El diálogo ecuménico no tiene los objetivos "políticos" de llegar a "compromisos aceptables" entre las diversas confesiones cristianas, sino "la unidad en la verdad", asegura Benedicto XVI.
Así lo afirmó este jueves en el discurso que dirigió a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, que celebra sus cincuenta años de vida, en el que recordó que la unidad no la "hacemos nosotros", la "hace" Dios.
"Aun en presencia de nuevas situaciones problemáticas o de puntos difíciles para el diálogo, la meta del camino ecuménico sigue inmutable, como también el firme empeño en perseguirla", aseguró el Santo Padre.
"No se trata, sin embargo, de un empeño según categorías, por así decirlo, políticas, en las que entran en juego la capacidad de negociar o la mayor capacidad de encontrar compromisos, por lo que se podría esperar, como buenos mediadores, que tras un cierto tiempo se llegue a acuerdos aceptables para todos".
"La acción ecuménica tiene un doble movimiento", aclaró.
Por una parte, explicó, está "la búsqueda convencida, apasionada y tenaz para encontrar toda la unidad en la verdad, para idear modelos de unidad, para iluminar oposiciones y puntos oscuros para alcanzar la unidad".
"Y esto en el necesario dialogo teológico, pero sobre todo en la oración y en la penitencia, en ese ecumenismo espiritual que constituye el corazón latente de todo el camino: la unidad de los cristianos es y sigue siendo oración, habita en la oración".
En segundo lugar, citó "otro movimiento operativo, que surge de la firme conciencia de que nosotros no sabemos la hora de la realización de la unidad entre todos los discípulos de Cristo y no la podemos conocer, porque la unidad no la 'hacemos nosotros', la 'hace' Dios: viene de lo alto, de la unidad del Padre con el Hijo en el diálogo de amor que es el Espíritu Santo; es un tomar parte en la unidad divina".
Según el Papa, "esto no debe hacer disminuir nuestro compromiso, al contrario, debe hacernos cada vez más atentos a captar los signos de los tiempos del Señor, sabiendo reconocer con gratitud lo que ya nos une y trabajando para que se consolide y crezca".
Al concluir, el obispo de Roma reconoció que "también en el camino ecuménico se trata de dejar a Dios lo que es únicamente suyo y de explorar, con seriedad, constancia y dedicación, lo que es tarea nuestra, teniendo en cuenta que a nuestro compromiso pertenecen los binomios de actuar y sufrir, de actividad y paciencia, de cansancio y alegría".
En su saludo al Papa durante la audiencia, el arzobispo e inminente cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, explicó que esta audiencia celebraba tres grandes fechas para el ecumenismo.
El centenario de la Conferencia Mundial sobre la Misión, celebrada en Edimburgo y considerada como el inicio del camino ecuménico en el siglo XX, los cincuenta años de la creación del Consejo Pontificio que preside, y el inicio del nuevo Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Para el nuevo purpurado suizo esta última decisión del Papa está íntimamente ligada a la promoción de la unidad de los cristianos, y manifestó su intención de "poner el compromiso ecuménico plenamente al servicio de una nueva divulgación de la fe en nuestras sociedades ampliamente secularizadas".
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