Wednesday, August 31, 2016

el Papa Francisco nos anima a ir al encuentro de quien está solo y necesitado

Vox Populi \ El Papa en tu Radio

Jesús indica el camino a seguir para ir al encuentro de quien está solo y necesitado. Catequesis del Papa

El Papa saluda a los fieles en la Plaza de san Pedro antes de la Audiencia General - AFP

(RV).- En la Audiencia General del último miércoles de agosto, el Papa Francisco impartió su catequesis reflexionando a partir del pasaje bíblico de Mateo que narra el episodio de la mujer que sufría pérdidas de sangre, una enfermedad que según la cultura del tiempo la hacía impura, y por la que debía evitar todo contacto humano. 
 
"Como hemos escuchado en el Evangelio, una mujer que sufría flujos de sangre se abrió paso entre la multitud para tocar el borde del manto de Jesús - dijo en la catequesis pronunciada en español. Estaba convencida de que Jesús era el único que podía liberarla de su enfermedad y de la marginación que sufría desde hacía bastante tiempo. Cuando la mujer tocó el manto, Jesús se volvió hacia ella y la miró con ternura y misericordia". Fue "un encuentro personal y de acogida, en el que Jesús alabó su fe sólida, capaz de superar cualquier obstáculo y adversidad". 
Tras destacar la valentía y la fe de esta mujer, que alcanzó a Jesús desafiando las prescripciones que establecía la ley de Moisés, inclusive "con un poco de astucia", Francisco quiso indicar una reflexión, acerca de cómo la mujer es, a menudo, "percibida y representada", indicando pues, que con esta narración, todos somos puestos en guardia, "también las comunidades cristianas", de visiones de la femineidad afectadas por prejuicios y sospechas, que resultan perjudiciales para la dignidad inviolable de la mujer. El Papa reiteró que en dicho sentido, son precisamente los Evangelios los que "restablecen la verdad y reconducen a un punto de vista liberatorio".
Prosiguiendo en español, indicó que "Jesús no sólo cura a la mujer de su dolencia, sino que la libra de sus temores y complejos, le restituye su dignidad y la reintegra en la esfera del amor misericordioso de Dios". Y al asegurar que el Señor Jesús "es la fuente de todo bien y de él nos viene la salvación y que nosotros debemos acogerlo con fe viva y auténtica, como demostró tener esa mujer", recordó que éste es el modo en el que el Señor indica a la Iglesia el camino que debe cumplir para ir al encuentro de cada persona.
De ahí sus palabras al finalizar su catequesis: "Que el ejemplo de Jesús nos ayude a salir al encuentro de quien está solo y necesitado, para llevar su misericordia y ternura, que sana las heridas y restablece la dignidad de hijos de Dios".

Wednesday, August 17, 2016

La misericordia instrumento de comunion en la familia dijo el Papa Francisco


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Francisco llama a la misericordia como instrumento de comunión en la familia y el trabajo



17 agosto 2016
Francisco llama a la misericordia como instrumento de comunión en la familia y el trabajo
Francisco se bajó del papamóvil para saludar a algunas personas que asistieron a la audiencia general.
En su Audiencia General del 17 de agosto, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco exhortó a los fieles a ser “signo visible de la misericordia de Dios”, para que descienda “la comunión y la paz entre los hombres y la comunión de los hombres con Dios”.

El Santo Padre dedicó su catequesis a “la misericordia como instrumento de comunión”, tomando como base el milagro de la multiplicación de los panes y peces relatado en el Evangelio de San Mateo, y dijo que el “camino a seguir” señalado por Jesús a sus discípulos, es “saciar al pueblo y tenerlo unido; es decir, estar al servicio de la vida y de la comunión”.

“Pues invoquemos al Señor, para que haga siempre a su Iglesia capaz de este santo servicio, y para que cada uno de nosotros pueda ser instrumento de comunión en su propia familia, en el trabajo, en la parroquia y en los grupos de pertenencia”.

El Papa indicó que “el inicio de la narración que hace Mateo” presenta a Jesús que “apenas recibido la noticia de la muerte de Juan Bautista, y con una barca atraviesa el lago en búsqueda de ‘un lugar desierto para esta a solas’”.

“La gente lo intuye y lo precede a pie – Él va por el lago, y la gente a pie – así que ‘cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos’”.

“Así era Jesús: siempre con la compasión, siempre pensando en los demás”, indicó el Papa.

“Impresiona la determinación de la gente, que teme ser dejada sola, como abandonada”, destacó el Santo Padre, y señaló que “viendo esto Jesús se conmueve. Jesús no es frío, no tiene un corazón frío. Jesús es capaz de conmoverse”.

“Su compasión no es un vago sentimiento; en cambio muestra toda la fuerza de su voluntad por estar cerca de nosotros y salvarnos. Nos ama tanto. Tanto nos ama, Jesús. Y quiere estar cerca de nosotros”.

Al acercarse la tarde, recordó el Papa, “Jesús se preocupa por dar de comer a todas aquellas personas, cansadas y hambrientas” y “quiere involucrar en esto a sus discípulos”.
“De hecho, les dice a ellos: ‘denles de comer ustedes mismos’. Y demostró a ellos que los pocos panes y peces que tenían, con la fuerza de la fe y de la oración, podían ser compartidos por toda aquella gente. Es un milagro que hace Él, pero es el milagro de la fe, de la oración con la compasión y el amor”.

El Santo Padre destacó que “el Señor va al encuentro de las necesidades de los hombres, pero quiere hacer de cada uno de nosotros concretamente participes de su compasión”.
Francisco también hizo hincapié en que los signos de Jesús en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces son los mismos que “ha realizado en la Última Cena: el mismo; y son también los mismos que todo sacerdote realiza cuando celebra la Santa Eucaristía. La comunidad cristiana nace y renace continuamente de esta comunión eucarística”.

“Vivir la comunión con Cristo es por lo tanto otra cosa que permanecer pasivos y ajenos a la vida cotidiana, al contrario, siempre nos introduce más en la relación con los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, para ofrecerles un signo concreto de la misericordia y de la atención de Cristo”, dijo.
El Santo Padre subrayó que “así Jesús ve a la gente, siente compasión, multiplica los panes y lo mismo hace con la Eucaristía”.

“Y nosotros creyentes que recibimos este pan somos impulsados por Jesús a llevar este servicio a los demás, con la misma compasión de Jesús. Este es el camino”, indicó.

Wednesday, August 10, 2016

Dios nos quiere de pie y nos crea para estar de pie dice el Papa Francisco en Audiencia

«Dios nos quiere de pie, nos creó para estar de pie», y, cuando caemos, nos repite: «“¡Levántate!”». Papa Francisco volvió a hablar sobre el Jubileo durante la audiencia general de los miércoles, en el Aula Pablo VI, y subrayó que la Misericordia es «un camino que parte desde el corazón para llegar a las manos», es decir: parte desde la curación del encuentro con Jesús, cuya compasión levanta a las personas que han caído, y se traduce en obras de misericordia hacia los demás.
«El pasaje del Evangelio de Lucas que hemos escuchado nos presenta un milagro de Jesús verdaderamente grandioso: la resurrección de un chico», recordó el Papa. «Sin embargo, el alma de esta narración no es el milagro, sino la ternura de Jesús por la mamá de este chico. La misericordia aquí toma el nombre de gran compasión por una mujer que había perdido a su marido y que ahora acompaña al cementerio a su único hijo. Es este gran dolor de una madre que conmueve a Jesús y lo provoca al milagro de la resurrección».
«Durante este Jubileo, sería una buena cosa que, al pasar por la Puerta Santa, la Puerta de la Misericordia, los peregrinos recordaran este episodio del Evangelio, que sucedió a las puertas de Naín»; cuando Jesús vio a una madre llorando por la muerte de su hijo detuvo el la procesión fúnebre y, «movido por una profunda misericordia por esta madre», que «entró en su corazón», «decidió afrontar a la muerte, por decirlo así, de tú a tú (y la afrontará definitivamente, de tú a tú, en la Cruz)».
Francisco prosiguió explicando que a la Puerta Santa «cada uno llega llevando la propia vida, con sus alegrías y sufrimientos, sus proyectos y sus fracasos, sus dudas y sus temores, para presentarla a la misericordia del Señor. Estemos seguros de que, en la Puerta Santa, el Señor se acerca para encontrar a cada uno de nosotros, para traer y ofrecer su potente palabra de consuelo: “¡No llores!”. Esta es la Puerta del encuentro entre el dolor de la humanidad y la compasión de Dios. Pensemos siempre en esto: un encuentro entre el dolor de la humanidad y la compasión de Dios».
Al pasar por el umbral, recordó Francisco, «nosotros cumplimos nuestro peregrinaje dentro de la misericordia de Dios que, como con el chico muerto, repite a todos: “Yo te digo: ¡levántate!”. ¡Levántate! Dios nos quiere de pie. A cada uno de nosotros nos dice: ¡levántate! Dios nos quiere de pie, nos creó para estar de pie, por ello la compasión de Jesús lleva a la curación, y la palabra clave es “levántate”, “de pie”.
“Pero, padre, nosotros caemos tantas veces”. ¡Ánimo, levántate! Al pasar por la Puerta Santa tratemos de escuchar esta palabra: “¡Levántate!”. La palabra potente de Jesús puede hacer que nos levantemos y también puede obrar en nosotros el pasaje de la muerte a la vida. Su palabra nos hace revivir, da esperanza, consuela a los corazones cansados, abre a una visión del mundo y de la vida que va más allá del sufrimiento y de la muerte. ¡En la Puerta Santa está escrito para cada uno el inexorable tesoro de la Misericordia de Dios!».
Frente al chico que volvió a la vida y que fue devuelto a su madre, «todos sintieron temor y glorificaban a Dios diciendo: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros”, y “Dios ha visitado a su pueblo”», recordó el Papa argentino. Todo lo que Jesús ha hecho «no es solo una acción de salvación destinada a la viuda y a su hijo, o un gesto de bondad limitado a aquella aldea. En el socorro misericordioso de Jesús, Dios sale al encuentro de su pueblo, en Él aparece y seguirá apareciendo ante la humanidad toda la gracia de Dios».
En este sentido, «al celebrar este Jubileo, que —subrayó el Papa— quise que se viviera en todas las Iglesias particulares, es decir en todas las iglesias del mundo y no solo en Roma, es como si toda la Iglesia esparcida por el mundo se uniera en el único canto de alabanza al Señor».
La misericordia, pues, «tanto en Jesús como en nosotros, es un camino que parte del corazón para llegar a las manos… ¿Qué significa? Jesús te ve, te cura y dice: “¡Levántate!”… Con el corazón curado por Jesús hago obras con las manos. Jesús te ve, te cura con su misericordia, te dice: “¡Levántate!” y tu corazón es nuevo. Y con el corazón nuevo, curado por Jesús, hago las obras de misericordia con las manos y trato de curar a tantos que tienen necesidades. La misericordia es un camino que parte del corazón y llega a las manos, es decir a las obras de misericordia».
Durante los saludos en italiano, al final de la audiencia, el Papa volvió a reflexionar sobre la misericordia: «El otro día me decía un obispo que en su catedral puso puertas de misericordia de entrada y de salida. Yo le pregunté: “¿Por qué?”. Y me explicó que las primeras son para entrar y pasar por esa puerta y pedir el perdón y la misericordia de Jesús, y las segundas para llevar la misericordia a los demás. Es inteligente este obispo, ¿eh? También nosotros hagamos lo mismo. El camino de la misericordia que va del corazón a las manos, ¡es la Iglesia en salida!».