, 14). Y nos señaló, además, los múltiples caminos de la misericordia, que no sólo perdona los pecados, sino que también sale al encuentro de todas las necesidades de los hombres. Jesús se inclinó sobre todas las miserias humanas, tanto materiales como espirituales.
2.4 Su mensaje de misericordia sigue llegándonos a través del gesto de sus manos tendidas hacia el hombre que sufre. Así lo vio y lo anunció a los hombres de todos los continentes sor Faustina, que, escondida en su convento de Lagiewniki, en Cracovia, hizo de su existencia un canto a la misericordia: "Misericordias Domini in aeternum cantabo".
3. Dos amores inseparables
3.1 El amor a Dios y el amor a los hermanos son efectivamente inseparables, como nos lo ha recordado la primera carta del apóstol san Juan: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos" (1 Jn 5, 2). El Apóstol nos recuerda aquí la verdad del amor, indicándonos que su medida y su criterio radican en la observancia de los mandamientos.
3.2 En efecto, no es fácil amar con un amor profundo, constituido por una entrega auténtica de sí. Este amor se aprende sólo en la escuela de Dios, al calor de su caridad. Fijando nuestra mirada en él, sintonizándonos con su corazón de Padre, llegamos a ser capaces de mirar a nuestros hermanos con ojos nuevos, con una actitud de gratuidad y comunión, de generosidad y perdón. ¡Todo esto es misericordia!.
3.3 En la medida en que la humanidad aprenda el secreto de esta mirada misericordiosa, será posible realizar el cuadro ideal propuesto por la primera lectura: "En el grupo de los creyentes, todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía" (Hch 4, 32). Aquí la misericordia del corazón se convirtió también en estilo de relaciones, en proyecto de comunidad y en comunión de bienes. Aquí florecieron las "obras de misericordia", espirituales y corporales. Aquí la misericordia se transformó en hacerse concretamente "prójimo" de los hermanos más indigentes.
3.4 Sor Faustina Kowalska dejó escrito en su Diario: "Experimento un dolor tremendo cuando observo los sufrimientos del prójimo. Todos los dolores del prójimo repercuten en mi corazón; llevo en mi corazón sus angustias, de modo que me destruyen también físicamente. Desearía que todos los dolores recayeran sobre mí, para aliviar al prójimo" (p. 365). ¡Hasta ese punto de comunión lleva el amor cuando se mide según el amor a Dios!.
3.5 En este amor debe inspirarse la humanidad hoy para afrontar la crisis de sentido, los desafíos de las necesidades más diversas y, sobre todo, la exigencia de salvaguardar la dignidad de toda persona humana. Así, el mensaje de la misericordia divina es, implícitamente, también un mensaje sobre el valor de todo hombre. Toda persona es valiosa a los ojos de Dios, Cristo dio su vida por cada uno, y a todos el Padre concede su Espíritu y ofrece el acceso a su intimidad.
3.6 Este mensaje consolador se dirige sobre todo a quienes, afligidos por una prueba particularmente dura o abrumados por el peso de los pecados cometidos, han perdido la confianza en la vida y han sentido la tentación de caer en la desesperación. A ellos se presenta el rostro dulce de Cristo y hasta ellos llegan los haces de luz que parten de su corazón e iluminan, calientan, señalan el camino e infunden esperanza. ¡A cuántas almas ha consolado ya la invocación "Jesús, en ti confío", que la Providencia sugirió a través de sor Faustina! Este sencillo acto de abandono a Jesús disipa las nubes más densas e introduce un rayo de luz en la vida de cada uno.
3.7 "Misericordias Domini in aeternum cantabo" (Sal 89, 2). A la voz de María santísima, la "Madre de la misericordia", a la voz de esta nueva santa, que en la Jerusalén celestial canta la misericordia junto con todos los amigos de Dios, unamos también nosotros, Iglesia peregrina, nuestra voz.
3.8 Y tú, Faustina, don de Dios a nuestro tiempo, don de la tierra de Polonia a toda la Iglesia, concédenos percibir la profundidad de la misericordia divina, ayúdanos a experimentarla en nuestra vida y a testimoniarla a nuestros hermanos. Que tu mensaje de luz y esperanza se difunda por todo el mundo, mueva a los pecadores a la conversión, elimine las rivalidades y los odios, y abra a los hombres y las naciones a la práctica de la fraternidad. Hoy, nosotros, fijando, juntamente contigo, nuestra mirada en el rostro de Cristo resucitado, hacemos nuestra tu oración de abandono confiado y decimos con firme esperanza: "Cristo, Jesús, en ti confío".


En la Santísima Trinidad:Padre Roberto Mena, S.T.

Wednesday, March 26, 2008


El periodista Magdi Allam reconoce que el ejemplo de Benedicto XVI ha sido decisivo en su conversión
Firmado por Aceprensa Fecha: 26 Marzo 2008
Ha causado sensación en Italia –y no solo allí– la conversión al catolicismo del subdirector del Corriere della Sera, el egipcio Magdi Allam, procedente del islam, que fue bautizado por Benedicto XVI en la Vigilia de Pascua, junto con otros seis adultos.
Allam, de 55 años, vive en Italia desde hace 35. En las páginas del rotativo italiano, el ahora llamado Magdi Cristiano Allam –su nuevo nombre, elegido, según él mismo, por ser “el más simple y explícito”– ha defendido planteamientos renovadores de controvertidas cuestiones como la inmigración, la integración de civilizaciones y el respeto de la libertad religiosa.
Allam ha manifestado posturas abiertamente críticas hacia el extremismo islámico, lo que le ha obligado a vivir bajo protección policial desde hace un lustro. También ha defendido la integración en Occidente de un islamismo moderado y la libertad religiosa en los países europeos ante los crecientes fenómenos migratorios. Y de modo especial ha pedido el respeto de la reciprocidad a los líderes religiosos musulmanes. Desde el primer artículo que escribió en el Corriere en 2003, Allam se preguntaba: “¿Por qué el cristiano que se convierte en musulmán puede manifestar tranquilamente su fe, es más, la exhibe públicamente sin arriesgar nada, mientras el musulmán que se hace cristiano vive en el miedo más absoluto?”.
Tras la emotiva ceremonia en la Vigilia del sábado, el Corriere publicaba el domingo de Pascua una carta de Allam al director del periódico. En ella explica los porqués de su conversión. “A mis casi 56 años, es en mi historia personal un hecho, excepcional e inolvidable, que marca un punto de inflexión radical y definitivo respecto al pasado”. Explicaba así el periodista el significado de lo que acababa de hacer: “El milagro de la Resurrección de Cristo se ha reflejado en mi alma, liberándola de las tinieblas de una predicación donde el odio y la intolerancia hacia el diferente, condenado acríticamente como enemigo, priman sobre el amor y el respeto al prójimo, que es siempre y en cualquier circunstancia persona”.
El periodista no duda de que su bautismo le pone en el punto de mira de las amenazas extremistas: “Sé a lo que me expongo, pero afrontaré mi destino con la cabeza alta y erguida y con la solidez interior del que tiene la certeza de su fe”.
La carta de Cristiano Allam está llena de agradecimientos a personajes que con su testimonio le han ayudado. Entre ellos cita al presidente del movimiento eclesial Comunión y Liberación, don Julián Carrón; al rector mayor de los salesianos, don Pascual Chávez Villanueva; al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado; y al obispo Rino Fisichella, rector de la Universidad Pontificia Lateranense, quien le ha “seguido personalmente en el camino espiritual de aceptación de la fe cristiana”.
Pero reconoce que el papel más decisivo lo ha tenido Benedicto XVI, cuya valentía alaba: “Su Santidad lanzó un mensaje explícito y revolucionario a una Iglesia que, hasta ahora, quizás haya sido demasiado prudente en la conversión de musulmanes, absteniéndose de hacer proselitismo en los países de mayoría islámica y silenciando la realidad de los conversos en los países cristianos”. Refiriéndose a esa misma realidad, Allam dijo que es necesario vencer los miedos para “ayudar a los conversos frente a la condena a muerte por apostasía” y a “las represalias sobre los cristianos residentes en los países musulmanes”. “Benedicto XVI –concluía Allam–, con su testimonio, nos dice que hay que vencer el miedo y proclamar la verdad de Jesús incluso a los musulmanes”.
Al terminar, Cristiano Allam volvía a pedir un recíproco respeto de la libertad religiosa: “En Italia, hay miles de conversos al islam que viven serenamente su nueva fe. Pero también hay miles de musulmanes convertidos al cristianismo, que se ven obligados a ocultar su nueva fe por miedo a ser asesinados por los extremistas islámicos, que se ocultan entre nosotros”.

Tuesday, March 25, 2008

bautismo de musulmán

Diario vaticano aclara que Santa Sede no ha "enfatizado" bautismo de ex musulmán
Magdi Christian Allam
ROMA, 25 Mar. 08 / 08:43 pm (ACI).- El diario oficioso del Vaticano, L’Osservatore Romano, descartó en su edición de hoy que la Santa Sede haya "enfatizado" el bautismo de Magdi Allam, subdirector del diario italiano Corriere Della Sera, y ex musulmán.
El diario aclaró en un artículo titulado "Libertad religiosa y diálogo" que es una costumbre que en la noche de la Vigilia Pascual, el Pontífice bautice a siete adultos de todo el mundo y luego les administre la Confirmación y la Comunión.
"Uno de ellos fue el periodista de origen egipcio, Magdi Allam", indicó el diario y agregó que Allam –que se bautizó con el nombre de "Cristiano"-, "luego de un largo camino de búsqueda y de preparación personal necesaria para dar este paso, pidió libremente ser bautizado".
"Este evento, que es tan único, solemne y gozoso, no ha sido enfatizado, como se demuestra en la confidencialidad" con la que se trató el evento, asegura el rotativo.
Asimismo, citó al director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, quien explicó que "el Papa no hace diferencias entre las personas. Todas son importantes ante Dios y bienvenidas en la comunidad de la Iglesia".
"El gesto de Benedicto XVI tiene al mismo tiempo un importante significado porque expresa, con amabilidad y claridad, la libertad religiosa, que es también libertad para cambiar de religión, como se señala en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948", indicó.
L’Osservatore Romano también descartó que haya existido "un intento hostil contra una religión tan grande como el Islam. Por muchas décadas, la Iglesia Católica ha demostrado su deseo de dialogar con el mundo musulmán, a pesar de muchas dificultades y obstáculos".
En este sentido, agregó que los problemas "no deberían oscurecer lo que es común y lo que vendrá en el futuro

Monday, March 24, 2008

Mensaje de Pascua del Papa

Mensaje Pascual de S.S. Benedicto XVI
Roma, 24 (NE – eclesialeso.org) A continuación les ofrecemos el mensaje pascual del Papa Benedicto XVI: Resurrexi, et adhuc tecum sum. Alleluia! He resucitado, estoy siempre contigo. ¡Aleluya! Queridos hermanos y hermanas, Jesús, crucificado y resucitado, nos repite hoy este anuncio gozoso: es el anuncio pascual. Acojámoslo con íntimo asombro y gratitud. "Resurrexi et adhuc tecum sum". "He resucitado y aún y siempre estoy contigo". Estas palabras, entresacadas de una antigua versión del Salmo 138 (v.18b), resuenan al comienzo de la Santa Misa de hoy. En ellas, al surgir el sol de la Pascua, la Iglesia reconoce la voz misma de Jesús que, resucitando de la muerte, colmado de felicidad y amor, se dirige al Padre y exclama: Padre mío, ¡heme aquí! He resucitado, todavía estoy contigo y lo estaré siempre; tu Espíritu no me ha abandonado nunca. Así también podemos comprender de modo nuevo otras expresiones del Salmo: "Si escalo al cielo, allí estás tú, si me acuesto en el abismo, allí te encuentro...Por que ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día; para ti las tinieblas son como luz" (Sal 138, 8.12). Es verdad: en la solemne vigilia de Pascua las tinieblas se convierten en luz, la noche cede el paso al día que no conoce ocaso. La muerte y resurrección del Verbo de Dios encarnado es un acontecimiento de amor insuperable, es la victoria del Amor que nos ha liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte. Ha cambiado el curso de la historia, infundiendo un indeleble y renovado sentido y valor a la vida del hombre. "He resucitado y estoy aún y siempre contigo". Estas palabras nos invitan a contemplar a Cristo resucitado, haciendo resonar en nuestro corazón su voz. Con su sacrificio redentor Jesús de Nazaret nos ha hecho hijos adoptivos de Dios, de modo que ahora podemos introducirnos también nosotros en el diálogo misterioso entre Él y el Padre. Viene a la mente lo que un día dijo a sus oyentes: "Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27). En esta perspectiva, advertimos que la afirmación dirigida hoy por Jesús resucitado al Padre, - "Estoy aún y siempre contigo" - nos concierne también a nosotros, que somos hijos de Dios y coherederos con Cristo, si realmente participamos en sus sufrimientos para participar en su gloria (cf. Rm 8,17). Gracias a la muerte y resurrección de Cristo, también nosotros resucitamos hoy a la vida nueva, y uniendo nuestra voz a la suya proclamamos nuestro deseo de permanecer para siempre con Dios, nuestro Padre infinitamente bueno y misericordioso. Entramos así en la profundidad del misterio pascual. El acontecimiento sorprendente de la resurrección de Jesús es esencialmente un acontecimiento de amor: amor del Padre que entrega al Hijo para la salvación del mundo; amor del Hijo que se abandona en la voluntad del Padre por todos nosotros; amor del Espíritu que resucita a Jesús de entre los muertos con su cuerpo transfigurado. Y todavía nás: amor del Padre que "vuelve a abrazar" al Hijo envolviéndolo en su gloria; amor del Hijo que con la fuerza del Espíritu vuelve al Padre revestido de nuestra humanidad transfigurada. Esta solemnidad, que nos hace revivir la experiencia absoluta y única de la resurrección de Jesús, es un llamamiento a convertirnos al Amor; una invitación a vivir rechazando el odio y el egoísmo y a seguir dócilmente las huellas del Cordero inmolado por nuestra salvación, a imitar al Redentor "manso y humilde de corazón", que es descanso para nuestras almas (cf. Mt 11,29). Hermanas y hermanos cristianos de todos los rincones del mundo, hombres y mujeres de espíritu sinceramente abierto a la verdad: que nadie cierre el corazón a la omnipotencia de este amor redentor. Jesucristo ha muerto y resucitado por todos: ¡Él es nuestra esperanza! Esperanza verdadera para cada ser humano. Hoy, como hizo en Galilea con sus discípulos antes de volver al Padre, Jesús resucitado nos envía también a todas partes como testigos de su esperanza y nos garantiza: Yo estoy siempre con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,20). Fijando la mirada del alma en las llagas gloriosas de su cuerpo transfigurado, podemos entender el sentido y el valor del sufrimiento, podemos aliviar las múltiples heridas que siguen ensangrentando a la humanidad, también en nuestros días. En sus llagas gloriosas reconocemos los signos indelebles de la misericordia infinita del Dios del que habla al profeta: Él es quien cura las heridas de los corazones desgarrados, quien defiende a los débiles y proclama la libertad a los esclavos, quien consuela a todos los afligidos y ofrece su aceite de alegría en lugar del vestido de luto, un canto de alabanza en lugar de un corazón triste (cf. Is 61,1.2.3). Si nos acercamos a Él con humilde confianza, encontraremos en su mirada la respuesta al anhelo más profundo de nuestro corazón: conocer a Dios y entablar con Él una relación vital en una auténtica comunión de amor, que colme de su mismo amor nuestra existencia y nuestras relaciones interpersonales y sociales. Para esto la humanidad necesita a Cristo: en Él, nuestra esperanza, "fuimos salvados" (cf. Rm 8,24) Cuántas veces las relaciones entre personas, grupos y pueblos, están marcadas por el egoísmo, la injusticia, el odio, la violencia, en vez de estarlo por el amor. Son las llagas de la humanidad, abiertas y dolientes en todos los rincones del planeta, aunque a veces ignoradas e intencionadamente escondidas; llagas que desgarran el alma y el cuerpo de innumerables hermanos y hermanas nuestros. Éstas esperan obtener alivio y ser curadas por las llagas gloriosas del Señor resucitado (cf. 1 P 2, 24-25) y por la solidaridad de cuantos, siguiendo sus huellas y en su nombre, realizan gestos de amor, se comprometen activamente en favor de la justicia y difunden en su alrededor signos luminosos de esperanza en los lugares ensangrentados por los conflictos y dondequiera que la dignidad de la persona humana continúe siendo denigrada y vulnerada. El anhelo es que precisamente allí se multipliquen los testimonios de benignidad y de perdón. Queridos hermanos y hermanas, dejémonos iluminar por la luz deslumbrante de este Día solemne; abrámonos con sincera confianza a Cristo resucitado, para que la fuerza renovadora del Misterio pascual se manifieste en cada uno de nosotros, en nuestras familias y nuestros Países. Se manifieste en todas las partes del mundo. No podemos dejar de pensar en este momento, de modo particular, en algunas regiones africanas, como Dafur y Somalia, en el martirizado Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, en Irak, en Líbano y, finalmente, en Tibet, regiones para las cuales aliento la búsqueda de soluciones que salvaguarden el bien y la paz. Invoquemos la plenitud de los dones pascuales por intercesión de María que, tras haber compartido los sufrimientos de la Pasión y crucifixión de su Hijo inocente, ha experimentado también la alegría inefable de su resurrección. Que, al estar asociada a la gloria de Cristo, sea Ella quien nos proteja y nos guíe por el camino de la solidaridad fraterna y de la paz. Éstos son mis anhelos pascuales, que transmito a los que estáis aquí presentes y a los hombres y mujeres de cada nación y continente unidos con nosotros a través de la radio y de la televisión. ¡Feliz Pascua!

Sunday, March 23, 2008

Cristo resucitado sana nuestras llagas,dice el Papa

Cristo resucitado cura las llagas de la humanidad, dice el Papa en PascuaAlienta soluciones para superar los conflictos en Darfur, Tierra Santa, Irak y el Tíbet
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 23 marzo 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI aseguró, en este Domingo de Pascua, que Cristo resucitado viene a curar las llagas «abiertas y dolientes» de la humanidad, y alentó soluciones de paz para Darfur, Tierra Santa, Irak, el Líbano y el Tíbet.
«Cuántas veces las relaciones entre personas, grupos y pueblos, están marcadas por el egoísmo, la injusticia, el odio, la violencia, en vez de estarlo por el amor», deploró en su mensaje de felicitación pascual.
Escuchaban las palabras del Papa decenas de miles de peregrinos en la plaza de San Pedro del Vaticano que afrontaron con la ayuda de paraguas una torrencial lluvia, que no se detuvo desde que comenzó de la misa del Domingo de Resurrección.
«Son las llagas de la humanidad, abiertas y dolientes en todos los rincones del planeta, aunque a veces ignoradas e intencionadamente escondidas», afirmó el Papa que pronunció su felicitación en 63 idiomas (en este año, añadió el guaraní, lengua hablada en Paraguay, así como en zonas de Argentina, Brasil y Bolivia).
«Llagas que desgarran el alma y el cuerpo de innumerables hermanos y hermanas nuestros» y que «esperan obtener alivio y ser curadas por las llagas gloriosas del Señor resucitado y por la solidaridad de cuantos, siguiendo sus huellas y en su nombre, realizan gestos de amor».
Estos cristianos, dijo, «se comprometen activamente en favor de la justicia y difunden en su alrededor signos luminosos de esperanza en los lugares ensangrentados por los conflictos y dondequiera que la dignidad de la persona humana continúe siendo denigrada y vulnerada».
Al pronunciar estas palabras el Papa pensaba en particular «en algunas regiones africanas, como Dafur y Somalia, en el martirizado Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, en Irak, en Líbano y, finalmente, en Tibet, regiones para las cuales aliento la búsqueda de soluciones que salvaguarden el bien y la paz».
«La muerte y resurrección del Verbo de Dios encarnado es un acontecimiento de amor insuperable, es la victoria del Amor que nos ha liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte --dijo--. Ha cambiado el curso de la historia, infundiendo un indeleble y renovado sentido y valor a la vida del hombre».
En total, 102 canales de televisión de todo el mundo transmitieron en directo la ceremonia en 67 países distintos de los cinco continentes, según informó la Oficina de Información del Vaticano.
En la tarde, el Papa tenía previsto trasladarse a la residencia pontificia de Castel Gandolfo para descansar algo tras las exigentes celebraciones de la Semana Santa.
Imágenes en http://www.h2onews.org

Friday, March 21, 2008

La Cruz nos hermana, dice el Papa

Palabras de Benedicto XVI al final del Vía Crucis en el Coliseo
«La Cruz nos hace hermanos y hermanas»

Queridos hermanos y hermanas:
También en este año hemos recorrido el camino de la cruz, el Vía Crucis, volviendo a evocar con fe las etapas de la pasión de Cristo. Nuestros ojos han vuelto a contemplar los sufrimientos y la angustia que nuestro Redentor tuvo que soportar en la hora del gran dolor, que supuso la cumbre de su misión terrena. Jesús muere en la cruz y yace en el sepulcro. El día del Viernes Santo, tan impregnado de tristeza humana y de religioso silencio, se cierra en el silencio de la meditación y de la oración. Al volver a casa, también nosotros, como quienes asistieron al sacrificio de Jesús, nos golpeamos el pecho, evocando lo que sucedió. ¿Es posible permanecer indiferentes ante la muerte del Señor, del Hijo de Dios? Por nosotros, por nuestra salvación se hizo hombre, para poder sufrir y morir.
Hermanos y hermanas: dirijamos hoy a Cristo nuestras miradas, con frecuencia distraídas por disipados y efímeros intereses terrenos. Detengámonos a contemplar su cruz. La cruz, manantial de vida y escuela de justicia y de paz, es patrimonio universal de perdón y de misericordia. Es prueba permanente de un amor oblativo e infinito que llevó a Dios a hacerse hombre, vulnerable como nosotros, hasta morir crucificado.
A través del camino doloroso de la cruz, los hombres de todas las épocas, reconciliados y redimidos por la sangre de Cristo, se han convertido en amigos de Dios, hijos del Padre celestial. «Amigo», así llama Jesús a Judas y le dirige el último y dramático llamamiento a la conversión. «Amigo», llama a cada uno de nosotros, porque es auténtico amigo de todos nosotros. Por desgracia, no siempre logramos percibir la profundidad de este amor sin fronteras que Dios nos tiene. Para Él no hay diferencia de raza y cultura. Jesucristo murió para liberar a la antigua humanidad de la ignorancia de Dios, del círculo de odio y violencia, de la esclavitud del pecado. La Cruz nos hace hermanos y hermanas.
Pero preguntémonos, en este momento, qué hemos hecho con este don, qué hemos hecho con la revelación del rostro de Dios en Cristo, con la revelación del amor de Dios que vence al odio. Muchos, también en nuestra época, no conocen a Dios y no pueden encontrarlo en el Cristo crucificado. Muchos están en búsqueda de un amor o de una libertad que excluya a Dios. Muchos creen que no tienen necesidad de Dios.
Queridos amigos: Tras haber vivido juntos la pasión de Jesús, dejemos que en esta noche nos interpele su sacrificio en la cruz. Permitámosle que ponga en crisis nuestras certezas humanas. Abrámosle el corazón. Jesús es la verdad que nos hace libres para amar. No tengamos miedo: al morir, el Señor destruyó el pecado y salvó a los pecadores, es decir, a todos nosotros. El apóstol Pedro escribe: «sobre el madero llevó nuestros pecados en su cuerpo a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia» (I Pedro 2, 24). Esta es la verdad del Viernes Santo: en la cruz, el Redentor nos ha hecho hijos adoptivos de Dios, que nos creó a su imagen y semejanza. Permanezcamos, por tanto, en adoración ante la cruz.
Cristo, danos la paz que buscamos, la alegría que anhelamos, el amor que llene nuestro corazón sediento de infinito. Esta es nuestra oración en esta noche, Jesús, Hijo de Dios, muerto por nosotros en la cruz y resucitado al tercer día. Amén.
ROMA, viernes, 21 marzo 2008
[Trascripción realizada por Zenit. Traducción del original italiano de Jesús Colina, ZS080321]

Tuesday, March 18, 2008

felicidad de los que practican la religión

Los religiosos "son más felices"

Éste no es el primer estudio que relaciona la religión con la felicidad.
Creer en Dios puede hacer que la vida sea más feliz, según un estudio presentado en una conferencia de la Royal Economic Society (Real Sociedad Económica), en la Universidad de Warwick, Reino Unido .
El documento -que contiene información proporcionada por miles de europeos- sugiere que las personas religiosas pueden reaccionar mejor ante eventos como perder el trabajo o divorciarse porque tienen un nivel más alto de satisfacción con las cosas de este mundo.
El profesor Andrew Clark, académico de la Escuela de Economía de París, Francia, que participó en la investigación, explicó que otros aspectos de la educación religiosa que no tienen que ver con la fe también pueden influir en la felicidad futura.
Éste no es el primer estudio que relaciona la religión con la felicidad, y muchos psicólogos piensan que hay factores benéficos en la fe o en la observancia de la fe.
En 2003 un grupo de investigadores de la Universidad de California, Estados Unidos, concluyó que los budistas son las personas más felices y más calmadas del mundo.
Sin embargo, otras investigaciones han indicado que no hay ningún vínculo entre la religión y la felicidad, señalando que algunas prácticas religiosas crean sentimientos de culpa que pueden provocar neurosis y otras enfermedades mentales.

"Protección"
El profesor Clark y la doctora Orsolya Lelkes, del Centro Europeo de Investigación y Política de Bienestar Social, usaron información de encuestas realizadas en hogares cristianos -tanto católicos como protestantes- para analizar no sólo sus actitudes ante la felicidad propia sino también ante temas como el desempleo.
Encontramos que las personas religiosas experimentan estímulos en el presente en vez de guardarlos para el futuro
Andrew Clark, coautor del estudioSus conclusiones indican que la religión puede ofrecer cierta "protección" contra los desengaños de la vida.
"Comenzamos la investigación para entender por qué hay países europeos con beneficios de desempleo más generosos que otros, pero nuestro análisis sugirió que las personas religiosas sufren menos daño psicológico que los no creyentes cuando pierden su trabajo", explicó Clark.
Las personas religiosas "tienen niveles de satisfacción más elevados", concluyó el académico.
Pese a que es más probable que las personas que acostumbran ir a la iglesia se opongan al divorcio, la separación marital les afecta menos que a otras personas cuando se produce, agregó el investigador.
"Encontramos que las personas religiosas experimentan estímulos en el presente en vez de guardarlos para el futuro", puntualizó Clark.

Una meta en la vida
Sin embargo, el académico admitió que la naturaleza de los estudios que se usaron significa que hay factores no detectados -tal vez en la forma de vida o en la formación de las personas religiosas, como una familia estable y relaciones- que provocan este tipo de satisfacción.
Si uno piensa que los argumentos religiosos son increíbles no creerá en ellos pese a la presunta recompensa que ofrezcan en términos de satisfacción personal
Terry Sanderson, presidente de la National Secular Society La contribución específica de la religión a la salud mental sigue siendo un tema de controversia, aunque hay otras evidencias de que mejora directamente la felicidad, según el profesor Leslie Francis, de la Universidad de Warwick.
El beneficio puede provenir del sentido de que hay "un propósito en la vida" entre los creyentes, dijo Francis.
"Estas conclusiones son consistentes con otros estudios que sugieren que la religión tiene un efecto positivo, aunque hay quienes opinan que la religión puede llevar a la inseguridad y al fracaso, y por tanto puede tener un efecto negativo", declaró.
"Todavía hay muchos que piensan que la religión daña a las personas", añadió.
"Sin sentido"
Terry Sanderson, presidente de la National Secular Society (Sociedad Secular Nacional) -que representa los intereses de los ateos y los agnósticos británicos- señaló que los estudios sobre la presunta relación entre la religión y la felicidad "no tienen sentido".
Según Sanderson, "los no creyentes no pueden simplemente adoptar una fe para ser felices. Si uno piensa que los argumentos religiosos son increíbles no creerá en ellos pese a la presunta recompensa que ofrezcan en términos de satisfacción personal".
La felicidad, indicó, "es un concepto evasivo, porque escuchar música clásica me parece sumamente agradable y ver fútbol me parece repulsivo".
Otras personas "sienten exactamente lo opuesto. Pero a fin de cuentas todo depende del individuo y, hasta cierto punto, de sus predisposiciones genéticas", dijo Sanderson.
Padre Roberto Mena, S.T

Tuesday, March 11, 2008

Los Pecados Modernos

CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - No contaminarás la Tierra. Te cuidarás de la manipulación genética.



Los tiempos modernos traen consigo nuevas faltas. Por eso, el Vaticano ha dicho a sus fieles que deben tener cuidado con los "nuevos pecados", entre los que incluye causar deterioro medioambiental.
La lista de orientación se dio a conocer el fin de semana, cuando el arzobispo Gianfranco Girotti, número dos del Vaticano en la a menudo turbia área de pecados y penitencia, habló de los males modernos.
Consultado sobre cuáles creía que era los "nuevos pecados" de la actualidad, Girotti dijo al periódico vaticano L'Osservatore Romano que la mayor zona de peligro para el alma moderna es el mundo de la bioética, en gran parte inexplorado.
"(Dentro de la bioética) hay áreas donde absolutamente debemos denunciar algunas violaciones de los derechos fundamentales de la naturaleza humana a través de experimentos y manipulación genéticas cuyo resultado es difícil de predecir y controlar", explicó el responsable vaticano.
La Iglesia católica se opone a la investigación con células madre que involucre la destrucción de embriones y se ha pronunciado en contra de la posibilidad de realizar clonaciones humanas.
En una entrevista titulada "Nuevas Formas de Pecado Social", Girotti también enumeró las faltas "ecológicas" como males modernos.
En meses recientes, el Papa Benedicto XVI ha hecho distintos llamamientos a la protección del medioambiente, diciendo que temas como el cambio climático se han vuelto de importancia extrema para toda la humanidad.
Bajo el pontificado de Benedicto XVI y su predecesor Juan Pablo II, el Vaticano se ha vuelto progresivamente "ecologista".
El Estado vaticano ha instalado células fotovoltaicas en edificios para producir electricidad y organizó una conferencia científica para discutir las ramificaciones del calentamiento global y el cambio climático.
Girotti, quien también es el número dos en la "Penitenciaría Apostólica" vaticana, que lidia con materias de conciencia, también mencionó el tráfico de drogas y las injusticias sociales y económicas como pecados modernos.
Pero se lamentó de que cada vez menos católicos vayan a confesarse e indicó que un estudio de la Universidad Católica de Milán mostró que hasta un 60 por ciento de los fieles católicos en Italia dejaron de confesarse.
El mismo estudio mostró que el 30 por ciento de los católicos italianos creen que no necesitan a un sacerdote como intermediario con Dios y el 20 por ciento se sienten incómodo de hablar acerca de sus pecados con otra persona.
/Por Philip Pullella/.*.

Sunday, March 09, 2008

Historia de un músico

El mendigo Musical
Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical.Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto.La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca.Se nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad.Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: "hay se va...", Que piensa en términos de "me vale...", y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos.La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.La verdad es que Dios nos concedió "libre albedrío". Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella algo mediocre. Esa es tu decisión personal.LO NEGATIVO: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él.LO POSITIVO: Comprender que, nos guste o no, solamente rosperaremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.Colosenses 3, 23Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;“Y todo lo que hacéis, sea de palabra, ó de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias á Dios Padre por él.”Colosenses 3,17
Recopilado por Padre Roberto Mena, S.T.

Friday, March 07, 2008

Exhumado el cuerpo del Padre Pio

Exhumado el cuerpo de San Pío de Pietrelcina
Será expuesto a la veneración de los fieles
ROMA, miércoles, 5 marzo 2008 (ZENIT.org).- El domingo pasado por la noche fue abierta la tumba que acoge los restos de San Pío de Pietrelcina para dar inicio a los trabajos de exhumación del cuerpo.
La liturgia, a la que asistió una multitud de fieles reunida espontáneamente apenas se filtró la noticia, empezó a las 22,00 horas y fue presidida por el arzobispo de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo, monseñor Domenico Umberto D'Ambrosio, delegado de la Santa Sede para el Santuario de las Obras del padre Pío.
La iniciativa de la exhumación y «reconocimiento canónico», autorizada por la Congregación para las Causas de los Santos, fue anunciada por el arzobispo el 6 de enero pasado. Los trabajos serán seguidos directamente por el mismo monseñor D'Ambrosio ayudado por una comisión de expertos, tanto religiosos como médicos.
Desde el próximo 24 de abril, en San Giovanni Rotondo, en la cripta de la antigua iglesia de Santa María de las Gracias, donde el padre Pío estuvo sepultado 40 años, los restos mortales del santo serán expuestos a la veneración de los fieles. No habrá ninguna traslación del cuerpo a la nueva iglesia como se había dicho.
La exhumación y la exposición fueron decididas para conmemorar el cuarenta aniversario de la muerte de San Pío (23 de septiembre de 1968) y el noventa aniversario de los estigmas permanentes, en San Giovanni Rotodo el 20 de septiembre de 1918.
En una entrevista a «Radio Vaticana», el arzobispo de Manfredonia dijo: «Hemos encontrado en discretas condiciones los restos mortales de San Pío, condiciones que quizá podían ser diversas».
«Probablemente ha repercutido negativamente sobre la conservación el hecho de que el revoque de la fosa donde se puso el ataúd, fue terminado el día anterior y por tanto no se había secado todavía y esto ha creado una fuerte humedad que hemos encontrado también en el ataúd», añadió.
«Si embargo -precisó--, a pesar de todo esto, podemos decir que la parte superior, digamos así del rostro, es en parte esquelética, así como un poco las extremidades superiores. Todo el resto sin embargo es bien visible, se ven muy bien las manos: los técnicos han dicho que en algunas partes del cuerpo ha empezado una especie de momificación».
Además, como afirmó monseñor D'Ambrosio en el anuncio oficial hecho a la una de la noche entre el 2 y el 3 de marzo, «los estigmas no se ven».
El prelado explicó que el reconocimiento canónico «es una práctica consolidada, milenaria en la historia de la Iglesia [...] para los cuerpos de los santos, o de aquellos que se encaminan a la beatificación, a la canonización».
La razón es la de «responder a una especie de responsabilidad histórica de garantizar, a través de técnicas apropiadas, una prolongada conservación del cuerpo de los santos, para permitir también a las generaciones futuras la posibilidad de venerar y custodiar estas reliquias».
Hizo saber que se realizarán los procedimientos necesarios para garantizar al cuerpo de San Pío de Pietrelcina las mejores condiciones de conservación.
El cuerpo, explicó, permanecerá en la misma cripta donde estuvo enterrado durante 40 años, «la ostensión la dejaremos quizá durante un año [...] en una urna que todos podrán observar».
Al tomar la palabra en la celebración, el ministro provincial de los Hermanos Menores Capuchinos, fray Aldo Broccato, explicó que la exhumación y el reconocimiento canónico expreasan «en primer lugar los sentimientos de profunda humanidad que nuestra provincia nutre desde siempre hacia este hijo suyo ilustre que tanto amó a la provincia y tanto ofreció y sufrió por ella».
«Este evento --añadió-- manifieste cada vez más el signo de nuestra fe en la comunión de los santos, en la resurrección de la carne y en la vida eterna».
«En efecto [...] mientras nos hace mirar de cerca sus restos mortales, valiosos y queridos a nuestro corazón de hombres, devotos y hermanos, debe impulsarnos a alzar la mirada hacia lo alto, hacia la luz de la vida de Dios que en Cristo se ha manifestado en su muerte y resurrección», concluyó.
El cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, en declaraciones a «Radio Vaticano» ha aclarado que el hecho de que un cuerpo no se mantenga incorrupto no altera el juicio de la Iglesia sobre la santidad.
«La santidad es algo sobrenatural, mientras que la corrupción es un hecho normal», aclaró.
Para apuntarse los fieles podrán llamar al 0882-417500. Más información en el sitio http://www.teleradiopadrepio.it/