Un poco de bondad llega muy lejos. Se esparce como ondas en una piscina. Pon tu dedo del pie en el agua, y creas una onda que avanza al otro lado de la piscina, rebota en la pared y regresa a ti. Cuando llega a ti, las ondas pequeñas parecen diferentes a las originales que habías mandado, pero siguen siendo ondas.
Así también pasa con la bondad que esparcimos cuando nos sometemos unos a los otros. Esto es el significado detrás del mensaje de Efesios. 5,21-33, que es una de las lecturas de la escritura que se recomienda para las bodas. Muchas parejas no escogen esta escritura para su matrimonio, porque la entienden mal. La leen aparte de los Evangelios y asumen que dice a la esposa que sea inferior al marido y que las esposas siempre deben abandonar sus propios deseos y objetivos cuando se crean conflicto entre la pareja.
Esto no es verdad, como es aclarado por lo que San Pablo dice acerca del papel del marido en el matrimonio. Para que un hombre ame a su esposa de la manera que Cristo ama a la Iglesia, él tiene que ser un amante y también un sirviente. Esto es a lo que la esposa debe de someterse: ¡Ser servida por su marido de la manera que Cristo nos sirve a nosotros!
El marido, como cabeza de la familia, es el sumo sacerdote de la casa, haciendo sacrificios como Jesús los hizo. Él debe ser un buen pastor que lleva a la familia a campos exuberantes de alimento espiritual, como Jesús el Buen Pastor. Él debe ser un proveedor amoroso que cumple con las necesidades de su familia, y él debe ser un profeta santo que les entrega la sabiduría de Dios - como Jesús.
ESTO es a lo que la esposa se debe someter, y a nada más. ¡Si el marido trata a su esposa de esta manera, cualquiera puede ver que querrá someterse a su cuidado religioso! Yo sé que en mi papel como esposa yo puedo alcanzar mi potencial más alto cuando mi querido marido, Ralph, es Cristo para mí. También en mi papel como directora de este ministerio de reflexiones del evangelio: Si no fuera por su los sacrificios de Ralph, mi esposo, ofrecidos en forma de amor, yo no hubiera sido libre para construir El Ministerio de Las Buenas Nuevas como lo he hecho.
El casamiento no es una relación de un superior aplastando el alma al inferior; es igualdad en el amor verdadero. Somos Cristo el uno por el otro.
Cuando un marido no es Cristo para su esposa, ella no está bajo ninguna obligación de someterse a su maldad ni a su mundanería. Ella todavía es llamada a amarlo y a hacerle el bien a él, pero si es abusivo o infiel, ella quizás tenga que amarlo de lejos.
El mismo principio de Efesios 5 se traspasa a otras relaciones que implican jefatura: parroquianos y sus sacerdotes, los empleados y sus jefes, los ciudadanos y sus líderes de gobierno, y niños dependientes y sus padres. Cada persona que tiene autoridad sobre nosotros es llamada a ser Cristo para nosotros, y nosotros somos llamados a someternos a esto. La sumisión santificada significa respeto y cooperación mutua.
Padre Roberto Mena ST
No comments:
Post a Comment