Wednesday, May 22, 2013

Perdonar un requisito para poder evangelizar dijo el Papa Francisco



Esta mañana, durante la acostumbrada audiencia semanal en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco continuó con las catequesis por el Año de la fe, centrada esta vez en la profesión "Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica".
En relación a la enseñanza de la semana anterior, explicó que entre el Espíritu Santo y la Iglesia hay una "conexión profunda", dado que es la persona trinitaria quien "da vida a la Iglesia, guía sus pasos".
Esto se explica --continuó, porque "sin la presencia y la acción incesante del Espíritu Santo, la Iglesia no podría vivir y no podría cumplir con la tarea que Jesús resucitado le ha confiado, de ir y hacer discípulos a todas las naciones (cf. Mt. 28,18)".
Una Iglesia que anuncia
El santo padre recordó que evangelizar es "la misión de la Iglesia, no solo de unos pocos, sino la mía, la tuya, nuestra misión (porque) todo el mundo debe ser evangelizador, ¡sobre todo con la vida!".
Trajo a la reflexión lo dicho por el venerable Pablo VI, quien en el numeral 75 de la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, aseguraba que "el Espíritu Santo, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él, y pone en los labios las palabras que por sí solo no podría hallar".
Ante esta afirmación, Francisco se preguntó: ¿Quién es el verdadero motor de la evangelización en nuestra vida y en la Iglesia? Por lo que recomendó que para evangelizar, "es necesario abrirse de nuevo al horizonte del Espíritu de Dios, sin temer a lo que nos pida y adónde nos lleve... Él nos permitirá vivir y dar testimonio de nuestra fe, e iluminará los corazones de aquellos que nos encontremos".
Espíritu de unidad
Uno de los efectos del Espíritu Santo --siguió enseñando, "que guía e inspira la proclamación del evangelio" es la unidad y la comunión. Fue claro en explicar cómo en Pentecostés, a diferencia de la historia de la Torre de Babel, el Espíritu suscitó en los apóstoles el efecto de "salir para anunciar su palabra (con) un nuevo idioma, el del amor que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones (cf. Rm. 5,5)".
Al ser un un lenguaje que todos pueden entender y acoger en la vida y en todas las culturas, este lenguaje del Espíritu, el evangelio, "es el lenguaje de la comunión, que invita a superar la cerrazón y la indiferencia, divisiones y conflictos".
Invitó a los creyentes a llevar el mensaje de reconciliación y de amor que es el evangelio, en los lugares donde cada uno vive, evitando generar divisiones, malos entendidos, rivalidad, envidia, egoísmo... "Llevar el evangelio --advirtió, es proclamar y vivir primero nosotros la reconciliación, el perdón, la paz, la unidad y el amor que el Espíritu Santo nos da".
Anunciar con coraje
Recordó cómo el día de Pentecostés, Pedro, lleno del Espíritu Santo, se puso de pie y "en voz alta" (cf. Hch. 2,14), y "con franqueza" (v. 29) anunció la buena noticia de Jesús.
"Este es otro efecto del Espíritu Santo: el coraje, para anunciar la noticia del Evangelio de Jesús a todos, con confianza en sí mismo (parresía), en voz alta, en todo tiempo y en todo lugar", dijo.
Animó a los evangelizadores --que deben ser todos en la Iglesia--, a permitir que se liberen nuevas energías para la misión por la acción del Espíritu Santo, "nuevas formas para proclamar el mensaje de la salvación, un nuevo valor. Porque evangelizar, anunciar a Jesús, nos da alegría, nos lleva hacia arriba".
Advirtió también que lo contrario, que es el egoísmo, "nos da amargura, tristeza, nos lleva hacia abajo..."
Orar para evangelizar
Según el Catequista universal, es importante que ante la realidad de una nueva evangelización que vive la Iglesia, esta tarea siempre deba comenzar con la oración. Porque para Francisco, "solo la relación fiel e intensa con Dios permite salir de la propia cerrazón y anunciar el evangelio con parresía".
Muy por el contrario --añadió, "sin la oración, nuestras acciones se vuelven vacías y nuestro anunciar no tiene alma, y ​no ​está animado por el Espíritu".
Finalizó con una invitación: a "renovar cada día la confianza en el Espíritu Santo, confiando en que Él obra en nosotros, que Él está dentro de nosotros, nos da el fervor apostólico, nos da la paz, nos da la alegría y valentía".
Saludos en español
Ante la presencia de fieles y peregrinos de países hispanohablantes, el papa les dirigió el siguiente saludo:
"Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España, Argentina, Chile, Ecuador, Guatemala, México, Perú y otros países latinoamericanos. Que todos nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, para ser verdaderos discípulos y misioneros de Cristo en la Iglesia".

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