Hay que salir. La RAE define en su primera acepción “pasar de dentro afuera”. Y en su tercera “desembarazarse o librarse de un lugar estrecho, peligroso o molesto.”
El Papa Francisco indica que hay que pasar de una Iglesia autorreferencial o encerrada en sí misma a una Iglesia en salida aunque se corra el peligro de accidentarse:”La Comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así ‘olor de oveja’ y éstas escuchan su voz”. (EG. 24)
Nos ha señalado el P. García Paredes el destino, la meta a la que hay que llegar. No queda más remedio que adquirir un GPS, para marcar el destino y ese aparatito nos irá advirtiendo y dirigiendo por los vericuetos por los que hay discurrir. Pero ¡cuidado! el GPS no señala la altura de los túneles. Las metas son variadas y verdaderamente difíciles.
Exigen jugarse el tipo. Advierte nuestro amigo teólogo: “Hace falta atrevimiento, sentido de la urgencia y superar el asco y el miedo que las periferias pueden suscitar.”(Cf. EG.20). Y la pregunta a la Vida Consagrada vale para diócesis y movimientos apostólicos: “¿Cuántos destinos excluimos de nuestra misión…qué periferias excluimos de nuestra trayectoria…cuales son nuestros miedos…por qué estamos tan aferrados a determinados lugares, por qué los privilegiamos a pesar de su esterilidad evangelizadora?”
El complejo de Edipo
Quizá la ampliación que hicieron algunos discípulos de Freud explique bastante estas actitudes. Intento recordar sucintamente el tema. Freud observó la inquina de algunos niños a su padre, porque creían instintivamente que le robaban el amor y la seguridad que les daba su madre. A esta situación, inspirado en la Tragedia griega, la llamó “Complejo de Edipo”. Si se trataba de niñas y la inquina era contra su madre, Jüng la llama “Complejo de Electra.”
Algunos discípulos no aceptaron la teoría freudiana. Argumentaban que por algunas conductas más o menos patológicas dedujo que era ley general. Mi experiencia corrobora este rechazo. Nunca sentí competencia con mi padre que recibía todo mi cariño.
Y con acierto llamaron “Complejo de Edipo” a la intranquilidad que se siente cuando alguna circunstancia amenaza su seguridad. Y el niño, ante esa situación, corre a refugiarse en la madre, que tiene como las mamás canguro la bolsa marsupial para ofrecer refugio. A medida que se crece y aparecen posibles amenazas, por ejemplo en el Colegio, tiene el niño que aprender a defender su seguridad. Otro miedo que afecta al fin de carrera es la perspectiva de entrar en la generación de los ni ni. (Ni estudian ni trabajan). Superar estos miedos, ayudados por padres y educadores, es un requisito indispensable para el desarrollo de una personalidad equilibrada
El paradigma de Jonás.
García Paredes pregunta cuales son nuestros miedos y que periferias descartamos. Pienso que lo primero que hay que conseguir es ayudar a salir del cado, sin miedo a la intemperie.
Se está seguro en un destino y ahí se siente la protección que ofrece su cado. Un apostolado sin sorpresas, peceras que se han alejado de la posible tempestad en alta mar. Y ahora resulta que el Papa Francisco nos pide que despeguemos, que salgamos del cado y vayamos a las periferias. Es lo que Yahvé exigió a Jonás. Y que explica muy bien Èloi Leclerc. Lo envía a Nínive la gran ciudad pagana. Pero el profeta tiembla e intenta eludir la misión. Se embarca para Tarsis ubicada en la antípoda. Dios no consiente esta huída y llega la tempestad. Es arrojado al mar por considerarlo el causante. Engullido por un gran cetáceo y en ese fondo reconoce su pecado.”Desde el vientre del abismo pido auxilio, oye mi voz…Y pienso que me has alejado de tus ojos: ¡pero yo sigo mirando hacia tu santo templo! (Jon. 2. 3b-5).
“La figura de Jonás esta vinculada a la angustia…pero también al mundo de la historia y de las culturas. El Profeta es arrancado de los caminos trillados, desarraigado de su mundo religioso familiar y enviado a una población lejana. Lejana no sólo geográficamente, sino también culturalmente y en el plano de las creencias. Su misión pasa por un camino no trazado.”(Cf. “El Dios Mayor.” 1997. pg. 82 ; Cf. Pgs 79 a 84)
Al Papa Francisco no le asusta las previsiones del teólogo Ratzinger en 1969:” Con ocasión de la crisis actual surgirá mañana una Iglesia purificada. Se hará pequeña…perderá adeptos y con ellos muchos de sus privilegios…Se presentará de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad a la que sólo se puede tener acceso por medio de una decisión personal.”(“Fe y futuro” 2007. pgs 104-106)
Más pequeña era la Iglesia de Jerusalén. Pero ese minúsculo grupo cumplió el mandato de Jesús: “Id al mundo entero… y llegaron hasta el “Finis Terrae”. La razón por la cual no les cabía en el alma ningún complejo era la promesa cumplida del Nazareno:”Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo y seréis mis testigos”
A esta Iglesia que ahora tenemos, como al miedoso Jonás, el Papa manda a las periferias ninivitas. Sin complejos porque Jesús prometió ¡y sus palabras no pasarán!, que estaría a nuestro lado hasta el fin de los siglos.
¿Cuáles son esas periferias?
Nuestro teólogo en la ya citada Revista “Vida Religiiosa” (2/214), señala diez periferias que voy a resumir, porque el cantarillo ya casi rebosa.¨
- Donde la fe no es anunciada, ni mostrada por el servicio de una comunidad.
- Donde hay que ejercer la compasión: cárceles zonas de violencia. Donde se sobrevive.
- Donde va desapareciendo el lenguaje de fe: cultura atea o indiferente o agnóstica.
- Donde haya que dar testimonio del Dios manifestado en Jesucristo.
- Donde se encuentra con otras religiones o confesiones cristianas.
- En las fronteras del pensamiento y de la búsqueda de la verdad, o donde se abordan las grandes cuestiones éticas que acucian a la humanidad.
- Donde se dan las nuevas redes de comunicación, información, interacción.
- Donde topamos con la frontera de la enfermedad y de la muerte.
- Donde se gestan las grandes decisiones políticas, económicas que repercuten en los grupos humanos.
- Donde se encuentra la humanidad emergente de niños y jóvenes sin poder acceder a cultura humana y religiosa. De modo especial donde la mujer necesita ser liberada y tratada en plano de igualdad y dignidad.
Como Pedro, pero con más fe, pidamos a Jesús acompañarle caminando sobre las aguas. Con Él no asusta la tempestad y desparecen miedos y complejos.
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