En días pasados fue anunciado el tema escogido por el Papa Benedicto XVI para la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2011: “Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital”. El Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales explicó que el tema “está centrado en la persona humana, que es el núcleo de todos los procesos comunicativos. También en una época dominada en gran parte, y, a veces condicionada, por las nuevas tecnologías, el valor del testimonio personal sigue siendo esencial”.
Bien, el tema escogido por el Santo Padre para la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nos lleva a reflexionar acerca de un nuevo desafío de la comunicación que las instituciones están llamadas a afrontar actualmente, es decir, la relación entre la comunicación organizacional o institucional y los nuevos medios.
En este sentido, y retomando un aparte de la nota del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales en relación con el tema escogido por el Papa, en donde se señala que “La tecnología, de por sí, no puede modificar o aumentar la credibilidad de un comunicador, ni puede cambiar los valores de referencia que guían la comunicación”, es importante reflexionar acerca del punto de equilibrio que se debe lograr cuando se tiene la responsabilidad de encargarse de la comunicación de una institución en una época como la nuestra en la que, además de las habituales tareas que dicha labor requiere, como la elaboración de comunicados de prensa, la organización de ruedas de prensa o la gestión de la imagen corporativa, la denominada era digital plantea nuevos canales de comunicación.
De esta manera, a dichas tareas, se han sumado la creación y administración del sitio web de la institución y la elaboración y distribución de newsletters, por citar tan sólo dos ejemplos de las innumerables posibilidades que los nuevos medios ofrecen. Sin embargo, no se puede perder de vista la fundamental importancia de llevar a cabo dicha labor con la misma responsabilidad ética de siempre y sobre todo prestando gran atención a que estos nuevos canales no hagan que la labor comunicativa se vuelva impersonal, pues debemos recordar siempre que las instituciones y sus públicos están conformadas por personas.
Por ello, quienes se encargan de la denominada comunicación organizacional o institucional, además de continuar siendo fieles a la verdad, deben aprovechar las potencialidades que ofrecen las nuevas tecnologías para acercar a las personas a la institución y dentro de ella misma. Es decir, que el objetivo de la relación entre comunicación organizacional y era digital sea la centralidad de la persona.
padre Roberto Mena ST
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